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Testimonio de Vicente Zito Lema, abogado de los presos de Trelew (1972)

«El juicio se hizo, la sentencia salió y siento que ha llegado un poco de justicia»

Fuentes: Rebelión

Mario Hernandez (MH): Estamos escuchando «Trelew» en la interpretación de Huarque Mapu de la Cantata Montoneros. El lunes 15 de octubre, al mediodía, El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia dio a conocer la sentencia en el juicio por el fusilamiento de 19 prisioneros políticos el 22 de agosto de 1972 en la base Almirante […]

Mario Hernandez (MH): Estamos escuchando «Trelew» en la interpretación de Huarque Mapu de la Cantata Montoneros. El lunes 15 de octubre, al mediodía, El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia dio a conocer la sentencia en el juicio por el fusilamiento de 19 prisioneros políticos el 22 de agosto de 1972 en la base Almirante Zar de Trelew , durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse.

Los marinos Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino fueron condenados a prisión perpetua, como autores de 16 homicidios y tres tentativas.

Estamos en comunicación con Vicente Zito Lema que es el único abogado sobreviviente que representaba a los presos de Trelew. ¿Qué significó para vos haber llegado a esta sentencia pasados 40 años?

Vicente Zito Lema (VZL): Una aclaración. No está en el país, pero también participó activamente en aquellas defensas Rodolfo Mattarollo, abogado, escritor y gran amigo de Haroldo Conti.

En relación a los compañeros masacrados en Trelew, junto a Rodolfo Ortega Peña, Roberto Sinigaglia, por nombrar algunos de los compañeros, éramos abogados defensores de los militantes revolucionarios que fueron asesinados, por lo tanto y esto quiero aclararlo bien, los conocía a todos ellos personalmente porque durante mucho tiempo los habíamos defendido. Primero en Buenos Aires y luego cuando los trasladaron a Rawson como otra forma de castigo para alejarlos lo más posible de donde podían ser visitados con mayor facilidad por sus familiares. Los seguimos defendiendo, conociendo, queriéndolos, compartiendo sueños, a cada uno de los compañeros que luego fueron fusilados en la Base Naval.

Por otra parte, se me viene a la cabeza la historia. Cuarenta años es mucho tiempo para cualquier ser humano y por más que uno en el transcurso de su vida va asimilando el tiempo, también es cierto que de golpe aquél rompe todo control y se instala a partir de algún acontecimiento. Es como si lo estuviéramos viviendo y si bien nunca dejé de pensar en mis compañeros de Trelew, porque para nosotros como generación tuvieron un significado muy profundo, creo que cuando uno se entera de cualquier matanza o violación de los Derechos Humanos, todos los que sentimos que el mundo verdaderamente humano es de todos y pase lo que pase, conociendo personalmente o no a las víctimas uno, como condición humana, se ve como partícipe de su vulneración. En este caso, estando más ligado a los hechos, uno queda conmovido, como que aquellos cuarenta años de golpe han pasado y estamos otra vez en el centro de la escena.

También quiero ser muy sincero. Uno nunca pierde las esperanzas de que el mundo va a cambiar. Los sueños que no vio nuestra generación están vivos y van a seguir así, porque mientras haya injusticia la humanidad va a querer modificar el mundo y sino toda, siempre va a haber una parte más activa, más decidida, más valiente, más romántica, más humanística, porque las cosas son así. El mundo se cambia con el conjunto pero no se puede negar que siempre hay algunos compañeros que son los que más pujan, los que van adelante, los que generalmente pagan con su vida u otras formas crueles el haber estado empujando.

Hablar de cárcel, de exilios, de torturas, de persecuciones, son parte de la historia y concretamente de esa generación de la cual los compañeros muertos en Trelew son un símbolo profundísimo. Así como la fuerza de los sueños de nuestra generación, de los compañeros de Trelew, algún día van a estar plenamente realizados, porque el mundo no se termina con nuestros propios días, así también dudé mucho, aun cuando se empezaron a hacer los juicios contra la dictadura militar de Videla, Massera, Agosti y los demás, que en relación a Trelew iba a haber justicia. Honestamente dudé porque todo era a partir de 1976 y aquel anticipo histórico había quedado como más olvidado, no por los militantes pero sí por el conjunto de la sociedad y además era algo tabú, es decir, los distintos gobiernos democráticos no mostraban mayor interés político en revivir ese acontecimiento, de encarar esa causa jurídica y, sin embargo, más allá de mi desconfianza, por tantos golpes recibidos, por tantas injusticias que uno a veces acumula, hay que reconocer que el ímpetu de los familiares, las circunstancias políticas, quiero reconocerlo porque no se puede negar la decisión de quien fuera Secretario de Derechos Humanos, el Dr. Duhalde, quien también fue abogado de los presos de Trelew, impulsaron el juicio.

Soy un crítico de muchos de los jueces que fueron nombrados durante la dictadura militar y ratificados en sus cargos por el gobierno del Dr. Alfonsín, y no es una crítica en su contra sino que las relaciones de fuerza pareciera que no dieron para más y la mayor parte de los jueces quedaron en sus puestos y desde allí han frenado y frenan los avances para juzgar a los terroristas de estado. Esos juicios son muy difíciles, muy lentos, toda una maquinaria para que no sean todos los asesinos los que realmente tengan que ser juzgados. Sin embargo, y a pesar de todo, pareciera que estaba destinado por la historia, de que el principio de toda esa década de horror de los ’70 tuviera por fin la sentencia que de alguna forma consuela, pone algo de amor por la justicia donde antes reinaba la impunidad y la muerte. En lengua clara y simple: el juicio de Trelew se hizo, la sentencia salió y siento que un poco de justicia al mundo ha llegado con este acontecimiento.

A mí me da una doble satisfacción, por un lado me emociono, me pongo triste porque recuerdo a los compañeros, la forma vil en que la canalla los asesinó, pero también, por otra parte, siento que todos los que los quisimos nos sentimos reconfortados con el fallo.

MH: Vicente, te agradezco muchísimo este testimonio. Has sido muy claro y nos estamos viendo en cualquier otro momento.

Carlos Alberto Astudillo, Rubén Pedro Bonet, Eduardo Adolfo Capello, Mario Emilio Delfino, Alberto Carlos Del Rey, Alfredo Elías Kohon, Clarisa Rosa Lea Place, Susana Graciela Lesgart de Yofre, José Ricardo Mena, Miguel Angel Polti, Mariano Pujadas, María Angélica Sebrelli, Ana María Villarreal de Santucho, Humberto Segundo Suárez, Humberto Adrián Toschi, Jorge Alejandro Ulla, María Antonia Berger (sobreviviente de la masacre y desaparecida por la dictadura en 1979), Alberto Miguel Camps (sobreviviente de la masacre y desaparecido por la dictadura en 1977), Ricardo René Haidar (sobreviviente de la masacre y desaparecido por la dictadura en 1982) ¡PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.