El economista estadounidense Milton Friedman, premio Nóbel de Economía en 1976, falleció el pasado 16 de noviembre en San Francisco, EE.UU. a los 94 años de edad. Perteneciente a una familia inmigrante de Europa central, había nacido el 31 de julio de 1912 en el barrio neoyorquino de Brooklyn y se licenció en Ciencias Económicas […]
El economista estadounidense Milton Friedman, premio Nóbel de Economía en 1976, falleció el pasado 16 de noviembre en San Francisco, EE.UU. a los 94 años de edad. Perteneciente a una familia inmigrante de Europa central, había nacido el 31 de julio de 1912 en el barrio neoyorquino de Brooklyn y se licenció en Ciencias Económicas por la Universidad de Rutgers (New Jersey). Obtuvo el doctorado por la Universidad de Columbia (New York) en 1946.
Había recibido el premio Nóbel de Economía en 1976 por sus análisis en los ámbitos del consumo, de la historia de la moneda y de la política de estabilización. Su nombre se asocia a varias corrientes «monetaristas», que consideran que la inflación puede ser controlada por la oferta monetaria. Sus teorías se caracterizan por el total rechazo a toda intervención del Estado en la economía, la lucha contra la inflación y la gran defensa de la libre competencia.
Además de sus cátedras en las Universidades de Chicago, Princeton, Stanford y Columbia fue miembro del Partido Republicano de EE.UU. y ofició de asesor económico de los presidentes estadounidenses Richard Nixon y Ronald Reagan.
Firme defensor de las libertades (o desregulaciones) del mercado, se empeñó en demostrar la ineficiencia de la intervención de los gobiernos en la economía. Esta oposición acérrima a la intervención del Estado, a la inversión en educación pública, seguridad social, etc. lo llevó a dar su total apoyo al gobierno de Pinochet en Chile, calificando al golpe de Estado como «no más que un bache en la ruta», «un período de transición» para lograr un crecimiento económico sostenido que proveería una ampliamente compartida prosperidad. Claro que la dictadura de Pinochet también trajo miles de muertes, torturas, pocos que se hicieron más ricos y muchos que se hicieron mas pobres … pero eso parece ser un «detalle» en la carrera acelerada hacia el crecimiento económico y la desregulación total.
En abril de 1975 tras una visita de Friedman al Chile de Pinochet , escribía en una carta personal al dictador:
«Estoy conciente de que su gobierno ya ha dado pasos importantes y planea otros futuros en orden a reducir las barreras al comercio internacional y a liberalizarlo, y que, como resultado de ello, la ventaja competitiva real de Chile se refleja mejor en éste hoy que en las décadas pasadas (…) Quisiera concluir esta carta diciendo que estoy seguro que Chile tiene un gran potencial. Ha sido un pueblo capaz, letrado, creativo y lleno de energía, que tiene una larga historia y tradición de orden y paz social. Hace unos cuarenta años atrás, Chile, como muchos otros países, incluyendo el mío, se encausó en la ruta equivocada- por buenas razones y sin maldad, ya que fueron errores de hombres buenos y no malos. El mayor error, en mi opinión, fue concebir al Estado como el solucionador de todos los problemas, de creer que es posible administrar bien el dinero ajeno (…)»
Sin embargo, a pesar de las continuas recomendaciones de políticas liberales por parte de organismos como el FMI, podemos alegrarnos de que hoy en día no son muchos los que creen en el «monetarismo», y sus supuestos beneficios para la humanidad, la teoría más importante de Friedman, que afirma que la inflación sólo puede ser derrotada apuntando al reducción de la oferta de dinero y modificando así las expectativas.