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El impulso hacia la tercera revolución industrial. Una cuestión de clases

Fuentes: Rebelión

Con la primera Revolución Industrial (Inglaterra, siglo XVII y XVIII) las naciones comenzaron a sufrir un cambio no sólo económico sino también social, político y que afectó sin duda alguna a la estratificación social de los países en los cuáles se iba imponiendo este modelo de crecimiento y de progreso social. La idea de progreso […]

Con la primera Revolución Industrial (Inglaterra, siglo XVII y XVIII) las naciones comenzaron a sufrir un cambio no sólo económico sino también social, político y que afectó sin duda alguna a la estratificación social de los países en los cuáles se iba imponiendo este modelo de crecimiento y de progreso social.

La idea de progreso iba unida a una ética del trabajo y donde Inglaterra, cuna del capitalismo comenzó a crecer en términos materiales de una manera que jamás en la historia la humanidad hubiera imaginado.

Pero la Revolución industrial tenía su lado oscuro y negativo que dio como hijos Revoluciones, rebeliones de pueblos contra la colonización occidental y dos guerras mundiales por la lucha que empujaba el sistema económico para la apropiación de recursos y llevaba a un choque inevitable de intereses privados entre grandes potencias.

El sistema capitalista se ha mostrado fuerte hasta el día de hoy, ha tenido gran capacidad de adaptación y digámoslo de «evolución» que le ha permitido corregir muchas contradicciones y salir de la crisis fortalecido.

Hoy en éste principio de siglo XXI el sistema está deslegitimado, caída la venda que nos cubría los ojos ciegamente, vemos que el sistema capitalista no es lo que aparentaba ser.

El sistema está basado en un crecimiento ilimitado que agota recursos y empobrece el «medio natural» del cual se nutre el bienestar y el progreso y pone en peligro a la misma vida en todo el planeta Tierra.

Destruye el medio ambiente hasta tal punto que el capitalismo hoy, en el presente, deberá ser abolido por ser un peligro mundial para la especie humana.

Genera guerras y enfermedades para crear economía de escala y grandes beneficios basándose su crecimiento en «vicios privados» (A. Smith) pero que no crea «públicas virtudes» sino destrucción, muerte , injusticia y un alejamiento a todo futuro de bienestar universal.

¿El sistema tiene capacidad de evolucionar hoy en este siglo XXI?.

Los hechos demuestran que el sistema no es capaz de evolucionar y esto le llevará a su desaparición. Vemos hoy como en USA, Europa e Israel la seguridad nacional y el progreso general del país es algo secundario al beneficio de un sector monopolista social que busca acomular la mayor parte de las riquezas en detrimentos de sus iguales.

Estamos ante el final de sistema capitalista y su última fase: El Imperialismo.

Perder de vista por parte de los movimientos anticapitalista de este hecho sería perjudicial ya que hoy debemos a marcha forzada crear un sustituto para dar fin a este sistema caduco, obsoleto y que no es capaz de mantenerse mas en pié y empieza a oler a putrefacción.

Una clase social impide el avance a lo que sería una tercera revolución industrial que haría despegar a nuestros países hacia un verdadero bienestar material y espiritual.

El sistema neoliberal entroniza el mercado libre y el individualismo feroz y fundamentalista, pero vemos que los países que abrazan esta forma de vida van empobreciéndose día a día mas y carecen de futuro en un nuevo siglo donde la ética del trabajo natural junto la cooperación, la regulación y la creación de un nuevo concepto de propiedad (como instrumento de incentivación social y no de conservación y de privilegio) sometido al bien común y al bienestar de la especie humana y de la naturaleza empieza a cobrar forma.

Pedir una economía a «imagen y semejanza» de la clase capitalista es condenar a nuestros países a un futuro negro, de dictadura, de pobreza y de involución.

La tercera revolución industrial será un movimiento histórico político-social y fruto de una gran confrontación de dos trenes: El Capital y el trabajo.

De nuevo cobra vida los análisis Marxistas y dan instrumentos para la superación del «estado de cosas».

Mientras la clase capitalista defiende su interés por encima de la gran mayoría de la población y actualmente su privilegio impide todo progreso de los países comienza a forjarse un movimiento de progreso real, fuerte y no capitalista que tendrá como fin la desaparición de esta clase y del tipo de propiedad que la impulsa por medio de grandes reformas políticas, sociales y culturales.

Condenar al «ostracismo» a la regulación, la planificación, el coste social de las medidas económicas, la justicia social, la distribución de riquezas, las nacionalizaciones de sectores monopolistas, la profundización de la democracia social en la economía, la construcción de una estratificación social racional y socialista que conlleve la igualdad de oportunidades y la meritocracia como ascensor social y la erradicación de la pobreza por medio de una red fortísima de seguridad social así como una justa distribución de riquezas hará caer a nuestros países en la oscuridad durante decenios, ya que hoy, lo único que legitima al sistema actual es la defensa del privilegio de la clase capitalista en confrontación con el interés común y el medio ambiente.

Necesitamos una tercera revolución industrial y un sistema científico y social donde pueda entremezclarse grandes dosis de planificación en ciertos sectores y creación de empresas públicas y un sector privado con un fin social de creación de riquezas pero con límites y que no vayan contra el interés general.

La construcción de ciudades ecológicas y sostenibles, junto una nueva forma de vida basado no en la búsqueda del enriquecimiento sin límite y en el consumo sin límite podrá ser un verdadero cambio ya que es la esencia del sistema lo que tenemos que cambiar.

En un mundo donde la humanidad está amenazada por los efectos secundarios de mantener una economía del petróleo puede llevar a un callejón sin salida a toda la humanidad parando el progreso social de todos los pueblos debido a los efectos como el invernadero y lluvias ácidas por no decir de la cada vez mas menor calidad de nuestras aguas y el aire fundamental para la vida misma.

Es la tercera revolución industrial un camino que podrá llevarnos a una reducción del trabajo a las 4 horas y a tener mas tiempo para la expansión cultural y social de nuestras sociedades ya que una economía basada en el bien común y la búsqueda de un bienestar y una calidad de vida real llevará a sustituir las hipotecas y un sistema de vida basado en la imagen social del individuo a una forma mas profunda de relacionarnos entre los hombres y la misma naturaleza.

Tercera revolución industrial junto economía sostenible y energías renovables así como un ciudadano de calidad, participativo, activo y consciente podrán hacernos llevar a una felicidad social para todos ya que calidad de vida significa una forma de vida basada en lo que será el renacer del Ser Humano como motor del mejoramiento de la vida y su expansión y su defensa.

Ver el maravilloso espectáculo de una semilla naciendo del suelo así como la conciencia de la generosidad de la naturaleza dándonos por cada fruto que cosechamos cien o mas semillas nos hará tomar conciencia de la necesidad de un gran cambio mundial en la forma de producir y en la forma de distribuir el trabajo y sus frutos…

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.