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El MERCO se extiende hacia el SUR

Fuentes: Rebelión

El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) ha ido logrando en los últimos tiempos aunar esfuerzos entre sus miembros e imbuir a otros asociados para trabajar en favor de la necesaria integración regional como única forma de alcanzar la independencia y el crecimiento económico de sus pueblos. Cuando se analizan pormenorizadamente los niveles de controles político […]

El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) ha ido logrando en los últimos tiempos aunar esfuerzos entre sus miembros e imbuir a otros asociados para trabajar en favor de la necesaria integración regional como única forma de alcanzar la independencia y el crecimiento económico de sus pueblos.

Cuando se analizan pormenorizadamente los niveles de controles político y económicos que durante más de un siglo han ejercido los gobiernos norteamericanos sobre toda la región latinoamericana, resulta reconfortante que en años recientes un número cada vez mayor de gobiernos latinoamericanos se den cuenta que solo la unión entre sus países puede permitirles enfrentar los peligros para sus soberanías que corren si las compañías transnacionales con bases en Estados Unidos, Europa y Japón se adueñan de sus tierras, industrias y servicios.

Aunque algunos críticos señalan con razón que persisten incomprensiones e insuficiencias dentro del grupo, la realidad es que en este lustro el MERCOSUR ha avanzado en defensa de la autonomía regional.

El organismo está integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, junto a los países asociados Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, mientras Venezuela se encuentra en proceso de adhesión plena lo cual reforzaría su potencial económico.

En la XXXV Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR efectuada en la ciudad argentina de San Miguel de Tucumán la presidenta de ese país, Cristina Fernández, expresó que «la independencia y el crecimiento de la región están fuertemente atados al proceso de integración y si eso antes fue un desafío, ahora es una necesidad estratégica y de defensa de nuestros recursos naturales».

Ante las severas amenazas que representa el actual encarecimiento en el mundo de los productos alimenticios que contraen inflación y más pobreza, los mandatarios urgieron a sus miembros a pasar de la competencia a la complementariedad para limar las asimetrías dentro del bloque y convertirlo en una potencia exportadora de alimentos y energía.

Con ese fin se aprobó un programa de integración productiva y un fondo para impulsar la inserción de pequeñas y medianas empresas (pyme) en las cadenas productivas integradas por varios países.

A solicitud del presidente venezolano Hugo Chávez, se creará un grupo de alto nivel para debatir la seguridad alimentaria, una instancia que según su colega brasileño Luis Ignacio Lula da Silva va a permitir al MERCOSUR y a UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas) hacer una discusión verdadera sobre las necesidades alimentarias de cada país y una discusión sobre esa crisis.

Chávez propuso también un fondo de 920 millones de dólares para un plan de emergencia alimentaria, que será financiado con el aporte de un dólar por cada barril de crudo vendido por Venezuela mientras la cotización del petróleo supere los 100 dólares.

Concientes de los graves problemas que conllevaría la concreción de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea en la que esta última, sin abrir sus mercados agrícolas ni eliminar los subsidios a sus productores, demanda acceso ilimitado a los mercados de servicios y bienes industriales del MERCOSUR, el grupo ha buscado otros sitios para sus exportaciones.

En tal sentido, durante la Cumbre se anunció la conclusión de un acuerdo de preferencias arancelarias con la Unión Aduanera del África Austral (SACU, por sus sigla en inglés), integrada por Sudáfrica, Lesotho, Namibia, Botswana y Swazilandia, que incluye más de mil posiciones arancelarias de cada lado.

El convenio de libre comercio, enmarcado en el intercambio Sur-Sur, aspira a realizarse en forma trilateral con la integración de la India. Además, se rubricaron otros dos de tipo marco, con Jordania y Turquía, en un primer paso hacia la negociación de acuerdos de libre comercio bilaterales.

Argentina y Brasil informaron que han alcanzado un mecanismos que permite un sistema bilateral de pago en moneda local para las transacciones entre sus dos países para dotar de mayor competitividad a los sectores productivos mediante ahorros en el tipo de cambio y con lo cual se pasan a un segundo plano las negociaciones en dólares norteamericanos.

Quedan pendientes varios temas como la redacción del código aduanero común, que no pudo ser finalizado por discrepancias entre las partes sobre la inclusión de los derechos de exportación reclamados por Argentina, pero si se encuentra en pleno vigor el Fondo de Convergencia Estructural (FOCEM), que financia 23 proyectos por unos 169 millones de dólares.

Lula da Silva, al recibir el traspasó de la presidencia pro tempore del grupo, que ejercerá Brasil durante los próximos seis meses, puntualizó: «La integración nos hace más fuertes y juntos podremos reclamar justicia, igualdad y equilibrio en el plano internacional. Dónde estaríamos sin el MERCOSUR, en medio de la crisis actual en alimentos y en el petróleo».

La realidad, pese a sus detractores, los resultados de la XXXV Cumbre indican que el grupo avanza en el camino de la verdadera integración latinoamericana.