Si los nuevos estadistas occidentales revisaran la historia de Rusia, lo más probable que comprendieran lo obsoleto que resultará doblegar a la nación euroasiática con presiones económicas. Para no retrotraernos a tiempos muy lejanos recordemos solo que a principios del siglo XIX tras salir del desgaste de la Primera Guerra Mundial […]
Si los nuevos estadistas occidentales revisaran la historia de Rusia, lo más probable que comprendieran lo obsoleto que resultará doblegar a la nación euroasiática con presiones económicas.
Para no retrotraernos a tiempos muy lejanos recordemos solo que a principios del siglo XIX tras salir del desgaste de la Primera Guerra Mundial y ocurrir el triunfo de la Revolución Bolchevique en 1917, Rusia fue aislada por los países occidentales que no admitían un sistema socialista en Europa.
Pese a sufrir una destrucción total durante la Segunda Guerra Mundial, Rusia enfrentó y derrotó al poderoso ejército alemán y ayudó a liberar a varios países europeos. Siguieron férreos bloqueos y sanciones amparados en la llamada Guerra fría de occidente que apuntaban al derrocamiento del socialismo soviético, pero pese a esas agresivas políticas, la antigua Unión Soviética logró innumerables logros económicos, científicos y sociales.
A lo largo de los años, ha quedado demostrado que los bloqueos económicos contra un país por pequeño que sea, como el caso de Cuba, no pueden cambiar un sistema si sus dirigentes y el pueblo se unen en defensa de su independencia y soberanía.
Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto varios paquetes de medidas contra Moscú debido a que no dejó arrebatarse la estratégica península de Crimea después de que Washington diseñó y ayudó a derrocar al gobierno ucraniano de Víctor Yanukovich y en su lugar instaló un régimen ultraderechista con el objetivo de cerrar el cerco fronterizo al gigante asiático, al que observa como un fuerte obstáculo, junto a China, para preservar un mundo unipolar.
Las sanciones se dirigen a perjudicar a las industrias petroleras y de defensa; prohibir a los ciudadanos y empresas de la UE comprar o vender nuevos bonos, acciones o instrumentos financieros con un vencimiento superior a 90 días emitidos por los bancos estatales rusos y negar visas y congelar cuentas de ciudadanos rusos y algunos ucranianos del este.
Las medidas impuestas innegablemente que dificultarán momentáneamente el desarrollo económico de Rusia al causar la huida de capitales, bajar el volumen de las inversiones e impedir a bancos tener acceso a créditos foráneos, pero por el contrario, le ha permitido a Moscú hallar nuevos mercados e impulsar sus producciones internas.
En sentido completamente opuesto al deseo norteamericano, las presiones económicas y financieras adoptadas, han servido para que Moscú estreche lazos comerciales con China, Irán, India y varios importantes países de América Latina.
Rusia y China acordaron ampliar el comercio bilateral en rublos y yuanes, y fortalecer la cooperación entre sus bancos. Si en 2013, el intercambio llegó a 89 000 millones de dólares, para 2014 sobrepasará los 100 000 millones. El 50 % lo realizarán en sus monedas nacionales.
Las empresas rusas tendrán para su desarrollo, acceso a financiamiento de bancos chinos, (que cuentan con la mayor reserva mundial de divisas) lo cual permitirá esquivar las acciones de Occidente que intentan impedirle la entrada de capitales.
Productos alimenticios que van desde leche, carnes, frutas, vegetales y granos, que antes provenían de la Unión Europea, ahora serán suministrados en su gran mayoría por Latinoamérica lo que beneficia económicamente a varios países de la región.
El Kremlin también ha reforzado sus relaciones con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), integrada por Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam, una de las zonas que más ha crecido en los últimos 10 años.
A mediados de septiembre le fue entregada a Moscú la presidencia hasta 2015 de la Organización de Cooperación de Shanghai, formada por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. India y Pakistán han expresado la voluntad de unirse en un futuro.
En conjunto sus miembros poseen un área de 30 millones de kilómetros cuadrados lo que representa las 3/5 partes de Eurasia, y una población de 1 460 millones de personas (25 % del total mundial.
En el transcurso del año de presidencia, Rusia prevé realizar más de 100 eventos económicos y humanitarios, así como impulsar la adopción de pagos recíprocos en monedas nacionales ante la continua inestabilidad de la economía internacional.
Se prevén proyectos multilaterales en la región asiática de impacto trasnacional en el transporte, la energía, ciencia y tecnología, agricultura y el uso pacífico del cosmos.
Mientras esto ocurre con Rusia, la Unión Europea no han podido dejar atrás en su conjunto la crisis económica y tres países del continente con mayor Producto Interno Bruto (PIB) mostraron resultados preocupantes, pues Italia cayó en recesión, Francia está estancada y Alemania experimentó una caída inesperada con solo un 0,8 % de crecimiento en el segundo trimestre.
Varias instituciones y revistas especializadas en economía y finanzas aseguran que en los tres meses que restan para que concluya el año, no se prevé ninguna mejora, sobre todo teniendo en cuenta que las sanciones impuestas contra Moscú estan dañando a la zona euro.
La televisora estadounidense CNN significó que la Unión Europea se enfrenta a problemas como el riesgo de deflación, un alto nivel de desempleo y un lento crecimiento de sus mayores economías a la luz de las medidas adoptadas contra el gigante euroasiático. El desempleo aumenta constantemente por las medidas de austeridad y en los casos de Grecia se sitúa en 27,2 % y España 24,7 %.
Observen estas cifras: en 2013 la UE exportó alimentos a Rusia por 11 800 millones de euros (unos 15 500 millones de dólares). Entre los más afectados se encuentran el queso tipo Edam que alcanzaba las 250 000 toneladas y las manzanas con 700 000 toneladas, sin contar carnes, pescado y otros importantes productos.
Europa sufre las consecuencias por seguir ciegamente las orientaciones de Washington, mientras este último espera beneficiarse con la venta al viejo continente de gas de esquisto, sobre todo si se vende en dólares, lo que le permitiría seguir disfrutando y enriqueciéndose no solo con petrodólares sino también con gasdólar.
En resumen, Rusia se abre nuevos espacios, Estados Unidos espera sacar nuevos dividendos, pero Europa sufrirá las mayores consecuencias de esas arbitrarias sanciones.
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