Desde el lanzamiento de la Gran Misión Hijos de Venezuela, su artífice, el presidente Hugo Chávez, ha sido enfático: «Esta es una misión transitoria, mientras ustedes, mujeres, salen de la pobreza, de la miseria, y no necesiten más la ayuda». En el país, de las 700 mil mujeres que quedaron embarazadas durante 2010, 138 mil […]
Desde el lanzamiento de la Gran Misión Hijos de Venezuela, su artífice, el presidente Hugo Chávez, ha sido enfático: «Esta es una misión transitoria, mientras ustedes, mujeres, salen de la pobreza, de la miseria, y no necesiten más la ayuda».
En el país, de las 700 mil mujeres que quedaron embarazadas durante 2010, 138 mil eran menores de 19 años. De allí que el compromiso de la misión trasciende la asignación económica de 430 bolívares mensuales – 600 en caso de personas con discapacidad – y persigue fomentar tanto la escolaridad completa de las gestantes como su inserción en el trabajo comunitario y remunerado.
La conjunción capitalismo y patriarcado ha devenido en que sean las mujeres quienes, históricamente, padezcan de manera mucho más abrasiva los embates de la pobreza.
Estadísticas presentadas por la Organización de Naciones Unidas (ONU), revelan que 70% de la población pobre del mundo son mujeres. Paralelamente, las dos terceras partes de la población analfabeta mundial es femenina y cada año 15 millones de niñas pasan a ser madres.
En el caso venezolano, un estudio del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicado en 2010, referido al período 2005 – 2007, reveló que las adolescentes venezolanas entre 16 y 19 años de edad representan el mayor porcentaje (3,5 veces superior a los adolescentes) de población totalmente inactiva tanto académica como laboralmente.
Ante un problema multifactorial la solución no puede ser unívoca. Un trabajo educativo – cimentado en la prevención del embarazo y en la promoción de las mujeres – acompasará el desarrollo de la iniciativa de protección social asumida por el Estado venezolano, informó la vicepresidenta del área social, Yadira Córdova.
Para el asesor técnico de la oficina de Planes y Proyectos para la promoción de las mujeres del Instituto Nacional de la Mujer (Inamujer), Héctor Gutiérrez, el diseño de un plan de vida y la generación de las condiciones necesarias para el desarrollo de éste constituyen la piedra angular de la Gran Misión Hijos de Venezuela.
«Es importante que la asignación económica esté muy amarrada con el plan de vida, porque si no hay un criterio para que la mujer empiece a entender la importancia de administrar bienes propios para ser independiente – lo cual supone que tenga una idea de cómo llegar a autosustentarse – vamos a tener un problema grave, porque no va a tomar el ingreso mensual como vía para avanzar en la generación de recursos propios», explicó.
Recordó que la asignación monetaria asumida por el Estado es sólo un impulso para que las mujeres, y sus familias, salgan de la penosa condición de miseria que las orilla a pensarse bajo una lógica de supervivencia.
«Una vez que se resuelve esa situación contingente, debe desarrollarse un proceso para que ellas desde la formación y desde el diseño del plan de vida inicien procesos de formación en el área laboral que le permitan generar ingresos propios».
La capacitación en términos administrativos debe ser, a juicio de Gutiérrez, otra variable a incorporar en la gran misión para que las mujeres no sólo aprendan a dirigir los recursos aportados por el Estado y generados por ellas mismas, sino también para emprender proyectos propios.
El desarrollo de emprendimientos colectivos como casas de alimentación, cooperativas, iniciativas de asociación solidaria con otras mujeres – que creen mecanismos de apoyo mutuo y comunitario – son algunas de las alternativas que desde Inamujer se fomentan para que la pobreza deje de ser un fenómeno mayoritariamente escrito en femenino.
La otra parte de la solución – enfatizó Gutiérrez – son los hombres: «La prevención del embarazo no deseado – una de las principales causas de la feminización de la pobreza – supone que los hombres no sólo asuman el uso del preservativo, también que tomen conciencia de la responsabilidad no sólo sexual sino ética en las relaciones afectivas que entablan, y eso amerita un cuestionamiento del modelo machista – de compulsivo conquistador sexual – que actualmente rige la idea de masculinidad», concluyó.
Fuente: http://www.avn.info.ve/contenido/empoderamiento-como-clave-para-superar-pobreza-mujeres