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El dólar pierde camino en su andar

Fuentes: Rebelión

Los centros de poder financiero han tratado de minimizar la importancia de los convenios firmados en los últimos tiempos entre diferentes países que utilizan menos el dólar (o el euro) como moneda de intercambio internacional. Las noticias son poco halagüeñas para Estados Unidos, que desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial, basado en el […]


Los centros de poder financiero han tratado de minimizar la importancia de los convenios firmados en los últimos tiempos entre diferentes países que utilizan menos el dólar (o el euro) como moneda de intercambio internacional.

Las noticias son poco halagüeñas para Estados Unidos, que desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial, basado en el dólar y en el control que ejerce sobre el Fondo Monetario Internacional (FMI), e Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros organismos, ha dominado con esa moneda las transacciones comerciales en el orbe.

Como es lógico, se debe descontar una parte de esa globalización mundial cuando existían la Unión Soviética y los países del campo socialista, que en sus actividades comerciales utilizaban el rublo.

Tras los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, el dólar se estableció como moneda de reserva en el orbe (desplazando a la libra esterlina) y su valor se garantizaba por las grandes reservas de oro que poseía EE.UU.

En la década de 1970, Washington firmó un convenio con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para que esa moneda fuera la oficial en las transacciones comerciales del crudo.

Pero inició su declive cuando la administración de Richard Nixon la separó de sus reservas de oro e impulsó su impresión (sin respaldo efectivo del emisor).

La actual crisis capitalista en Estados Unidos y la Unión Europea, y el surgimiento de bloques económicos en diversas regiones del mundo, han acelerado su debilitamiento y despiertan suspicacia hacia el euro.

El último suceso fue el convenio establecido entre el Banco Popular de China (BPCH) y el Banco Central de la Federación Rusa (BCFR) para realizar sus actividades comerciales con las monedas de ambos países.

El acuerdo estipula que las personas y las corporaciones de esas dos naciones podrán llevar a cabo sus transacciones y pagos con yuanes, rublos y monedas convertibles.

Además del comercio fronterizo, el ordinario puede pagarse con sus monedas oficiales, lo cual «ayudará a promover la cooperación financiera, el comercio y la inversión bilaterales», anunció un comunicado del BPCH.

Como se desprende, el convenio reviste importancia en aras de reducir la dependencia del dólar en el comercio bilateral, disminuir los riesgos del tipo de cambio y promover la internacionalización del yuan y el rublo.

Desde principios de 2011, según el Financial Times, grandes bancos internacionales como el HSBC, JP Morgan, Citigroup y el español BBVA, están promoviendo el uso del yuan (también llamado renmimbi en las transacciones con China) en vez de dólares o euros.

Varios de estos bancos otorgan descuentos e incentivos a los clientes de Asia, América Latina, América del Norte y Europa para que efectúen sus negocios con yuanes.

Directamente, Beijing ha firmado abultados convenios con Brasil y Argentina, equivalentes a 120 millones de dólares, pero con la utilización del yuan. Venezuela anda por el mismo camino, mientras Perú y Chile se interesan por acogerse a esas transacciones. El uso del renmimbi ya es una realidad en Corea del Sur, Malasia, Belarús e Indonesia.

Brasil y Argentina desdeñaron, desde el pasado año, el billete verde en el comercio bilateral, y Brasilia ha propuesto que esa medida sea adoptada por todos los miembros del Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

Rusia también ha acelerado la introducción del rublo en sus transacciones y empréstitos que realiza con algunas naciones de la antigua URSS y con otras de África, Asia y América Latina.

Otros países tratan de apoyarse lo menos posible en el dólar, como el caso de las naciones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) que ya realizan parte de sus negocios con el SUCRE, moneda virtual de convenio comercial.

En los primeros seis meses de 2011 el intercambio entre varios miembros del ALBA como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba, se elevó a más de 50 millones de SUCREs.

Productos como aceite crudo de palma, medicinas veterinarias, llantas, desperdicio de papel, atún pre-cocido, bobinas laminadas, urea, arroz, leche en polvo y hasta vehículos, son algunas de las mercancías comercializadas en esa moneda.

El grupo denominado BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica marchan igualmente hacia ese escenario. En la última Cumbre efectuada el pasado abril, en la isla china de Hainan, los presidentes de los bancos estatales decidieron disminuir la dependencia del dólar para lo cual firmaron un programa de cooperación financiera que prevé la mutua concesión de líneas de crédito en divisas nacionales.

De esta forma, se abre la ruta a una transición paulatina hacia el uso de divisas nacionales en el comercio del grupo y se refuerza además el valor de sus monedas: real (Brasil), rublo (Rusia), rupia (India), yuan (China) y rand (Sudáfrica)

Washington reaccionó con ira cuando Irán comenzó a vender en euros el crudo de la isla Kish, en el Golfo Pérsico, y es el quinto mercado de petróleo, después de Nueva York, Londres, Singapur y Tokio.

Siria cambió sus reservas por esa moneda; el Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos, convirtió en ese billete 10 % de sus reservas en dólares; Venezuela siguió el camino hacia la búsqueda de monedas más seguras como euros y yuanes, y Suecia recortó sus reservas en dólares a 20%.

Recientemente se conoció que uno de los motivos de los ataques contra Libia que lleva a cabo la Organización del Tratado del Atlántico Norte, encabezados por Estados Unidos, Inglaterra y Francia, fue la declaración del líder Muammar el Gaddafi de no realizar transacciones mercantiles en dólares o euros, emplear el dinar de oro en el comercio internacional y crear un único estado africano con espacio económico común.

Pero está demostrado que por la fuerza no se pueden ganar las batallas económicas y mientras tanto, el dólar continuará perdiendo espacio en su deambular internacional.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.