En estos últimos meses, el gobierno del presidente obrero Nicolás Maduro, viene siendo sometido a una feroz campaña de desestabilización por parte de la derecha imperial y sus cipayos internos. A esta campaña se han sumado el funcionariado disfrazado de chavista y algunos críticos de la llamada «izquierda radical». Esta última parece que no ha […]
En estos últimos meses, el gobierno del presidente obrero Nicolás Maduro, viene siendo sometido a una feroz campaña de desestabilización por parte de la derecha imperial y sus cipayos internos. A esta campaña se han sumado el funcionariado disfrazado de chavista y algunos críticos de la llamada «izquierda radical». Esta última parece que no ha asimilado la historia que precedió al ascenso del fascismo en Alemania y en el Chile de Salvador Allende.
El gobierno del compañero Maduro está inexorablemente encajonado entre los rieles de la socialdemocracia, debidos a que ni posee la teoría que lo oriente hacia la concreción actual de una sociedad socialista, ni cuenta con los cuadros políticos que sean capaces de llevar a cabo semejante cometido. La revolución socialista la hacen revolucionarios, y de estos es lo que carece por estos tiempos el movimiento bolivariano-chavista. Dentro del chavismo me cuesta encontrar ministros, gobernadores, alcaldes, congresistas, concejales rojos-rojitos, que estén casados con la revolución socialista, llamada a erradicar el reino del capital en estas tierras. Por consiguiente, exigirle al Presidente Maduro que pise el acelerador socialista, no pasan de ser pretensiones milongueras. En estos personajes lo que encontramos es el liberalismo económico-político en toda la extensión de la palabra.
Por otra parte, además de las carencias ideopolìticas señaladas, también encontramos que el Madurísimo está preso por la retórica del mismísimo Chávez que en varias oportunidades declaró: a) que era socialdemócrata; b) que no era marxista-leninista; c) que estaba de acuerdo con la ideas de Marx-Engels pero que nunca había leído El Capital; y por último d) que las tesis de la clase obrera como motor del socialismo y de la revolución estaban obsoletas(Javier Biardeau. https://juanmartorano.wordpress.com/2015/06/17/epa-toby-valderrama-no-recuerdas-cuando-chavez-dijo-que-era-socialdemocrata/).
Si Nicolás Maduro es el hijo del socialdemócrata confeso Hugo Chávez, no podemos cuestionar el cometido político de nuestro presidente actual, acusándolo de desviaciones o pecadillos socialdemócratas. Es que la socialdemocracia es su naturaleza política heredada.
Ahora bien, siendo Maduro un socialdemócrata y por ende, liberal, como hijo de Chávez también heredó el legado antimperialista del Comandante Supremo. Y este antimperialismo liberal es lo que los distancia de otros socialdemócratas como Rómulo Betancourt. Históricamente, el antimperialismo fue inventado por la burguesía céntrica para enfrentar a sus pares, y el resultado de esta política, fue nada menos que las dos grandes guerras mundiales del pasado siglo. El dúo Maduro-Chávez nos está recordando que se puede ser antimperialista e interpelar el capital sin llegar al socialismo. El antimperialismo de este dúo se ha concretado en varias dimensiones geopolíticas, lo que desató las furias del capital monopolista internacional contra ellos. Los rasgos más sobresalientes del antimperialismo madurista lo vemos reflejado en:
1.-Defensa a ultranza de nuestros recursos naturales, específicamente el petróleo.
2.-Potenciaciòn de la soberanía estatal
3.-Concreciòn de la Patria Grande o la idea de la integración latinoamericana y del Caribe.
4.-Defensa de la multipolaridad en el escenario del poder mundial.
5.-Apoyo a todos los gobierno progresistas liberales pero antimperialistas
5.-Alineaciòn con la entente China-Rusia como escudo antimperialista.
Si a este perfil antimperialista-liberal del Madurísimo, le anexamos la distribución de la renta petrolera en función de las grandes demandas sociales de la población más humilde del país, entonces, el gobierno del compañero Maduro es uno de los mas progresistas de la historia reciente latinoamericana y mundial. No perdamos de vista que la renta petrolera es una puñalada al corazón de la acumulación del capital y acelera el descenso de la tasa de ganancia. En consecuencia, el Madurísmo antimperialista-liberal que busca llevar al cielo el precio del petróleo, pone en jaque la recuperación de la crisis capitalista mundial. Teniendo en cuenta este rasgo político, más la distribución progresista de los proventos petroleros, es por lo que invitamos a tos los venezolanos de buena voluntad, a darle piso político al gobierno del Comandante Maduro. Para los que creemos en una futura salida socialista, lo prioritario en estos días es ganar tiempo, para crear la teoría revolucionaria -mediante el estudio, la investigación y la subida de cerros-, que oriente el cambio epocal y formar los cuadros políticos que tomaran el cielo por asalto.
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