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El Director General de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) alerta sobre ‘una crisis de empleo sin precedentes’

Fuentes: Argenpress

El mundo enfrenta «una crisis global de empleo de enormes proporciones», dijo hoy el Director General de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) en una declaración emitida en el marco del Foro Económico Mundial (FEM) que se lleva a cabo en Davos, Suiza. El Director General de la OIT, Juan Somavia, destacó la decisión del […]

El mundo enfrenta «una crisis global de empleo de enormes proporciones», dijo hoy el Director General de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) en una declaración emitida en el marco del Foro Económico Mundial (FEM) que se lleva a cabo en Davos, Suiza.

El Director General de la OIT, Juan Somavia, destacó la decisión del FEM de colocar el tema de la creación de puestos de trabajo en su agenda de 2006, e incitó a los altos representantes del mundoempresarial y a los líderes gubernamentales presentes en el Foro a tomar medidas urgentes para abordar el empeoramiento en la situación del empleo en el mundo.

En su declaración, Juan Somavia advirtió que la crisis global del empleo genera una preocupación creciente por su impacto en los mercados y en los ingresos, y porque amenaza la credibilidad de las democracias en el mundo. Destacó que poner la creación de trabajo, el empleo global, el desarrollo de nuevas formas de capacitación y la movilidad laboral en la agenda del FEM es un gran paso adelante en la concientización de los líderes mundiales acerca de la urgencia de este problema.

«La crisis no va a pasar desapercibida ni en las calles de los países ricos ni en las de los pobres», dijo Juan Somavia. «Los líderes políticos escuchan cada vez con mayor intensidad la voz de personas que piden acceso justo al trabajo decente y nuevas oportunidades para encontrar y mantener un empleo. Pero con demasiada frecuencia estas oportunidades no existen».

Juan Somavia dijo que «la brecha de oportunidades» ha tenido un costo muy alto en la vida de mujeres, hombres y de sus familias, no sólo porque significa que millones de personas no tienen ingresos suficientes o no tienen ninguno, sino también porque tener un trabajo decente influye en la dignidad de las personas, su autoestima y la estabilidad de sus familias.

«El trabajo decente está en el corazón de las preocupaciones económicas y sociales de todas las personas», dijo Juan Somavia.

El Director General de la OIT dijo que hay una serie de realidades que ponen en evidencia la crisis mundial del empleo:

La mitad de todos los trabajadores del mundo – cerca de 1,4 mil millones de trabajadores pobres – viven actualmente con menos de 2 dólares al día por persona. Trabajan en el vasto sector informal – desde explotaciones agrícolas a la pesca, desde la agricultura a las calles de las ciudades – sin prestaciones, seguridad social o asistencia social.

El desempleo, en términos de personas actualmente sin trabajo, está en sus máximos niveles y continúa creciendo. En los últimos diez años, el desempleo oficial creció más de 25 por ciento y afecta hoy a cerca de 192 millones de personas en el mundo, o el 6 por ciento de toda la fuerza laboral.

De estos desempleados, la OIT calcula que 86 millones, o cerca la mitad del total, son jóvenes entre 15 y 24 años.

Cuando las personas no encuentran trabajo en el propio país, en sus comunidades o sociedades, lo buscan en otros lugares. En el mundo actual, la migración laboral se transforma con facilidad en fuente de tensiones, sin mencionar el tráfico de personas u otras actividades similares.

«Alguien podría preguntar si el reciente crecimieto económico mundial es suficiente para contrarrestar la crisis del trabajo», dijo Somavia. «Pero la respuesta es un no rotundo. A pesar del fuerte crecimiento económico de 4,3 por ciento en 2005, la economía mundial no está dando respuestas adecuadas a la creación de nuevos empleos para los que entran en el mercado del trabajo. Sería necesario crear cerca de 40 millones de trabajos cada año en la próxima década sólo para satisfacer la demanda del número creciente de trabajadores que buscan empleo».

El Director de la OIT propuso cinco pasos concretos para hacer frente a esta crisis. Estos incluyen:

Un cambio de dirección en las políticas económicas y sociales para poner el trabajo decente en el centro de los esfuerzos para el desarrollo y la creación de un nuevo equilibrio entre las políticas económicas y sociales que apunte a la estabilidad macroeconómica, la capacidad de adaptación y la seguridad.

Segundo, la promoción de crecimiento económico sostenible, rico en empleos, para impulsar un desarrollo económico global y local capaz de generar trabajos decentes y duraderos.

Tercero, crear políticas adecuadas y un entorno normativo para estimular la competitividad y el desarrollo de las empresas en todos los países y promover la iniciativa empresarial, la innovación y la productividad y destacar el papel de las pequeñas empresas en la creación de empleo.

Cuarto, extender la capacitación, el aprendizaje a lo largo de toda la vida, la educación y otras maneras para elevar las capacidades humanas, con particular énfasis en los jóvenes. «Si podemos reducir sólo a la mitad la tasa de desempleo entre los jóvenes, agregaremos al menos 2,2 billones (millones de millones) a la economía global», dijo Somavia.

Finalmente, promover una mejor gobernabilidad para integrar los esfuerzos de gobiernos, empresas, sindicatos y otros representantes de la sociedad civil con el propósito de reducir la pobreza y crear empleos.

«La crisis mundial del empleo es uno de los mayores peligros a la seguridad que enfrentamos hoy», dijo Juan Somavia. «Si decidimos continuar por este camino, el mundo corre el riesgo de fragmentación, proteccionismo y confrontación. La persistente carencia de oportunidades de trabajo decente, las inversiones insuficientes y el bajo consumo llevan a una erosión de las bases del contrato social que caracteriza a las sociedades democráticas: que todos debemos compartir el progreso. Muchas personas interpretan la falta de oportunidades de trabajo decente como una ausencia de un rumbo ético en la formulación de políticas. Es tiempo de volver a los compromisos hechos por la comunidad global para promover la inclusión social y el trabajo como la base de la reducción de la pobreza, y el respeto por los principios y derechos fundamentales en el trabajo. Este es el fundamento del trabajo decente. Es tiempo de unirnos y cumplir con esos compromisos. Es lo que necesitamos para enfrentar la crisis global de empleo».