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Paradoja rusa

El crecimiento de los precios de petróleo origina un decrecimiento de la economía rusa

Fuentes: Argenpress

El comportamiento del mercado mundial de petróleo durante las últimas semanas ha provocado en Rusia debates aún más acalorados sobre la dependencia de la economía del país con respecto a la exportación de agentes energéticos.Las cotizaciones récord del petróleo, el precio disparado de la ‘cesta de la OPEC’ y la incapacidad (o la falta del […]

El comportamiento del mercado mundial de petróleo durante las últimas semanas ha provocado en Rusia debates aún más acalorados sobre la dependencia de la economía del país con respecto a la exportación de agentes energéticos.

Las cotizaciones récord del petróleo, el precio disparado de la ‘cesta de la OPEC’ y la incapacidad (o la falta del deseo) del cartel de incrementar sustancialmente la extracción provocaron una serie de pronósticos alarmistas, que repercutieron también en los ánimos reinantes en Rusia.

Los analistas del banco Goldman Sachs predijeron un aumento vertiginoso del precio del barril hacia 2007. ‘Los mercados petroleros han entrado en la fase de super-crecimiento, que puede redundar en un aumento de precios hasta 105 dólares por barril’, dice el informe preparado por expertos de ese banco.

La economía mundial se encuentra en el umbral de una prolongada crisis de petróleo, afirman expertos del Fondo Monetario Internacional. En el informe ‘Revista de la economía mundial’, publicado a comienzos de abril del año en curso, el FMI pronostica: en 2010, un barril va a costar 34 dólares (según el tipo de cambio actual) y hacia 2030, de 39 a 56 dólares por barril. Según uno de los guiones, el precio puede llegar hasta 80 dólares por barril. Al comentar los cálculos realizados por ellos mismos, los expertos del FMI han reconocido que también es verosímil el escandaloso pronóstico del crecimiento hasta 105 dólares, hecho por analistas del banco Goldman Sachs.

Rusia, con sus inmensas exportaciones de petróleo, puede obtener una suma fabulosa gracias a tal coyuntura. Pero en opinión unánime de analistas rusos, ese dinero fácil no le va a hacer mucho bien.

El primer economista de ‘Troika Dialog’, Evgueny Gavrilenkov, señala que lo de ajustar la parte de gastos del presupuesto a los altos precios del petróleo amenaza con desestabilizar el presupuesto en el momento en que los precios empiecen a bajar. ‘El dinero que ‘cae del cielo’ provoca la mala costumbre de no vivir con arreglo a los medios disponibles, expresa una opinión parecida el rector de la Academia de Economía Nacional, Vladimir Mau. – A finales de los años 1970 y comienzos de los 1980, los dirigentes de la URSS estaban convencidos de que el petróleo seguiría siendo caro por siempre, pero cuando los precios cayeron, también se fue a pique la economía soviética’.

No son menos numerosos los expertos del Gobierno que muestran preocupación por el problema de afluencia de petrodólares. Ultimamente entre ellos prevalece la opinión de que se reduce a la nada el impacto de los altos precios del petróleo en el crecimiento económico del país. El aumento del precio del petróleo por 1 dólar daba el incremento del PIB del 0,1 por ciento en 2004, contra el 0,35 en 1999, informó el ministro de Hacienda, Alexey Kudrin, al intervenir en el Ministerio de Desarrollo Económico y Comercio de la Federación de Rusia el 29 de marzo de este año. Al propio tiempo, Kudrin ha señalado que lo de disminuir la dependencia con respecto a los altos precios del petróleo, por una parte es un indicador bueno, pero por la otra pone en guardia, porque obliga a buscar otras fuentes del crecimiento económico.

El titular de Desarrollo Económico y Comercio, Guerman Gref, expresó una opinión aún más categórica, manifestando en la última reunión del Gobierno de la Federación de Rusia (7 de abril) que el precio desorbitado del combustible no es un fenómeno tan positivo como podrían pensar algunos. La caída de los precios del petróleo en 10 dólares provocaría el descenso del PIB del 1,5 por ciento, mientras que la subida en 10 dólares no aportaría nada a la economía, porque sólo haría aumentar los riesgos inflacionistas y el reflujo de capitales, dijo Gref. O sea que la entrada de demasiados petrodólares puede provocarle indigestión a la economía.

En la reunión del Gabinete de Ministros el debate en torno a las perspectivas de desarrollo de la economía se redujo, en esencia, al análisis de los precios de petróleo. Ello induce a pensar que no se ha alcanzado mucho éxito en la lucha contra la dependencia con respecto al petróleo.

Es de señalar que esa preocupación de los rusos ya no la comparten muchos de los economistas extranjeros. En la revista de turno de la economía rusa, presentada a comienzos de abril por el Banco Mundial, el primer economista de la misión de éste en Rusia, John Litvak, exhorta a no interpretar como una gran desgracia la orientación de la economía rusa a las materias primas, como ello suelen hacer a menudo expertos rusos. Gracias a que en el país abundan petróleo y gas, las compañías rusas obtienen numerosas ventajas ante sus rivales: utilizan agentes energéticos más baratos y pagan más bajos impuestos que sus rivales de los países con la economía ‘no orientada a las materias primas’.

El primer economista de la compañía de inversiones Brunswick UBS Warburg, E. Breach, en su artículo ‘Hacia nuevos horizontes. El camino de Rusia hacia la prosperidad en el mundo postindustrial’ (febrero de 2003) le proponía a Rusia prosperar suministrando materias primas a China en auge industrial (análogamente a Australia, que le sirve de una fuente de materias primas al Japón). El estudio provocó acalorados debates y un rechazo. Pero en dos años que han transcurrido no ha cambiado nada: el Gobierno está buscando, pero no puede encontrar fuentes de crecimiento alternativas a las materias primas. Como resultado, se registra de hecho una recesión: según datos del Ministerio de Desarrollo Económico y Comercio, el promedio del incremento mensual del PIB (eliminando oscilaciones por temporada) era del 0 por ciento en enero y del 0,1 por ciento en febrero de 2005.

En cuanto a la estructura de la economía rusa, a duras penas se puede calificarla como la de mercado. En más de diez años de hecho no se ha creado nada nuevo. El Estado en esencia se ha apartado de su función fundamental, la de crear un esqueleto institucional de la economía, pues sólo ello permite que estructuras económicas vayan perfeccionándose en ‘régimen automático’ y que el trasvase de capitales entre las ramas se efectúe partiendo de los intereses del mercado, pero no por voluntad del Estado. Precisamente en ello radicará la causa fundamental de la ‘excesiva saturación’ con petrodólares de la economía y de su estagnación, a pesar de existir una excelente coyuntura en el comercio exterior.