Desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, Estados Unidos ha fracasado en todos sus intentos de erradicar el chavismo.
La historia no se repite, pero rima (Mark Twain, 1835-1910)
Los estrategas de la Casa Blanca y del Pentágono ya están perdiendo toda imaginación para acabar con el legado de Chávez. Su nuevo ‘invento’ desesperado, el Grupo de Lima, ha declarado, violando todas las leyes internacionales y en especial la Carta de la OEA, y sin tener un estatuto jurídico necesario, que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no podrá asistir a la VIII Cumbre de las Américas.
Mercedes Aráoz, la primera ministra del país anfitrión, Perú, advirtió, mostrando completa ignorancia en el tema de las relaciones internacionales, y en un intento de congraciarse con su gran patrón, Washington, que «Maduro no puede entrar ni al suelo ni cielo peruano… y si intenta ingresar mediante vuelo comercial al Perú, no se le permitirá entrar por Migraciones».
Donald Trump o bien su vicepresidente, Mike Pence, podrían asistir acompañados por el secretario de Estado, Rex Tillerson, a la reunión que se celebrará en Lima los días 13 y 14 de abril. Las autoridades estadounidenses tratan de evitar un posible enfrentamiento verbal con Nicolás Maduro durante la cumbre o un disgusto, porque saben que el presidente venezolano acusará a EEUU de intentar desestabilizar al país durante los últimos 19 años.
Maduro le podría echar en cara a Washington los zarpazos de los golpes de Estado, las guarimbas que dejaron solamente entre el 6 de abril de 2017 y el pasado 12 de febrero 173 víctimas fatales, sabotajes, asesinatos, el bloqueo económico y financiero, el paramilitarismo, las presiones diplomáticas, la guerra mediática usando ‘falsos positivos’, amenazas de medidas militares. Pondría también sobre la mesa la decisión del Grupo de Lima al declarar a Nicolás Maduro ‘persona non grata’ en la Cumbre de las Américas.
El Grupo de Lima (GL) fue creado por el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, en agosto de 2017, siguiendo el libreto del Departamento de Estado de EEUU, diseñado para hacer retornar a Venezuela a la ‘alfombra de los perritos dóciles’ que están esperando pacientemente las órdenes de su amo de la Casa Blanca. Por supuesto, los pretextos y acusaciones se inventan. En abril y julio pasados, cuando las guarimbas estaban apoderándose del país bolivariano, la mayoría de los países que ahora están conformando el GL exigían la necesidad de elecciones presidenciales anticipadas en el país bolivariano, siguiendo las consignas de la oposición venezolana.
Sin embargo, apenas el Gobierno de Maduro anunció las elecciones anticipadas cuya fecha iba a ser acordada junto con los seis de los puntos previamente consensuados en la Mesa de Diálogo con la oposición en la República Dominicana y que fueron plasmados en un acta de preacuerdo firmado por ambas partes y entregado al presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, la oposición rompió el diálogo.
Lo curioso fue que inclusive ambas partes aceptaron el 22 de abril próximo como la fecha de elecciones en presencia del expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien actuó junto con Danilo Medina como mediador. Pero, en vísperas de la firma de un acto formal, cuando todos los presentes se sentían seguros de que finalmente la paz retornaría a Venezuela, el representante de la MUD, Julio Borges, recibió una llamada telefónica del secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, que se encontraba de gira en Bogotá.
Aquella llamada puso fin al diálogo y echó por la borda dos años de trabajo del Gobierno venezolano por alcanzar la paz social. Sorprendido e indignado, Rodríguez Zapatero declaró que la oposición «ha dado un portazo a un proceso electoral con garantías y consenso en la fecha de los comicios, la posición sobre las sanciones contra Venezuela, las condiciones de la Comisión de la Verdad, la cooperación ante los desafíos sociales y económicos, el compromiso por una normalización institucional y las garantías para el cumplimiento del acuerdo, y el compromiso para un funcionamiento y desarrollo plenamente normalizado de la política democrática».
De esta forma, la oposición se desenmascaró como un simple ‘perro faldero’ de Washington, que no tiene ninguna independencia ni orgullo nacional y actúa cumpliendo órdenes de su patrón imperial. Los estrategas de Washington, después de analizar las últimas encuestas que no eran favorables a la oposición, le ordenaron no participar en las elecciones presidenciales, declarándolas ilegales, boicotearlas e intensificar la lucha contra el chavismo recurriendo inclusive a la violencia.
¿Y qué otra alternativa le quedaba a la oposición de acuerdo a la lógica injerencista de EEUU? El reciente estudio, que abarcó el 75% de los municipios del país, presentado por el canal de televisión privado Globovisión, que es totalmente antichavista, arrojó que el 80,8% de los electores estará dispuesto a ejercer el derecho al voto y el 56,3% de venezolanos volvería a votar por el actual jefe del Estado.
Resulta que el estudio no desconoce que existe una severa crisis económica, pero parte importante de la opinión pública reconoce que el Gobierno ofrece iniciativas como el CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), el Carnet de la Patria, los Bonos Económicos, Hogares de la Patria y muchos otros programas populistas, mientras que la oposición no ha presentado hasta ahora ni un programa para aliviar la difícil situación económica de los venezolanos.
En las condiciones actuales la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ) decidieron llamar a la población a no participar en las elecciones. De esta forma la oposición, que está atravesando una crisis, podría intentar a unificarse a través de la abstención para demostrar que tiene más votos que los chavistas.
La iglesia católica venezolana y la evangélica están apoyando a los opositores. En Maracaibo, el párroco de la Iglesia de la Consolación calificó a los chavistas como «apestosos», provocando una protesta de la mayoría de feligreses. El pastor evangélico Javier Bertucci, de la Iglesia Cristiana Maranatha, decidió lanzarse a la carrera presidencial con la consigna de «implantar los valores cristianos en Venezuela» y deshacerse del chavismo.
Pero tiene un problema serio, porque el nombre de este ‘salvador’ está en la lista de Panama Papers, hecho que Bertucchi por supuesto no reconoce.
A la vez, la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA ya han reanudado con mayor intensidad su programa de ‘caos programado’ para molestar a la población venezolana con miras a las elecciones presidenciales. Sus secuaces locales iniciaron otro ciclo de ataques sistemáticos como apagones, accionar de bombas lacrimógenas en el metro de Caracas, aparición de maletines sospechosos en lugares públicos, incendio de dos subestaciones eléctricas en el estado de Zulia…
La Unión Europea y los organismos internacionales de derechos humanos arremetieron todos contra el Gobierno de Maduro denunciando las próximas elecciones presidenciales como ilegítimas y antidemocráticas por tratar de perpetuar el chavismo en el poder.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro ha pedido por enésima vez al Gobierno norteamericano imponer sanciones más duras contra Venezuela para doblar el brazo electoral gubernamental. Ni siquiera tomó en cuenta la advertencia de Washington Office on Latin America (WOLA), también enemiga declarada del chavismo, de no incrementar las sanciones y en especial se pronunció contra el embargo petrolero, que entregaría el destino de Venezuela a China y Rusia.
El más vociferante enemigo del actual Gobierno de Venezuela ha resultado ser ‘hijo putativo’ de Washington, el Grupo de Lima. Los líderes de los 14 países que lo componen se caracterizan casi todos por la aceptación de la presencia en su territorio de bases militares norteamericanas: Argentina (tres bases), Brasil (2), Colombia (7), Costa Rica (0), Chile (1), Canadá (aliado incondicional de EEUU), Guayana (1), Guatemala (1), Honduras (3), México (satélite de EEUU), Panamá (2), Paraguay (2), Perú (9), Santa Lucía (2). En su cruzada contra Venezuela, estos países ‘ven la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el suyo’, pues todos tienen, a excepción de Canadá, serios problemas económicos, sufren de corrupción y fraude electoral.
Mientras Colombia denuncia el éxodo masivo de venezolanos de su país, el Gobierno colombiano oculta que hay siete millones de desplazados colombianos y de ellos casi cinco millones residen en Venezuela. También está ‘ignorando’ la estadística de la oposición venezolana, que indica que desde 1999 hasta el comienzo de 2018, cerca de tres millones de venezolanos abandonaron el país y, de ellos, 1,2 millones lo hicieron en los últimos dos años. Honduras, denunciando el próximo fraude electoral en el país bolivariano, se olvida de una parodia de elecciones que tuvo hace poco.
Los militares estadounidenses no se quedan atrás. El jefe del Comando Sur, almirante Kurt W. Tidd, ha amenazado a Nicolás Maduro con la ‘intervención humanitaria’ del tipo que ya practicó EEUU en Yugoslavia y Libia.
Como pretexto para la intervención, el almirante ve no solamente el peligro de la ‘migración masiva’ de venezolanos, sino que proyecta su fantasía hacia lo más ilógico, acusando al Gobierno de Maduro de «proporcionar un entorno permisivo para los narcoterroristas y partidarios libaneses de Hizbulá».
No hay que olvidar que el Comando Sur tenía ya en 2015 un plan de intervención militar en Venezuela. La Casa Blanca calificó aquel plan como poco rentable, y a la misma conclusión llegó recientemente la revista Foreign Affairs, órgano del Council on Foreign Affairs (CFR). Según su cálculo, se necesitarían no menos de 200.000 tropas para invadir Venezuela y varios años de ocupación con resultados imprevisibles. Estados Unidos no tiene potencial para llevar a cabo la empresa en este momento.
Esto significa que la ‘intervención humanitaria’ se descarta y lo que le queda a EEUU es usar su táctica de la ‘guerra sucia’ con la ayuda de sus lacayos venezolanos y sus ‘perritos falderos’ del Grupo Lima contra Venezuela para quebrar la voluntad del pueblo venezolano. No lo pudieron hacer con Cuba hasta ahora y no será nada fácil doblegar a los bolivarianos, chavistas y no chavistas.
Fuente: https://mundo.sputniknews.com/firmas/201802211076468973-america-latina-caracas-washington-chavismo/