Wladimir Ruiz Tirado ha trabajado en los últimos años analizando la coyuntura política, proponiendo líneas de acción al proceso revolucionario venezolano y representando al gobierno de Hugo Chávez en algunos foros nacionales e internacionales. Este «intelectual orgánico» de la «Revolución Bolivariana» llegó recientemente a El Salvador para liderar la representación diplomática de Venezuela, en un […]
Wladimir Ruiz Tirado ha trabajado en los últimos años analizando la coyuntura política, proponiendo líneas de acción al proceso revolucionario venezolano y representando al gobierno de Hugo Chávez en algunos foros nacionales e internacionales.
Este «intelectual orgánico» de la «Revolución Bolivariana» llegó recientemente a El Salvador para liderar la representación diplomática de Venezuela, en un país que presenta dos aspectos de interés para la política exterior venezolana: un gobierno «aliado de Washington» y una izquierda con posibilidades de triunfo.
El diplomático sostiene que los factores que aseguran la continuidad del proceso de transformación social en Venezuela son el liderazgo de Chávez, la distribución de la renta petrolera, la implementación de programas sociales, las reformas que rompieron la lógica neoliberal y el impulso a la integración regional.
En su libro «Las Lógicas de Chávez» considera que el mandatario venezolano «se ha convertido en punto de encuentro para los sectores populares, referencia natural de aspiraciones y anhelos de redención social, siempre olvidados o postergados por las clases políticas…». Y plantea que si algo hay que reconocer al proyecto que se construye en Venezuela, «es su sentido profundamente nacional, su fuerte carga popular».
En dicha publicación propone algunas condiciones básicas para construir el «Socialismo del Siglo XXI»: conformar una dirección política que aglutine a todos los liderazgos revolucionarios, realizar cambios de fondo en el aparato estatal, fortalecer las organizaciones populares, ampliar el piso político social del proyecto y definir líneas de política económica y social de impacto directo en las mayorías.
A continuación, la primera parte de su conversación con Diario Co Latino.
¿Cuáles son las condiciones que permitieron una victoria tan contundente del presidente Hugo Chávez el pasado fin de semana?
En primer lugar, porque el liderazgo del presidente Chávez se legitimó en los sectores populares, gracias a la ejecución de políticas públicas que han empezado a saldar los altos déficit sociales que aún subsisten en Venezuela.
Para comenzar, hay que destacar la renacionalización de la industria petrolera que, si bien había sido formalmente nacionalizada en 1976, por el expresidente Carlos Andrés Pérez, estaba usurpada por los consorcios transnacionales y por las élites neoliberales venezolanas que participaban en la gerencia. Durante este período de usurpación, en el que también se implementó un modelo neoliberal profundizado por el mismo expresidente Pérez en su segundo mandato, los ingresos del Estado provenientes de la renta petrolera fueron disminuyendo cada vez más, imposibilitando con esto la implementación de políticas públicas en salud, educación, cultura, y subsidios para los sectores más pobres. Esta situación originó la gran revuelta popular en 1989, conocida como «el caracazo».
Fue con la nueva ley de hidrocarburos que se rescató para el Estado el control de este importante sector de la economía venezolana, que se consolidó con la derrota del «paro petrolero» a finales de 2002 y principios de 2003, realizado por los sectores que querían impedir la renacionalización.
Con el restablecimiento del control de la industria petrolera, el gobierno recuperó los ingresos totales de la explotación y comercialización de los hidrocarburos, que le permitieron financiar una serie de proyectos de enorme impacto social y económico para amplios sectores de la sociedad venezolana que estaban marginados de los beneficios de la ganancia petrolera.
Antes de la llegada de Chávez al poder, los ingresos petroleros del Estado servían para financiar proyectos de infraestructura orientados a facilitar las grandes inversiones privadas y a repatriar los capitales a los países de origen de las empresas petroleras transnacionales. Ahora, la renta petrolera es la principal palanca del gobierno para impulsar una gran cantidad de programas sociales…
¿Cómo es el impacto de los programas sociales?
Educación y salud, son las áreas donde el impacto ha sido mayor no sólo en Venezuela, sino también en el exterior. En educación, se logró en dos años la alfabetización de toda la población venezolana con la «Misión Robinson», la extensión de la cobertura de educación media se consiguió con la «Misión Rivas» y la formación universitaria para la población que antes no tenía esta oportunidad se obtuvo con la «Misión Sucre». Estas misiones no las realiza un sólo ministerio porque los resultados serían más lentos, sino que se efectúan como esfuerzos nacionales donde participan diversas instituciones del gobierno. También se incrementó el presupuesto para los programas del Ministerio de Educación y se han construido universidades estatales como la Universidad Bolivariana.
En salud, se restableció el sistema de salud pública que había sido desarticulado por los gobiernos neoliberales y se creó la «Misión Barrio Adentro» que inició con programas de salud primaria en los barrios y ahora cuenta con clínicas especializadas en todas las comunidades. Esta misión contó con la ayuda del gobierno de Cuba, que envió a diez mil médicos y ha formado a varias generaciones de médicos venezolanos, con el enfoque de salud integral, preventiva.
Hay otros programas, que se han venido estableciendo durante las diferentes etapas del gobierno de Chávez…
¿Cuáles son los principales momentos de Chávez?
Hay dos discursos que han prendido en el alma nacional: el discurso libertario, igualitario e independentista del patriota Simón Bolívar a comienzos del siglo XIX; y el otro discurso democrático y participativo es el de Hugo Chávez, que aparece en febrero de 1992 con la rebelión militar y que tuvo su primer gran expresión en la primera victoria electoral de 1998, refrendada en el 2000 por una nueva Constitución aprobada mediante referendo en 1999, que plantea la democracia participativa, diferente a las democracias representativas tradicionales, porque le proporciona al pueblo herramientas de participación en la toma de decisiones importantes en todos los campos.
Luego llegó el golpe de Estado en abril de 2002 y el «paro petrolero» en diciembre del mismo año. Posteriormente, se realizó el referendo revocatorio, en agosto del 2004. Pero entre estos períodos se han realizado varias elecciones intermedias para legisladores y gobernadores.
También se aprobó a principio de 2002 un paquete de cuarenta leyes que se llamó «Ley Habilitante», entre las que se destaca la Ley de Hidrocarburos que devolvió al Estado el control de la industria petrolera y la Ley de Tierras a través de la cual el gobierno expropió tierras ociosas de los grandes terratenientes para ponerlas al servicio de los trabajadores del campo.
Esto fue el detonante para el golpe de Estado…
¿Qué tanto se despejó el camino después de superado el golpe de Estado?
El golpe de Estado permitió el afianzamiento político del presidente Chávez y constituyó la principal derrota de la oposición, tanto en lo militar, al descabezar el movimiento de los oficiales y generales conspiradores, como en lo político, porque fueron desenmascarados los principales líderes, algunos de los cuales quedaron presos y otros huyeron del país, pero otros quedaron escondidos, entre ellos Manuel Rosales, el candidato recientemente derrotado de la oposición, que fue firmante del decreto de Pedro Carmona, la cara más visible de los golpistas.
El triunfo del pueblo y de las fuerza militares progresistas sobre los sectores golpistas, que quedaron desarticulados, limpió el escenario político y generó mejores condiciones de gobernabilidad.
Esto permitió la profundización de los programas sociales que ya se habían iniciado y la aplicación de mayores reformas en lo político, económico y social tales como la creación de consejos comunales, el fomento de los sistemas cooperativos y de trabajo colectivo de los trabajadores rurales, el establecimiento de modalidades de empresa de producción social…
¿Cuáles son las reformas y proyectos que están cambiando la lógica del modelo económico en Venezuela?
Este es uno de los grandes temas a discutir después de la victoria electoral y de la relegitimación del presidente Chávez. Lo que se busca es el desarrollo endógeno, es decir, la generación de la organización productiva autónoma, desde los trabajadores y el colectivo social.
Ya se han adelantado medidas que no son de corte asistencialista y cambian la esencia de las relaciones económicas, por ejemplo, además del fomento de sistemas cooperativos, de trabajo colectivo rural y de las empresa de producción social, se han implementado mecanismos como la cogestión, que han permitido que en muchas empresas donde el Estado tenía una participación minoritaria, el gobierno y los trabajadores organizados conjuntamente tomen ahora el control y la dirección de las mismas. Esto ha permitido al Estado y a los trabajadores tener presencia en una gran cantidad de empresas básicas que, sumadas a PDVSA (Petróleos de Venezuela) y a las compañías ferromineras y de electricidad, son parte fundamental del aparato productivo nacional…
Chávez ha ofrecido más socialismo. ¿Cómo será la profundización de las reformas y cuáles son las nuevas medidas?
Esta es una discusión que apenas empieza. Personalmente creo que la definición de un nuevo modelo socialista del siglo XXI o bolivariano debe partir de la concurrencia de varios vectores, alrededor de los cuales debe girar el debate.
La primera discusión anunciada por el presidente Chávez, es la construcción de una dirección unificada de los revolucionarios, pues hasta hoy ha existido una alianza entre los diversos actores. La estabilidad política generada por el respaldo mayoritario al gobierno y la seguridad económica determinada especialmente por los precios del petróleo, permiten iniciar este debate que deberá incluir a todos los participantes del proceso.
Luego está un tema correlativo: la organización popular que involucra a las cooperativas, iniciativas populares y a la central de trabajadores vinculados al proyecto político, que deberán establecer su forma de participación.
Los lineamientos para un nuevo modelo se construyen sobre la base de una organización social y un sistema de relaciones productivas…
En el aspecto económico, ¿hacia dónde se va a encaminar el nuevo modelo?
Hay dos tareas muy importantes en la discusión del nuevo modelo. La primera es la revisión de los ensayos socialistas que se han hecho, para identificar los factores que impidieron su desarrollo satisfactorio; y la segunda es el establecimiento de propuestas adaptables a la realidad histórica y actual de cada país. Esto se hace en Venezuela, por eso los proyectos que se han implementado responden con eficacia a las necesidades de los sectores populares y medios.
Lo que hace el presidente encaja perfectamente en la nueva lógica de organización productiva y de dirección política, y cuando él dice «vamos hacia el Socialismo del Siglo XXI», está llamando a construir el nuevo modelo, cuyas bases ya se están cimentando.
«El Socialismo del Siglo XXI» es un modelo en proceso de construcción que no se determina sólo por el interés nacional, sino que aspira a un esfuerzo planetario. Chávez lo ha dicho: la revolución es mundial o no es. Esto quiere decir que el proyecto será viable en la medida en que se discuta internacionalmente, se busquen aliados y construyan alianzas en procesos de integración solidaria como el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), la contrapropuesta al ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas), los TLC que algunos países firman con Estados Unidos y al CAFTA en Centroamérica.
¿Cómo continuará la integración regional?, ¿ve posible consolidar un «Bloque del Sur» para negociar con las potencias hegemónicas y con los organismos financieros internacionales?
Hay avances importantes en la construcción de un Bloque del Sur, referido no sólo a Suramérica, sino a América Latina. Esta aspiración no es nueva, la planteó Simón Bolívar. El problema es que todos los esfuerzos en esta vía han sido tutelados por la Doctrina Monroe de «América para los Americanos», que con Kennedy se llamó «Alianza para el Progreso», con el primer Bush se conoció como Iniciativa para las Américas y con el actual se llama Área de Libre Comercio para las Américas.
Pero ahora se está consolidando una correlación favorable para encausar un auténtico proceso de construcción de un bloque latinoamericano, que tiene su expresión política en el triunfo de Evo Morales, la reelección de Lula, el gane de Ortega, la victoria de Correa y la relegitimación de Chávez, a los que se suman la consolidación de Kichner y Tabaré Vásquez en Argentina y Uruguay.
En este nuevo proceso ha sido importante el liderazgo de Chávez quien, así como Bolívar, llevó más allá de Venezuela su ideario y su lucha, ha logrado convertir a la «Revolución Bolivariana» en vanguardia de la construcción de un modelo distinto para América Latina.
Esto debe conducir también a los esfuerzos por un mundo multipolar…
¿Qué gana El Salvador con la reelección de Chávez?
El gobierno de Chávez busca relaciones cordiales y solidarias con todos los países de América y del mundo, extendiendo algunos programas sociales más allá de Venezuela. De hecho, muchos salvadoreños han sido beneficiados con la «Misión Milagro». Con El Salvador también firmamos un acuerdo energético en el año 2000, lastimosamente no evolucionó como el gobierno venezolano esperaba, pero el presidente Chávez sigue abierto a retomarlo.
La voluntad de cooperar del gobierno venezolano también se expresa en acuerdos como el de San José y el convenio petrolero con los países del Caribe, que eliminó el suministro de intermediarios y, al enviar directamente los combustibles a través de PETROCARIBE, los costos son más bajos.
En El Salvador, en estos momentos estamos en el proceso de concreción del acuerdo con algunas alcaldías para traer combustibles a precios preferenciales.
Con un interlocutor como el presidente electo de Nicaragua, Daniel Ortega, ¿es posible acelerar la implementación de estos proyectos en Centroamérica?
Por supuesto, el gobierno venezolano está dispuesto a establecer relaciones de cooperación con cualquier país del mundo, en especial con los de América Latina. Si cooperamos con el pueblo de Estados Unidos, cuyo gobierno es nuestro principal adversario político, por qué no lo vamos a hacer con Centroamérica.
Nosotros comprendemos que los desencuentros, que puedan haber con algunos países, son normales en la dinámica de la situación de cambios y de construcción de nuevos modelos que vive nuestra región. Pero las diferencias no impiden que podamos establecer relaciones de cooperación, nosotros mantenemos esa disposición.