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El lado oscuro de los microcréditos

Fuentes: Sin Permiso

Durante las dos o tres décadas pasadas la sociedad rural de Bangladesh ha experimentado una compleja sucesión de cambios. Entre ellos, ONG’s, instituciones de microfinanzas [1] e industrias de la confección se han convertido en los principales agentes de cambio en las vidas de las mujeres rurales de Bangladesh. El creciente acceso de las mujeres […]

Durante las dos o tres décadas pasadas la sociedad rural de Bangladesh ha experimentado una compleja sucesión de cambios. Entre ellos, ONG’s, instituciones de microfinanzas [1] e industrias de la confección se han convertido en los principales agentes de cambio en las vidas de las mujeres rurales de Bangladesh. El creciente acceso de las mujeres a fuentes independientes de financiación, a través de la participación en el empleo fuera del hogar pagado o del microcrédito, por lo general es tomado como uno de los indicadores principales de la mejora del status de la mujer y de su empoderamiento.

No obstante, permanece un enigma: ¿si estos cambios positivos han causado «el empoderamiento» de la mujer, por qué no se han dado la clase de mejoras de la posición de la mujer que se podrían esperar, como la reducción o la abolición de los pagos de dote, o una disminución de la violencia doméstica? En realidad, si algo ha pasado ha sido en la dirección contraria. Las cantidades de dote siguen elevándose, así como la violencia contra las mujeres.[2].

Es cierto que mujeres individuales, organizaciones de mujeres [3] y otras ONG’s [4] siguen luchando contra estos problemas. No obstante, a pesar de todo este esfuerzo, las mujeres siguen estando sujetas a demandas de grandes cantidades de dote como condición para ser aceptadas por la familia del novio. Las mujeres casadas también se encuentran frecuentemente sometidas a la violencia física y psicológica de sus maridos y suegros si no pueden seguir aportando más y más dote, sobre todo durante los primeros años de su matrimonio.

Entender la dote

Para entender el problema aparentemente insuperable de la dote, tenemos que entender las razones que se halla tras esta práctica. Las prácticas de dote [5] en Bangladesh (la demanda o dabi de las familias de los novios) son un fenómeno relativamente nuevo. Su aparición se encuentra unida a la transformación capitalista de la economía de Bangladesh desde finales de los años 60 y la separación resultante entre las necesidades de la economía y el sistema de valores en la sociedad de Bangladesh [6].

Esto ha conducido a una valorización de hombres y a la desvalorización de mujeres, legitimada tanto por un excedente socialmente creado de mujeres casaderas en comparación con los hombres, como también por la amenaza planteada por la creciente movilidad física de la mujer a las ideas de pureza y honor femeninos. Todo esto ha hecho posible que la dote se convierta  en una fuente fundamental de capital para familias con hijos, que son un producto cada vez más estimado.

Estos nuevos hechos negativos en relación con las mujeres y la dote pueden ser entendidos mejor observando que, en la cultura de Bangladesh, el matrimonio y la dependencia respecto del marido son tenidos por esenciales para la mujer. Por «dependencia» me refiero tanto a la dependencia percibida como a la dependencia económica real, así como a la dependencia moral o cultural del conjunto de las mujeres respecto de uno u otro hombre adulto de su familia. La necesidad de que toda mujer esté casada, junto con los «riesgos» que se percibe que una mujer soltera plantea al honor de su familia, se traduce en que las familias se sienten urgidas a casar a sus hijas lo más pronto posible después de su pubertad. Esto rebaja la edad de matrimonio para las mujeres, creando por tanto un excedente percibido de mujeres en relación con los hombres, que no se hallan bajo la misma presión para casarse y que generalmente se casan más tarde a lo largo de su vida. Esto de nuevo conduce al incremento la inflación de dotes y a proseguir devaluando a las mujeres – económica, cultural y moralmente – en relación con los hombres.

Más allá de la ley

La dote fue declarada ilegal [7] en Bangladesh en 1980. Sin embargo, como muchas otras leyes en Bangladesh esto ha tenido poco o ningún impacto [8]. Enfrentadas a la demanda de grandes dotes, las familias son reacias a entablar un pleito por miedo a perder buenos partidos. Así los aldeanos dirán que si una familia entabla un pleito, ningún otro novio potencial pedirá matrimonio a una muchacha de aquel pueblo en el futuro. Aunque hay personal asistente de abogados en algunos pueblos rurales, la gente pobre sólo busca su ayuda cuando una mujer se ha divorciado después de continuadas demandas de más dote, combinadas con extensa violencia. Las familias nunca informan de estos casos cuando la dote es exigida durante las negociaciones matrimoniales.

Cuando pregunté a varios grupos de mujeres pobres cual era su mayor problema durante una investigación reciente para CARE Bangladesh [9], su respuesta casi unánime era «la dote». Cuando pregunté sobre la violencia, oí numerosas historias sobre como la mayor parte de la violencia contra mujeres estaba relacionada con la incapacidad de sus padres para satisfacer las demandas de más dinero u otros bienes por parte de sus maridos y de las familias de estos.

La dote se ha convertido en una de las fuentes más imprescindibles de capital para todas las familias. No sólo es practicada como un pago único durante el matrimonio, sino que muchas familias siguen usando a sus mujeres recién casadas como una fuente continua de capital, enviándolas una y otra vez a su casa natal para traer de ella más capital. Si las familias de las mujeres no pueden conseguirlo, las mujeres son sometidas a la violencia, o incluso al divorcio.

Una mujer con la que hablé, Ruksana, es la segunda de cuatro hermanas de una familia pobre. Ella estuvo casada con su primo Ataul, y sus padres pagaron 80.000 taka (al cambio de finales de 2007, un euro equivale a poco menos de 100 takas bangladesíes; N. de la Redacción)  de Bangladesh [10] como dote. Después del matrimonio su suegra la maltrató y exigió una bicicleta, algunas joyas y 30.000 taka adicionales. La madre de Ruksana tomó un préstamo de 7.000 taka del Banco de Grameen [11], compró una bicicleta e hizo algunos pendientes coo la esperanza de que la suegra (la esposa de su propio hermano) trataría mejor a su hija, pero Ruksana fue presionada para conseguir más dinero. Ruksana no se lo quiso decir a sus padres puesto que ellos ya luchaban para continuar los pagos por el primer préstamo y no podían permitirse el suficiente alimento. Su suegra entonces la engañó para firmar papeles de divorcio (le dijeron que los papeles eran para obtener otro préstamo), la forzó a volver a casa de sus padres, y arregló un nuevo matrimonio para Ataul.

El lado oscuro del microcrédito

Es aquí donde el microcrédito ha contribuido a la escalada de la dote. Pese a que el microcrédito ha beneficiado en muchos sentidos a amplios sectores de la población rural, esto también ha trabajado contra la solidaridad entre las mujeres y ha contribuido sensiblemente a la inflación de la dote. Las familias de los novios son conscientes de que ahora las familias de las novias disponen más fácilmente de dinero, a través del Banco Grameen [12], del Comité para el Avance Rural de Bangladesh (BRAC [13]) o de ONG’s. En muchas ocasiones he oído hablar de mujeres que han sido enviadas a casa para convencer a sus padres de pedir un préstamo a una ONG para sus maridos con la intención de invertir dinero en negocios, incluyendo la compra de artículos como carros, furgonetas, tiendas de comestibles o bombas de irrigación.

Aunque en teoría las instituciones de microfinanzas no prestan dinero para los  pagos de dote, en la práctica es vox populi entre los banqueros descalzos [14] (empleados de las instituciones de microfinanzas encargados de distribuir y recoger préstamos entre los lugareños) que la mayor parte de familias de pueblo dependen del microcrédito para satisfacer demandas de dote.

Es debido a tal dependencia casi universal de los hombres respecto del capital de las familias de sus mujeres que la dote ha pasado a ser tomada por las organizaciones de mujeres como intratable y como un problema «demasiado político» como para tratarlo directamente.

Desmontar la jerarquía

No obstante ciertas constricciones estructurales, todavía creo que hay modos de detener el problema de la dote, y en mi trabajo para la CARE  [15] hice un cierto número de recomendaciones. Éstas incluyen: la colaboración entre instituciones de defensa de los derechos de la mujer para realizar una campaña sobre la dote, los derechos de herencia y la violencia doméstica; el desarrollo de un servicio rural de ayuda judicial a gran escala siguiendo el modelo ya desarrollado por  Ain o Salish Kendra (ASK [16]) y el Comité para el Avance Rural de Bangladesh (BRAC [17]); el trabajo con autoridades religiosas; el empleo de medios de comunicación, educación y modelos a imitar para impugnar los estereotipos aldeanos sobre mujeres.

Otro punto clave a tener en cuenta es que de la perpetuación de la dote y de la violencia contra las mujeres no solo hay que culpar a los hombres, particularmente a los pobres. Actualmente son las familias de clase media, quienes mantienen a sus mujeres relativamente resguardadas para proteger su pureza y honor, y así competir más duramente por el status jerárquico mostrado por la dote, las que son más responsables de la perpetuación de la dote y de la dominación de género.

Las mujeres de la clase media también obtienen beneficios de este status jerárquico [18]. Exigen dote para sus hijos, son relativamente capaces de pagar grandes dotes por sus hijas, y juegan papeles activos en el mantenimiento de su superior status en relación con mujeres menos ricas. Por consiguiente, ellas son a menudo las menos dispuestas a rechazar el sistema de dotes. Es difícil vislumbrar como pueden cambiar las cosas para las familias rurales pobres cuando son dadas por sentado por las clases medias rurales y urbanas, que actúan como árbitros morales para toda la sociedad.

En el tratamiento del problema de las actitudes de la clase media, un acercamiento poco sistemático puede funcionar. A corto plazo, la generación de clase media más joven, que habrá estudiado en el extranjero y vuelto a Bangladesh, y que no necesariamente compartirá los mismos valores que sus padres, podría ser señalada como objetivo. Sus miembros son los que más a menudo están preparados para desafiar los valores familiares, por ejemplo casándose con alguien de su propia opción sin tener en cuenta la dote.

Así mismo debe haber un diálogo entre las organizaciones de mujeres – sobre todo las legales como Ask y la Asociación de Mujeres Abogadas de Bangladesh (BNWLA [19]) – y los líderes religiosos. Creo que si existe voluntad política por parte del gobierno, las organizaciones de mujeres, los lideres religiosos, las grandes ONG’s y la sociedad civil en generarla, los lideres religiosos pueden servir muy efectivamente para dirigir el problema de la dote y de la violencia contra la mujer. Hay algunos precedentes en esto; en años recientes los líderes religiosos han sido empleados exitosamente a la hora de motivar a grandes contingentes de población rural a aceptar los contraceptivos [20] en un espacio relativamente corto de tiempo.

Finalmente, la educación es con frecuencia recomendada como la solución a todo tipo de problemas de la sociedad de Bangladesh. Yo recomendaría lo mismo, pero con menos énfasis en el aprendizaje de memoria y con más acento en educar a los jóvenes para que empiecen a cuestionar el género y otras jerarquías estructurales desde edades tempranas.

NOTAS:

[1] http://www.grameen-info.org/mcredit/
[2] http://sar.sagepub.com/cgi/content/refs/26/3/249
[3] http://www.wecanendvaw.org/view-bangladesh.htm
[4] http://www.carebd.org/
[5] http://banglapedia.search.com.bd/HT/D_0273.htm
[6] http://links.jstor.org/sici?sici=0039-3665%28198111%2912%3A11%3C394%3AIFWOCM%3E2.0.CO%3B2-8
[7] http://www.hurights.or.jp/asia-pacific/040/02.htm
[8] http://www.irb-cisr.gc.ca/en/research/publications/index_e.htm?docid=120&cid=0&sec=CH04
[9] http://www.carebd.org/
[10] http://www.google.com/url?sa=t&ct=res&cd=
1&url=http%3A%2F%2Fen.wikipedia.org%2Fwiki%2FBangladeshi_taka&ei=HutWR_i9J5340ASl1KjiCg&usg=
AFQjCNEI3atohPAisbg7GJYmsNEXaleCSA&sig2=Qxl-sIYfKC6np-pLKJPJKw
[11] http://www.grameen-info.org/
[12] http://www.grameen-info.org/
[13] http://www.brac.net/index2.htm
[14] http://www.theatlantic.com/doc/199512/grameen-bank
[15] http://www.carebd.org/
[16] http://www.askbd.org/index.php
[17] http://www.brac.net/index2.htm
[18] http://www.kwintessential.co.uk/resources/global-etiquette/bangladesh.html
[19] http://www.samren.org/Civil_Society_Initiatives/bangladesh/Bangladesh-5.htm
[20] http://banglapedia.search.com.bd/HT/C_0343.htm

Santi Rozario es profesora del departamento de sociología y antropología de la Universidad de Newcastle de Australia. Colabora en openDemocracy.