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El drama de la ausencia de medicinas

Fuentes: Aporrea

Una de estas tardes, saliendo del metro de Caracas, un grupo enorme de personas se reunía alrededor de una muchacha que se encontraba tirada en el suelo. Me imagine un desmayo o quizás algo más grave. Por razones de curiosidad me acerque al grupo reunido y pregunté que pasaba: «le dió una crisis de epilepsia […]


Una de estas tardes, saliendo del metro de Caracas, un grupo enorme de personas se reunía alrededor de una muchacha que se encontraba tirada en el suelo. Me imagine un desmayo o quizás algo más grave. Por razones de curiosidad me acerque al grupo reunido y pregunté que pasaba: «le dió una crisis de epilepsia ya llamaron a los paramédicos». Por solidaridad personal me acerqué mas a ella y ví que la crisis había pasado, simplemente estaba tirada y dormida mientras recobraba la conciencia. Le pedí a todos que no la traten de levantar mucho menos de despertar, que no tenía sentido. Una crisis así la persona necesita de tiempo para recuperarse. 

Sigo mi camino y viéndome retratado en el caso, me suben las rabias obviamente. Es el tercer caso de epilepsia que me he encontrado en Caracas, entre sus calles en el último mes. ¿Por qué?. casualidades a lo mejor, el epiléptico atrae epilépticos. pero no es así. Lo que está pasando es que se están acabando en farmacias las medicinas necesarias para las enfermedades de mayor peligro y de obligante tratamiento farmacológico. Diabéticos, VIH, cancerosos, hipertensos, epilépticos, problemas fuertes de gastroenteritis y renales, fármacos necesarios para enfermedades de la columna, cerebrales, psiquiátricas, y pare de contar, ya hace tiempo que vienen desapareciendo de hospitales y del sistema público de salud, obligando a la gente a adquirirlos en farmacias privadas, muy pocos regulados. pero en los últimos seis meses hasta en las farmacias están desapareciendo, llevando a mucha gente a la desesperación por la ausencia total de medicina.

No sé si es el caso particular de esta muchacha del metro, pero en todo caso es demasiada casualidad tres casos en un mes. El epiléptico se muestra frente a todos, impotente a la hora que empieza a llegar la crisis convulsiva que siente pero no puede parar. El resto por lo general lo viven por dentro, de hecho muchos son los padres que cargando a sus hijos, se pasean desesperados buscando medicinas que le son indispensables por cualquier razón y no encuentran. Es el caso de una niña que recibimos en AIPO a principios de año, con un problema cerebral tremendo, y un mes después murió por ausencia de medicina. 

Lo cierto es que se trata de un problema nacional de salud pública, que nadie en el gobierno podría justificar, (y que no vengan a decir que es por la «guerra económica» porque los dólares a 6.30 se los han regalado ustedes y siguen fascinados) y que está poniendo al filo de la muerte a centenares de miles de personas en el país. Se dice que lo que resta del 6.30 BS se esta utilizando para alimentos básicos y medicinas. Ya sabemos que pasa con los alimentos, y el «desguace» que han hecho con ello provocando la escasez que vivimos, pero ¿dónde coño están las medicinas?. 

Es muy probable que entre la mafia pública y privada de las medicinas, esos medicamentos los importan y luego los llevan al mercado internacional, sumada a la reventa a los sistemas privados nacionales (clínicas, hospitales, carteles farmacológicos) ya tradicional y conocida. Por su lado, por el lado del seguro, superaron la primera etapa asesina que era la de comprarle medicamentos a punto de vencimiento a las transnacionales del caso, llevarse «una bola de real por ello» (eso esta perfectamente probado con factura y empresas identificadas en mano, denuncia que se hizo a través de AIPO a principios de año directamente contra el asesino director del Seguro Social, el magnífico Rotondaro -no es solo un corrupto es un asesino, mucha gente ha muerto por sus operaciones mafiosas, y las direcciones del Seguro Social en corresponsabilidad con los ministros del Ministerio del Trabajo- y nada se ha hecho al respecto por años). En estos momentos sin rendirle cuenta a nadie, los miles de millones de dólares a 6.30 para medicinas se han utilizando para operaciones donde esos medicamentos archinecesarios terminan en cualquier lado menos a las personas que los necesitan.

Muchos fueron los discursos de Chávez donde una y otra vez aseguró que Venezuela empezaría a producir medicinas genéricas, esto sería lo más fácil del mundo, pero imposible en medio del cuadro de quiebre moral que existe. Al igual que los alimentos y a través de los cuales se destrozó la siembra nacional para convertir el alimento en el negoción de la burguesía importadora, las medicinas comienzan a convertirse en un mercado exquisito donde transnacionales, privados y agentes de Estado, utilizando los beneficios del control de cambio, hacen los mismo. La lógica de desabastecimiento opera en el mismo sentido para los medicamentos, con la diferencia que el caso de los alimentos al menos siempre encontraremos un mango o una gallina ponedora en casa de un amigo para alimentarnos ese día. En el caso de los medicamentos, -tragedia de hecho de la medicina occidental privatizada en producto y conocimiento, de la cual dependemos muchísimos-, no es así. La medicina la necesitamos y no hay matero o gallina que nos salve el día. Este servidor que escribe es uno de los que vive con angustia cada vez mayor esa tragedia, y con todo el derecho de exigirle, en nombre de todos los farmacodependientes de este país, al Estado, al gobierno y a todos los hijos de perra -con el perdón de las perras- que están detrás del asunto de las medicinas en su compra y distribución, ¡que arreglen ya este asunto!…miren que en el caso del Seguro Social, lo que ha ocurrido allí como modelo de corrupción medicinal perfecto, ¡dentro de una verdadera revolución irían fusilados!…que lástima tantos sueños que se pierden, y el pueblo inocente confunde el sueño revolucionario con las fantasías de la hipnosis virtual…ya vendrán mejores tiempos.

Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/a192755.html