Los miembros de grupo de los países más industrializados del mundo (G-8), además de las economías emergentes más importantes en Asia, pidieron un aumento urgente de producción de crudo y advirtieron sobre el peligro de una recesión mundial a causa de los altos precios, durante una reunión realizada en esta ciudad japonesa. Los miembros del […]
Los miembros de grupo de los países más industrializados del mundo (G-8), además de las economías emergentes más importantes en Asia, pidieron un aumento urgente de producción de crudo y advirtieron sobre el peligro de una recesión mundial a causa de los altos precios, durante una reunión realizada en esta ciudad japonesa.
Los miembros del G-8 (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) así como las tres potencias económicas asiáticas (China, India y Corea del Sur), los 11 países que representan dos tercios del consumo de energía del planeta, reiteraron su preocupación por el encarecimiento del precio del petróleo, y acordaron un pacto de cooperación para aumentar la eficiencia energética e intentar frenar el incremento del crudo. El viernes las cotizaciones del petróleo se dispararon a un récord de 139 dólares el barril, tras subir más de diez dólares, el mayor aumento registrado en un solo día.
Las alzas del crudo han desatado protestas en diversos países, entre ellos Indonesia, donde el domingo dos estudiantes cosieron sus labios para presionar al gobierno, a fin de que revierta el aumento de los precios del combustible doméstico.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) reiteró que no ve la necesidad de aumentar su producción ni una reunión de emergencia antes de la prevista para septiembre, salvo una «amenaza real» contra el abasto, en tanto Irán prevé que el precio del barril llegará a los 150 dólares antes del próximo verano.
«Compartimos una viva preocupación por el nivel actual del precio del petróleo», declararon los representantes de los países del G-8 y de las naciones asiáticas en un comunicado conjunto, y consideraron que existe «una urgente necesidad de aumentar las inversiones en el sector energético» para desarrollar la producción e intentar frenar el precio, que se quintuplicó desde 2003 y marcó un nuevo récord el viernes en Nueva York, al alcanzar 138.54 dólares por barril, debido a la debilidad del dólar estadunidense y a la creciente tensión entre Israel e Irán. Los analistas pronostican que la cotización llegará hasta 150 dólares antes de julio.
Los países más industrializados también aumentaron su presión sobre la OPEP -que suministra 40 por ciento de la producción mundial del crudo en el mundo- para que eleve su producción y distienda el efecto de los altos precios en sus economías. «Si dejamos la situación como está, podríamos llegar a una recesión de la economía mundial», advirtió el ministro japonés de Energía, Akira Amari. Añadió que «garantizar la seguridad energética, incluida la estabilidad del mercado», se ha convertido en «la prioridad» de los grandes países consumidores.
Tras la reunión, Amari explicó que los participantes crearon un marco común, la Asociación Internacional para la Cooperación sobre la Eficacia Energética, dedicada al ahorro de energía.
«La época de energía barata parece haber terminado y ninguna economía debería apostar por un regreso a los precios bajos», dijo a su vez el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs, y señaló la importancia de invertir en tecnología para lograr «eficacia energética y la energía limpia».
Dos caras de la moneda
La reunión de Aomori forma parte de una serie de encuentros ministeriales preparatorios para la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del G-8 el próximo mes en Japón, donde la lucha contra el cambio climático será una de las prioridades de esa cita. Amari recalcó que los 11 países reunidos el domingo consumen 65 por ciento de la energía mundial, y producen 65 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que causa el calentamiento de la tierra. «El cambio climático y los temas energéticos son las dos caras de una misma moneda», sentenció.
Los altos precios del energético ya afectan la economía de diversos países, entre ellos Corea del Sur, que este domingo anunció que destinará unos 10 mil 200 millones de dólares durante un año para ayudar a disminuir la carga financiera del aumento en los precios del crudo sobre unos 14 millones de personas, y calificó la situación como una crisis.
«Los altísimos precios del crudo afectan no sólo a nuestro país, sino al mundo entero. Pero la dificultad es especialmente severa en nuestra nación, que no produce una gota de crudo, pero es el quinto consumidor mundial», dijo el primer ministro Han Seug-soo. Indicó que el gobierno devolverá parte del dinero adicional que las personas de menores ingresos gastan en comprar combustible. El programa incluye descargas impositivas para 14 millones de ciudadanos y subvenciones para la compra de combustible a conductores de autobuses y camiones.
Las medidas de Corea del Sur para aliviar la presión de los consumidores se da en momentos en que otros países asiáticos recortan los subsidios al crudo por su alto costo, entre ellos Indonesia, India y Malasia, que elevaron los precios de los combustibles, uniéndose a una creciente lista de gobiernos asiáticos que ya no pueden costear grandes subsidios.
Por su parte, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, anunció que su país reducirá o aplazará algunas inversiones, debido al aumento de los precios mundiales de los combustibles y los alimentos, en declaraciones publicadas en el diario Juventud Rebelde. Cuba importa cerca de 50 por ciento de su demanda mínima de combustible y productos agrícolas.