Recomiendo:
0

El imperio contra Chávez

Fuentes: CEPRID

¿Por qué el odio visceral y patológico de Estados Unidos de Norte América, al Coronel Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela? Estados Unidos en su papel imperial y de potencia hegemónica, es también el gendarme universal para que se cumpla el destino manifiesto y así declarar que lo que se resuelva […]

¿Por qué el odio visceral y patológico de Estados Unidos de Norte América, al Coronel Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela? Estados Unidos en su papel imperial y de potencia hegemónica, es también el gendarme universal para que se cumpla el destino manifiesto y así declarar que lo que se resuelva en la Casa Blanca debe acatarse sin apelación. Pobre del Presidente de un Estado «libre e independiente» que no obedezca las órdenes imperiales: simplemente se transforma en un gobierno «peligroso» «indeseable» al que hay que atacarlo, derrocarlo o matarlo. Chávez no es un presidente obediente ni pusilánime y allí están las consecuencias: El imperio lo declaró enemigo al que hay que combatirlo, derrocarlo, asesinarlo. El imperio contra Chávez y Chávez resiste, vence, y airoso ha salido de golpes de Estado fallidos y de varios intentos de magnicidio que comenzaron en 1999, intensificados y cínicos bajo la administración Bush.

Las evidencias de la injerencia imperial en Venezuela son múltiples. Después del Golpe de Estado del 11 de abril de 2002, dos antiguos funcionarios de la Agencia de la Seguridad Nacional -NSD- declararon ante la prensa internacional que el Pentágono disponía de fuerzas especiales en estado de alerta para proporcionar «apoyo logístico» a los golpistas.

Ahora se sabe que ese Golpe de Estado fue promovido y pa6trocinado por Estados Unidos que previamente impulsó una huelga en la industria del petróleo, organizada por la patronal, y una gran manifestación contra el gobierno en Caracas, que terminó de manera violenta.

Durante el desarrollo del Golpe, Chávez fue detenido y Pedro Carmona, el presidente de la principal patronal venezolana, en nombre del empresariado y de las oligarquías criollas tomó el poder. Ese ciudadano entre sus primeras actividades decretó la disolución de la Asamblea Nacional, pero ni esos oligarcas, ni Estados Unidos pudieron prevenir que los pobres de la ciudad y el campo se movilizaran para impedir que el Golpe se consolidara. Con el respaldo popular y las protestas masivas invirtieron la corriente y Chávez retomó el ejercicio del poder. Una vez más se demuestra que cuando un gobernante trabaja para el pueblo y junto al pueblo, ni el imperio ni nadie puede derrocarlo, a no ser que antes lo asesinen como hizo con Allende, por ejemplo.

El imperio necesita de enemigos para justificar su presencia ante la historia. Esa es la razón para que haya decidido combatir al narcotráfico a nivel internacional, mientras puertas adentro los consumidores y drogadictos crecen sin tregua ni control. También creó otro enemigo que le permitiera invadir naciones soberanas como Afganistán e Irak, el norte de África y el Este asiático mediante decenas de bases militares.

Para concretar esa estrategia de miedo tiene necesidad de cuidar su patio trasero, y América Latina con su gobierno debe ser sumisa al mandato imperial. Para cuidar al rebaño implementó la IV Flota, el Plan Mérida, La Iniciativa Regional Andina y ejecutó y los Planes Colombia y Patriota, en tanto que en otros países impuso bases militares con inmunidad diplomática para que los crímenes que cometieras soldados y civiles queden en la impunidad. Para eso son pueblos subdesarrollados.

Esa estrategia de miedo fracasó con la República Bolivariana de Venezuela y el presidente Chávez, pasó a engrosar la lista de presidentes peligrosos e indeseables para el imperio. Chávez hizo todo lo contrario a lo que Estados Unidos quería en su política exterior ya que fortaleció a la OPEC, «se saltó el bloqueo estadounidense de Iraq e Irán, ha establecido lazos comerciales y de otra índole con Libia, ha rechazado el Plan Colombia -ese intento de militarizar la guerra civil en dicho país-, ha prohibido los vuelos estadounidenses sobre el espacio aéreo venezolano y acabó con el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas)» al crear el ALBA conjuntamente con Fidel Castro.

Chávez al no acatar el dictado imperial al pie de la letra, se convirtió en indeseable. Más aún si por su cuenta formuló una política de unión e integración latinoamericana apartada de acuerdos o tratados de libre comercio según propuestas del Alca y, además, predispuesto a terminar con el modelo neoliberal según la concepción del Consenso de Washington.

Chávez ha ido más lejos de lo permitido por la Casa Blanca: «Expulsó a los consejeros militares estadounidenses del Ministerio de Defensa y se rodeó de personal de inteligencia muy cercano a la comunidad cubana, decía James Petras, profesor estadounidense y experto en América Latina, autor de numerosos libros, en conversación con ALAN MAASS, del Socialist Worker.

Añadía: «A esto hay que sumarle los estrechos lazos políticos de Chávez con Castro y el abastecimiento del petróleo que le proporciona a cambio de servicios médicos. Digo «estrechos lazos» no porque Chávez haya llevado a cabo ninguna transformación social radical, sino desde el punto de vista de las personalidades y de los encuentros simbólicos. Si juntamos todo -sus políticas regional e internacional y su identificación con los pobres- Chávez ha polarizado Venezuela como ningún político anterior, convirtiéndose en un polo de atracción para todos los desheredados. En este sentido, casi de manera independiente de su política interior, el país está dividido entre la burguesía favorable a Estados Unidos, las clases medias altas y la corrupta dirigencia sindical por un lado y, por el otro, los desempleados o infraempleados, que suponen algo así como el 60% o 70% de la fuerza laboral. Este contexto, me parece, estableció los requisitos para la explosión que tuvo lugar en octubre de 2001. Las acciones y los discursos de Chávez molestan a Estados Unidos porque tratan de impedir que se realice su doctrina del destino manifiesto.

El Presidente de las República Bolivariana de Venezuela, refiriéndose a la matanza de Estados Unidos en Afganistán, sostuvo que no es posible combatir el terror con el terror, lo cual era una referencia directa a la guerra de Bush. Estados Unidos retiró de inmediato su embajador, es decir, lo repatrió con la excusa habitual, de las denominadas consultas. Envió luego una delegación de alto rango a Venezuela para que se encontrara con Chávez y le advirtiera que el precio de su oposición sería tan elevado que lo pagarían incluso las futuras generaciones de venezolanos, y Chávez escuchó, contestó que deseaba unas relaciones amistosas con Estados Unidos, que no estaba de acuerdo con esta o aquella política, que deseaba las inversiones estadounidenses, etc. pero Estados Unidos estaba decidido a terminar con la revolución bolivariana y sus líderes.

Petras narra que de inmediato empezó a agruparse la clientela de Estados Unidos, es decir, la patronal -que tiene la mayor parte de su capital en bonos del gobierno de Estados Unidos y en bienes raíces- y la burocracia sindical, que en 50 años nunca ha organizado ninguna oposición eficaz contra los recortes salariales y el desempleo. Estos líderes sindicales se parecen a los del sindicato estadounidense AFL-CIO en que, como ellos, ganan cientos de miles de dólares en salarios y en beneficios. Hicieron una piña, junto con la jerarquía católica y, por supuesto, los medios de comunicación, que organizaron una viciosa campaña favorable a un golpe de estado, inventándose las patrañas más vergonzosas. Los medios acusaron a Chávez de ser un dictador, a pesar de haber ganado todas las elecciones habidas.

Chávez no roba elecciones como hizo la Administración Bush en Florida, sino que gana con toda limpieza y por márgenes enormes. Entre tanto, la prensa tenía licencia absoluta para publicar y retransmitir llamadas abiertas al derrocamiento del gobierno por medio de la violencia. El Secretario de Estado, Colin Powell, dijo que Estados Unidos apoyaría un gobierno «de transición». James Wolfensohn, del Banco Mundial, dijo lo mismo. ¿Un gobierno «de transición», para sustituir a un presidente electo? Eso sólo significa un golpe de estado, afirmaba James Petras.

¿Por qué Chávez es tan indeseable para Estados Unidos y las derechas oligárquicas de Venezuela? Quizá porque ha aumentado la inversión social para servir a los pobres y desheredados y dotarles de vivienda, escuelas, eliminar el analfabetismo y atender la salud con la asistencia de profesores y médicos cubanos. Se ha preocupado por elevar los salarios promedio para beneficiar al trabajador y su familia y al mismo tiempo ha subido la carga impositiva para las clases altas y ha establecido controles eficientes para el negocio bancario y financieras.

También es un personaje molesto para Estados Unidos porque ha modificado profundamente la política petrolera para beneficio de los venezolanos y en perjuicio de las que fueron intocables petroleras estadounidense, porque ha expropiado propiedades de las tierras de labranza no utilizadas, pero que las pagó con dinero efectivo. En realidad ha sido una tibia reforma agraria. Igualmente molesta a las oligarquías venezolanas y a las derechas estadounidenses sean demócratas o republicanas que haya ejercido un mayor control a los medios de comunicación social, haya retirado la frecuencia concesionada a canales de televisión y ejercido dura crítica a los medios de comunicación auto declarados opositores que inclusive en el colmo de la prepotencia y sin caso alguno a la ética hayan convocado a levantamiento y golpes de Estado.

Petras manifiesta que todo el ruido que hacen no tiene nada que ver con asuntos internos. «El problema está en que Estados Unidos quiere deshacerse de Chávez para que Venezuela haga lo mismo que sus otros clientes de América Latina; quiere derrocar al único gobierno que ofrece una política exterior alternativa en toda la región. No quiere la alternativa actual. Por eso planeó el golpe, dirigido y financiado por la Administración Bush. No fue sólo la CIA. El Secretario de Estado asistente a los asuntos del hemisferio occidental estaba implicado. Estoy hablando del terrorista exilado cubano Otto Reich. Estoy hablando de gente como Elliot Abrahams, que perteneció a la Administración Reagan y justificó entonces los asesinatos en América Central, es decir, unos 300.000 muertos. Estoy hablando de John Negroponte, el embajador estadounidense ante las Naciones Unidas, que estuvo implicado con los escuadrones de la muerte en Honduras. Podría darle una lista más larga, pero ésta le indica que la política latinoamericana de Estados Unidos está dirigida por criminales capaces no sólo de derrocar un gobierno, sino de iniciar cualquier represión violenta como la que tuvo lugar durante las 24 horas del golpe.

Intentos de derrocar a Chávez

Varios han sido los intentos de golpe de Estado para derrocar a Chávez, pero han fracasado porque la CIA no siempre triunfa en sus objetivos de crear dictaduras, asesinar presidentes,, desatar el terror, sembrar de destrucción y cadáveres en América Latina. Si se analiza el fracaso de los golpes de Estado planificados para Venezuela se podría afirmar que los agentes de los servicios de espionaje de Estados Unidos en especial de la CIA y DEA carecen de fuentes de información confiables ya que los militares venezolanos se han profesionalizado en sus tareas y respaldan mayoritariamente a Chávez al que lo reconocen como su Comandante en Jefe. Tampoco pueden confiar en los magnates de la prensa relegados a niveles inferiores en el quehacer político, ni en la dirigencia sindical o en sus patronales, gente que generalmente ha estado y está a sueldo de Estados Unidos.

Conocidos son los métodos y estrategias de Estados Unidos en América Latina. Petras, al referirse al fracasado golpe de Estado de Abril de 2011 expresaba que la segunda parte de la historia es que Washington se ha emborrachado de poder después de Afganistán y está atropellando al resto del mundo. Eso fue lo que sucedió después de la invasión de la República Dominicana en 1965: estaban borrachos de poder y creyeron que Vietnam sería un paseo. Se equivocaron entonces y se han equivocado al pensar que su actuación en Venezuela eliminaría todos los obstáculos. Subestimaron totalmente la voluntad de los venezolanos pobres que habitan en el medio urbano, que son algo así del 50% de la población de Caracas y que descendieron desde las montañas.

La CIA creyó que las manifestaciones contrarias a Chávez, provenientes de las barriadas de clase media alta, representaban la totalidad del país. También subestimaron el factor racial. No se dieron cuenta de que parte de la oposición a Chávez se debe a que es negro, el primer presidente negro de la historia moderna de Venezuela. Todas las lumbreras dirigentes de la burguesía lo detestan a causa de su origen social y de su raza. Hay un cuarto factor, y es la idea de que Chávez era un payaso, incapaz de desafiar la autoridad de Estados Unidos. Creyeron que podrían atraparlo, llevarlo a una isla y utilizar la presión psicológica o cualquier otra forma de interrogatorio para hacerlo dimitir, tras lo cual podrían tomar el poder. Pero se les fue la mano desde el principio. Disolvieron el parlamento, los tribunales y todas las instituciones representativas. Lo primero que hicieron fue derogar el acuerdo comercial y las relaciones diplomáticas con Cuba. Lo segundo fue decir que no respetarían los acuerdos con la OPEC. Ninguna de estas decisiones había provocado oposición interior, se trata en realidad de prioridades importantes para Estados Unidos, de manera que algunos de los militares sediciosos se sintieron desairados por el total servilismo de la junta a Estados Unidos y se pusieron de nuevo de lado de Chávez.

Estados Unidos seguirá fracasando en sus intentos golpistas para derrocar o liquidar a Chávez simplemente porque no entiende o no quiere comprender que América Latina, y en particular Venezuela, ya no son lo mismo desde la última década del siglo XX. Hoy ya no se habla de época de cambios sino de cambio de época. En la actualidad los pueblos están más informados y ansían la unidad latinoamericana a la que interpretan como el mayor de los legados de sus libertadores y han aprehendido que Estados Unidos no tiene por qué imponer sus mandatos. El antiimperialismo es un sentimiento que se fortalece al tiempo que crece el antinorteamericanismo y en contraposición avanza el nacionalismo y el ser o sentirse parte de América Latina.

La realidad actual está en que los pueblos ya no quieren dictaduras porque prefieren gobiernos constitucionales que, de alguna manera, garanticen sus derechos y desarrollo con cierta libertad, por eso prefieren votar en los procesos electorales, por candidatos que se identifiquen con los cambios o que representen algo nuevo y que sean contradictores de la vieja política. Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua, Rafael Correa en Ecuador, representan lo nuevo.

Estados Unidos es enemigo de lo nuevo y más aún si ese nuevo tiende a identificarse con las izquierdas o con algún tipo de socialismo. Chávez es el nuevo liderazgo no obediente y por eso está en la mira del imperio porque, además, tiene en su subsuelo la riqueza petrolera tan ansiada por Estados Unidos. Entonces, todo vale para acabar con Chávez y toda injerencia es poco.

¿Se acuerdan de Condoleezza Rice, la afroamericana sirviente de Bush? Después del golpe fallido se atrevió a decir en un discurso absolutamente cínico y despreciable: «Espero que Chávez haya aprendido la lección». Lo cual significa: haz lo que queremos o habrá un segundo golpe. Esto sintetiza la política de Estados Unidos para América Latina, su patio trasero. Obedecer al designio yanqui, a la «raza superior anglosajona»

Es de esperar que «el destino manifiesto» quede en el baúl de los sueños yanquis. Así será si los gobiernos del llamado Socialismo del XXI deciden gobernar para la población que vive en la pobreza, en el desempleo, en la ignorancia, en la insalubridad y en la inexistencia de obras de infraestructura. Los pueblos tienden a identificarse con los gobiernos que los sirven o que representan algo del progreso económico y social al que tienen legítimo derecho.

James Petras considera que «la cuestión principal para llegar a las masas con un programa de izquierda es, en primer lugar, mantener la política exterior progresista de Chávez y, luego, desarrollar una política social y económica alternativa. Creo que quienes rechazan por principio a Chávez están totalmente aislados, porque las masas los consideran aliados encubiertos de la derecha. La absoluta polarización en Venezuela hace que cualquier política de izquierda, para tener sentido, tenga que ser desplegada en el contexto de este marco nacionalista. Lo cual quiere decir que cualquier programa socialista o marxista ha de encontrar la manera de acoplarse al fenómeno Chávez…»

Múltiples han sido y son los proyectos para derrocar a Chávez. El imperio no descarta el uso de la fuerza mediante una de sus invasiones armadas y no desdeña el acudir a sus viejas estratégicas de descardo intervencionismo en los procesos electorales, en la ejecución de planes a cargo de sus variadas agencias como la CIA, DEA, USAID, NED, inclusive de sectas religiosas que son fachadas de peligrosas formas de penetración.

La abogada y periodista estadounidense-venezolana Eva Golinger ha investigado a fondo el intervencionismo yanqui en Venezuela, cuyo resultado son los libros: El Código Chávez y Bush contra Chávez: la guerra de Washington contra Venezuela. Esos libros, según la autora, son el resultado del análisis de los documentos desclasificados que obtuvo del gobierno de los Estados Unidos, en aplicación de la ley de acceso a la información. En ellos ha encontrado evidencia contundente de la implicación del gobierno estadounidense en el golpe de estado contra el presidente Chávez, implicación que se inició con el sabotaje petrolero, económico que hubo en los años 2002 – 2003 y durante el referéndum revocatorio en agosto de 2004, es decir tres etapas diferentes de intervención estadounidense en Venezuela.

En el libro El Código Chávez denuncia las diferentes acciones que ha tenido el gobierno de George W. Bush en sus intentos por derrocar al presidente Chávez. Demuestra que Washington ha utilizado fondos en dólares, vía un organismo estatal estadounidense llamado NED (National Endowment for Democraty) para financiar a la oposición al interior de Venezuela.

Es el mismo modelo que ha utilizado en otros países, por ejemplo en Nicaragua que fue la primera vez que lo hicieron, dice Golinger y explica detalladamente como opera la estrategia de desestabilización y exhibe los documentos de la intervención de la CIA en los planes para derrocar a Chávez.

En entrevista concedida al periodista Sandro Cruz, Eva Golinger manifiesta que los planes desestabilizadores continúan hasta estos días y presenta nuevos documentos desclasificados estadounidenses que liga a los grupos de seguridad, así como los testimonios de personas que han estado implicadas, involucradas en las últimas agresiones contra Venezuela. Así por ejemplo el caso de paramilitares colombianos que fueron utilizados por los militares estadounidenses como espías infiltrados, los últimos frentes de agresión y de ataque contra Venezuela desde el año 2004, tanto en el área financiera -el aumento de dinero a la oposición y la estrecha relación que mantiene el gobierno de Estados Unidos con los líderes de los movimientos extremistas de las derechas de oposición.

Para nadie resulta extraño que Estados Unidos financie campañas y actividades de grupos y partidos políticos opositores a Chávez que, cuando los ha denunciado, ha sido atacado virulentamente por el gobierno estadounidense el que tiene todos los resortes para manipular a los medios de comunicación a nivel nacional e internacional. Los hechos y dichos de Chávez son groseramente distorsionados.

En Venezuela, la Asamblea Nacional discutió la una nueva ley sobre el financiamiento de estos grupos, ONGs (organizaciones no gubernamentales) por un gobierno extranjero, pero no para prohibirlos sino más bien para mantener un control y esto fue atacado ONGs internacionales y más que todo por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Este tipo de situaciones son muy difíciles de controlar porque siempre se tilda al gobierno que lo intente de ser una dictadura.

Golinger sostiene que la NED dirigida por Carl Gershman es una filial de la CIA. Señala que la NED, en vez de cumplir con su «noble misión de promover la democracia» está subvirtiendo la democracia. Carl Gershman que es presidente de la NED mantiene criterios autoritarios y manifiesta un alto nivel de agresividad, de rabia contra Venezuela.

En el año 1999, el gobierno de Curazao firmó un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos para instalar una base aérea-militar que ayude en la lucha contra el narcotráfico. Curazao como isla, es el puerto más grande del mundo en el que pueden atracar buques enormes y como está a menos de 50 kilómetros de la costa venezolana, incluso con buen tiempo se puede ver Curazao desde las costas venezolanas, en una avioneta se llega en diez minutos. Desde Curazao se puede lanzar fácilmente un misil hacia Venezuela.

Maniobras militares frente a Venezuela

El gobierno de Estados Unidos ha realizado ya cuatro maniobras militares durante los meses de marzo, abril, mayo y junio de 2006 en una dimensión que no se había visto desde la época de la Guerra Fría. En uno de estos ejercicios llamado «Operación Sociedad de las Américas» trajeron cuatro buques de guerra, un portaaviones (el George Washington) con 6,500 soldados a bordo solamente de este portaviones, casi 100 aviones de combate, lanzamisiles Tomahow y todas esas cosas, supuestamente eran maniobras de una hipotética amenaza terrorista en la zona. Al mismo tiempo el Departamento de Estado de Estados Unidos decía que Venezuela no colabora con la lucha contra el terrorismo, tratando de vincular a Venezuela con países clasificados como estados terroristas, por ejemplo Irán, Corea del Norte, Siria y Cuba con cuales Venezuela tiene relaciones así como con muchos otros estados sobre todo a nivel comercial o cultural como Cuba.

Curazao está copada con la presencia de diferentes empresas y militares estadounidenses, que incluso han comprado negocios estratégicos para manejar la infraestructura del país: electricidad, agua, teléfonos, telecomunicaciones, hoteles, bancos, seguros y al mismo tiempo están intentan, a través de una empresa vinculada a la familia Bush y los petroleros de Texas, quitarle el negocio de la refinería a PDVSA, comprándolo para que ellos asuman el control total y expulsar a Venezuela de la isla. Esto es un peligro para los habitantes de Curazao que son utilizados como punta de lanza en contra de Venezuela. Con propaganda difundida en los medios de comunicación de Curazao se dice que Chávez quiere invadir el país, informa Eva Golinger que también afirma que la población estadounidense está drogada por el consumismo, y que con la manipulación mediática se controla la información en Estados Unidos, razón por la que el pueblo estadounidense no sabe lo que está pasando dentro de su país y menos puede saber lo qué está pasando en el extranjero. Ese pueblo padece de una falta total de información, es víctima de una ignorancia que se podría decir es escogida, es decir que el propio pueblo, en gran parte, prefiere mantenerse en esa ignorancia en lugar de exigir, cuestionar, despertar conciencia de lo que está pasando…

En el gobierno de George W. Bush y por todos los medios se trató de vincular a Hugo Chávez, mantenía vínculos estrechos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de malgastar dinero de las arcas públicas en campañas políticas y mediáticas contra Estados Unidos.

Bush lanzó furibundos dardos contra Chávez en respuesta a que en la ONU le acusó de ser un «burro» y el «diablo». Le dijo burro porque insistía ante el Congreso que aprobara el tratado de libre comercio (TLC) con Colombia y diablo al propiciar el ataque colombiano a Angostura en territorio ecuatoriano en el que fue asesinado el Comandante Raúl Reyes junto a27 de sus compañeros.

«El presidente de Venezuela elogió al líder terrorista por ser un «buen revolucionario»», lamentó Bush, y dijo que la declaración representa «el último paso de una perturbadora serie de actitudes provocadoras por parte del régimen de Caracas», con lo que obvió hablar de «gobierno» de Venezuela y optó por el calificativo que suele usar cuando alude al «régimen» cubano. Bush recordó que el gobierno chavista «pidió que las FARC fueran reconocidas como unas fuerzas armadas legítimas y que varios de sus altos funcionarios se reunieron con dirigentes de las FARC en Venezuela». Washington calificó a las FARC como una organización terrorista a la altura de otras como Al-Qaeda y Hezbollah, una definición compartida por la Unión Europea (UE) y Colombia. Bush insistía en evaluar si Venezuela debe ser calificada como un «Estado patrocinador del terrorismo», como Irán o Siria, e inclusive llegó a afirmar que Chávez había entregado 300 millones de dólares a las FARC, todo el poder mediático mundial para desprestigiar y debilitar a Chávez. Bush decía que Chávez, sin nombrarlo, que no sólo dialoga con las FARC, sino que financia a sus aliados con fondos estatales al mismo tiempo que «deja a sus ciudadanos con los alimentos racionados». «Mientras intenta extender su influencia por América latina, el régimen afirma promover la justicia social. En realidad, su agenda incluye poco menos que promesas vacías y sed de poder». «Despilfarró la riqueza de su petróleo para promover una visión hostil de Estados Unidos».

Tanto Bush como Obama han visto con rencor y hasta con odio las buenas relaciones que existen entre Chávez con el nicaragüense Daniel Ortega, con el ecuatoriano Rafael Correa y con el boliviano Evo Morales. También con el mexicano Andrés Manuel López Obrador y con el peruano Ollanta Humala.

Bush llegó a decir: «Los desafíos son enormes en América del Sur. Como lo demostró la reciente crisis en los Andes, la región se enfrenta a una elección cada vez más dura: aceptar tranquilamente la visión de los terroristas y los demagogos o apoyar activamente a dirigentes democráticos como el presidente colombiano Álvaro Uribe», al referirse al ataque colombiano al Ecuador. Sin duda ese problema afectó a las sesiones del Grupo Río y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que abordaron el conflicto entre Colombia, Ecuador y Venezuela. «La posición de Washington y Colombia quedó en minoría en la OEA. Pero Bush insistió en afirmar: «Estoy al lado de un dirigente valiente [por Uribe] que cree en la libertad y la paz. Y no hay una señal más clara de nuestro apoyo que el TLC -reclamó-. Demostraría a la región que el compromiso de Estados Unidos es inquebrantable.» En otras palabras: Están con el imperio contra el imperio. Esa es la disyuntiva y Correa en sus discursos se muestra antiimperialista y Morales y Ortega son antiimperialistas en palabras y en acciones.

Ayer Bush, ahora Obama. Un informe de la National Endowment for Democracy (NED) y publicado en mayo 2010 por la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE) reveló que las agencias internacionales invierten entre 40 a 50 millones de dólares en sectores de la oposición política en Venezuela. Gran parte de ése dinero multimillonario se canaliza a través de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), la coalición anti-chavistas que se prepara para las próximas elecciones.

Ser sabe que «la mayoría de los fondos provienen de las agencias estadounidenses, particularmente la Agencia Internacional del Desarrollo de Estados Unidos (USAID), quien mantiene desde 2002 una presencia muy activa en Venezuela con la única intención de facilitar y asegurar la salida del poder del Presidente Hugo Chávez. Durante nueve años, la USAID ha financiado partidos y organizaciones políticas y medios de comunicación en Venezuela, ayudándolos crecer y unificarse, y alimentando a sus dirigentes con dólares, asesoría estratégica, y recursos para sus actividades políticas.

La USAID no tiene ningún acuerdo ni autorización alguna del gobierno de Venezuela para estar en el país realizando actividades políticas e intervencionistas. Sin embargo, ha permanecido en Venezuela todos estos años, financiando y ayudando diseñar cada campaña electoral de la oposición, alimentando el conflicto político y violando los más básicos principios de la soberanía y la auto-determinación de los pueblos.

Una nota confidencial de fecha 22 de enero de 2002, el jefe de la Oficina principal de Iniciativas de Transición (OTI) de la USAID, Russell Porter, revela cómo y porqué llegó la USAID a Venezuela. «El 4 de enero la Oficina de Asuntos Andinos del Departamento de Estado le pidió a la OTI establecer un programa en Venezuela…Era claro que había una preocupación creciente sobre la salud política del país. Solicitaron a la OTI ofrecer programas y asistencia para fortalecer los elementos democráticos que estaban bajo fuego del gobierno de Chávez».

«Hay un consenso de que Chávez no terminará el año como presidente» decía Porter y añadía: «Para preservar la democracia, un apoyo inmediato es necesario para los medios independientes y la sociedad civil…Una de las grandes debilidades en Venezuela es la falta de una sociedad civil vibrante…La National Endowment for Democracy (NED) tiene un programa de 900 mil dólares en Venezuela que trabaja con el Instituto Demócrata (NDI), el Instituto Republicano Internacional (IRI) y el Centro de Solidaridad Laboral [tres institutos cuasi-gubernamentales estadounidenses] para fortalecer a los partidos políticos y los sindicatos (la CTV)…Este programa es útil, pero no es suficiente. Además, no es flexible y tampoco trabaja con los grupos nuevos o no-tradicionales. También le falta un componente de medios». La injerencia yanqui en Venezuela está más que probada.

A través de la USAID/OTI y la NED, establecieron una organización venezolana de «observación electoral nacional», de nombre Súmate, quien fue responsable para promover la campaña de la oposición para revocar al mandato del Presidente Chávez. Desde entonces, Súmate ha mantenido el mismo papel en todos los procesos electorales, siendo siempre financiado y asesorado por las agencias estadounidenses. En el Ecuador se llama Participación Popular. Den Venezuela la USDAID/OTI y NED financian las actividades de «Plan Consenso País» que agrupa a organizaciones como Alianza Bravo Pueblo (Antonio Ledezma), Fedecámaras (Hugo Fonseca Viso y Jorge Botti), Asamblea de Ciudadanos (Maxim Ross), RCTV (William Echeverría), Sinergia (Jorge Reyes), CEDICE (Aurelio Concheso), la Iglesia Católica (Mikel De Viana) Gente de Petróleo (Nelson Benítez), Alianza Cívica (Elías Santana), COPEI (Eduardo Fernández), Un Solo Pueblo (William Ojeda), Coordinadora Democrática (Diego Urbaneja), Asamblea de Ciudadanos (Axel Capriles), Acción Democrática (Ramón Rangel), CTV (Alfredo Padilla), Liderazgo y Visión (Alonso Dominguez), Proyecto Venezuela (Maria Isabel Canales), Red Democrático Universitaria (Tomás Páez), Visión Emergente (Cirpriano Heredia) y Bandera Roja (Carlos Hermoso), entre otros. La mayoría de estas organización también recibían financiamiento adicional de la USAID y la NED.

Un informe desclasificado del Departamento de Estado, enviado del entonces Embajador William Brownfield desde la Embajada de Estados Unidos en Caracas en abril 2005 al Secretario de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional (NSC), destacó como el NDI e IRI estaban trabajando «con los partidos de la oposición para ayudarles sobrevivir como instituciones políticas relevantes a través de un proceso de renovación y fortalecimiento de los partidos».

Brownfield indicó cómo algunos asesores expertos fueron traídos desde Estados Unidos para ayudar a los partidos de la oposición «desarrollar estrategias y mensajes que llegan a los votantes de bajos recursos». Y aunque Acción Democrática y COPEI fueron los principales beneficiarios de estos programas de capacitación, el informe también reveló que «NDI está trabajando con Primero Justicia para colaborar con técnicas modernas sobre el desarrollo y la difusión de mensajes».

Hasta este año 2011, los fondos destinados a la oposición se han multiplicado por millones, y ahora cuentan con cientos de organizaciones que se esconden detrás de la figura de organización no gubernamental (ONG) para hacer campañas políticas, como Súmate, Ciudadanía Activa, VotoJoven, Sinergia, Cedice, Radar de los Barrios, Espacio Público y otros.

«No existe duda ninguna de que la oposición venezolana – en todas sus manifestaciones – es producto de una estrategia del gobierno estadounidense. Financian y diseñan sus campañas, capacitan y entrenan a sus partidos políticos, ayudan a organizar sus ONGs y sus mensajes, seleccionan sus candidatos para los procesos electorales y los alimentan con dólares para mantenerlos vivos.

Hasta lograr su objetivo final – la salida del poder del Presidente Hugo Chávez – la USAID y demás agencias estadounidenses continuarán con este trabajo.

Si no logran derrotar a Chávez en procesos electorales, no faltan los planes de magnicidio que son denunciados por el presidente Hugo Chávez. Existen pruebas de los planes asesinos que, en su conjunto han resultado intentos fallidos contra toda la izquierda latinoamericana. Esos planes no sólo desestabilizadores, han sido discutidos por un trío de famosos: los ex presidentes George W. Bush, José María Aznar y Álvaro Uribe, según denunció el periodista José Vicente Rangel. «De acuerdo con el otrora vicepresidente de Venezuela, en el encuentro realizado en el complejo turístico Casa de Campo, de Santo Domingo, Bush, Aznar y Uribe abordaron maniobras para afectar la candidatura de Chávez de cara a las elecciones de diciembre de 2012. Además de planificar una campaña contra el estadista, los exgobernantes de Estados Unidos, España y Colombia discutieron sobre la ayuda económica que se brindará a la oposición en esos comicios.

Bush, Aznar y Uribe promovieron durante su gestión una política hostil hacia Caracas, una actitud que mantienen después de cesar en sus cargos. En la reunión de Santo Domingo también participaron Bush padre, en su momento también presidente de Estados Unidos, y el exprimir ministro canadiense Brian Mulroney.

La denuncia de Rangel coincide con comentarios realizados por Chávez, quien aseguró que están en marcha planes desestabilizadores contra Venezuela, promovidos desde el exterior con la complicidad de sectores de la oposición nacional. Para el líder socialista, sus rivales comienzan a sentir desespero a medida que se aproximan las elecciones de 2012. Todas las encuestas, independientemente de su inclinación política, dan claro favorito a Chávez para la cita en las urnas.

Por su parte, el periodista K. Rodríguez informaba que el presidente Hugo Chávez Frías, manifestó que ante las recurrentes agresiones del imperio de Estados Unidos y los continuos ataques de la contrarrevolución, que siguen las líneas imperiales, es fundamental consolidar la unidad del pueblo, la unidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), el poderío nacional. El Jefe de Estado comentó que los sectores de la derecha venezolana han mostrado su apoyo a las agresiones de Estados Unidos contra Venezuela e incluso tratan de minimizarlas a través de las empresas de comunicación. Denunció que » algunos programas de la contrarrevolución tratan de minimizar la existencia y las agresiones del imperialismo» y ratificó la importancia de la unidad nacional y la necesidad de ir fortaleciendo la unidad de la Fuerza Armada».

El cuento del narcotráfico

Una de las últimas agresiones del imperio fue la de difundir por todos los medios que fuertes personalidades del gobierno de Chávez estaban implicadas en casos del narcotráfico internacional y entre ellos mencionó al general de división Clíver Alcalá Cordones, comandante de la Cuarta División Blindada y Guarnición Militar de Maracay. La estrategia es clara: desprestigiar a los mandos, sembrar el divisionismo, destruir la confianza y finalmente liquidar al gobierno der Chávez que fue terminante al decir: «Aquí los lacayos le dan y se ríen, y creen que con eso nos van a hacer mella. No, eso más bien fortalece la unidad interna de la Fuerza Armada y la unidad del pueblo, que hay que seguir fortaleciéndola, la unidad cívico militar». Añadió «Allende se quedó sin militares, tuvo que ser él mismo su propio y último soldado, con una ametralladora y un casco. Él, que era intelectual más que soldado. Por eso, una Revolución no puede estar desarmada, tiene que estar armada».

«Ahí están algunos candidatos populistas, los precandidatos de la oposición, que dicen ¿para qué comprar armamento? Lo que pasa es que en el fondo lo que ellos siguen es la línea de Estados Unidos, de que no tengamos nosotros unas fuerzas de defensas, unas fuerzas militares, un pueblo preparado para defender al país. Hay que tenerlo, y vamos a seguir nosotros, al ritmo de las posibilidades, fortaleciendo nuestro poderío militar», ratificó.

Según Chávez, los proyectos de integración latinoamericana como el ALBA y UNASUR impulsados por Caracas, constituyen una amenaza para los intereses imperiales. En esos proyectos que se concretan está el origen de las agresiones estadounidenses incluidas las campañas de desprestigio contra Chávez que son generosamente difundidos por los medios de comunicación que de formas cruel e inhumana, hasta se aprovecharon del cáncer para matarlo antes de hora. Son precisamente mecanismos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el Banco del Sur y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), las plataformas regionales que, permitirán generar estrategias que harán frente a la crisis estructural del sistema económico capitalista.

Chávez se propone regresar a Venezuela el oro físico depositado en Londres y luego profundizar la inversión social y elevar el desarrollo socioproductivo. Los excedentes de las reservas internacionales han sido utilizados en beneficio de los venezolanos y del progreso integral de la nación. «Esos dólares estuviesen en los bancos de Estados Unidos y Europa perdiendo valor cada día más. Hoy estuviesen en forma de reservas internacionales, en algún lugar del mundo, perdiendo valor real. Si no fuera por el conjunto de medidas que la Revolución Bolivariana ha estado aplicando, en este momento se tuviera cerca de 100.000 millones de dólares en reservas y no invertidas» en el desarrollo del pueblo, precisó Chávez. ¿A qué oligarquía nacional le va a gustar la política de Chávez a favor de los pobres? Al imperio le repugna que haya un gobierno antiimperialista, un gobierno que busque la unidad latinoamericana, un gobierno que no deje sus millones de dólares y el oro en Estados Unidos o Europa y que desobedezca los dictados de la Casa Blanca, nada menos que en su mismo patio trasero.

El imperio enloquece e impone sanciones a la empresa petrolera estatal venezolana PDVSA, en una franca injerencia en los asuntos de una nación soberana, pero sigue consumiendo petróleo venezolano. Cuba, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Dominica, Antigua y Barbuda, Bolivia y San Vicente y las Granadinas, (miembros del ALBA), expresaron su indignación por la decisión de Washington de que PDVSA no podrá participar en ningún contrato directamente con el Gobierno estadounidense. Tampoco podrá acceder a programas de financiamiento para exportaciones o importaciones, ni licencias para tecnologías petroleras norteamericanas. En cambio, sí podrá vender petróleo en Estados Unidos y refinados a través de su filial Citgo, ya que las sanciones no afectarán ni las ventas ni las operaciones de sus empresas subsidiarias.

El analista Miguel Ángel Pérez Pirela expresaba que la injerencia estadounidense y el «narcoparamilitarismo» son temas de gran complejidad en el ámbito político y social. Sostiene que Venezuela no es escenario sólo del paramilitarismo con su efecto inmediato, sino también de la construcción de lo que llamamos el «ParaEstado» venezolano.

En este sentido, es importante también recalcar que el proceso fundamental de injerencia en Venezuela por parte de los Estados Unidos, y sus aliados colombianos, no pasará de ningún modo por las Fuerzas Armadas tradicionales, sino precisamente por una injerencia y una guerra silenciosa de cuarta generación , cuyo fin último es la creación de un ParaEstado venezolano a imagen y semejanza de los «ParaEstados colombianos».

Al realizar un recorrido sobre algunos de los hechos más impactantes de injerencia estadounidense en este siglo que comienza, nos topamos con lo ocurrido en Bolivia a través del fenómeno separatista de la «media luna», a través del cual se trató de desestructurar los elementos fundacionales de lo que se conoce como Estado moderno. En las provincias de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija se intentó acabar definitivamente con las fronteras establecidas del Estado Boliviano, se pretendió deslegitimar la cabeza común representada por Evo Morales y, sobre todo, se buscó fraccionar las Fuerzas Armadas Bolivianas. Ello no es casualidad, ya que precisamente ésta parece ser la táctica y estrategia fundamental de un tipo de injerencia estadounidense. En otras palabras, dichos mecanismos de injerencia buscan destruir los Estados-naciones latinoamericanos. Hay que aclarar que dicha metodología de injerencia no es propia del siglo XXI, sino que ha sido también utilizada en diferentes momentos y geografías durante el siglo XX.

Recordemos la metodología de las privatizaciones utilizada por el neoliberalismo en Latinoamérica, que subsiguió en forma de democracia liberal a las dictaduras de los años 70 y 80, para minimizar y resquebrajar el Estado…

Miguel Ángel Pérez Pirela sostiene que el primer actor de este sistema de injerencia es el DAS (y la CIA en tanto su organismo matriz), el cual últimamente ha intentado penetrar en la región a través de planes como Falcón, Salomón y Fénix , teniendo como objetivo a países como Ecuador, Cuba y Venezuela.

Este organismo en estos últimos años ha sido objeto de diversos escándalos, que no solamente dan luces sobre su relación con el negocio del narcotráfico y la Casa Blanca, sino que además dejan claro graves abusos de poder sobre todo en lo correspondiente al espionaje ilegal, tanto dentro de Colombia como fuera de sus fronteras .

Muestra de esto es que en el 2007 es destituido el Director del DAS José Noguera Cortés, por vinculaciones con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). En este hecho se vieron involucrados 68 congresistas y 3 presidentes del Congreso colombiano. A ello se debe aunar el escándalo por espionaje de los ex directores María de Pilar Hurtado, Joaquín Polo y Felipe Muñoz Gómez en el 2008 y la detención de 2 espías del DAS en Venezuela, en septiembre del 2009.

El segundo actor del proceso de injerencia paraestatal contra Venezuela es precisamente el Paramilitarismo. En este caso las pruebas son todavía más arduas y espectaculares a la vez: el 09 de mayo del 2004 cuerpos de seguridad del Estado venezolano capturaron a 56 paramilitares colombianos vestidos con uniformes de la Fuerzas Armadas venezolanas en la finca Daktari, ubicada en El Hatillo, propiedad del cubano Roberto Alonso , (alias El Coronel) autor intelectual de la llamada operación «guarimba» patrocinada y dirigida por la Coordinadora Democrática con el objetivo de desestabilizar al gobierno venezolano, el 10 de abril de 2006 Rafael García (Ex jefe de informática del DAS) acusó a Noguera (Director del DAS en ese momento) de estar inmiscuido en la política venezolana. A este hecho también se le pueden sumar la detención del Coronel retirado Mauricio Alfonso Santoyo el 07 de agosto del 2007.

El tercer actor fundamental de este sistema de injerencia es la oligarquía colombiana, que a pesar de un comercio bilateral colombo venezolano, según cifras de Instituto Nacional de Estadística llegó en el 2009 a 4.166 millones de dólares, ha mantenido un apoyo irrestricto al proceso de injerencia en Venezuela por parte de los Estados Unidos a través, entre otras cosas, de una importante campaña mediática que no sólo ha tratado de atacar y desprestigiar al Estado venezolano, sino que también ha escondido hechos y escándalos relacionados con el Paramilitarismo y el ParaEstado.

Podemos decir entonces que dicha oligarquía colombiana mientras estaba favoreciéndose con negocios multimillonarios con el Estado venezolano, al mismo tiempo lograba jugosas ganancias con el negocio por antonomasia de la Colombia de nuestros días. Ello se ve reflejado en la concretización de dos de los negocios más importantes que se han hecho en la historia colombiana: El Plan Colombia con sus millones de dólares en inversión militar y las siete bases militares ocupadas por fuerzas norteamericanas en territorio colombiano, negocios que por cierto van en desmedro de la soberanía venezolana. Al respecto, Luis Britto García afirma, que la solución más asequible para el mantenimiento de la hegemonía norteamericana es el control sobre los gobiernos locales, la penetración cultural, y la instalación de bases militares.

Por ahora, los planes desestabilizadores del imperio han fracasado y, por tanto, sus estrategias de dominación neocolonial, deben ir a parar en el museo universal de la infamia, pero esos fracasos sólo deben servir para que nuestros pueblos nunca bajen la guardia y continúen en la lucha heredada de nuestros libertadores, hasta que el imperio sea derrotado en Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y en todas nuestras patrias que juntas y unidas jamás volverán a ser humilladas por ninguna fuerza, ni potencia imperiales. No es un sueño. Es la fuerza latinoamericana.

Correo electrónico: [email protected]

Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1280