No deben pasar ni 10 años cuando la Cumbre de Tiquipaya se sostenía que el incremento de la temperatura alcanzaría 2 grados centígrados debido a las actividades que dentro el modelo de desarrollo capitalista, principalmente se desarrollan; y hoy no sólo que estamos sintiendo esos síntomas, sino que el desastre medioambiental que vendrá a consecuencia […]
No deben pasar ni 10 años cuando la Cumbre de Tiquipaya se sostenía que el incremento de la temperatura alcanzaría 2 grados centígrados debido a las actividades que dentro el modelo de desarrollo capitalista, principalmente se desarrollan; y hoy no sólo que estamos sintiendo esos síntomas, sino que el desastre medioambiental que vendrá a consecuencia del incendio en la Amazonía, es apenas la iniciación de un infierno que vivirá el planeta.
La verdad es que no se trató de una desesperada ni demagógica declaración la que se emitió en aquella Cumbre, o que la misma era tan acomodaticia con las aspiraciones de las corrientes contrahegemónicas de entonces, sino que ya se esbozaba -incluso mucho antes, desde Kioto- que ya es hora de que los efectos del calentamiento global se hagan evidentes.
Es cierto que cada crisis trae consigo una oportunidad de poner orden al desorden. Vale decir que dentro la tesis del «caos constructivo» del ideólogo de esta corriente (Brezsinky Zbigniew); es necesario que se generen las condiciones, esta vez de generar una crisis medioambiental para el reposicionamiento de la hegemonía estadounidenses, y que se dé a partir del control de una de las mayores fuentes de biodiversidad del planeta; pero sobre todo del agua dulce, como es la que existe en la Amazonía.
Vale decir que no sólo es el costo -y que lo debe tener cuantificado quienes han diseñado esta estrategia de recolonización del Amazonas- medioambiental, que a partir de una afinidad política entre ambos presidentes que siguen una corriente ideológica similar como Trump y Bolsonaro; sino que la estrategia va en sentido de tener un aliado para reeditar la doctrina Monroe de: «América para los americanos».
No en vano Trump como Netanyahu son los únicos presidentes que ha respaldado a Bolsonaro; y que después de las destempladas declaraciones que lanzó tratando de buscar culpables en las ONGs; así como también sarcásticamente asumiéndose como el Nerón del Amazonas; son los dos que lo apoyan abiertamente.
Por ahora es enorme la cortina de humo que está dejando y dejará el incendio en el Amazonas, pero éste no es más que la punta del iceberg de los efectos dramáticos que el planeta comenzará a vivir después de este ecocidio.