«Estamos convencidos de que el Foro de Sao Paulo es una iniciativa victoriosa. Porque cuando empezamos 20 años atrás, el mundo tenía tres características: la hegemonía imperial unilateral de los Estados Unidos; la caída del campo socialista; y la ofensiva neoliberal. Hoy, veinte años después, tenemos la crisis del capitalismo neoliberal, el quiebre de la […]
«Estamos convencidos de que el Foro de Sao Paulo es una iniciativa victoriosa. Porque cuando empezamos 20 años atrás, el mundo tenía tres características: la hegemonía imperial unilateral de los Estados Unidos; la caída del campo socialista; y la ofensiva neoliberal. Hoy, veinte años después, tenemos la crisis del capitalismo neoliberal, el quiebre de la hegemonía norteamericana y el resurgimiento de la perspectiva socialista como alternativa real, por lo menos en nuestra región», sostiene Valter Pomar, secretario ejecutivo de esta organización que agrupa a los partidos y movimientos progresistas y de izquierda de América Latina.
Pomar, un historiador brasileño que además ocupa la Secretaría de Relaciones Internacionales del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), hace un paralelo entre lo que está ocurriendo con la izquierda europea y la latinoamericana. «Mientras en el viejo continente la izquierda está en descenso, acá está en ascenso. Esto significa que el rol de los movimientos sociales, los partidos de izquierda, los parlamentarios, ha sido tan importante que permitió que acumulásemos fuerza y llegáramos a tener hacia fines de los 90 y principios de esta década un grupo de gobiernos progresistas como nunca tuvimos en nuestra historia en América Latina».
Si bien la experiencia del Foro de Sao Paulo es exitosa desde que el Partido de los Trabajadores de Brasil impulsó su fundación en el año de 1990, «no podemos estar tranquilos, porque por un lado, la derecha está desplegando un contraataque. Y por otro, porque no alcanza con llegar al gobierno. Los gobiernos deben ser instrumentos de transformación profunda de nuestras sociedades y hay mucho que hacer en términos nacionales y de integración».
Pomar estuvo en Bogotá entre el 25 y el 27 de noviembre participando de la celebración del 5º Aniversario del Polo Democrático Alternativo (PDA) y con tal motivo presidió la mesa de trabajo del Foro de Sao Paulo en esta ciudad.
El Polo, un aliado fundamental para la izquierda latinoamericana
Al expresar su felicitación al PDA por sus cinco años de lucha política en Colombia, el vocero del Foro de Sao Paulo señaló que el trabajo que viene dando este partido es importante y fundamental para América Latina, porque contribuye a solidificar el accionar de la izquierda en la región.
Sostuvo que no hay que amilanarse con las amenazas de la derecha que se ciernen sobre los sectores democráticos y progresistas como el Polo, pues esa estrategia sistemática se utiliza por parte del adversario para tratar de debilitar y aniquilar.
En el caso de Brasil con el Partido de los Trabajadores, dijo, con mucha frecuencia la derecha dice que está acabado, aniquilado, pero lo cierto es que en las elecciones presidenciales de octubre volvió a ganar la Presidencia con Dilma Rousseff.
Como cualquier partido político que se respete «en el PT también tenemos escisiones y a pesar de ello seguimos creciendo en gran medida porque nuestro imperativo es la unidad y porque además existe una gran presión de las bases hacia adentro».
Pomar afirmó que la izquierda latinoamericana tiene un aliado fundamental en el Polo para contrarrestar las intenciones oscuras del bloque de la derecha que opera en contra de la integración latinoamericana y los derechos de los pueblos, más aún cuando Estados Unidos tiene a Colombia como su punta de lanza para solidificar su posición hegemónica.
En cuanto a los adversarios de los sectores progresistas en la región encabezados por los «latifundios mediáticos» sostuvo que lo paradójico es que a la izquierda latinoamericana «la critican por sus aciertos que por sus errores».
Estados Unidos y su decadencia de larga duración
Sobre el debilitamiento de la hegemonía de Estados Unidos sostuvo que «es un proceso de decadencia de larga duración que aún va a causar mucho daño. Porque no quiere decaer sino mantener su presencia, su fuerza, y van a hacer de todo para revertir ese proceso. Esto significa, en concreto, que necesitan recuperar el control sobre su patio trasero. Por eso es que no hubo ninguna alteración real de la política de Obama en relación a la de Bush para América Latina. Sin embargo, tiene mucha dificultad, porque se está enfrentando con una correlación regional de fuerzas muy distinta de la que había hace treinta años, con una capacidad económica más debilitada, y con el liderazgo de Brasil como fuerza económica y política».
«Estados Unidos en el fondo lo que aspira es que Brasil sea un socio menor para mantener el control de la región. Pero Brasil no acepta esa subordinación, porque lo que quiere es la integración de América Latina».
Para el secretario ejecutivo del Foro de Sao Paulo el objetivo de la izquierda en la región debe apuntar «a derrotar en el terreno de la política» la hegemonía norteamericana.
Los retos del gobierno de Dilma Rousseff
El Observatorio Sociopolítico Latinoamericano www.cronicon.net dialogó con Pomar sobre los desafíos tanto del PT como del nuevo gobierno del Brasil que a partir del 1 de enero de 2011 presidirá la economista Dilma Rousseff.
– ¿Qué significa para el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil después de ocho años de mandato de Lula da Silva, un nuevo gobierno bajo el liderazgo de Dilma Rousseff?
– Significa un reconocimiento de la mayoría de los brasileños en el sentido de que el PT realizó un gobierno exitoso en términos de democratización, de cambio para mejoría en la vida del pueblo. De otra parte, la victoria de Dilma Rousseff significa un desafío porque cuando tome posesión del gobierno el próximo 1 de enero de 2011enfrentará una realidad tanto internacional como nacional distinta a la que le correspondió a Lula en sus ocho años. No será un gobierno de continuidad, por lo que para ser mejor tendrá que ser diferente.
– ¿El desafío del PT ahora es el de institucionalizarse más y dejar de ser «lulista»? ¿El fenómeno de Lula da Silva no es caudillista?
– Esto tiene algo de verdad y algo de mentira. Lula es producto del PT y logra ser Presidente gracias a este partido. El lulismo surge cuando él desde el gobierno logra que amplias capas populares que antes no veían con simpatía al PT lo apoyen y lo voten. El fenómeno entonces no es como en otros países que aparece un caudillo que crea un partido. En el caso de Lula, existe un partido que proyecta un personaje, y que luego de 22 años de lucha llega al gobierno y gana autoridad propia porque consigue amplio apoyo a su gestión. El desafío que tenemos es que esos sectores que apoyan a Lula pasen a respaldar al PT, que cuenta con el 25% del electorado del país, el que le sigue apenas alcanza el 8%. La derecha decía en Brasil que el PT sólo tenía opción de elegir a Lula y ahora ganamos la elección presidencial con otra persona, lo que indica que nuestro partido tiene identidad y fuerza propias.
– Un sociólogo brasileño como Ricardo Antunes dijo hace poco en Bogotá que el gobierno de Dilma Rousseff tendría continuidad con el de Lula da Silva, entre otras cosas, en el mantenimiento de algunas políticas neoliberales, que el PT en estos ocho años no modificó y prefirió seguir con esa herencia del ex presidente Fernando Henrique Cardoso. ¿Cuál es su opinión?
– No estoy de acuerdo con esa percepción de Antunes. Hace algunos meses participé de un debate con la gente del grupo de Antunes y les hice una pregunta muy sencilla: ¿díganme una cosa: la vida del pueblo brasileño mejoró o empeoró? ¿Hoy tenemos más o menos neoliberalismo en Brasil? Y ello se callaron porque saben que la vida del pueblo ha mejorado y hoy tenemos menos neoliberalismo. Ellos pueden acusar al gobierno de Lula o al PT de adoptar una estrategia lenta y gradual, que hace muchas concesiones, pero señalarnos de neoliberales es una tontería, porque si fuera así, Brasil fuera más neoliberal de lo que era hace ocho años y pasa exactamente lo contrario. Tanto es así que cuando ocurrió la crisis internacional de 2009 nosotros sufrimos menos. Si fuera un gobierno neoliberal estaríamos quebrados. Entonces, no es que no existan políticas neoliberales porque toda América Latina aún está sobre la hegemonía neoliberal o que no haya continuidad en algunos aspectos, pero hacer una exageración como lo hace Antunes y otros intelectuales del Partido Social Liberal es desligarse de la realidad concreta.
– El gobierno de Lula de Silva ha dicho que apuesta por la integración latinoamericana, sin embargo algunos países de la región acusan a Brasil de estar poniendo palos en la rueda para la concreción del Banco del Sur…
– El proyecto del Banco del Sur va a ser concretado, lo que existe es una diferencia entre los gobiernos progresistas que hacen parte de UNASUR sobre la naturaleza de los mecanismos de integración. Nosotros consideramos que una institución como el Banco del Sur debe tener sustentabilidad y por eso no puede ser construida de manera ligera, y ello no es tan fácil como parece. En concreto, ¿cómo será el aporte de capital? ¿Cómo será la votación? ¿Será por el aporte de cada país? Se trata de construir un mecanismo que evite lo que pasa con el Banco Mundial cuyas decisiones no se adoptan a través del mecanismo de un país, un voto. Por todo esto hay una discusión que tiene que darse para crear una institución que funcione y que en el corto plazo no colapse.