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El gran dilema del dólar

Fuentes: BBC

¿Pero por qué está bajo presión la moneda estadounidense y cuáles pueden ser las consecuencias de este hecho para su economía? Tras las dificultades del dólar está el enorme y creciente déficit comercial del país, así como la brecha en el presupuesto gubernamental. Incluso, una fuerte caída en el valor de la divisa estadounidense podría […]

¿Pero por qué está bajo presión la moneda estadounidense y cuáles pueden ser las consecuencias de este hecho para su economía?


Tras las dificultades del dólar está el enorme y creciente déficit comercial del país, así como la brecha en el presupuesto gubernamental.

Incluso, una fuerte caída en el valor de la divisa estadounidense podría tener nefastas consecuencias para varios países asiáticos, cuyos gobiernos poseen amplias reservas internacionales en dólares.

Por muchos años, los mercados financieros han manifestado sus preocupaciones por el creciente déficit en la balanza comercial de EE.UU., que consiste en la diferencia entre las importaciones y las exportaciones que efectúa esta nación.

Actualmente, esta brecha representa un registro histórico de US$74.000 millones y no muestra señales de reducción en el corto plazo.

Además, los recortes tributarios y los gastos que ha ocasionado la guerra en Irak han llevado al déficit fiscal estadounidense a unos US$400.000 millones, pese al buen comportamiento de la economía.

Gigantes asiáticos

Buena parte de la diferencia entre importaciones y exportaciones tiene que ver con las relaciones comerciales entre Estados Unidos y países asiáticos como China, Japón y Corea del Sur, quienes le venden más de lo que le compran.

Las naciones en el este de Asia han registrado un superávit de casi US$1 billón en sus reservas internacionales, que se encuentra colocado principalmente en bonos del Tesoro estadounidense denominado en dólares.

De ahí que son estos mismos países quienes terminan financiando tanto el déficit presupuestario como el comercial.

Estos desequilibrios globales representan una amenaza a la economía mundial, consideran organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional.

La visión clásica de la teoría económica recomienda ajustar la tasa de cambio para hacer más baratos los bienes y servicios estadounidenses, encareciendo de paso los productos asiáticos.

Sin embargo, muchas de las divisas en los países de Asia -principalmente el yuan chino- no poseen un sistema de libre flotación que fluctúe según la tendencia del mercado cambiario, lo que tiene a Estados Unidos presionando a China para que modifique su modelo actual.

Iniciativa del mercado

Actualmente, los mercados empiezan a tomar cartas en el asunto forzando una devaluación del dólar.

En los últimos meses, los operadores financieros iniciaron una venta de divisas estadounidenses que en vez de convertirse en euros o yenes, se están dirigiendo a materias primas como petróleo u oro.

Esto significaría, en el mediano plazo, que una caída en la cotización del dólar puede reducir el déficit comercial e impulsar las exportaciones estadounidenses.

No obstante, esto lleva tiempo e incluye riesgos. El FMI se ha manifestado preocupado por la devaluación del dólar y según el director del organismo, Rodrigo Rato, «una cadena de desequilibrios globales puede ser muy dañina».

Corrida

En primer lugar, una rápida pérdida en el valor de la moneda estadounidense puede causar dificultades a la economía de este país. El encarecimiento de las importaciones impulsaría la inflación y podrían pasar años antes de que los consumidores vuelvan a comprar bienes producidos en el mercado local.

Si este escenario se combina con un crecimiento económico mayor al esperado, el banco central, la Reserva Federal, podría seguir subiendo las tasas de interés que ya se encuentran en su nivel más alto en cinco años.

Al subir el rendimiento de los bonos estadounidenses se produce un efecto inmediato sobre las tasas que se cobran por los créditos al consumidor, como por ejemplo, para la adquisición de viviendas.

Golpe para exportadores

Por su parte, las empresas extranjeras en Estados Unidos que obtienen sus ganancias principalmente de este mercado, también pueden sufrir consecuencias negativas de reducirse la demanda por sus productos.

Ya existen temores por esta posibilidad, pues las compañías no estadounidenses (sobre todo asiáticas) que cotizan en la bolsa de valores de Nueva York han visto una caída en el precio de sus acciones.

Esta situación puede tener repercusiones en la tasa de crecimiento de países como China, quienes dependen estrechamente de las exportaciones. Aunque quizás los gobiernos asiáticos tengan una preocupación aún mayor.

De continuar la caída en el precio del dólar, sus reservas internacionales pierden valor como también sucede con los rendimientos que ofrecen los papeles de la deuda estadounidense.

Es decir, el problema regresa a EE.UU. pues si estos instrumentos dejan de ser atractivos entonces los gobiernos asiáticos no seguirán comprando los bonos, lo que significa que no continuará el financiamiento del déficit presupuestario estadounidense.

De hechos si los acreedores de la Reserva Federal empiezan a vender sus posiciones en dólares, esto debilitaría aún más el valor de esta divisa y llevaría al organismo a incrementar nuevamente los intereses como medida de protección.

Fluctuación controlada

Este problema con el dólar ya ha sucedido antes, durante los años ochenta, cuando no era China la amenaza sino Japón.

En ese entonces los principales países industrializados encontraron una solución para controlar la fluctuación cambiaria, en lo que se llamó el Acuerdo Plaza.
Este esfuerzo coordinado permitió que el dólar se deslizara bajo la supervisión de las autoridades financieras, que lo llevaron controladamente al nivel deseado.

Sin embargo, el actual gobierno estadounidense no favorece una política de este estilo sino que sea el mercado quien determine el comportamiento de los indicadores y no se espera que los bancos centrales favorezcan una nueva intervención de la misma magnitud.

En medio de la ausencia de un acuerdo de este tipo pareciera que los mercados mismos están decidiendo que los «déficit gemelos» estadounidenses ya no son sostenibles.

Y cuando la principal economía del planeta empieza a flaquear, no sorprende que se haya debilitado la confianza en los principales mercados del mundo.