El dólar atraviesa su peor ola vendedora en meses, tendencia que podría repercutir en los mercados de acciones y bonos. La moneda estadounidense cayó un 0,7% el viernes, a US$1,2616 por euro, su nivel más bajo en 11 meses respecto a la divisa europea. El dólar también alcanzó su punto más bajo en dos décadas […]
El dólar atraviesa su peor ola vendedora en meses, tendencia que podría repercutir en los mercados de acciones y bonos.
La moneda estadounidense cayó un 0,7% el viernes, a US$1,2616 por euro, su nivel más bajo en 11 meses respecto a la divisa europea. El dólar también alcanzó su punto más bajo en dos décadas frente al dólar canadiense. Un índice que sigue el comportamiento del dólar frente a varias monedas ha caído durante seis jornadas consecutivas y acaba de sufrir su mayor descenso semanal en 16 semanas.
Los analistas dicen que los principales beneficiarios del nuevo declive del dólar seguramente serán el yen y otras monedas asiáticas, algunas de las cuales comenzaron a repuntar a fines del año pasado. El won de Corea, por ejemplo, ha avanzado un 11% contra el dólar en los últimos seis meses, recuperando los niveles previos a la crisis asiática de 1997. El yen se elevó a 113,86 unidades por dólar la semana pasada, su cotización más alta en seis meses.
El dólar, que ya atravesaba una mala racha, recibió dos golpes adicionales la semana pasada.
El grupo de las siete mayores economías industrializadas (G-7) dijo que los países emergentes deberían permitir la apreciación de sus monedas para ayudar a reducir los grandes superávit comerciales que tienen con respecto a EE.UU. y otros países desarrollados. Los analistas creen que la declaración del G-7 agudiza la presión sobre los gobiernos asiáticos para que permitan la apreciación de sus monedas.
Luego, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, indicó el jueves en su testimonio frente al Congreso que la Fed podría estar a punto de interrumpir el largo período de alzas en las tasas de interés. Para los operadores que ya estaban inclinados a vender, «esto fue como agitar un capote rojo frente a un toro», dice Adnan Akant, director ejecutivo de Fischer Francis Trees & Watts, una gestora de fondos de Nueva York.
El debilitamiento del dólar podría significar malas noticias para el mercado estadounidense de bonos si genera inflación y mayores tasas de interés. Aunque una moneda más débil puede beneficiar a algunas empresas en bolsa, al abaratar el costo de sus exportaciones, muchas compañías también podrían enfrentar un alza de los costos de los bienes provenientes del exterior. «Habrá claros ganadores y perdedores en el mercado accionario», dice Russ Koesterich, gestor de fondos de Barclays Global Investors, en San Francisco. Koesterich dice que los grandes exportadores tienen las de ganar, mientras que los minoristas que importan gran parte de su mercadería de Asia tienen las de perder.
El dólar comenzó a debilitarse en las últimas semanas en medio de signos de que la Fed estaba acercándose al fin de un prolongado período de ajuste monetario. El alza de las tasas de EE.UU., frente a Europa y Japón, aumentaron el atractivo de los valores estadounidenses y apuntalaron al dólar en 2005. La expectativa de que se reducirá esta brecha en las tasas de interés ha golpeado al dólar y ha centrado la atención del mercado en el creciente déficit comercial de EE.UU.
No hay nada que garantice un declive prolongado del dólar, especialmente si la Fed eleva las tasas más allá de lo previsto. Pero en una señal de que prima el sentimiento negativo con respecto al dólar, ni siquiera las buenas cifras de la economía estadounidense la semana pasada -como el aumento en abril de la confianza del consumidor- impidieron la caída de la moneda.
A algunos economistas les preocupa que el debilitamiento del dólar, que a menudo genera inflación al elevar los precios de los bienes importados, impulse el rendimiento de los bonos del Tesoro. «Es claramente negativo para el mercado de bonos», dice Mark Zandi, economista jefe de Economy.com, de Moody’s. «Es sólo cuestión de grado. Los precios de las importaciones van a comenzar a elevarse nuevamente, y esto podría generar una mayor inflación».
Zandi agrega que un dólar más débil podría disminuir el atractivo e los valores estadounidenses para los inversionistas extranjeros porque, sus utilidades se ven reducidas cuando se convierten a moneda extranjera. Cerca de casi la mitad de los bonos de Tesoro de EE.UU. están en manos de extranjeros, quienes podrían exigir retornos más altos para compensar la baja del dólar.