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El eje económico Rusia-China

Fuentes: Rebelión

Rusia y China, dos gigantes, dos potencias económicas, políticas y militares, estrechan cada vez más sus relaciones bilaterales mientras desde el occidente aumentan los recelos en torno a esa conexión. Y no es para menos porque Estados Unidos comprende que esas economías son complementarias, y con el papel que desempeñan en el plano político junto […]


Rusia y China, dos gigantes, dos potencias económicas, políticas y militares, estrechan cada vez más sus relaciones bilaterales mientras desde el occidente aumentan los recelos en torno a esa conexión.

Y no es para menos porque Estados Unidos comprende que esas economías son complementarias, y con el papel que desempeñan en el plano político junto al potencial militar que poseen, laboran para que el mundo sea menos unipolar.

El Presidente de la República Popular China y del Partido Comunista, Xi Jinping, durante su reciente visita oficial a Moscú, mantuvo conversaciones con su homólogo ruso Vladimir Putin y con el primer ministro, Dimitri Medvedev ocasión en la que firmaron 30 acuerdos conjuntos.

Esa fue la primera salida al exterior realizada por Jinping tras su llegada al poder lo que demuestra la importancia que la dirección china le otorga a las relaciones con Rusia.

En junio de 2012, Putin arribó a Beijing para afianzar la cooperación económica con la nación asiática, donde firmó con el entonces presidente Hu Jintao más de quince documentos bilaterales.

Además, rubricaron una declaración conjunta sobre la profundización de las relaciones, una asociación global confidencial de igualdad y otra de interacción estratégica.

Asimismo se concretó un protocolo para la cooperación en la construcción de una planta de energía nuclear en China, la provisión a Rusia de crédito público y otros para fortalecer la cooperación en campos estratégicos como la industria, la cultura, el turismo, la energía nuclear o la inversión.

Ahora, nueve meses después, Jinping y Putin elogiaron la fuerza de sus relaciones estratégicas y, entre otros temas, signaron un memorando para el suministro de gas ruso durante 30 años.

A partir de 2018, la compañía Gazprom aportará, 38 000 millones de metros cúbicos de gas al año a su similar China National Petroleum Corporation (CNPC) cantidad que podría aumentar a los 60 000 millones de metros cúbicos, según informó la agencia de noticias Interfax.

Este convenio ha estado estancado por tres años debido a que los empresarios de ambos países no se ponían de acuerdo con el importe de ese combustible pues Gazprom quería cobrar el mismo precio por el que vende a países de la Unión Europea y la contraparte solicitaba uno más bajo.

Al parecer han llegado a una cifra razonable y el contrato final se suscribirá a fines de año.

También el grupo energético Rosneft, cooperará con CNPC en la explotación de la zona ártica e incrementará el suministro de crudo a China, mientras el socio ruso obtendrá un crédito millonario del banco estatal de la nación asiática.

Algunos datos generales señalan el potencial geopolítico de estos dos países. Rusia es el más grande del mundo con 17 075 400 kilómetros cuadrados y una población de 145,3 millones de habitantes con alto índice de desarrollo educacional humano y científico; un Producto Interno Bruto (PIB) de 1 953 555, el noveno mundial, y un promedio de crecimiento anual de 3 % a 4 %.

China, por su parte, cuenta con una extensión de 9 561 000 kilómetros cuadrados (el cuarto país más extenso del planeta); 1 340 millones de habitantes, el más poblado, y un PIB de 8 250 241, según el Fondo Monetario Internacional, segundo a nivel mundial después de Estados Unidos.

Pese a las dificultades que presenta la globalización del sistema mundial, ambas naciones han logrado evadir la crisis económica capitalista.

En cuanto al comercio bilateral, que en 2012 fue de 90 000 millones de dólares, se prevé que aumente a 100 000 millones de dólares en 2015 y a 200 000 millones en 2020. Una gran parte de este intercambio ya se realiza en las monedas oficiales de ambos países, es decir, el yuan y el rublo.

El Gigante asiático ha aumentado en los últimos tiempos su accionar en el extremo Oriente y Siberia Oriental con inversiones que alcanzan los 20 000 millones de dólares anuales.

En las reuniones celebradas, los estadistas se comprometieron a establecer un nuevo tipo de relaciones entre grandes países y aprovechar su potencial en las áreas de la agricultura, infraestructura, protección del medioambiente, tecnología y exploración espacial.

Beijing y Moscú cooperan estrechamente dentro del grupo de Shanghai y el BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) que les permiten contar con mercados donde pueden colocar sus productos e influir en las decisiones comerciales en las diferentes zonas.

Para Jinping, su visita a Rusia «superó las expectativas» y en un discurso pronunciado en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, describió la relación chino-rusa como «la más importante y la mejor entre las principales potencias», lo cual «constituye una garantía para el equilibrio estratégico internacional».

Putin señaló que esas relaciones «son un referente para la política mundial» y exhortó a su homólogo a continuar estrechándolas en todos los campos.

Los dos gigantes se han preocupado en estrechar sus relaciones bilaterales y porque con su accionar se incursionen en otros continentes con intercambios más ventajosos para sus contrapartes en África, América Latina, Europa y Asia.

Por tanto, no resulta desatinado pensar que la incertidumbre y el malestar ronronean por el Capitolio de Washington pues todo hace indicar que a los años de unipolaridad les queda poco tiempo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.