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Entrevista a Plínio Arruda Sampaio Junior, destacado dirigente político de la izquierda brasileña

«El gobierno de Lula optó por una solución neoliberal»

Fuentes: CX 36 Radio Centenario

En Brasil la política fiscal, cambiaria, monetaria, nunca fue tan dura y las reformas nunca fueron tan dañinas para los trabajadores. La reforma de las pensiones, la ley falencia, la reforma que ahora se propone universitaria y laboral son reformas neoliberales de pura sangre Para conocer de primera mano que está pasando en el partido […]

En Brasil la política fiscal, cambiaria, monetaria, nunca fue tan dura y las reformas nunca fueron tan dañinas para los trabajadores. La reforma de las pensiones, la ley falencia, la reforma que ahora se propone universitaria y laboral son reformas neoliberales de pura sangre

Para conocer de primera mano que está pasando en el partido de Lula, el programa «Mañanas de Radio» de CX 36 RADIO CENTENARIO se contactó telefónicamente con Plínio de Arruda Sampaio Júnior. Lo que sigue es parte del diálogo mantenido por los periodistas Hernán Salina y José Luis Vázquez con el destacado dirigente político brasileño. El entrevistado es hijo de otro dirigente histórico y también fundador del PT, el abogado y ex diputado federal Plínio Arruda Sampaio; quien también manifestó su reprobación a la dirección del PT.

– ¿Podría explicarnos qué sucedió en el PT y a qué se debe la deserción masiva y las duras críticas al presidente brasileño Luis Inacio «Lula» Da Silva?

– Nosotros -intelectuales, sindicalistas, dirigentes históricos del Partido- estamos disconformes con el rumbo de la política económica y del conjunto del gobierno desde hace mucho tiempo. Hemos luchado en la interna, dimos varias batallas por dentro del Partido para intentar cambiar el rumbo de esta política, pero las perdimos, porque la democracia interna del partido ya no funciona, por tanto no hay más espacio para cambios.

Nuestra crítica principal es que nosotros construimos el PT, 25 años atrás, como instrumento de la transformación social, y no admitimos que el Partido se haya convertido en un partido de defensa de privilegios, de defensa del status quo. Y estamos convencidos que nuestra salida es apenas la primera fisura del dique, porque hay una insatisfacción muy grande dentro del Partido y justamente nuestra salida coloca en la agenda del Partido el debate de si vale la pena intentar seguir cambiándolo por dentro. Creemos que en un tiempo breve, toda la izquierda militante, todos los militantes comprometidos con la transformación social estarán fuera del PT.

– ¿Qué ha pasado con el líder de los trabajadores hoy Presidente de la República? ¿Qué pasó con el PT, cómo se evidencia lo que Ustedes critican?

– Hay evidencias muy fuertes, porque el gobierno del PT hizo una opción: dar una solución neoliberal a la crisis del neoliberalismo en Brasil. O sea, apuesta al reciclaje del modelo y eso se evidencia no solo en una política monetaria durísima, tanto que incluso increíblemente el gobierno del PT no sólo pone una meta superior al FMI, sino que encima sobrecumple esa meta.

Pero incluso, lo peor no es la política monetaria ni la política cambiaria ni la política fiscal ni el populismo cambiario de valorización de la tasa de cambio. Lo peor son las reformas que están siendo implementadas en Brasil, como la reforma de la Previsión Social, la del Banco Central, la reforma universitaria, la reforma a las leyes del trabajo, etc.

– ¿Por qué se llegó a esto?

– Es que desde hace unos años la dirección del Partido viene adaptando de a gotas el programa de gobierno a las exigencias del status quo; tanto que hoy ha llegado a una rendición incondicional a las exigencias de la comunidad financiera internacional. Yo no voy a cuestionar la buena voluntad de Lula, no es un problema personal que tengo con Lula, el problema es político y no sólo de Lulas sino de toda la dirección partidaria.

El problema es que el PT no acumuló fuerza política suficiente para hacer el cambio, para cambiar el estado brasileño, que es un estado hoy día neoliberal. Entonces cómo el PT no cambia el Estado, el Estado cambia al PT y la dirección del partido se convirtió de manera fanática al neoliberalismo y las reformas que están siendo hechas en Brasil son mucho más profundas y perversas que las reformas que ya venían del gobierno anterior de Fernando Henrique Cardozo.

Entonces, por un lado hubo un problema interno, porque hicimos el PT como instrumento de organización del pueblo, para poder cambiar Brasil, con la idea de que es necesario un pueblo organizado, movilizado y consciente para conquistar los cambios; pero esta idea comenzó a ser abandonada en los años ’90. Y hoy ya no es un partido de lucha. El otro problema son las alianzas que hizo el PT para alcanzar el gobierno. Entonces hoy tenemos por arriba una alianza conservadora y por abajo el pueblo desmovilizado.

– ¿Para entender qué sucede, podría explicar por ejemplo qué pasa con el «Plan Hambre Cero»?

– En relación al Hambre Cero, hay tres problemas básicos. Uno es la concepción, porque es un programa asistencialista; si bien hay que asistir a la persona que tiene hambre porque esa persona tiene prisa, no se puede combatir el hambre atacando solo las consecuencias. Así, el Plan Hambre Cero, que fue pensado como programa asistencialista y de transformación social, en la práctica quedó apenas en lo asistencialista.

Como tal tiene dos problemas: el primero es que falta plata, porque Brasil gasta, para que ustedes tengan una idea, 110% de su PBI en pagar el interés de la deuda pública. Entonces se ha tenido mucha dificultad con la poca plata que designó el gobierno para «Hambre Cero». Sin embargo, esta plata está llegando y por tanto Lula hace una especie de nuevo populismo de derecha. Entonces, el apoyo de este gobierno es de la alta plutocracia, mientras que los «descamisados», es decir, la gente más pobre no está siendo politizada; por decirlo de una manera fuerte, está siendo comprada.

– Se informó que junto con los intelectuales y economistas, varios dirigentes sindicales han abandonado el PT. ¿Esto se trasluce en la Central Única de Trabajadores, CUT?

– Son dos cosas distintas. En general la CUT es una central muy afín con el gobierno. Pero hay también una gran insatisfacción, de un grupo aún minoritario pero muy activo y fuerte, cuyo líder es «Jorginho da CUT» (Jorge Martins).

– Los que se han ido del PT, ¿creen que había margen para hacer otra cosa que lo que estaba haciendo el gobierno en Brasil, no se temía que en caso de cumplir otras políticas pudiera surgir el caos político y social en Brasil, la reacción de la derecha, la inestabilidad política?

– Mira, son dos preguntas, la primera si nosotros creíamos que el gobierno de Lula haría el socialismo. Y respondo que no, primero porque no se propuso eso durante la campaña, entonces nadie creía en eso. Lo que nosotros sí creíamos es que iba a haber cambios, porque lo que Lula prometió es salir del neoliberalismo, empezar una política que organizara al país en otros moldes, de otra manera, y eso es lo que nosotros esperábamos. Tampoco es que los cambios vienen lentamente y nosotros estamos con mucha prisa, el problema es que el gobierno no hace ningún movimiento de cambio, al contrario, hace una profundización del neoliberalismo.

Esta es nuestra crítica mayor, esta consigna de Lula: «La esperanza venció el miedo», era la esperanza del cambio, y el miedo de la reinstalación del capital, bueno y ahí vamos a la segunda cuestión, si no habría ningún tipo de reinstalación. Claro que habría, cuando se dice que la esperanza venció al miedo quiere decir que el pueblo brasileño estaba dispuesto a enfrentar el boicot del gran capital, porque nosotros no tenemos duda ninguna que habría una ruptura y una desorganización temporaria de la economía, porque el neoliberalismo se organiza de una manera que si tu lo amenazas, retahíla de una manera brutal, provocando un caos económico. Lo que nosotros queríamos era que el gobierno tuviera la fuerza, la firmeza para enfrentar esta turbulencia y el pueblo le dio mandato a Lula para que pasara por la tormenta.

Nosotros no tenemos duda alguna que habría alguna tormenta, pero cuando se quiere cambiar, uno tiene que saber lo que no quiere, tiene que saber lo que quiere y tiene que estar dispuesto a pagar el precio de la transición, porque si no uno no quiere cambiar, y en Brasil el pueblo quería cambiar, había espacio objetivo para hacer el cambio y Lula desperdició esta oportunidad

– También se dice que han cambiado. Así como ha cambiado parte de la izquierda de América Latina, dicen que también han ido cambiando y actualizándose los organismos internacionales que marcan las políticas económicas, como el Fondo Monetario y el Banco Mundial.

– ¿Cambiado en que sentido?

– Como que han sido autocríticos con sus planes anteriores

– Bueno, si han cambiado en Brasil no se siente, porque en Brasil la política fiscal, cambiaria, monetaria, nunca fue tan dura y las reformas nunca fueron tan dañinas para los trabajadores. La reforma de las pensiones, la ley falencia, la reforma que ahora se propone universitaria y laboral son reformas neoliberales de pura sangre. Entonces, creo que es más propaganda que en realidad, y con seguridad en Brasil, estos cambios no llegaron.

– ¿En qué consiste la reforma universitaria?

– La reforma universitaria es una profundización de la privatización de las universidades, durante el gobierno de Fernando Henrique Cardozo, se abrió un espacio gigantesco para la creación de universidades privadas y se amplió de una manera brutal la oferta de becas en las universidades privadas, al mismo tiempo que en paralelo se restringía los recursos a las universidades públicas federales y se empezaba a desmontar, a deteriorar, a las universidades públicas, lo que hace ahora el gobierno de Lula es el proyecto principal de reforma universitaria, que consiste en destinar recursos públicos para financiar las universidades privadas, lo que para nosotros aquí es un escándalo, porque como las universidades públicas están muy deterioradas, nada justifica que se pase esa plata a universidades que no tienen ninguna calidad y que son apenas una manera de ganar plata, vendiendo la ilusión del diploma universitario.

– ¿Podría comentar qué postura tienen figuras conocidas internacionalmente, como Frei Betto por ejemplo, o del Movimiento de los Sin Tierra?

– Mira, yo soy amigo de Frei Betto, pero no puedo hablar por Frei Betto. Voy a decir lo que leí hace unos días en el periódico, cuando le preguntaron ¿por qué usted salió del gobierno?. Porque estoy en desacuerdo frontal con las orientaciones de la política económica, respondió. Entonces, esto no es ningún ingenio y él sabe perfectamente que este gobierno es neoliberal y por eso salió.

En relación a los Sin Tierra tampoco puedo hablar por ellos, soy compañero de ellos, pero esto yo lo puedo decir con absoluta seguridad. Hay en la dirección de los Sin Tierra, con la cual yo estoy en permanente contacto, una lucidez perfecta sobre la naturaleza de este gobierno. Pero lo que hay dentro MST, es una discusión interna para saber qué política adoptar frente a este gobierno. Por ahora, con el gobierno la relación es de «ni guerra, ni paz».

-¿Esta situación en el PT no estaba prevista antes de acceder al poder?

– Yo personalmente sabía o creía que el gobierno no tendría fuerza para hacer los cambios, porque como ustedes ven yo hablo un español razonable para un brasileño, yo lo aprendí en Chile, porque mi papá fue exilado en el 64, entonces de chiquillo aprendí a hablar español y asistí a lo que pasó en el gobierno de (Salvador) Allende. Conocí el proceso, lo que sucedió allí, conozco lo difícil que es cambiar las cosas aquí en nuestro continente. Entonces yo era muy escéptico en relación a la capacidad de este gobierno de promover cambios profundos.

Pero confieso que me sorprendí con el entusiasmo neoliberal del gobierno. Yo creí que el gobierno iba a intentar cambiar algo, tímidamente, pero que no lo iba a conseguir, pero jamás imaginé que el gobierno se fuera a rendir al neoliberalismo. Diría que el conjunto de los compañeros que salieron conmigo, aunque tenían muchas sospechas en relación al movimiento del gobierno, aunque ya desde el inicio estaban muy insatisfechos con la timidez del programa, varios creían que sería posible, con la movilización social, llevar el gobierno, empujar el gobierno hacia los cambios, hacia las transformaciones.

– ¿A Ustedes que se fueron del PT no los juzgan como poniendo un palo en la rueda del gobierno supuestamente progresista de Lula?

– Mira, en realidad lo que nosotros queremos es meterle un palo a las políticas de Lula porque no son progresistas, son regresivas. Entonces la reacción de la dirección del Partido fue una reacción muy curiosa porque fue una reacción de mucha cautela y una cautela que revela de alguna manera, y así lo leo yo, un cierto temor, un temor de que la gente buena del PT comience a salir. Porque ellos saben que no están haciendo las políticas de cambio, porque eso es absolutamente evidente y hay en el interior del partido una rebelión muy fuerte. Por eso yo bromeo, nosotros somos apenas la primera fisura del dique pero mucha gente va a salir en los próximos meses y con seguridad el próximo año. Es que los petistas fuimos formados como gente de lucha, y hay mucha gente perpleja, mucha gente que quiere tener la seguridad de que no está haciendo el movimiento falso, pero toda la gente sabe, la gente digo comprometida con los cambios sociales, que lo que está haciendo el PT no está bien.

– Ante ese panorama y ese impacto de lo que están viendo del PT ¿qué van a hacer, se van para casa?

– No, por eso salimos de una manera colectiva, para demostrar que nosotros no estamos regresando a casa. No se trata de desistir en la lucha, pero se cierra, digamos, el ciclo PT para abrir espacios para nuevas formas de organización política.

Digamos que estamos en una separación con el PT y en esta separación nosotros estamos disputando -por así decirlo- la custodia de los hijos: nosotros disputamos la militancia del PT, nosotros queremos disputar el imaginario del PT en el pueblo brasileño, el imaginario del PT como un instrumento de cambio y nosotros vamos a alegar en esta separación, nosotros vamos a alegar al juez que la dirección del PT abandonó el hogar, porque cambió de lado y esta es la disputa política que estamos haciendo aquí en Brasil.

– La alternativa en el continente aparece impulsada un poco por Venezuela, por el proceso bolivariano de (Hugo) Chávez, aparentemente ahora muy cerca con (Néstor) Kirchner también y Cuba, ¿Ustedes la ven por ahí?

– Usted menciona el ejemplo venezolano y sin duda Venezuela demuestra que sí es posible cambiar. Si el pueblo quiere cambiar y los dirigentes frenan los cambios, es posible imponer un proceso de cambio. En Venezuela una de la debilidades del presidente Chávez es la ausencia de un partido de cambio, en cambio nosotros en Brasil teníamos el partido organizado nacionalmente durante 25 años, con experiencia y lo que nos faltó fue la dirección, porque la dirección en el momento decisivo cambió de lado entonces no hay duda alguna, América Latina quiere cambios.

Ustedes ahí en Uruguay también, nosotros aquí en el Brasil los acompañamos con mucha atención, el pueblo dio varias demostraciones de que quiere cambiar; al igual que en Argentina, Bolivia, en todo el continente. Estamos en un momento de cambio pero para cambiar nosotros vamos a tener que vencer las fuerzas que frenan el cambio, la fuerzas del contracambio y para esto es necesario el pueblo movilizado de abajo. Y Venezuela nos da, sin duda alguna, ejemplo de eso.

Lo de Kirchner, hablé con los amigos argentinos, es una situación más compleja, desde mi puno de vista; pero ustedes ahí en Uruguay lo conocen mucho mejor y yo puedo estar equivocado. Pero los argentinos viven un drama muy fuerte, porque pagaron todos los precios del cambio que es la moratoria y no lograron cambiar todavía de manera cualitativa el modelo económico.