Lola Sánchez denuncia el Consenso Europeo sobre el Desarrollo aprobado por el Parlamento Europeo, con el apoyo de los Populares y Socialdemócratas, que condiciona la ayuda al desarrollo al control migratorio
El Parlamento Europeo ha votado este jueves la revisión del Consenso Europeo sobre el Desarrollo, un acuerdo político que define las directrices que marcan la política de desarrollo de la UE y sus objetivos.
Un consenso que no es tal según Lola Sánchez, eurodiputada de Podemos, que es promotora junto a representantes de los grupos Liberal, de los Verdes y la Izquierda Unitaria de un texto alternativo. Lo hacen porque consideran que la propuesta de populares y socialistas implica una visión utilitarista y no solidaria de la ayuda al desarrollo y piden por tanto que ésta no esté condicionada al control migratorio de los países beneficiarios.
En febrero de este año la Eurocámara votó a favor de un documento que definía la posición de la institución respecto a la estrategia de la UE en materia de cooperación al desarrollo, ¿en qué se diferencia el documento que se vota hoy y por qué presentáis una alternativa a éste?
La Comisión Europea nos envía una propuesta legislativa y nosotros la modificamos. Lo llevan para adelante los grupos EPP (Grupo Popular Europeo) y el S&D (Socialdemócratas) y de ahí sale un texto muy bueno, en el que todos trabajamos, que refuerza muchísimo la posición de la Comisión, que era una porquería. Ese en febrero tiene una amplia mayoría y va a trílogo. Cuando estos dos representantes van a trílogo, parece ser que no consideraban que nuestro texto fuera una línea roja. Consideramos que no han defendido como deberían haberlo hecho la posición del Parlamento Europeo apoyada además por una abrumadora mayoría. En esos trílogos entran la Comisión y el Consejo y rebajan tanto la posición del Parlamento Europeo que lo que sale ahora no lo podemos apoyar porque se han olvidado prácticamente de todo lo que pusimos nosotros en el Parlamento.
Las principales razones por las que no podéis apoyar el texto son el condicionamiento de la ayuda al desarrollo al control migratorio y por otro, el uso de fondos de cooperación para sufragar gastos relacionados con la seguridad, ¿cómo se explica esta estrategia?
Lo que nos parece más peligroso es empezar a utilizar la ayuda al desarrollo para el control de flujos migratorios, pero no fijándose en el origen o las causas de ese flujo sino haciendo tapones. Como Eritrea que ya es un estado tapón, está recibiendo ayuda al desarrollo para controlar las fronteras. Es el intento de hacer múltiples fronteras paralelas alrededor de Europa para que cada vez lleguen menos migrantes a nuestras fronteras.
La ayuda al desarrollo se condiciona al compromiso que adquiere el Estado de controlar sus fronteras y no dejar pasar a nadie. Pero es que ese dinero que da no va a ser para el desarrollo del Estado, no, va a ser para el control de las fronteras. Tenemos a cuerpos y fuerzas de seguridad de estados miembros formando a cuerpos de seguridad de terceros estados para el control de las fronteras, ni siquiera para seguridad interna. Entonces está muy relacionado con la parte securitaria, dinero que debería ir al desarrollo va a ir al entrenamiento de tropas simplemente para el control de fronteras.
Mencionabas Eritrea pero la Unión Europea ha promovido este tipo de acuerdos con varios países, particularmente africanos pero no solo, en los que la situación de los derechos humanos es como poco cuestionable. ¿Qué papel juega la defensa de los derechos humanos en esta estrategia de desarrollo?
Ninguno. La condicionalidad de la ayuda al desarrollo no está relacionada con la cooperación de estos estados en el fin de las violaciones masivas de derechos humanos, eso no importa. Lo que importa es que no dejen pasar a los migrantes, esa es la obsesión. Y han encontrado en la política de desarrollo una buena fuente de financiación, porque es mucho dinero, y como la política de desarrollo no genera interés, también es una forma de esconderlo. Es meter debajo de la alfombra lo que no queremos hacer público, que estamos pagando a terceros países para que controlen las migraciones.
En el momento en el que el texto es negociado con la Comisión y el Consejo se produce un cambio y de algún modo se legitiman políticas que habrían sido impensables hace unos años, en parte por la presión de determinados estados miembros, como Hungría, que amenazan con el bloqueo. ¿Está normalizándose el discurso de la extrema derecha y calando en las políticas europeas?
Es una tendencia a la ‘derechización’ de todas las instituciones. Ahora que tenemos fascismos creciendo por Europa, en vez de intentar alejarnos de ellos lo máximo posible y demostrar que están equivocados, y hacer lo contrario de lo que ellos proponen para demostrar lo equivocados que están, lo que hacemos es acercarnos más. En el Consejo se ha utilizado el chantaje. Hungría, que tiene un gobierno de extrema derecha que ya sabemos las barbaridades que dice y hace, ha establecido un chantaje: o se aceptaban sus demandas o no apoyaba el consenso.
Considero que otros Estados miembros, la Comisión Europea y nuestros representantes del Parlamento Europeo tendrían que haberse negado e incluso denunciarlo en público. No podemos estar en una situación en la que un estado miembro tenga la capacidad de doblegar a los otros 27, al Parlamento y a la Comisión Europea. Del gobierno de Orban ya conocemos los ataques a la comunidad LGTBI, lo que quiere o lo que no quiere hacer con los refugiados, no quiere que la Comisión le diga lo que tiene que hacer con la política migratoria… Y todo eso al final lo ha conseguido meter en el texto, bajo chantaje. Pero por eso no podemos llamarlo consenso, esto no es un consenso. Esa estrategia de ayuda al desarrollo va además en contra de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ya que la ayuda no puede ser condicionada, ¿cómo afecta políticamente al acuerdo que la institución y los países que más dinero destinan a este fin estén violando el consenso con este marco de acción? Más si cabe en pleno debate sobre los acuerdos de París…
Es una señal también. Hemos ido a Nueva York, hemos firmado los Objetivos de Desarrollo, lo vendemos, todos tan contentos, y al final estamos vendiendo humo. Ya no es solo la política comercial que choca frontalmente con la Agenda 2030 es también este consenso para el desarrollo, la política migratoria en general y la política interna. Pero bueno, es una cara más de la política de la UE que va por ahí firmando cosas muy bonitas como esto o el acuerdo de París sobre el clima pero luego no lo implementa y sigue con su línea neoliberal.
Fuente: http://www.publico.es/sociedad/dinero-ue-debe-desarrollo-ira.html