El llamado «secuestro de los presupuestos» en Estados Unidos marcó un nuevo fracaso en las relaciones entre el presidente Barack Obama y los republicanos en el Congreso. Como no lograron llegar a un acuerdo en torno a cómo reducir el déficit presupuestario, el gobierno tuvo que introducir recortes en los gastos de este año del […]
El llamado «secuestro de los presupuestos» en Estados Unidos marcó un nuevo fracaso en las relaciones entre el presidente Barack Obama y los republicanos en el Congreso. Como no lograron llegar a un acuerdo en torno a cómo reducir el déficit presupuestario, el gobierno tuvo que introducir recortes en los gastos de este año del orden de 85,000 millones de dólares.
El término «disfuncional» se utiliza ahora muy comúnmente para describir el sistema de gobierno de Estados Unidos, en el que el punto muerto entre el presidente y el Congreso, y la animosidad entre los partidos Demócrata y Republicano, han bloqueado leyes, políticas y acuerdos.
Lo más visible de esta disfuncionalidad es la incapacidad del gobierno de hacer frente a la política económica, sobre todo en lo que tiene que ver con cuánto y cómo reducir el déficit presupuestario.
Los republicanos partidarios de la línea dura están obsesionados con recortar el gasto público para reducir el déficit fiscal. Por otro lado, destacados e influyentes economistas keynesianos, como Paul Krugman y Joseph Stiglitz, argumentan que reducir el gasto público en medio de una economía débil empujaría al país a una nueva recesión.
El propio Obama está a favor de reducir el déficit, pero quiere que se haga de una manera equilibrada, aumentando los ingresos fiscales a través del aumento de los impuestos a los sectores más ricos -o eliminando las lagunas legales que les permiten evadir impuestos- y de recortes de gastos menores que no afectan a los sectores pobres.
El tema del «secuestro de los presupuestos» comenzó en 2011. El presidente propuso entonces que, si no se lograba un acuerdo con el Congreso, el 1 de marzo entrara en vigor una lista de recortes automáticos y específicos de gastos.
Los recortes presupuestarios fueron elegidos deliberadamente para que resultaran tan malos como para que el Congreso no les permitiera entrar en vigor. O al menos eso pensaba Obama. Él usaría esto para conseguir un equilibrio entre los aumentos de los impuestos y los recortes de gastos más pequeños que él tenía en mente. Pero, al final, los republicanos doblaron la apuesta, y los recortes de gastos entraron en vigor: 1.2 billones de dólares durante diez años, comenzando con 85,000 millones este año fiscal.
Los efectos se sentirán no solo en Estados Unidos sino también en los países en desarrollo. Estos incluyen el impacto negativo en el crecimiento mundial y los recortes previstos a la ayuda destinada a los países pobres.
Este recorte llega en un mal momento, ya que las economías ricas están en una senda decreciente. La semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el grupo de treinta y cuatro países ricos, anunció que el PBI de sus miembros cayó a un índice anual de 0.6 por ciento en el último trimestre de 2012. La Comisión Europea, por su parte, predijo que las economías de la eurozona se contraerán un 0.3 por ciento este año, lo que podría llegar a ser un pronóstico optimista, dada la reciente incertidumbre política en Italia.
Los recortes en el gasto en Estados Unidos se sumarían a la tendencia contractiva en los países ricos. Por otro lado, el continuo debilitamiento de las economías occidentales tendrá efectos adversos sobre las exportaciones y el turismo, así como sobre las remesas de los trabajadores y de los ingresos de los países en desarrollo.
Hay otra dimensión más directa del «secuestro de presupuestos» para el mundo en desarrollo. Los recortes del gasto fiscal afectarán el presupuesto de ayuda a los países pobres y los programas de desarrollo, como el suministro de medicamentos y alimentos, según un informe de la agencia Inter Press Service (IPS).
El nuevo secretario de Estado, John Kerry, reveló que el Departamento de Estado y su agencia de cooperación USAID tendrían que recortar 2,600 millones de dólares de su presupuesto de 2013. Los recortes incluyen a la asistencia humanitaria y los programas mundiales de salud. Por ejemplo, Estados Unidos reduciría su contribución al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.
Kerry se ha dirigido al Congreso afirmando que este recorte reduciría la capacidad de Estados Unidos de proporcionar ayuda alimentaria a dos millones de personas y la USAID tendría que dejar, reducir o no iniciar la prestación de asistencia a millones de personas afectadas por desastres. Además, esta situación «impediría seriamente» los esfuerzos de reducción de la mortalidad infantil relacionada con el sida.
Jeremy Kadden, de InterAction, una alianza de ONG de ayuda a los países en desarrollo, manifestó: «Estos recortes costarán muchas vidas. Hemos realizado avances muy significativos en los últimos diez años, logrando que numerosas personas mejoren realmente sus vidas, y esto sería un enorme retroceso que devastaría a numerosas personas».
Se estima que los recortes en el presupuesto tendrían como consecuencia que alrededor de tres millones de niños pierdan el acceso a la educación básica que reciben en la actualidad, que dos millones de personas puedan dejar de recibir ayuda alimentaria o la reciban en menor medida, mientras que seiscientos mil niños perderían asistencia nutricional.
A diferencia del Reino Unido, donde el gobierno de David Cameron decidió no reducir su presupuesto de ayuda pese al enorme recorte en el presupuesto general del gobierno, en el «secuestro de presupuestos» de Estados Unidos no hay exenciones para los gastos en el extranjero.
Los pobres se verán afectados. Alrededor de seiscientas mil mujeres y niños dejarán de recibir ayuda alimentaria. El recorte de 26,000 millones de dólares de los programas domésticos afectará los programas nacionales de salud, educación, lucha contra las drogas, el cuidado de los parques nacionales y los programas de socorro por el huracán Sandy. Las familias de bajos ingresos también se verán perjudicadas por los recortes en los subsidios a la vivienda pública, que podrían afectar a más de ciento veinte mil familias pobres, según The Guardian.
Los Institutos Nacionales de la Salud, que sufrirán un recorte presupuestario del cinco por ciento, están cancelando becas de investigación. Se recortarán otros 16,000 millones de dólares que afectarán al programa Medicare, así como a programas de agricultura y prestaciones por desempleo. Los principales recortes, sin embargo, serán en el presupuesto militar, que en 2013 bajará 43,000 millones de dólares, en una reducción de 500,000 millones de dólares a lo largo de diez años, acordado en 2011.
Martin Khor. Fundador de la Red del Tercer Mundo y director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.