Traducido del ruso para Rebelión por Andrés Urruti
¡El dólar se desplomará pronto! Cada vez un número mayor de economistas y analistas de diferentes países hacen este pronóstico. Sobre esto ha hablado más de una vez Fidel Castro, demostrando de forma convincente que la gigantesca «pirámide» de dólares no es sino una gigantesca «pompa de jabón», poco más que papeles que suponen, en valor real, de un 2 a un 4% del valor supuesto. La solidez del dólar la aporta hoy en día, no tanto la potencia económica, como la militar de los EEUU. Y, con la entrada en circulación de la nueva divisa, del «euro», ha empezado a tambalearse de forma visible.
Los EEUU han conseguido periódicamente rebajar la popularidad del euro y sostener el valor del dólar, con ayuda de la aventura yugoslava, el «autoatentado» del 11 de septiembre y la consiguiente «guerra contra el terrorismo» en Afganistán e Irak, apuntando ahora hacia Irán. Pero a un número cada vez mayor de gente le va quedando claro quien ha iniciado en realidad estos acontecimientos. Los EEUU han reaccionado con celos ante la aparición del euro, en la medida en que la expansión de la zona de circulación e influencia de esta divisa se amplia cada vez más, sustituyendo al dólar USA.
El euro es una divisa en progreso, con un potencial futuro nada desdeñable. Simultáneamente con el euro, también se fortalece el yuan chino. Según los pronósticos más prudentes, hacia 2015 China habrá adelantado a los EEUU en todos los indicadores económicos, incluyendo los indicadores «per cápita». Ya ahora Europa y USA se han quedado atrás en comparación con el grandioso esplendor y la indescriptible suntuosidad de las modernas ciudades de la China socialista, en los tiempos del crecimiento económico, en la escala de los proyectos que se realizan. El yuan se mantiene sobre la base de activos económicos concretos.
En los últimos tiempos se fortalece perceptiblemente la posición del rublo ruso, aunque sería prematuro hacer pronósticos fiables a cuenta de ello. El dólar sigue siendo la niña de los ojos de la prensa y de los especuladores político-financieros, de los tahúres ideológicos y de los aventureros militaristas. Los «demócratas» rusos de la primera ola, que acumularon créditos multimillonarios, de hecho, compraron para sí el poder, repartiendo sobornos generosamente. Una vez hecho el saqueo, «colgaron» sus deudas a todo el país, y se dedicaron metódicamente a inculcar a la población la idea de que Rusia tiene deudas, es decir que todos los rusos son deudores de alguien. Pero algunos si que son deudores, ellos, claro, sacaron bastante de esto.
¿Pero, a todos nosotros, por qué nos meten en el mismo saco? ¿Qué conseguimos nosotros? A decir verdad, perdimos mucho. No en vano los «alegres muchachos» de aquel entonces reciben hoy críticas hasta del ideólogo del equipo presidencial, Vladislav Surkov, aunque esta crítica sea apenas «de boquilla». Es el mismo cuadro que en todo el mundo, en todos los países donde imperan los regímenes títeres, satélites esbirros de EEUU.
Aferrados a sus 30 monedas (en divisas «verdes»; N. del T: dólares) recibidas por la venta de los intereses nacionales, son ellos los que aseguran todavía la estabilidad del dólar y la hegemonía de los Estados Unidos. Pero los procesos que ocurren en el mundo hablan, cada vez con mayor elocuencia, de la pérdida de la autoridad internacional de los EEUU, siendo esto una tendencia creciente. La expansión depredadora yanqui ha engendrado una reacción de rechazo, que es realmente capaz de barrer a ese estado de la arena política.
La cultura USA no precisa ser «demonizada», aún sin eso es evidente que es, en sí misma, una cultura de la autodestrucción. Y, aunque la economía de EEUU es todavía bastante fuerte, está enferma, infectada con una enfermedad incurable. Esta enfermedad es un error conceptual, estructural. El sistema financiero,»atado» a un dólar «virtual» se desmoronará, como las Torres Gemelas de Manhattan el 11-S, por causas espontáneas, como la pompa de jabón estalla por su tendencia a hincharse más y más.
Se silencia afanosamente el hecho de que la deuda externa de los EEUU sobrepasa los 37 trillones (¡!) de dólares, que la mayoría de los gigantes de la industria USA están inmersos en chanchullos y demás, pero incluso las infrecuentes revelaciones, como se vio no hace mucho tiempo atrás, provocan serias conmociones financieras.
El desplome del dólar no sería tan doloroso para la economía rusa, si los ciudadanos de Rusia lograran, para ese momento, haber cambiado sus ahorros en dólares por otras divisas. Pero los «benévolos» poderes contienen ese proceso, distrayendo y engañando a la gente, y continuando su pícaro juego, hacen un flaco favor a sus conciudadanos.
Existe la opinión de que no se dejará «derrumbarse» al dólar, de que lo harán descender con frenos, etc. Pero hay algo evidente: aunque haya en ello no pocos contras, al dominio mundial de los EEUU y el dólar USA le va a llegar el final, y eso es un proceso irreversible.