Esta reunión de la XXX Cumbre Presidencial del Mercado Común del Sur en Córdoba, Argentina, abre una nueva etapa para este bloque comercial en varias y contradictorias dimensiones. Será la última de un MERCOSUR que tiende a desaparecer y la primera de otro que busca nacer. Lo único que se puede asegurar es que nada […]
Esta reunión de la XXX Cumbre Presidencial del Mercado Común del Sur en Córdoba, Argentina, abre una nueva etapa para este bloque comercial en varias y contradictorias dimensiones. Será la última de un MERCOSUR que tiende a desaparecer y la primera de otro que busca nacer. Lo único que se puede asegurar es que nada será igual para el bloque ni para sus países componentes.
Esto vale en forma específica para la Venezuela bolivariana, flamante quinta pata de esta mesa comercial, ingresada en forma oficial el 5 de Julio en Caracas entre las pompas del acto que celebró la Declaración de la Independencia nacional de España en 1810.
Causas, Efectos y Defectos
Los efectos que implican para el MERCOSUR, el ingreso de Venezuela, serán directamente proporcionales a los efectos que se devolverán sobre el Estado y el gobierno de la llamada ‘Revolución Bolivariana’. Esta dialéctica también implica -o sea: tendrá costos políticos derivados- sobre el poderoso y multiforme movimiento social que sostiene a ese gobierno, ese régimen y ese Estado caribeños. Ahí se cumple la ley según la cual no gana nada sin perder algo, digamos, como los matrimonios en la vida privada o los armisticios en la historia de las guerras.
El ingreso de Venezuela al MERCOSUR no sólo modifica hacia arriba el PBI mercosuriano (que ahora sumará el 73.8% de Sudamérica) y un fluido comercial vibrante que ya se multiplicó por 4 con Argentina, por 3 con Brasil, por 3.4 con Chile y por 2.2 con Uruguay, (Paraguay sigue rezagada) tan solo en dos años y 8 meses.
La integración de Venezuela como miembro pleno es lo más avanzado que ha logrado el MERCOSUR, después de 13 Acuerdos firmados con trece países y bloques desde el Protocolo de Ouro Preto (diciembre 1994) hasta el año 2004 (Acuerdo con Egipto)
Estos datos, con toda la importancia que contienen, no son más que indicadores abstractos del peso minúsculo en una economía mundial decenas de veces superior, dominante y concentrada en el exclusivo club de países ricos del G-8. Su aplicación en la vida cotidiana de las sociedades del MERCOSUR y su fuerza como sostén de los Estados nacionales frente al dominio yanqui, es mucho más reducida, relativizada, vulnerable, que el impacto mediático de saber que representa casi tres cuartas partes de la producción anualizada subregional.
No hay dudas que el nuevo MERCOSUR con Venezuela adentro, tendrá una dinámica distinta que irá de lo económico y comercial a lo político y de allí a lo geoestratégico. Es aquí donde se abren perspectivas internas y externas (la relación con el imperialismo) cuyos contenidos serán contradictorios, altamente contradictorios.
Una dinámica imprevisible
Habrá elementos dinámicos seguramente progresivos, dirigidos a hacer del MERCOSUR una zona defensiva comercial y política frente a los Estados Unidos y los monopolios, como dijo el propio Kirchner, ‘El MERCOSUR no será el TLC’.
Sobre todo será muy útil al gobierno de Venezuela. El MERCOSUR le sirve como refugio cercano para defenderse del asedio norteamericano, siempre presente.
La mejor manera de contrastar estos aspectos progresivo -potenciales y actuales- es destacar la sincronizada reacción de la derecha continental más anti popular.
Citemos cinco casos distintos:
En Caracas, Teodoro Pêtkoff, director del diario TalCual y jefe intelectual de la oposición a Chávez, señala: ‘…la adhesión de Venezuela amplificará el discurso radical contra Estados Unidos del presidente Hugo Chávez’ (4/7/2006). Joaquín Morales Solá, vocero del ultra reaccionario diario La Nación, de Buenos Aires, lo dice en forma más patética: ‘Encima, ahora… Chávez mete su petróleo y sus petrodólares en todos los conflictos. ¿Se trata de la extinción lenta del MERCOSUR? Es, en todo caso, una imagen que se parece demasiado a la muerte.’ Rosendo Fraga, uno de los consejeros más brillantes del proyanquismo argentino agrega: ‘El MERCOSUR está en dificultades, pero no ha muerto, ni morirá. Su riesgo es perder contenido concreto’ (TalCual, 4/7/2006). El diario de la gran burguesía comercial venezolana VenEconomía, editorializó con más escándalo: ‘Desde ya se visualiza que la entrada de la Venezuela de Chávez al MERCOSUR politizará aún más al bloque, peor aún, lo desencajará y le dará un acento militarista.’
(Caracas, 7 de julio 2006) Por último, la inquietud en Brasil, con una visión más hemisférica, previene: ‘Las preocupaciones inmediatas del sector privado brasileño son en relación a la influencia de Venezuela en la agenda externa del bloque económico’ (Folha, 3 de julio 2006)
Riesgos matrimoniales
El elemento que va en sentido contrario en este proceso de integración de Venezuela al MERCOSUR, será el ansiado y hasta ahora fracasado deseo del Pentágono de ‘amansar al loco’, como dijeron en mayo de 2002 del incontrolable Chávez. Pero más que ‘amansar’ a un presidente que es líder popular, se trata de derrotar o hacer retroceder el proceso revolucionario que vive el pueblo venezolano. El asunto es que entre el líder y el proceso se ha establecido una relación tan simbiótica, que no es posible afectar a uno sin afectar mortalmente al otro.
Venezuela dentro del MERCOSUR abre en formas objetiva y subjetiva, la perspectiva de integrar a la Venezuela insurrecta a los moldes, modos, relaciones de Estado y cursos políticos de un MERCOSUR sometido hasta los tuétanos a las leyes del Capital y al dominio yanqui-europeo mediante pactos de todo tipo.
Una de las grandes interrogantes que abre es la suerte del ALBA, la propuesta venezolana de hacer una integración al revés de cómo se ha hecho en el MERCOSUR. El ALBA, Alianza Bolivariana de las Américas, se pudo constituir con Cuba y con Bolivia este año. Su peso es diminuto al lado de lo que representa el MERCOSUR. El dilema se hará de hierro: o se invierte en el ALBA, o se construye el MERCOSUR, aún el mejor de los casos: que se mantenga lo formado con Cuba y Bolivia.
Integrar a la Venezuela de Chávez a la normatización de la OEA y la llamada ‘comunidad internacional’, es sobre todo, una apuesta política de las burguesías latinoamericanas, y de manera especial, de los gobiernos de los Estados Unidos y de la Unión Europea.
Estados Unidos trata de construir una nueva agenda (estrategia de control) para América latina, después de varios traspiés: ALCA, Venezuela, Bolivia, Irak, etc.
El propio Chávez ha contado en sus expansivas y divertidas charlas las ‘ofertas’ que le han hecho llegar en las cumbres a las que asiste. En la Universidad de Madres de Plaza de Mayo, por ejemplo, relató que en la Cumbre de Québec le propusieron ‘ayuda de la comunidad internacional a cambio de que deje de relacionarme con Fidel, con Cuba y de estar siempre al lado de mi pueblo’ (U-Madres, 25 de abril 2003)
Pero el enemigo no se rinde, siempre quiere más, aprendió en el siglo XX que con otros líderes nacionalistas se pudo y quiere probar con Chávez. Por ahora, Chávez les ha resultado un verdadero embrollo.
Moratinos, el canciller español, habló de esa nueva estrategia según lo acordaron en su reunión con la Condoleza Rice y Tomas Shanon (Subsecretario para este hemisferio) los días 17 y 18 de junio. ‘Washington desea lanzar su agenda regional en la que puede necesitar apoyo’. Sigue: España está concentrada en la construcción de una nueva agenda latinoamericana. Ya pactamos con Chile, México y Brasil.’ – ‘La Argentina es un socio constructivo con experiencia que irá ejerciendo cada vez más esa labor estabilizadora en la zona’. – ‘Washington quiere retomar su agenda para América latina con nuevos objetivos y parámetros’. – ‘El MERCOSUR es imprescindible en el futuro’. – ‘La Argentina es un socio constructivo … donde muchos se obsesionan por el curso político de Venezuela, Bolivia y Cuba’ (El País, España, 18 de junio 2006) Más claro no canta un gallo!
Es lo mismo que dice el proyanqui Morales Solá sin pudor alguno: ‘Ni Brasil ni la Argentina quieren un enfrentamiento con Washington y, más aún, se habían comprometido con los Estados Unidos a ‘contener’ a Chávez. Una cosa fue evidente en los días recientes: a Chávez no lo contiene nadie’ (La Nación, 4 de junio 2006)
Qué es lo nuevo
Lo nuevo es que todo el viejo MERCOSUR comenzará a ponerse en cuestión. Si no, sería irracional la reacción de la derecha continental, así como la conspiración que lleva a cabo Washington a través de sus embajadas y de la Secretaría de Relaciones Hemisféricas.
Es que se abre un nuevo curso de relaciones interestatales en esta parte del hemisferio, determinado por hechos, decisiones imperiales y combinaciones políticas nuevas.
El primer hecho es que se suma al bloque del sur la quinta economía del continente y la tercera de la subregión, dándole al MERCOSUR un peso relativo mayor en el mercado mundial y en la relación quisquillosa con la economía yanqui.
El bloque gana al principal factor petrolero de América latina, un dato clave en la actual disputa mundial por las fuentes energéticas.
Contra las ilusiones de muchos, el ingreso de un gobierno como el de Venezuela no convertirá al MERCOSUR en una alianza anti imperialista como lo pudo ser la Conferencia de Bandung (1955) o de La Habana (1964). y tampoco empujará al bloque sureño al experimento de desarrollo endógeno, amplia democracia participativa y soberanía económico-política que vive el país caribeño. A lo sumo se puede afirmar que es la muerte del MERCOSUR neoliberal tal como fue creado en Asunción en 1991.
El carácter nacionalista de resistencia limitada al imperialismo que ejerce el gobierno venezolano, conducirá inevitablemente, por encima de las voluntades gubernamentales, a una relación de Estados -dentro del bloque y de éste con Estados Unidos- que ya no será la misma. De sus resultados en el mediano tiempo se encargará la próxima historia del bloque.
Un proceso lleno de escollos
El nuevo MERCOSUR viene labrándose a los saltos en medio de urgentes contradicciones desde hace más de un año, acicateada por diferendos ambientales graves con Uruguay, pujas comerciales de Argentina y Brasil con Bolivia por la propiedad estatal y los nuevos precios del gas, una competencia feroz de 15 años por cuotas del mercado automotor, del azúcar, los electrodomésticos, las inversiones externas y otros 20 rubros entre Brasil y Argentina, o los cuestionamientos fronterizos históricos entre Bolivia y Chile (salida al mar, río Siloli, etc.). A esto se suma esta semana el fursio ocasionado en Asunción del Paraguay por la deuda ‘regalada’ o ‘reconocida’ a Paraguay por la megapresa binacional Itaipú.
A esto hay que sumar las presiones sistemáticas de Washington para llevar a Uruguay y Paraguay a un TLC de estilo CAFTA, Peruano y Colombiano, aprovechando las estructuras asimétricas de los dos socios menores respecto de los dos mayores y las trampitas comerciales anexas.
Otro aspecto nuevo en el MERCOSUR más Venezuela es que la hegemonía de Brasil como Estado queda más compensada, lo cual molesta a los dueños de su ‘economía global’ que temen dificultades en el posicionamiento mundial con otros bloques o países de similar peso, como México, India, China, Rusia.
Este es el complejo mapa de relaciones internacionales en que se inserta la Venezuela bolivariana tras su correcta decisión de integrarse al MERCOSUR como miembro pleno. Nadie en su sano juicio podría criticar esa decisión justificada por su carácter defensivo: refugiarse en el Sur del asedio del Norte.
Los diagnósticos y pronósticos deben servir a comprender el curso y el destino probable de esta nueva realidad económica y política subregional.