Desde la antigüedad, reyes y emperadores se encargaron de manipular su moneda a través de reducir el oro con que las acuñaban, así disponían de más oro y podían tener más moneda para adquirir más bienes. Lo que sucedía es que tarde o temprano la gente se daba cuenta y hacia que su valor decayera […]
Desde la antigüedad, reyes y emperadores se encargaron de manipular su moneda a través de reducir el oro con que las acuñaban, así disponían de más oro y podían tener más moneda para adquirir más bienes. Lo que sucedía es que tarde o temprano la gente se daba cuenta y hacia que su valor decayera radicalmente.
El actual sistema monetario procede de Bretón Wood (1944) cuando se estableció el dólar como la moneda mundial de reserva, al mismo tiempo que su valor se garantizaba con grandes cantidades de oro de los Estados Unidos.
A partir de 1970, los norteamericanos llegan a un acuerdo con la OPEP en la que todas las transacciones petrolíferas se realizarán en dólares, a cambio de proteger a las diversas monarquías del Golfo Pérsico contra la amenaza de una invasión o insurrecciones internas. A partir de esa fecha se desliga el dólar del oro y desde entonces el mundo está lleno del billete verde, no guardando el más mínimo equilibrio entre la cantidad de dólar circundante, con la riqueza real de los Estados Unidos. Es decir, han adulterado tanto el valor real del dólar, de la misma manera que antiguamente se hacía. Estos hechos siempre acaban de la misma manera, con profundas crisis económicas.
Cuatro son los grandes problemas que el dólar está sufriendo actualmente. Veamos:
En primer lugar, el déficit en la balanza por cuenta corriente norteamericana llegó, el año pasado, hasta los 805.000 millones de dólares y con tendencia creciente, lo mismo ocurre con el déficit público que ya alcanza más de 423.000 millones de dólares al que hay que añadir lo que suman los gastos de la guerra de Iraq y Afganistán que rondan anualmente unos 150.000 millones de dólares.
Este doble desequilibrio, conocido como los déficits gemelos, representan una importante amenaza para el dólar, que si éste sufriera una fuerte devaluación podría obligar al banco central norteamericano (FED) a llevar los tipos de interés a unos niveles altísimos.
El mejicano José Ángel Gurria futuro secretario de la OCDE dice:«hay que corregir el déficit de las principales economías mundiales, porque de no ser así habrá una pérdida de confianza en el dólar, se tendrán que subir los tipos de interés y esto implicaría que la economía se pare». Estados Unidos necesita atraer diariamente inversiones extranjeras por unos 2.500 millones de dólares para financiar su abultado déficit exterior.
El Institute for Internacional Economics califica la situación de insostenible y explican que si el dólar no se muestra más débil es gracias a la estrategia de la FED, que desde junio de 2004, ha subido los tipos de forma continuada desde el 1% hasta el 4,5% actuales. La previsión es que suban hasta el 5,25 % en este verano.
En segundo lugar, la relación dólar-petróleo empieza a estar cuestionada. Sadam Hussein comenzó, en el 2000, no aceptando dólares por el petróleo iraquí y sí euros, ha seguido Hugo Chavéz en Venezuela y en estos momentos estamos con el tema iraní, donde la cuestión nuclear es la excusa cuando el problema real es el dólar-petróleo.
El mercado del petróleo está regido por un duopolio, el NYMEX de Nueva York y el IP en Londres que son las dos bolsas de compra-venta de petróleo controladas por los norteamericanos. Teherán abre este mes de marzo una nueva bolsa de petróleo pero no en dólares sino en euros, calculándose que se venderá el precio del barril en unos 37 euros por debajo de las otras dos bolsas, lo que substraerá millones de dólares del mercado mundial.
La reserva federal americana ha reaccionado anunciando que dejará de hacer públicos los indicadores monetarios M3, en los que se mide la cantidad de dinero que circula en un país, con la intención de imprimir más billetes y así absorber las ondas del impacto producida por esta venta masiva de dólares.
En tercer lugar, también en marzo se produce el lanzamiento del ACU, Unidad Monetaria Asiática (recordar que del ECU surgió el euro). Forman parte de ella trece países entre ellos, Japón, China, Corea, Malasia, etc., podrá ser usada como divisa virtual cuyo valor se determinará tomando en consideración las divisas de los países participantes. El soporte fundamental del ACU se basará sobre un PIB conjunto de 7,5 trillones de dólares, que significa el 22% del PIB mundial.
El ACU permitirá controlar el movimiento colectivo de las monedas asiáticas contra mayores monedas. Esta nueva unidad monetaria facilitará el desarrollo de un mercado multi-monetario y la profundización del mercado de capitales, haciendo que puedan en gran medida reducir la exposición a choques monetarios extranjeros.
Japón tiene unas reservas de más de un billón de dólares, China unos 800.000 millones de dólares y Corea unos 250.000 millones de dólares ¿qué harán con ellos?
Por último, estamos asistiendo a la retirada del dólar como moneda en algunos países, Venezuela ha cambiado entre 20.000/30.000 millones de dólares por otras monedas, Irán hace lo mismo con unos 30.000 millones de dólares y la propia China que como hemos visto posee grandes cantidades de dólares va a ir reduciendo su papel, haciéndole ganar al euro y al yen.
Pero siendo esto ya muy peligroso para el dólar, lo más importante es que los propios millonarios norteamericanos ya no confían en el billete verde, y a estos no se les llamarán revolucionarios. Bill Gates y Warren Buffet llamado «el oráculo de Omaha» son los dos hombres más ricos de los Estados Unidos y están jugando contra el dólar pues opinan que la divisa se depreciará fuertemente en un plazo de uno a cinco años.
Todo esto explicaría la continuada elevación de los tipos de interés norteamericanos, los cuales seguirán subiendo porque es la única manera de sostener el billete verde, ¿Hasta cuando aguantará? ¿Cuál será su nivel de caída? ¿Cómo será la crisis económica norteamericana? ¿Afectará al resto del mundo y en que nivel?
Como vemos muchas preguntas con difícil respuesta, está clara la crisis norteamericana que se avecina, la cuestión es cuando sucederá y su intensidad.