La Generalitat Valenciana (GVA) ha recibido 2.343 dibujos originales del artista gráfico Juli Sanchis Aguado Harca (municipio de Picassent, Valencia, 1942), informó la GVA en un comunicado el 5 de junio; “Lleva 50 años retratando a la sociedad valenciana con ingenio y mordacidad”, valora la nota informativa. La donación permanecerá en la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu.
Los dibujos y caricaturas –que se publicaron en revistas como Saó, València 7 dies, Dimensión Humana, Nonada o Pica’m- comenzaron plasmándose en ediciones de papel, pero el artista ha ido adaptándose a los formatos digitales y las redes sociales (en abril Harca fue uno de los galardonados con el Premi Vicent Ventura 2023, que se conceden en reconocimiento a este periodista y activista valenciano fallecido en 1998).
Autor de viñetas satíricas -desde los años finales de la dictadura-, y de formación autodidacta, Juli Sanchis ha denunciado durante décadas “las injusticias, los abusos de poder y las miserias del capitalismo (…)” (comunicado GVA).
Coincidiendo con la citada donación, la Biblioteca Nicolau Primitiu (Monasterio de San Miguel de los Reyes de Valencia) acoge hasta el 31 de agosto una exposición antológica sobre la obra del humorista gráfico, comisariada por Vicent Ros Pardo.
Integran la muestra un centenar de dibujos (originales), caricaturas y premios recibidos por el ilustrador, distribuidos en seis secciones, que comienzan en 1968 (en 1975 es cuando Juli Sanchis empieza a colaborar en diferentes periódicos y publicaciones).
Otra nota informativa de la GVA (26 junio) resume el contenido de las viñetas a lo largo de los años; desde la legislación sobre el aborto, el divorcio, el paro y las protestas ciudadanas, hasta las crisis económicas, el deterioro ambiental, las burbujas urbanísticas y la interculturalidad; pero asimismo la solidaridad y los conflictos internacionales (“ha parodiado a sus líderes en los dibujos”).
La citada nota resume la trayectoria profesional de Harca: Ha publicado más de 3.000 dibujos, la mayor parte de su obra ha sido realizada para certámenes internacionales; de hecho, tiene ilustraciones seleccionadas y premiadas por todo el mundo, y ha trabajado asimismo en periódicos y revistas del estado español y el País Valenciano, como Pueblo, Levante, El País, Saó y Valencia 7 Días. Es Profesor Honorífico del Humor en la Universidad de Alcalá de Henares (1997) y ha sido galardonado en Tokio, Seúl, Estados Unidos, Taipéi, Haifa o Argentina, entre otros países y capitales.
En el cuaderno distribuido en la exposición se insertan las fotografías de Harca junto a otros dibujantes, como Forges, Mingote o El Roto; entre las últimas ilustraciones figura la del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la del presidente chino Xi Jinping, los dos con el trasero al aire que expele gases cuyos humos envuelven el planeta (China y Estados Unidos son las dos potencias con mayores emisiones de CO2).
En las páginas centrales, un dibujo de la mujer protagonista del cuadro de Delacroix –La libertad guiando al pueblo (1830)-, con las consignas revolucionarias en la bandera francesa y una modificación: se tacha la palabra Liberté, sustituida por Sécurité, y aparecen señales con dirección a Iraq, el 11-S y el 14-M (atentado terrorista de marzo de 2004 en Madrid).
Y a doble página, otra viñeta firmada por Harca, en la que un pez con el mapa planetario (y el cartel de la globalización) se traga a seis personajes, cada uno con sus prendas originarias; en el reverso del tamiz globalizador, se puede observar a las figuras intercambiables, uniformadas y con idéntico vestido.
En otros casos el dibujante hace referencia a la rebeldía; es el caso de una mujer ataviada con un delantal y una alfombra, a la que un hombre –elevado sobre una silla- pretende coronar; pero la mujer agita la esterilla, de manera que el personaje masculino –con la fregona y la corona entre las manos- se cae del asiento y pierde su condición de dominio.
A escala local, en un apartado de la exposición (1998-2007 De Fraga a Maó, pasando por Zaplana), el profesor de periodismo en la Universitat de València, Francesc Martínez, recuerda que el ilustrador “también dispara su sátira contra el persistente conflicto lingüístico avivado por la derecha (…) y la depredación del litoral valenciano, por el boom urbanístico favorecido por constructores y la administración”.
Vicent Ros Pardo detalla –en el cuaderno de la muestra- que “Harca” era el grito popular en las revueltas de las Germanies, en los reinos de Valencia y Mallorca,durante el inicio del reinado de Carlos I (1519-1523). El compromiso crítico del humorista, añade Ros Pardo, se extiende al “cultivo de nuestra lengua y cultura”, en la televisión, la prensa, las revistas, los panfletos y las redes sociales.
Dos publicaciones recopilan sus dibujos: La Etapa Negra (2001) sobre la década comprendida entre 1980 y 1990; y Vull la lluna, de 2011.
Una tercera compilación, el libro 50 anys fent Harca (Ed. Ajuntament de Picassent, 2019), incluye una entrevista realizada por el hijo del dibujante, el periodista Guillem Sanchis; caracteriza –en la introducción- al dibujante como un “hijo de la posguerra, trabajador incansable (…), con un sentido del humor afilado que impregna todo su carácter (…); ¿qué hubiera sido de él si le hubiesen dejado desarrollar su arte desde joven? ¿Y si le hubiera ido bien intentando la profesionalización? Eso es historia-ficción”.
El titular de la entrevista condensa la percepción propia de Harca y su obra: “Siempre he tenido más ambición que capacidad”; a lo que el periodista añade otro principio reiterado por Juli Sanchis: “Vale más un lápiz corto que una memoria larga”.
La conversación empieza en los años de la dictadura, cuando Harca colaboraba en Raons; antes que la revista viera la luz, tenía que pasar por la censura previa en el Gobierno Civil, donde se eliminaba buena parte del contenido; los autores de la parte creativa “tenían que ir con cuidado” y componer entre líneas: “Franco era intocable”.
Y, en cuanto al proceso creativo –más de 3.000 dibujos publicados- y las limitaciones: “He de esbozar en lápiz, pasar a tinta…Primero la idea, después el encuadramiento, pintarlo…Me cuesta; me consuelo, porque a Mingote le pasaba lo mismo. Por eso las caricaturas las hago en casa tranquilamente”, concluye Harca.
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