Mario Hernández: Imagino una tristeza muy grande por lo que ha pasado con el equipo de fútbol brasileño que sufrió el accidente aéreo. Ricardo Antunes: Sí. Nosotros gustamos mucho del fútbol y fue una cosa muy triste, era un equipo pequeño que venía muy bien en los últimos años. Es una tragedia. La información que tenemos […]
Ricardo Antunes: Sí. Nosotros gustamos mucho del fútbol y fue una cosa muy triste, era un equipo pequeño que venía muy bien en los últimos años. Es una tragedia. La información que tenemos hasta ahora es que probablemente haya sido causada por falta de gasolina. Si eso se confirma, lo que puede explicar que un vuelo tenga una cantidad de gasolina menor de la necesaria para volar, debe ser la fase de la tragedia neoliberal destructiva que estamos viviendo.
M.H.: Me imagino también la tristeza por la muerte de Fidel Castro.
R.A.: Seguro que sí, porque para muchos de nosotros Fidel Castro en América Latina significó la posibilidad de que un pequeñito pueblo en el Caribe diga que no al imperialismo norteamericano, no al capitalismo de la super explotación, no a los intereses de las grandes corporaciones.
Cuba desde su revolución en 1959 se convirtió en un punto de resistencia de América Latina, una referencia que demostraba que se podía luchar para buscar otro modo de vida. Claro que sabemos que hay muchas dificultades en la situación del socialismo cubano, que el bloqueo norteamericano ha sido brutal, sabemos que la dependencia de Cuba con el sistema soviético se mostró a lo largo de las décadas muy problemática. Inclusive pienso que el Che Guevara percibió que la dependencia de los cubanos al área de influencia de los soviéticos no era positiva, pero independientemente de todo lo que se pueda decir, es la representación más clara de la resistencia, del ideal de emancipación que los cubanos expresaron para nuestra América Latina, y Fidel junto al Che Guevara fueron las figuras que encarnaron este ideal, que hasta hoy vive en muchos en nuestra América.
M.H.: Pasemos a Brasil, a Temer se lo acusa de tráfico de influencias luego de la denuncia de su propio Ministro de Cultura. Lo que provocó la semana pasada la renuncia de Marcelo Calero y también del Ministro de la Secretaría de Gobierno Geddel Vieira el viernes pasado. ¿Qué nos podes comentar sobre estos acontecimientos?
R.A.: Este último episodio demuestra lo que mencioné muchas veces en otras entrevistas, el grupo Temer y el PMDB son parte de la más fuerte tradición de corrupciones. Nosotros somos críticos del gobierno de Dilma y del gobierno del PT que hizo muchas concesiones a las burguesías, a los sectores dominantes, los capitalistas y los bancos. Pero Dilma ha sido depuesta a través de la acusación de haber cometido un crimen y la verdad es que Temer cometió un crimen, porque intentó obligar a su Ministro de Cultura, Calero, a aprobar por arriba de la decisión de un órgano nacional de preservación del patrimonio público, la liberación de una construcción de un predio de departamentos donde un ministro era propietario. O sea, es una vergüenza porque es un accionar en función de los intereses privados más mezquinos, en el sentido de que el Presidente en vez de intentar enfrentar las trágicas condiciones de desempleo que hoy según cifras oficiales es de 12 millones de personas, aunque en realidad son alrededor de 30 millones, se dedica a preservar intereses privados. Es una expresión de la privatización del Estado brasileño, este es un proceso muy antiguo, el de la privatización por las oligarquías políticas provinciales, regionales y en el plano nacional de las corporaciones.
Claro que Temer está intentando superar esta crisis, pero hay otro ministro, Eliseu Padilha, que también está involucrado. Además, la más grande empresa de construcción civil de Brasil, Odebrecht, ha finalizado la delación de hasta 250 nombres de diputados y senadores brasileños que están involucrados en la corrupción, y muchos de ellos son parte del gobierno de Temer. Yo dije en otra entrevista hace 3 o 4 meses atrás, que el gobierno de Temer iba a ser una sucesión de escándalos políticos uno después del otro hasta 2018, si es que llega.
La clase trabajadora no tiene la confianza que tenía años atrás en la CUT
M.H.: Precisamente respecto del tema de llegar al 2018, el pasado 25 de noviembre hubo una serie de movilizaciones y paros convocados por las centrales sindicales. ¿Cuáles fueron las repercusiones?
R.A.: Lamentablemente no fueron significativas. Hoy (29/11) es más significativo que en el Congreso brasileño se está haciendo la votación de 2 o 3 medidas que son las más brutales, una de ellas reduciendo brutalmente el presupuesto para la salud y la educación. Hoy hay manifestaciones en Brasilia, en la capital del Distrito Federal, contra su aprobación y contra muchos proyectos similares del gobierno de Temer.
Pero hay un segundo movimiento que es muy importante en Brasil hoy que es la ocupación de las escuelas, tanto secundarias como universidades. Hay muchas universidades que están ocupadas y hay también una huelga importante de profesores de las universidades federales.
Lamentablemente el 25 de noviembre las paralizaciones nos fueron fuertes, fueron localizadas y en algunos sectores públicos fundamentalmente, porque durante los 14 años del gobierno del PT, primero de Lula y luego de Dilma, la CUT no hizo otra cosa que ser cooptada por el gobierno y no permitieron movilizar ni una organización de la clase trabajadora, entonces ahora la clase trabajadora no tiene la confianza que tenía años atrás en la CUT. La clase trabajadora no la considera más su representación, entonces hoy tenemos una situación de muchas manifestaciones en escuelas, universidades, sectores públicos, hay huelgas que están luchando por conquistas salariales, pero las manifestaciones más políticas como la del 25 de noviembre son limitadas.
Infelizmente esta es la realidad, por más que nosotros desearíamos poder decir que fue una manifestación importante, pero no, hoy sí hay una manifestación popular del Movimiento Sin Techo y Sin Tierra, de trabajadores públicos y de las periferias en Brasilia, pero están sufriendo una fuerte represión policial.
M.H.: ¿Cómo pensás que impactará el triunfo de Trump sobre Brasil?
R.A.: Hay muchas dudas sobre qué cambios efectivamente van a ocurrir, porque una cosa fue la campaña de Trump para derrotar a Clinton, donde hizo una campaña muy de derecha, nacionalista y donde hay mucha parte de desconsideración hacia nuestra América Latina.
Yo pienso que lo primero que vamos a sentir que va a ser muy negativo, será la brutal represión a los inmigrantes, fundamentalmente a los que nosotros llamamos «chicanos» de México y América Central que migran a EE. UU. intentando conseguir trabajo.
La segunda cosa negativa será un recrudecimiento en la política de relación que Obama había empezado con Cuba, declaraciones que hizo en estos días Trump dejan claro que va a endurecer la relación con Cuba. Es una incógnita saber todavía cuáles intereses va a defender y qué consecuencias podrá traer para EE. UU. y el mundo, pero mi primera impresión es que en el plano de las relaciones económicas de nuestra subordinación a la hegemonía al imperio norteamericano va a continuar del mismo modo que se encuentra hoy, no pienso que tengamos modificaciones muy profundas, creo que las más profundas serán contra los inmigrantes latinoamericanos y la modificación de la relación con Cuba.
M.H.: Tengo en carpeta un artículo de Emir Sader: «Brasil el eslabón más débil del neoliberalismo en América Latina» donde sostiene que «en el marco de la contraofensiva conservadora en América Latina, que busca restaurar gobiernos neoliberales, tanto en Argentina, como en Venezuela y en otros países de la región, es en Brasil donde el neoliberalismo tiene bases más frágiles para consolidarse y más dificultades para poner en práctica su programa». ¿Coincidís con esta visión?
R.A.: No. Sader es un intelectual completamente involucrado con el PT, tiene la visión mítica de que el PT era el cambio real en Brasil cuando nosotros sabemos que, tanto en el gobierno de Lula como en el de Dilma, implementó un sistema de conciliación de clase e intentó un camino que yo defino como social liberalismo, no fueron gobiernos puramente neoliberales, pero fueron gobiernos social liberales. Inclusive no concuerdo con algunos que dicen que Brasil desarrolló una especie de neo desarrollismo, es una mistificación.
Lo que Temer está haciendo es otra cosa. Dada la fragilidad del gobierno del PT que desorganizó las luchas populares, y esto es lo que explica que la tentativa de huelga del 25 de noviembre no ocurriera, porque las clases trabajadoras, los asalariados, los de la periferia no tienen más confianza política ni en la CUT ni en el PT.
El PT fue brutalmente derrotado, perdió las elecciones municipales, sufrió una derrota completa, por lo tanto, esta reflexión de Sader es típica de un intelectual del aparato del PT.