América Latina ha dado un vuelco de 90 grados en los últimos años pues lejos de aprobarse como estaba prevista para en enero de 2005 el Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) bajo presión de Estados Unidos, cada día son más las acciones de integración que se realizan en la región a cuya […]
América Latina ha dado un vuelco de 90 grados en los últimos años pues lejos de aprobarse como estaba prevista para en enero de 2005 el Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) bajo presión de Estados Unidos, cada día son más las acciones de integración que se realizan en la región a cuya vanguardia está, indiscutiblemente, el presidente venezolano Hugo Chávez.
La propuesta inicial de «Libre Comercio», lanzada en diciembre de 1994 por la administración del ex presidente William Clinton pretendía liberalizar el intercambio de mercancías, eliminar barreras en la propiedad intelectual, el flujo de capitales y los servicios y de esa forma Washington obtendría un mayor control sobre las economías del hemisferio sur, además de la influencia política.
Como forma de contrarrestar el predominio de Estados Unidos y trabajar por un mundo multipolar, Chávez impulsa la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), cuyo proyecto se opone al ALCA y que ya ha comenzado a concretar con Cuba, naciones del Caribe, varias del área andina y del Cono Sur. La iniciativa venezolana de adoptar posiciones más justas en el intercambio comercial en beneficio del desarrollo social de los pobres cada día suma más adeptos y ha sido apoyada desde un principio por los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, de Argentina, Néstor Kirchner, y de Uruguay, Tabaré Vázquez lo que ha provocado un vuelco para detener las ansias norteamericanas de recolonizar América Latina a través del ALCA.
Las recientes creaciones de Petrosur y Petrocaribe son pruebas fehacientes de los avances obtenidos, los que Chávez definió como instituciones para la integración energética, política, económica y social de las naciones del área.
En los últimos meses, Venezuela ha suscrito protocolos de suministro petrolero permanentes con Argentina, Paraguay y Uruguay, y temporales con Bolivia, Chile, Panamá y Perú, y está en proceso un anillo energético sudamericano que incluye la construcción de un gasoducto desde los yacimientos del noreste venezolano hasta el Río de la Plata
Con la mente puesta en una verdadera agrupación regional, Chávez realizó del 10 al 12 de agosto una gira de trabajo por Montevideo, Buenos Aires y Brasilia que ha tenido enorme repercusión económica por los acuerdos alcanzados y que marcó mayor relevancia al ejercer el estadista venezolano (desde julio pasado) la presidencia rotativa de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), mientras Tabaré Vázquez encabeza el Mercado Común del Sur (MERCOSUR)
El CAN lo conforman Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela y el MERCOSUR Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y Chile como asociado
En Montevideo se acordó una asociación entre la empresa uruguaya Ancap y Petróleos de Venezuela (PDVSA) para trabajar juntos en la extracción de crudo.
Asimismo, PDVSA podrá refinar crudo en la planta de la compañía estatal Ancap con lo cual Uruguay asegura el abastecimiento de petróleo por 25 años. Ya esta operación dio inicio con la llegada del primer buque de combustible venezolano.
En virtud de un acuerdo vigente, el 75 % del petróleo adquirido por Uruguay podrá ser pagado a 90 días, y el 25 % restante en 15 años y con dos de gracia. El primer monto de ese pago será invertido por Venezuela en Uruguay de forma repartida: 12 000 en una planta productora de alcohol en Bella Unión (Artigas) y 18 000 en la de cemento para la construcción de viviendas.
Al decir del presidente Vázquez, no solo se desarrollará infraestructura, sino que se crea una política social y económica por los puestos de trabajo que se generarán, y puntualizó que la unión regional debía pasar por acuerdos concretos de integración en el campo energético, financiero, cultural y de comunicaciones.
Durante la estancia del presidente bolivariano en Argentina se firmaron importantes y fructíferos negocios por un total de 559 millones de dólares, entre los que aparece el envío de 4 millones de barriles de petróleo venezolano a cambio de productos industriales argentinos (máquinas agrícolas, ascensores, un laboratorio hidráulico, etcétera).
También sobresale el suscrito entre la empresa Buques y Astilleros de Venezuela y Astilleros Río Santiago, por 110 millones de dólares, y que prevé la construcción de dos buques petroleros en los astilleros situados a 60 kilómetros al sur de Buenos Aires.
En junio pasado Venezuela y Argentina suscribieron un Acuerdo Preferencial de Aranceles que estipula un intercambio entre ambas naciones de 1 000 millones de dólares anuales. Caracas otorgó 900 partidas a Buenos Aires y recibió 1 500 en reciprocidad. El comercio bilateral en el 2003 se ubicaba en solo 160 millones de dólares.
En esta ocasión durante una conferencia de prensa conjunta, Kirchner y Chávez señalaron la necesidad de la unidad para hacer del continente un lugar de paz, e igualdad de oportunidades. América Latina no puede resignarse a ser un continente de desigualdades y oportunidades perdidas, significaron.
En Brasilia, último país del periplo se analizaron básicamente los temas energéticos y de gas, a fin de asegurar el desarrollo de toda Suramérica. El comercio entre Venezuela y Brasil se ubica en unos 2 000 millones de dólares anuales y se prevé que alcance los 5 000 millones de dólares en los próximos años tras la conclusión de un acuerdo de doble tributación que ya esta adelantado.
En las conversaciones, Lula y Chávez pusieron énfasis en la necesidad de la integración latinoamericana que permita a las naciones del área enfrentar los agudos problemas provocados por la aplicación del neoliberalismo y las presiones hegemónicas de Estados Unidos.
En ese sentido, Cuba y Venezuela se esfuerzan para crear una verdadera integración en América que abarque no solo elementos económicos sino sociales como la lucha contra la pobreza, la expansión de la salud y de la educación para toda la región.
En definitiva son nuevos vientos que soplan en Latinoamérica por alcanzar la soberanía económica, (y además política), en contraposición a las pretensiones del ALCA.