Si los gobiernos pudieron encontrar billones de dólares para salvar al sistema financiero global en 2009 ¿por qué no pueden hacer lo mismo para erradicar la extrema pobreza?, se preguntan impulsores del impuesto a las transacciones financieras en Francia. El reclamo se enmarca en el debate que mantienen legisladores sobre la introducción de un gravamen […]
Si los gobiernos pudieron encontrar billones de dólares para salvar al sistema financiero global en 2009 ¿por qué no pueden hacer lo mismo para erradicar la extrema pobreza?, se preguntan impulsores del impuesto a las transacciones financieras en Francia.
El reclamo se enmarca en el debate que mantienen legisladores sobre la introducción de un gravamen de ese tipo para ayudar a financiar el desarrollo local y extranjero.
«Si fuimos solidarios con el sistema financiero, no puedo creer que no podamos encontrar los medios para reunir el dinero suficiente para luchar contra la extrema pobreza», señaló Arielle de Rothschild, banquera y presidenta de la organización humanitaria CARE France.
«Las restricciones presupuestales en Europa y Estados Unidos probablemente dificulten la búsqueda de fondos para los países pobres, que enfrentan una situación muy difícil, como vemos en partes de África o Haití», dijo a IPS. «La principal solidaridad debe ser la de salvar vidas», apuntó.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) realizó esta semana una conferencia sobre «Impuesto a las transacciones financieras para un mundo más justo: aquí y ahora».
El encuentro reunió a funcionarios de gobierno y miembros de organizaciones no gubernamentales para debatir atención sobre la necesidad de crear una forma innovadora de recaudar fondos para la asistencia al desarrollo.
Los ministros de Finanzas François Baroin, de Francia, y Wolfgang Schaueble, de Alemania, expresaron en una carta enviada a la Comisión Europea la semana pasada su apoyo al impuesto a las transacciones financieras (ITF).
El gobierno francés se mostró a favor de ese tipo de mecanismo y el parlamento adoptó en junio una resolución que llama a implementar el ITF. Las autoridades tienen esperanza de que la medida obtenga el apoyo de otros países del G-20. El Grupo, que reúne a países ricos y a las grandes economías emergentes, se encontrarán en el balneario de Cannes, en el sur de Francia, en noviembre.
«Tenemos que sumar, se trata de justicia y solidaridad», señaló la ministra de Ecología, Desarrollo sustentable, Transporte y Vivienda, Nathalie Kosciusko-Morizet.
«Las finanzas innovadoras le dan sentido y credibilidad a la política», dijo a IPS. «Sabemos que necesitamos dinero para que Norte y Sur se desarrollen juntos. Es un problema de credibilidad no saber cómo reunir fondos en un contexto en que no hay más presupuesto», añadió.
Con el ITF, Francia puede ganar unos 16.500 millones de dólares, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). En Europa se pueden reunir más de 55.000 millones de dólares y si todos los países del G-20 lo aplicaran, el monto ascendería a más de 358.000 millones, calculó el organismo.
El ITF y otras formas de financiación para el desarrollo deben concentrar la atención de la reunión de Cannes, sostuvo Francia, que detenta la presidencia rotativa del G-8 y G-20.
«Definitivamente formará parte de la agenda», dijo a IPS el ministro de Cooperación, Henri de Raincourt.
«El gobierno y los parlamentarios franceses están totalmente de acuerdo en encontrar formas innovadoras de financiación y están dispuestos a considerar que se debe lograr la contribución del sector financiero, uno de los que se beneficia de la globalización», añadió.
Medidas como la del impuesto a los pasajes de avión ya dio resultados; el dinero se destina a la salud en países en desarrollo, indicaron organizaciones. El «gravamen solidario» de la aviación dio fondos a Unitaid, por ejemplo, iniciativa internacional para mejorar el tratamiento contra el VIH/sida, malaria (paludismo) y tuberculosis, principalmente en estados de bajos ingresos.
Todavía no está claro qué porcentaje del ITF francés irá para la asistencia al desarrollo. Algunas organizaciones pretenden que se destine todo a ese fin, en tanto otras creen que eso sería inaceptable para ciertos sectores de la población.
«Creo que la población apoya el impuesto», dijo De Rothschild a IPS. «Pero como vivimos tiempos difíciles, algunos políticos pueden reclamar que se use para ayudar a los franceses», apuntó.
«Estaría a favor de destinarlo a los países en desarrollo porque en los ricos todavía tenemos seguridad social. En el Cuerno de África, los niños que se mueren de hambre no la tienen», añadió.
«Creo que tenemos que encontrar otras formas de generar grandes cantidades de dinero para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Un impuesto a las transacciones financieras probablemente sea una forma de obtener fondos», apuntó De Rothschild.
El sector financiero, según Oxfam y otras organizaciones, siguen obteniendo ganancias mientras la crisis económica empujó a millones de personas en una profunda pobreza.
Un impuesto de 0,5 por ciento a las transacciones como la venta de bonos y acciones, puede reunir unos 409.000 millones de dólares al año, según el Leading Group on Innovative Financing for Development, plataforma que reúne a 63 países, organizaciones internacionales y no gubernamentales.
Hay 40 países que ya crearon un gravamen a las transacciones financieras, aunque el dinero recaudado se destina principalmente a usos locales, señaló la coalición.
Detractores del ITF arguyen que puede dañar la economía, pero el presidente de la Autoridad de Mercados Financieros, Jean-Pierre Jouyet, descartó esa posibilidad.
«Es un impuesto justificado», sostuvo. «La riqueza financiera tiene una distribución desigual y hay que gravarla. No hay ningún riesgo de que eso vaya a dañar la economía», añadió.
«Es como si hace 40 años se hubiera dicho que un impuesto al consumo atentaba contra este», explicó Jouyet. «En la actualidad, el IVA (impuesto al valor agregado) sigue siendo uno de los gravámenes más importantes», apuntó.
«El impuesto a los pasajes aéreos generó el mismo temor, pero nunca hubo tantos viajes como ahora. Estoy totalmente a favor de este gravamen. Tenemos los medios para crearlo», aseguró.