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El golpe suave planetario y la industria cultural del imperialismo estadounidense-occidental

Fuentes: Rebelión

Traducción del portugués para Rebelión por Luis Carlos Muñoz Sarmiento


1

Trenzar un texto con las siguientes cabelleras. Una de Nietzsche. El último cristiano muerto en la cruz. Otra de Marx. La dialéctica de Hegel constituye un método molesto, pero está cabeza-abajo. Otra de Wittgenstein. No existe otro lugar para tener una idea de lo que hay, sino en el estado civil de las contradicciones y en su estado en el mundo civil. Cualquier otra dimensión, para entender cualquier fenómeno, tenderá a volverse mera especulación o simplemente una metafísica mortal.

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A través de Nietzsche y de Marx, considerar los siguientes conceptos: uno de Deleuze y Guattari. La palabra orden, así definida en Mil mesetas: la unidad mínima del lenguaje no es el fonema sino la palabra de orden, que funciona como el parásito de la lengua, estando tanto más presente cuando más la suponemos ausente. Está, pues, en las tranquilas conversaciones de los trabajadores que disfrutan el derecho sagrado a las vacaciones. Está en el cariño de un padre burgués al hijo. Está en el «Yo te amo» de una pareja de enamorados.

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En su variación infinita, una palabra de orden carga siempre en sí una sentencia de muerte.

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A través de Nietzsche y de Marx, considerar lo que alguna vez Félix Guattari designó como política existencial molar y política existencial molecular. La primera constituida por todo aquello que es o se volvió institucional, fijo, normatizado o simplemente atrapado o dispuesto a ser capturable por el Estado. La lucha femenina por el derecho al voto sería, desde este punto de vista, una lucha en el plano de la política existencial molar, lo mismo que el derecho al aborto. Ambas son legítimas demandas presentadas al Estado. Son, pues, molares. Una política existencial molecular, por otro lado, emerge de los bordes, no es previsible ni reconocible por el saber institucional. No se fija, por ejemplo, en el ámbito binario de las divisiones de género, hombre o mujer; ni en las divisiones étnicas establecidas: blanco, negro, indio, amarillo. Ser brasileño, español, venezolano, americano, musulmán, judío, trabajador, burgués y todo lo demás que se constituye como identidad, desde este punto de vista, sería molar. Lo molecular es siempre otra cosa de otra cosa en otra cosa.

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A través de Nietzsche y de Marx, pensar el concepto genérico de Alain Badiou, en vista del inquietante mundo contemporáneo. Para Badiou, lo genérico es la condición intrínseca del evento. Constituye un agujero en el saber. Es aquello que no es, en lugar de aquello que es. Lo genérico diluye lo que es hasta el absurdo límite a partir del cual somos todos absolutamente iguales, esto es, genéricos. Ahí reside, pues, la condición universal del genérico. Un ejemplo: si no somos negros, blancos, hombres, mujeres, gays, brasileños, venezolanos, burgueses, revolucionarios, somos simplemente iguales en nuestras paradójicas singularidades genéricas.

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Una vez presentado el marco teórico-metodológico de este ensayo, considerar la siguiente premisa, con Marx y Wittgenstein: el imperialismo occidental-estadounidense o estadounidense-occidental opera produciendo una humanidad al revés, de las siguientes formas: 1) podemos y debemos ser moleculares, genéricos, revolucionarios, indefinibles desde que la palabra de orden que nos sacude sea: no dar la importancia debida al imperialismo occidental-estadounidense porque es o sería molar; 2) luchar teniendo en cuenta una agenda molar contra la cual el mundo molecular genérico de una humanidad al revés deba actuar y, actuando, concebirse, siempre cabeza-abajo, como más y más molecular, por el simple motivo de que cree estar siendo molecular porque combate el plano existencial molar; 3) el plano molar presentado por el imperialismo estadounidense-occidental, para los creativos moleculares genéricos revolucionarios del combativo mundo actual se constituye como fundamentadas o fundamentalistas identidades nacionales, estatales, étnicas, clasistas, genéricas, ideológicas, principalmente teniendo en cuenta la división entre lo religioso y lo laico, entre izquierda y derecha, entre democracia y dictadura, entre revolucionarios y reformistas -desde que el plano molar [por parcial] (profundamente molecular [por total: Notas del Trad.]) del imperialismo estadounidense-occidental sea o venga a ser puesto en un plano secundario.

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Este es el estado civil de nuestras contradicciones y su estado en el mundo civil, hoy: una humanidad molecular, puesta al revés, combatiéndose a sí misma a través de la sentencia de muerte del imperialismo occidental-estadounidense que, parasitariamente, dicta: sea revolucionario, sea genérico, sea laico, sea religioso, sea izquierdista, sea derechista, cacen a dictadores o impíos, pero jamás pregunten o centren su atención en mí porque, si así lo hicieren se volverán maniqueístas, anacrónicos, molares [por parciales: Nota del Trad.] y, por lo tanto, no serán lo que deben ser, eternamente, orgullosamente -cabeza-abajo [o al revés: Nota del Trad.].

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Esta humanidad falsamente genérica, molecular, revolucionaria, creativa, cabeza-abajo en relación al imperialismo estadounidense-occidental, es producida por la industria cultural, tal como es definida por Adorno y Horkheimer, en Dialéctica de la Ilustración: la industria cultural es planetaria y produce la cultura de un mundo que somete sin cesar el trabajo colectivo y la naturaleza.

9

La industria cultural molecular, revolucionaria y genérica, cabeza-abajo en relación al imperialismo occidental-estadounidense, está claramente para imponerse sobre el trabajo colectivo y sobre la naturaleza creyendo, paradójicamente, que libera a ambos, el trabajo y la naturaleza, de las mallas dictatoriales del plano molar agendado por el imperialismo occidental-estadounidense como el lugar de la lucha libertaria, razón por la cual ocurre a partir de un escenario, siempre planetario, en el que el teatro de la guerra está anclado en identidades molares, por más que estas se vean como moleculares, principalmente considerando el choque entre izquierda y derecha, fundamentalistas religiosos y subjetividades laicas, dictadores y demócratas.

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Pues aunque la industria cultural se encarne en soportes mediático-tecnológicos del mundo de la información de masas, incluyendo radio, televisión, Internet, cine, soportes de papel, principalmente teniendo en cuenta las corporaciones o los conglomerados empresariales mediáticos, ella en verdad captura la humanidad molecular, genérica y revolucionaria toda, poniendo cabeza abajo al presentarnos como reales sujetos ficcionales de un mundo tramado por el imperialismo estadounidense-occidental sin que pongamos este como el foco principal – porque es así que nos hacemos más que nunca «de cabeza para abajo».

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No es por nada que el mercantilismo sea el nombre común de esa humanidad ilustrada para ser la palabra de orden de la trama del imperialismo occidental-estadounidense de una humanidad que vive y lucha para liberarse de los planos molares, en los cuales y a través de los cuales el imperialismo estadounidense-occidental nunca tiene la relevancia que debe tener siendo, cuando mucho, un plano entre otros.

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El dominio de las finanzas, en la contemporaneidad, es consecuencia directa de una humanidad ilustrada para quedar cabeza-abajo creyendo estar de pie, contra los planos molares establecidos por el imperialismo occidental-estadounidense, pues es contra todo lo que es productivo, o puede ser, que el imperialismo estadounidense-occidental actúa, captura, toma, pone cabeza-abajo.

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Así como el mundo de las finanzas es el parasitismo por excelencia del mundo de la producción real, el imperialismo estadounidense-occidental constituye el parásito-mayor del mundo productivo de las personas de carne y hueso.

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Este es el escenario, pues, de lo que se ha designado como golpe suave, teniendo en cuenta, por ejemplo, el libro De la dictadura a la democracia (1993) de Eugene Sharp, que se volvió el cínico teórico medíocre de las tácticas y estrategias que el imperialismo estadounidense-occidental debe seguir para tumbar «suavemente» gobiernos que no se someten integralmente al golpe de democracia de los bancos y de los oligarcas.

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El manual del «golpe suave» de Eugene Sharp constituye, si se lee como es propuesto, un desviar la atención. Quieren, a través de él, que distraigamos nuestra atención sobre países que están en la mira del imperialismo estadounidense-occidental -para criticarlos, antes que todo. Con eso, se tiende a no percibir algo que precede a todo, que es: el «golpe suave» ya viene siendo aplicado hace algún tiempo contra toda la humanidad y se da poniéndonos cabeza-abajo de tal manera que nos volvamos «ilustrados» para luchar contra planos molares agendados por el imperialismo estadounidense-occidental.

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El mundo actual es este en el que la humanidad está representada gráficamente para aplicar «golpes suaves» contra sí misma, a partir del plano molecular falsamente genérico en que vivimos -cabeza-abajo.

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Así como el parasitismo financiero constituye una variable fascista de nuestra condición, orquestada como golpe suave cabeza-abajo contra nosotros mismos, la industria cultural, ahora entendida literalmente, constituye la piedra de toque para la realización del golpe suave, del cual somos a la vez agentes y pacientes, contra la humanidad en su conjunto.

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Una democracia radical de las corporaciones mediáticas internacionales nunca fue tan necesaria. Solo tendremos condiciones de visualizarla de pie, a partir de la constitución de una ciudadanía planetaria, pues el objetivo de la dictadura mediática que captura a la humanidad, siendo igualmente planetario, es este: ponernos en guerra contra nosotros mismos, dejando de lado el imperialismo estadounidense-occidental -siempre partiendo de la agenda establecida por este como un «golpe suave» en que nos metemos, odiándonos, combatiéndonos, matándonos.

19

Ir a las calles, en la contemporaneidad, nunca fue tan urgente. Pero no nos engañemos. Por más que nuestras demandas sean justas, ellas no pueden volverse de forma alguna rehenes de la dictadura mediática internacional.

20

Estamos en la obligación histórica de separar la paja del trigo, en un mundo que nos confunde por todos lados, tanto que el trigo se vuelve paja y esta se vuelve trigo. Para salir de este lío que tenemos, son fundamentales tres premisas y deben estar en las calles, siempre: 1) el imperialismo occidental-estadounidense sí es el principal enemigo de la humanidad; 2) entender con claridad cuál es su agenda y cómo esta nos coloca cabeza-abajo es la condición principal de nuestras políticas existenciales molares [parciales] y moleculares ;3) no son los gobiernos, independientemente de sus perfiles, los que deben ser objetos tácticos o estratégicos de nuestras luchas, sino las corporaciones mediáticas nacionales e internacionales.

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A título de ejemplo, una huelga de profesores no conseguirá nada (o casi nada, que puede ser peor que nada), se establece una interlocución directa con el alcalde, el gobernador o el presidente de turno. Su interlocución debe ser con la corporación mediática más poderosa de su entorno social.

22

Ella es el verdadero alcalde, gobernador o presidente, porque habla em nombre del imperialismo occidental-estadounidense y está en la primera línea de los alcaldes, los gobernadores y el presidente para cargar el siguiente servilismo: la humanidad rendida a la financiación de la vida, via sumisión integral al imperialismo estadounidense-occidental.

23

Este es, pues, el estado civil de nuestras contradicciones, en la contemporaneidad. Si no producimos sentidos revolucionarios a partir de él, seremos, cuando mucho, los últimos cristianos.

24

No sin muchas vueltas, moriremos en las cruces de las olas marítimas de los altares del imperialismo occidental-estadounidense, como sus agentes laicos o religiosos, si no salimos de ese mar de lodo en que estamos metidos y fuimos metidos por nuestros propios deseos tr(amados).

25

Nada menos adecuado para entender lo contemporáneo, que los posmodernos entusiasmados defensores de las teorias de Gilles Deleuze, Félix Guattari, Michel Foucault, Alain Badiou. Como religiosos, están siempre encontrando multiplicidades rizomáticas, subjetividades singulares, eventos y tal en las tramas del imperialismo occidental-estadounidense -mediático mercantilista manto mortal bajo el cual nos asfixiamos en las calles del mundo en cuanto la oligarquía occidental-estadounidense celebra. ¡Tim-Tim!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.