Pasados pocos días del fallecimiento de Chávez y mientras se continuaban llevando a cabo homenajes, millones se han movilizado en Caracas para rendirle tributo, fundamentalmente del pueblo pobre y sectores importantes de trabajadores y trabajadoras. Este viernes se realizará el segundo cortejo masivo cuando su cuerpo sea llevado al ahora conocido como «Museo de la […]
Pasados pocos días del fallecimiento de Chávez y mientras se continuaban llevando a cabo homenajes, millones se han movilizado en Caracas para rendirle tributo, fundamentalmente del pueblo pobre y sectores importantes de trabajadores y trabajadoras. Este viernes se realizará el segundo cortejo masivo cuando su cuerpo sea llevado al ahora conocido como «Museo de la Revolución» (antiguo Museo Histórico Militar, donde se ubicó Chávez el 4F del ’92) donde permanecería su cuerpo embalsamado. Todo esto, justo a una semana de que Nicolás Maduro fuera juramentado como Presidente «encargado» en la Asamblea Nacional y el Consejo Nacional Electoral convocara las elecciones presidenciales para el 14 de abril.
El «efecto luto» y el relativo fortalecimiento en la coyuntura del gobierno
Desde el gobierno nacional y su burocracia política junto a la dirección del PSUV, se ha sabido explotar a fondo la gran movilización desde todos los rincones del país, extendiendo el tiempo para las exequias e incluso dejando abierta la posibilidad de embalsamar el cuerpo de Chávez. Pero es claro que la decisión del gobierno y de toda la burocracia, en sus distintas alas, no es solo para alimentar el culto alrededor de la figura de Chávez entre el pueblo, sino que lo que buscan es fundamentalmente fortalecer la autoridad de dicha burocracia política chavista por el mayor tiempo posible a través de la autoridad del propio Chávez, que murió en un momento de una gran autoridad entre las masas.
No es casualidad entonces que en la coyuntura política el gobierno nacional se haya fortalecido aprovechándose del «efecto luto», mientras entre sus distintas fracciones han cerrado filas, pactos de intereses y de necesidad obviamente de por medio, lo que los ha envalentonado incluso a interpretar a piacere la Constitución Nacional, invistiendo a Maduro como Presidente «encargado» -con todas las prerrogativas de un presidente electo; recordemos además que en nuestro país el vicepresidente no se vota en fórmula con el presidente, sino que éste lo nombra- y no al presidente de la Asamblea Nacional según rezaría la Carta Fundamental creada por ellos mismos. Se ha convocado, a través del Consejo Nacional Electoral (CNE), a las elecciones presidenciales reduciendo la campaña efectiva electoral a solo 10 días en la que desde el gobierno se utilizará todo el aparataje estatal siendo que en los hechos el candidato ungido por Chávez, Nicolás Maduro, ya venía en actitud preelectoral. También el candidato de la oposición que por derecha se ha venido oponiendo a Chávez, Capriles Radonski, venía en un claro posicionamiento electoral de precampaña aún en el período de convalecencia de Chávez.
Rumbo a las elecciones se ha conseguido consolidar la figura de Nicolás Maduro entre la amplia mayoría del pueblo seguidor de Chávez, cuando es más que sabido que el propio Maduro no deviene de una gran fuerza propia, sino que se fue haciendo por los propios cargos que le fueron asignados. Es evidente que lo más probable es que Maduro ganará las elecciones pues lo elegirán los votos de Chávez, lo que a su vez se convierte en su principal crisis, ya que Maduro gravita sobre la fuerza de Chávez y esto lo convierte en foco de las tensiones donde puede ser un fusible que no resista a los embates por venir, y esto lo sabe muy bien, de allí el nerviosismo incluso que la alta burocracia estatal chavista encarna y se le aflora por todos los poros por los que transpira. De esta manera acumula las mayores contradicciones que saldrán a flote en un corto plazo. Pero también contribuye al probable triunfo de Maduro el hecho que la oposición de derecha se encuentra en un mal momento, no solo por las dos derrotas consecutivas del 7/10 y de las regionales del 16/12 del año pasado, sino que también por el fenómeno generado tras la muerte de Chávez, lo que dificulta las posibilidades de Capriles Radonski.
La acumulación de las contradicciones en una transición incierta
Es claro que el escenario sin Chávez, es incomparablemente más contradictorio, conflictivo y caótico. Es por esto que el fortalecimiento del gobierno interino de Maduro es transitorio. Pues más de fondo asistimos a una transición incierta de un cambio de etapa tras la muerte de Chávez, signada por una crisis en la forma del régimen de dominio político que imperó en el país, pero llena de contradicciones y traumas donde aún no están definidos los contornos ni los contenidos políticos hacia dónde se va, pero que ya no será como antes de la muerte de Chávez. Es decir se enfrenta un estado de crisis en la forma de gobernar el país en la que, por más tentativa de normalidad que quiere manifestarse desde las autoridades del gobierno interino, es claro que todo cruje en el estado real de las contradicciones abiertas por la ausencia in facto de la personalidad que en casi una década y media impuso su impronta en su forma de ejercer el gobierno.
Los reacomodos que hoy vemos en el juego y la pugna de los sectores de los grupos dominantes y bonapartistas del aparato estatal, en un entramado de fuerzas internas del partido de gobierno conocido por sus claras diferenciaciones políticas más allá de que al momento hayan cerrado filas, serán incontenibles por los intereses divergentes de las diferentes alas. La ubicación de las Fuerzas Armadas y sus alineamientos políticos en función de intereses dentro de sus propios componentes con respecto a las propias divisiones internas del chavismo, como ya hemos explicado en otro momento (Ver «¿Hacia un post-chavismo?»), es la expresión clara de los conflictos por alumbrar de las contradicciones por lo que la realidad política estará cruzada. Cuando las tensiones políticas afloren veremos el estallido de los conflictos de intereses entre los diversos sectores del chavismo, frente a lo cual las Fuerzas Armadas por su alto grado de politización y el rol central que han jugado en el régimen de Chávez buscarán ubicarse según intereses internos, políticos y materiales. Por eso no han sido casualidad los constantes saludos institucionales por parte de Nicolás Maduro desde el fallecimiento de Chávez hacia las Fuerzas Armadas, llegando incluso en ciertos momentos a la saturación de elogios, llegando a llamar incluso a incorporarla en lo que ahora llama «La Dirección Político Militar de la Revolución Bolivariana» cuando Chávez jamás se había referido de esa manera a su comando de la «revolución bolivariana».
Pero hay una cuestión también clave y es la grave situación económica que se arrastra en el país, con un sobreendeudamiento externo e interno, la continuación de la alta dependencia de los precios del barril de petróleo, para mencionar solo algunos aspectos, a los que el gobierno entrante tendrá que hacerle frente, donde además de la posibilidad por necesidad económica (como fue la última devaluación), tenga que realizar ataques al movimiento obrero, y donde la posible respuesta de la lucha de clases no se hará esperar ante un gobierno que, si bien va a ganar las elecciones, no va a contar ni por cerca con la legitimidad y autoridad de Chávez.
Es necesario prepararnos frente a las perspectivas de crisis
Frente al nuevo calendario electoral y las candidaturas de Maduro y Radonski desde la LTS decimos claramente que ninguna de las candidaturas son alternativas para los trabajadores y trabajadoras, ambas son opciones contrarias a los intereses de los trabajadores, siendo incluso opciones burguesas más allá de sus grandes diferencias como factores políticos.
Es necesario que los trabajadores, campesinos y los sectores populares nos preparemos ante las perspectivas de crisis política tras la muerte de Chávez, como frente a los nuevos ajustes que quieran imponer como subproducto de la situación económica. La clase obrera venezolana deberá conquistar su independencia política, tanto de la derecha como de las distintas variantes del chavismo, para convertirse en un factor político que pueda dar respuesta a la situación actual evitando ser furgón de cola de alguno de los proyectos burgueses que conviven al interior del chavismo o de alguna intentona por parte de sectores de las fuerzas armadas. Es por esto que desde la LTS luchamos por poner en pie un partido revolucionario en la lucha por un verdadero gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.
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