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El estado Islámico, Escocia y la política de mimetismo

Fuentes: gilad.co.uk

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

¿Están conectados los hechos de que la mitad de los escoceses quieren separarse de Gran Bretaña y la noticia de que cientos de jóvenes británicos musulmanes están luchando con los grupos militantes en Siria?

Por supuesto que sí. Estos dos fenómenos sociales están intrínsecamente ligados, aunque en el desierto intelectual en el que vivimos, nadie se atreve a abordar el tema. Los límites de nuestra curiosidad están limitados por nuestra referencia a la corrección política y sensibilidades sionistas.

Desde una perspectiva política, el entusiasmo yihadista entre los jóvenes musulmanes occidentales es el resultado de la aparición del tribalismo en Occidente, ¿acaso el llamado a la independencia de Escocia no está motorizado por un impulso tribal similar? Tanto desde un punto de vista filosófico como desde el dialéctico, la identificación con el yihadismo y la llamada por la independencia de Escocia son la antítesis de la Nueva Izquierda y su política de corrosiva Identidad (ID) que se ha propagado en nuestro medio por mucho tiempo.

En las últimas cinco décadas hemos sido testigos de un ataque implacable a los valores nacionalistas y patrios. Estos ataques son comúnmente asociados con la ‘nueva izquierda’ y han sido liderados en gran parte por la intelligentsia judía. Fue la tesis en Personalidad Autoritaria (Adorno & co) de la Escuela de Frankfurt y la toma de Wilhelm Reich para su trabajo ‘Conservadurismo de las Masas ‘ donde sugirió que había algo malo, peligroso e incluso vil que se encuentra entre las masas y su orientación política ‘reaccionaria’. El icono cosmopolita contemporáneo de la izquierda, Noam Chomsky, ha estado pidiendo la abolición de las fronteras y los estados (excepto, por supuesto, el Estado judío*) durante muchos años. Chomsky es orgullosamente hostil al patriotismo y nacionalismo. Sin embargo, tenemos que examinar la alternativa ofrecida por Chomsky, la Escuela de Frankfurt, The New Left y The Guardian, el medio de comunicación que difunde con entusiasmo estas ideas.

Por razones que he discutido en numerosas ocasiones, la Nueva ‘Izquierda’ y la intelligentsia judía han defendido enérgicamente la sustitución del discurso patriótico nacional por la política de identidad. En la práctica, esto es pretender romper la cohesión de la clase obrera y el vínculo nacional y sustituirla por una veintena de discursos marginales y sectarios. La izquierda que una vez dijo ser una voz universal para los trabajadores, fue secuestrada. Se convirtió en el portavoz de los grupos de identidad, la mayoría de ellos definidos por la biología (sexo, color de la piel y la raza), preferencias sexuales (LGBT) e incluso por la religión (sólo para judíos).

El resultado ha sido devastador. Las políticas de identidad que inicialmente pretendían promover el pensamiento genuino, terminaron promoviendo lo contrario. Se desmanteló la autenticidad y se la sustituyó por «identificación». En lugar de ser quienes realmente somos (Juan, Sue, Nahida o Abraham) nos han entrenado para que nos identifiquemos con la ideología del grupo. Hemos adoptado una nueva manera de hablar. Transmitimos nuestros pensamientos ‘como un’; ‘como un judío’,’ ‘como una mujer’,’ como un gay’, ‘como un negro’, en lugar de expresar nuestros propios y muy personales sentimientos y creencias auténticas como las experimentamos en un modo existencial, sin mediación.

En la práctica, hemos sustituido la autenticidad con el desapego, la alienación y el mimetismo. En vez de celebrar Ser de la manera más existencial, aprendimos cómo puede repercutir ser una «mujer», un «judío», un «negro», o un «gay». Hemos aprendido a concebir lo que nuestra identificación ‘puede implicar’ y a reaccionar como lo demanda nuestra identificación. Lo que describo más arriba es el resultado práctico del «olvido del Ser», un término acuñado por el gran filósofo alemán Martin Heidegger. Pero es allí donde apunta la conciencia tribal; el nacionalismo y el patriotismo son reforzados y parecen estar ganando terreno.

Para explicar este giro, me gustaría primero examinar el caso presentado por el sionismo, Israel y las políticas progresistas judías.

Aquellos que asisten a reuniones progresistas se fueron acostumbrando al virtuoso discurso judío. Muchos judíos disparan sus discursos con el sello de ‘como un judío’. No hace falta mencionar que nunca ni yo ni ningún otro estudioso de la política de identificación judías, hemos conseguido averiguar lo que significa este cliché. La razón es que no significa nada.

Durante años he preguntado a muchos judíos que abordan esta cuestión y no he recibido una respuesta satisfactoria. La frase hecha ‘como un judío’ parece transmitir un logo valioso, pero en la práctica se utiliza para bloquear la discusión crítica de la vacuidad de la noción de identidad de judío progresista. En verdad, no hay ningún sistema de valores judío y como el gran filósofo israelí Yeshayahu Leibowitz observó en la década de 1970, no hay tal cosa como ‘la ética judía’. Se espera que el judío siga las Mitzvot (preceptos en hebreo N. del T)y las leyes (halajá) en lugar de actuar ssegún su juicio ético. La conclusión es demoledora: ‘como un Judio’ es una expresión vacía. Es un modo engañoso usado para transmitir una imagen de un patrimonio ético judío que no existe.

Aquí es donde el sionismo e Israel intervienen. Ofrecen al judío la oportunidad de librarse de los falsos clichés y ofrece una visión de la auténtica redención. El sionismo e Israel dicen a los jóvenes de la Diáspora judía que en vez de hablar ‘como un judío’, ¿por qué no ‘es un judío?. Sube al primer vuelo de El Al, viene a Israel, se une al ejército, aprende a conducir un tanque. Con el tiempo su transformación es completa y entonces podrá ‘derramar su ira sobre los gentiles’ en nombre del pueblo judío y de acuerdo con la herencia judía (según el sionista interpreta este patrimonio).

Nos guste o no, Israel y el sionismo dan significado a la judeidad.

La llamada sionista es muy atractiva para los jóvenes judíos de la diáspora (americanos, británicos, franceses, australianos). El ejército está saturado de soldados solitarios que llegaron a la ‘tierra prometida’ sólo para llevar el uniforme y servir a su pueblo.

Israel y el sionismo proporcionan una respuesta patriótica auténtica al estilo anti-patriótico en que se ha convertido la voz de la Nueva Izquierda.

ISIS y otros grupos yihadistas ofrecen a los jóvenes musulmanes un producto similar. En vez de hablar «como un musulmán,» una declaración que significa muy poco en la sociedad multicultural consumista y materialista, el Estado Islámico y otras organizaciones yihadistas ofrecen a sus seguidores occidentales jóvenes la oportunidad de Ser un Musulmán correcto. En vez de participar en el inauténtico juego de ‘como un’, ISIS hace un llamado a sus seguidores a participar en una guerra santa, la última forma de la verdadera realización espiritual.

Sería absurdo etiquetar a los combatientes occidentales de ISIS como «malos musulmanes» o ‘fundamentalistas del mal’ mientras que se hace la vista gorda a la creciente popularidad de la cultura jihadista dentro de las comunidades musulmanas en la región y en Occidente. Recomiendo que se examine la popularidad de ISIS entre los jóvenes musulmanes a la luz de la popularidad de la causa sionista dentro de las comunidades judías occidentales. No veo por qué un joven musulmán británico que combate en Irak es peor que un ciudadano británico judío que sirve en las FDI y arruina la vida de los palestinos en Gaza y Cisjordania.

El auge del nacionalismo y el tribalismo es predominante en toda Europa y gran parte del mundo. Esta semana, Gran Bretaña está a punto de romperse. La mitad de los escoceses prefieren dividir desde el Reino. Lo que está pasando en Escocia es una repetición del mismo patrón. En lugar de suscribirse a una ‘colectividad’británica acuosa y carente de sentido, Escocia, como vínculo simbólico unificador, tiene mucho más que ofrecer a su pueblo.

En resumen, parece que el intento de la Nueva Izquierda de debilitar el Estado-nación mediante la promoción de la política de identificación, ha sido contraproducente. Ha dado lugar a un fuerte aumento de la orientación tribal y el patriotismo local. Esta lectura también nos puede ayudar a comprender los fracasos históricos de la Nueva Izquierda y sus mentores en la Escuela de Frankfurt. Como sabemos, las masas nunca se unieron a la izquierda. La revolución prometida nunca ocurrió tampoco. Y la razón es simple: las personas reales que trabajan no tienen motivos para hacerse pasar por personas que trabajan, ellas son las personas que trabajan.

El apoyo de la izquierda al mimetismo, no estuvo exenta de beneficios. Le trajo algo de popularidad entre los lectores de clase media de The Guardian y entre los judíos progresistas. Pero el estallido actual de tribalismo sugiere que nuestra sociedad está cambiando de dirección. La sociedad nunca puede ser la misma, y esto puede ser un hecho muy positivo.

Fuente: http://www.gilad.co.uk/writings/isis-scotland-and-the-politics-of-mimicry.html