Tras el famoso 11 de septiembre, el autodenominado «mundo libre», es decir, Estados Unidos y Europa han bombardeado un país asesinando a miles de civiles inocentes a la búsqueda de un supuesto terrorista que no aparece, han asistido impasibles ante el genocidio del pueblo palestino y, por último, han organizado y apoyado un golpe de […]
Tras el famoso 11 de septiembre, el autodenominado «mundo libre», es decir, Estados Unidos y Europa han bombardeado un país asesinando a miles de civiles inocentes a la búsqueda de un supuesto terrorista que no aparece, han asistido impasibles ante el genocidio del pueblo palestino y, por último, han organizado y apoyado un golpe de Estado en América Latina.
El espectáculo golpista ofrecido al mundo por Estados Unidos, España y los medios de comunicación españoles ha superado todo lo imaginable. Llamaron represión policial a los francotiradores puestos por los golpistas («Los tiroteos de grupos chavistas causaron hasta 24 muertos». Efe, El País 14-4-02) («16 mártires de la democracia, muertos a balazos el pasado jueves por manifestarse en la calle contra el ex presidente Hugo Chávez». Ludmila Vinofradoff. El País 14-4-02). El mismo día 13 de abril aparecen panegíricos del presidente golpista Pedro Carmona: «Nacido para el diálogo» (El Mundo), «Un hombre tranquilo» (El País). Mientras, para el presidente constitucional votado por los venezolanos se reservan en los editoriales calificativos de «caudillo» (editorial de El País) o «estrafalario» (editorial de El Mundo). Ese mismo día, El País afirma que el golpista Pedro Carmona es presidente de la Federación de Cámaras de Venezuela (Fedecámaras), «que agrupa a casi el 80 % de los 10 millones de trabajadores venezolanos». Pero Fedecámaras es una agrupación de empresas no de trabajadores. El País, incluye a los trabajadores de las empresas como miembros de la organización empresarial, como si la CEOE en España agrupase al 80 % de los trabajadores por el hecho de que en ella estén el 80 % de las empresas.
En televisión la estrategia ese día fue diferente. Una vez colocado el empresario y aparentemente consumado el golpe el objetivo era correr un tupido velo y no mover mucho el asunto. Apenas unos segundos en los informativos de la noche de Tele 5, Antena 3 y TVE y ¡sin corresponsal!.
Todos los medios aceptaban sin margen de duda la versión golpista de la renuncia de Hugo Chávez sin prueba alguna ignorando las declaraciones públicas de su hija, sólo recogidas en Cuba por Granma. Ningún medio se molestó en recoger las versiones de las embajadas venezolanas, presumiblemente leales al gobierno que las nombró.
A los manifestantes arengados por empresarios y sectores militares que piden la disolución de las instituciones democráticas, destrozan la embajada cubana y agreden a los ministros de Chávez se les denomina «resistencia civil» (Editorial de El País 13-4-02) o «indignación popular» (Editorial de El Mundo 13-4-02). A los que al día siguiente piden la restitución del presidente constitucional y de las instituciones democráticas se les denomina «muchedumbre» o «manifestantes desquiciados» (El País 15-4-02).
En esta estrategia del mundo al revés, a los militares que se mantienen leales al presidente elegido democráticamente y a la Constitución se les llama «focos aislados de insurrección castrense» (El País 14-4-02).
Legitimar el golpe requiere buscar desesperadamente argumentos que desautoricen al presidente Hugo Chávez. Veamos cuáles eran. Ante todo recordar y recordar su intentona golpista de 1992. El editorial del sábado 13 de abril de El País habla de «deterioro de la situación económica que creció con la aprobación en diciembre pasado de 49 decretos-leyes de inspiración castrista. Chávez introdujo varios centenares de asesores cubanos en Venezuela, al tiempo que suministraba a La Habana petróleo gratuito». Ningún dato que precisara un deterioro mayor de la economía venezolana que el que tenía hace tres años, a pesar de haber sufrido el país unas inundaciones devastadoras o de la caída del precio del petróleo, principal fuente de ingresos de Venezuela. Las legislaciones aprobadas pueden compartirse o no, pero no pueden justificar golpes militares por ser de «inspiración castrista». Nuestros gobernantes y medios de comunicación critican de Cuba que no haya elecciones o libertad de prensa, ambas condiciones se cumplen en Venezuela, por lo que su gobierno democrático es libre de inspirarse en sus decretos económicos en quién quiera. Los asesores cubanos son, fundamentalmente, médicos y maestros cedidos gratuitamente por Cuba a cambio del petróleo. Se trata de un convenio lícito y razonable, un país pone profesionales civiles cualificados de los que tiene suficientes, a cambio de un petróleo que necesita y al otro le sobra.
Continúa el editorial de El País: «Chávez no parecía haberse percatado de cómo ha cambiado el mundo tras el 11-S: evitó condenar los atentados de Nueva York y el Pentágono, viajó a Bagdad para expresar su apoyo de Sadam Hussein (sic), apoyó la guerrilla colombiana de las FARC, estrechó sus relaciones con Castro y acogió a Montesinos, la mano negro de Fujimori». ¿Qué debe cambiar Venezuela después del 11-S?, nos preguntamos. Es mentira que Venezuela no condenara los atentados de Nueva York, lo que hizo fue criticar la intervención en Afganistán, discrepancia con EEUU imperdonable al parecer. Venezuela no apoyó la guerrilla de las FARC, pidió una solución dialogada al conflicto colombiano. El Mundo del 13 de abril también destaca las acusaciones de un ex coronel golpista que denuncia tener «un vídeo que muestra a oficiales chavistas reunidos con cabecillas de las FARC colombianas». Todo el mundo se ha reunido con las FARC durante los meses que han durado los diálogos, sobretodo el presidente colombiano, además de representantes norteamericanos, europeos, líderes de todos los países. Chávez viajó a Iraq y se reunió con Sadam Hussein en una gira por todos los países de la OPEP con los que intentaba coordinar una política petrolera común. Amistades más peligrosas tiene nuestro jefe de Estado invitando a las bodas de sus hijas a las corruptas monarquías medievales del Golfo Pérsico con el dinero de todos los españoles.
Y respecto a acoger a la mano negra de Fujimori, quien ha acogido al cuerpo entero de Fujijmori es Japón, quien lo tiene protegido a pesar de la orden de captura internacional emitida por la justicia peruana.
Los medios no cesan de humillar a Chávez reproduciendo imágenes de su afición a cantar, parece que ese es el principal argumento audiovisual para justificar un golpe de Estado. A algunos nos parece más peligroso un presidente italiano haciendo el payaso poniendo cuernos a los ministros de la UE en la sesiones fotográficas o alcohólicos presidentes rusos controlando todo un arsenal nuclear. Todos ellos bien aceptados por la UE y EEUU.
Además de los medios, la complicidad española con el golpe de Estado en Venezuela ha llegado a más sectores. «Acogemos su nombramiento con agrado», afirmaron a Europa Press fuentes de la patronal española, en referencia a la toma golpista del poder por Pedro Carmona.
La adhesión incondicional del gobierno español a los criterios de Estados Unidos llegó al paroxismo emitiendo una nota conjunta bajo el título «Declaración conjunta de los Estados Unidos de América y de España sobre la situación en Venezuela» el 12 de abril. Intentan justificar el carácter conjunto de la nota por «el marco de su diálogo conjunto reforzado».
La nota, una vez que se da por consolidado el golpe y al expulsión del presidente constitucional, hace «un llamamiento para que cese la violencia y se recupere la tranquilidad ciudadana» como modo de aceptación del nuevo régimen golpista. Ante las reticencias de algunos países de la OEA a reconocer al nuevo gobierno golpista «animan a la Organización de los Estados Americanos a que asista a Venezuela en la consolidación de la institucionalidad democrática».
El mensaje estaba claro aceptación del golpe militar y todos los esfuerzos para consolidar el nuevo régimen. «La situación de Venezuela con Chávez era insostenible», afirma el ministro de Exteriores español y presidente de turno del Consejo Europeo, Josep Piqué, para justificar el golpe.
La complicidad del gobierno español con el empresario golpista Pedro Carmona es absoluta. El mismo sábado, el embajador español se reúne con él y el día anterior el presidente español José María Aznar conversa telefónicamente con Carmona. ¿Existe mayor reconocimiento?
Una vez repuesto el presidente Hugo Chávez, la reacción del ministro Piqué es la de pedir que se «garantice la libertad de prensa». Después de un golpe en el que se viola y destituye la Presidencia del país, la Constitución democrática, la Asamblea Legislativa, los 20 jueces del Tribunal Supremo, el fiscal general, el Defensor del Pueblo, el Consejo Nacional Electoral sin crítica alguna por el gobierno español, al ministro de Asuntos Exteriores lo que le preocupa cuando se recupera el orden constitucional es… «el respeto a la libertad de prensa».
Lo ocurrido en Venezuela debe servir para liquidar definitivamente la poca credibilidad que les quedaban a los grandes medios de comunicación y a los líderes de la UE y Estados Unidos. Todos ellos han urdido un plan golpista digno de los peores tiempos de la guerra fría para derribar un gobierno que ha cometido el delito de aprobar una reformar agraria para que los latifundios improductivos se cedan en usufructo a los campesinos, que ha condenado la agresión a Afganistán, que defiende su derecho a respetar a Cuba y a venderle petróleo (una de las primeras prohibiciones del gobierno golpista) y que reivindica la libertad de los pueblos de América Latina y del mundo a decidir su propio futuro. Un futuro que los poderosos no han podido arrebatar a los venezolanos.