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¿El mercado es así?

Fuentes: Rebelión

A mi juicio muchos marxistas siguen usando un lenguaje antiguo que no se corresponde con el mundo de hoy. Aunque reconocen que todas las economías del mundo son mixtas y, por consiguiente, nos encontramos bajo el punto de vista económico en la época de transición del capitalismo al socialismo, siguen planteando la contradicción entre capitalismo y socialismo como una contradicción externa entre países y solo entre clases sociales diferentes. Solo el hecho, por ejemplo, de que los propietarios de acciones de las  entidades bancarias sean mucho más numerosos que sus empleados, pone de manifiesto que la contradicción entre capital y trabajo no se pueda plantear como si estuviéramos en el siglo XIX.  Si bien Lenin insistía en su tiempo sobre el hecho de  que en el pensamiento dialéctico la transición era un concepto clave, hoy día, donde la transición entre capitalismo y socialismo es  más acentuada que nunca, muchos marxistas siguen planteando la lucha de los contrarios como la cuestión clave del pensamiento dialéctico.

También ocurre que siguen oponiendo la economía convencional a la economía marxista como si la segunda negara a la primera. Y siguen hablando del mercado como la negación del socialismo. ¿Son falsas las categorías de oferta y demanda? Pues no. ¿Son contrarias a la ley del valor las categorías de oferta y demanda? Pues no. ¿Podemos expresar las  categorías de oferta y demanda por medio de conceptos marxistas? Pues sí. Ya lo hizo Marx en El Capital en la sección titulada Nivelación de la cuota general de ganancia por medio de la competencia. Escuchémosle: “Mientras tratábamos únicamente de mercancías individuales, podíamos suponer que existía la necesidad de esta determinada mercancía, sin preocuparnos más del volumen de la necesidad que se ha de satisfacer. Mas este volumen se convierte en un factor esencial tan pronto como aparece, de un lado, el producto de  toda una rama de producción y, de otro, la necesidad social”.

¿Qué es la oferta en términos marxistas? El volumen de trabajo social que la sociedad emplea en producir una determinada diversidad de bienes y servicios. ¿Y qué es la demanda en términos marxistas? El volumen de las necesidades sociales de esos determinados bienes y servicios. ¿Cuál sería la sociedad ideal? Aquella donde hubiera un total equilibrio entre la oferta y la demanda, esto es, que el volumen del trabajo social empleado en producir la diversidad de los bienes y servicios  correspondiera exactamente con el volumen de la necesidad social de esos bienes y servicios. El capitalismo nunca ha logrado este equilibrio, aunque los economistas convencionales cuando estudian la ley de la oferta y demanda parten de la abstracción de que este equilibrio se da. La crítica a este limitación del mercado también la expresa Marx en la misma sección de El Capital referida anteriormente: “Los límites dentro de los cuales la necesidad de mercancías representada en el mercado –la demanda– se distingue cuantitativamente de la necesidad social real es, naturalmente, muy diferente para las distintas mercancías; me refiero a la diferencia entre la cantidad demandada de mercancías y la cantidad que se demandaría con otros precios monetarios de las mercancías u otras condiciones monetarias o de vida de los compradores”. Aquí se destaca la notable inteligencia de Marx al diferenciar entre la necesidad de mercancías representada en el mercado y la necesidad social real, que siempre es mucho mayor que aquella. Y esta diferencia es fundamental recordársela a todos aquellos apologetas del mercado capitalista cuando queriendo justificar y legitimar los descomunales ingresos de  algunos sectores sociales afirman que “el mercado es así”.

Ahora vamos a por la crítica al ideolograma “el mercado es así”. Recientemente tras conocerse que Messi percibirá 500 millones de euros por cuatro temporadas, surgieron muchas voces defendiendo la legitimidad de este hecho, afirmando que el mercado era así, que era la ley de la oferta y la demanda quien da cuenta de la legitimidad de este hecho económico. Entre ellos Nadal y muchos otros deportistas de élite y otros tantos periodistas deportivos. Pero ¿podemos creernos  que en verdad la sociedad y el Estado deja que el mercado sea así, esto es, que sea la ley de la oferta y la demanda quien asigne y distribuya racionalmente los  recursos en todos los casos? Pues no. La solución a la crisis sanitaria y económica generada por la Covid 19 no se ha dejado en manos del mercado, al albur del juego ciego y libre de la oferta y la  demanda. La sociedad por medio del Estado ha empleado varios mecanismos económicos para solucionar los graves problemas sanitarios y económicos generados por la pandemia. Se han empleado los ERTES, que permite a las empresas reducir de manera significativa sus costes laborales; se han empleado los préstamos ICO, que han permitido a las empresas financiar sus deudas, con tipos de interés bajos, con dos años de carencia y seis años  de pago; se han empleado o se emplearán cuantiosas ayudas directas para que las empresas no se ahoguen por los préstamos ICO; y se está vacunando a la población de forma gratuita. Por lo tanto, es obvio que la sociedad por medio del Estado no ha dejado en manos del mercado  y del libre y ciego juego de la oferta y la demanda que resolviera la grave crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia. Repetimos: La sociedad por medio del Estado no ha permitido que el mercado sea así, esto, libre y ciego. Pues del mismo modo que para lo malo no dejamos que el mercado sea así, para lo bueno, esto es, para el hecho de que trabajadores no esenciales, deportistas de élites, influencers y youtubers, ingresen cifras colosales, tampoco debemos dejar que el mercado sea así. Porque el mercado en el ámbito donde se mueven los sectores mencionados genera una distribución de la riqueza totalmente injusta, puesto que no se cumple el principio socialista o de justicia social que reza así: a cada uno según su trabajo. Y de acuerdo con este principio basado en el concepto de valor, los ingresos descomunales de los deportistas de élite, influencers y youtubers suponen una enorme apropiación de trabajo ajeno. Que esta apropiación de trabajo social ajeno no se realice como se realizaba en el siglo XIX sino que sea por medio de la inversión publicitaria, esto no resta nada al hecho de que en esos ingresos desproporcionados e irracionales se produce apropiación de trabajo ajeno.

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