Estamos en el peor escenario económico desde la asunción de Macri y cerca del infierno tan temido, que nos retrotrae a tantos malos momentos que creíamos superados en el país. ¿Cómo llegamos a esto? Es la pregunta que muchos deberían hacerse ante este difícil cuadro de situación, y en tal sentido cada uno de nosotros […]
Estamos en el peor escenario económico desde la asunción de Macri y cerca del infierno tan temido, que nos retrotrae a tantos malos momentos que creíamos superados en el país.
¿Cómo llegamos a esto? Es la pregunta que muchos deberían hacerse ante este difícil cuadro de situación, y en tal sentido cada uno de nosotros tendrá su propia respuesta
Los apologistas del Cambio, en una explicación facilista e hipócrita dirán; que este crítico momento es producto de la pesada herencia y de que los anteriores funcionarios se afanaron todo.
En sentido contrario quienes venimos analizando nuestra propia y los distintos procesos que se dieron a lo largo de la misma, no teníamos dudas que estábamos caminando hacia la crónica de una muerte anunciada, ya que las gestiones civiles o militares con concepciones neoliberales siempre han tenido el mismo y triste final, el descalabro de la economía, el empobrecimiento y la pérdida de calidad de vida de las mayorías nacionales.
Partiendo de esa premisa, que no significa ni mucho menos, desconocer las falencias, errores y corruptelas de los gobiernos populares, no podemos dejar de señalar algunos ejes centrales de la actual gestión que nos llevaron a este desfiladero peligroso y que en muchos momentos nos hizo sentir que los que alertábamos sobre lo que pasaría sufríamos el síndrome de Casandra, cuando no éramos acusados de impulsar campañas del miedo frente a lo que se avecinaba.
Apenas iniciado el mandato del presidente Macri, y con sus primeras medidas tuvimos un indicio del resultado de las mismas, ocultado bajo los cantos de sirenas de muchos comunicadores y medios pauta dependientes, que cantaban loas a políticas que objetivamente apuntaban al recorte de derechos y beneficios de los sectores históricamente postergados de la población.
Desde mi punto de vista, Macri nunca se sintió o se asumió como presidente de todos los argentinos, sino de las corporaciones, amigos y grupos económicos que lo habían apalancado para su arribo a la casa Rosada y en tal sentido armó una estrategia destinada a favorecer a los mismos y ello queda palmariamente demostrado con algunas de las resoluciones tomadas ad inicio, que a la par de enriquecer a los que más tienen, contribuyeron al desfinanciamiento del Estado.
Valga para ejemplificar lo dicho, aunque no son las únicas, la eliminación de las retenciones a los agro negocios y a las mineras o la reducción de ellas a la soja.
Cómo si ello no bastara para graficar el nivel de irresponsabilidad temeraria, se desplegó una parafernalia cínica e hipócrita, a través de todas las mentiras de campaña o promesas incumplidas a sabiendas, las que se profundizan día a día con la aparición de los funcionarios en cada medio de prensa, que se constituyen en una afrente a la inteligencia de muchos.
En ese accionar el gobierno no estuvo solo, sino que contó con la complicidad de una poderosa alianza pocas veces vista en el país, encarnada por partidos como la U.C.R. tradicionalmente en las antípodas de las posiciones políticas del Pro, sectores del peronismo gremial o político que liberaron su odio embozado contra Cristina y que por ello o conveniencia personal convalidaron el latrocinio, el partido judicial enrolado en un nuevo operativo Cóndor del Cono Sur para debilitar los procesos populares en la región y la actividad pérfida de los grandes medios de comunicación con su blindaje procaz.
Sumemos a ello la candidez, la ignorancia, odios y pasiones malsanas de muchos de nuestros compatriotas y tendremos un terreno fecundo para el florecimiento de la anti política y la pos verdad, todo lo cual convalidó los avances o mejor dicho los retrocesos en el proceso democrático e institucional.
La liberación del mercado cambiario y de las importaciones sin control, la estigmatización de los críticos y persecución de opositores, la pauperización de las jubilaciones y pensiones, el blanqueo injusto e ilegítimo de capitales, los despidos arbitrarios y la precarización laboral con la consiguiente rebaja salarial, vienen a completar el cuadro de situación con el que los argentinos deberemos lidiar y padecer en los próximos años, aunque este gobierno se eyecte en este momento.
Esta gestión está dejando la peor herencia, un endeudamiento feroz, la destrucción del aparato productivo nacional y una concentración económica en pocas manos como nunca antes se había visto.
Como si todo fuera poco, en el barrio la muchachada diría: «y para colmo parió la abuela», equivalente a la Ley de Murphy: de si algo puede salir mal, saldrá mal. Y si además puede empeorar, lo hará.
Y reaparecieron el FMI exigiendo más ajustes y recortes y Domingo Cavallo dando consejos, todo lo cual genera un cóctel peligroso de consecuencias imprevisibles e impredecibles, que sin lugar a dudas nos introduce en la pregunta del millón del epígrafe del presente ¿Y DESPUÉS?, con toda la carga de angustias, temores e inseguridades que la misma trae aparejada y que hay que ser muy valiente para responderla con sinceridad.
El gobierno está actuando con premeditación y alevosía contra los argentinos y la respuesta popular debe ser en defensa propia.
Ricardo Luis Mascheroni, docente.
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