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El moderno estado de excepción planetario del imperialismo estadounidense con su policía mediática y las románticas manifestaciones (auto)golpistas en Brasil

Fuentes: Rebelión

1. Teniendo en cuenta el análisis del modelo de realización del imperialismo estadounidense y su contemporánea presencia intervencionista, estilo dron, en las manifestaciones callejeras del Brasil en junio-julio de 2013 y el 15 de marzo de 2015, este ensayo propone actualizar el aforismo octavo, presente en el texto Sobre el concepto de historia (1940), del […]

1. Teniendo en cuenta el análisis del modelo de realización del imperialismo estadounidense y su contemporánea presencia intervencionista, estilo dron, en las manifestaciones callejeras del Brasil en junio-julio de 2013 y el 15 de marzo de 2015, este ensayo propone actualizar el aforismo octavo, presente en el texto Sobre el concepto de historia (1940), del filósofo alemán Walter Benjamin (1892-1940), que dice: «La tradición de los oprimidos nos enseña que el ‘estado de excepción’ en que ahora vivimos es en verdad la regla. El concepto de historia al que lleguemos debe resultar coherente con ello. Promover el verdadero estado de excepción se nos presentará entonces como tarea nuestra, lo que mejorará nuestra posición en la lucha contra el fascismo.» (Traducido del alemán por el ecuatoriano Bolívar Echeverría).

2. Decir, con Walter Benjamin, que el estado de excepción es regla general, es asumir plenamente el siguiente argumento: en un mundo, como el de las civilizaciones precedentes y como el actual, en el que las riquezas colectivamente producidas son planeadas y apropiadas por oligarquías, el estado de excepción es regla general, en todos los planos de la vida cotidiana, por la evidente razón de que, entre iguales, para anticipar un diálogo con Giorgio Agamben (2015), no existe estado de excepción, razón suficiente para deducir lo contrario: si lo que prevalece por todos lados es la desigualdad, esta es la prueba cabal de que el estado de excepción es por él mismo la soberanía de la violencia de la ley contra las mayorías inferiorizadas, excluídas.

3. En Medios sin fin: notas sobre la política (2015), Giorgio Agamben (Roma, 1942) define la soberanía como el nexo constituído entre derecho y violencia a escala planetaria.

4. El soberano sería, bajo este punto de vista, el guardián de la relación entre la violencia y el derecho, en la guerra civil planetaria como resultado del estado de excepción planetario. 

5. Para llevar a cabo la custodia de la relación entre el derecho y la violencia, el soberano tiene a su servicio el poder de policía planetario.

6. Más bien que simple ejecutora administrativa del estado de excepción, la policía planetaria se constituye como realización en el acto del nexo entre derecho y violencia; acto que se expresa por la exclusión de la vida desnuda: por lo tanto, por la vigilancia del pueblo y también por la permanente criminalización del pueblo vigilado.

7. La policía es la realización del nexo de la decisión soberana entre derecho y violencia porque el estado de excepción planetario tiene sólo un objetivo: evitar la igualdad, porque, aún con Agamben, «entre iguales no hay imperio».

8. Un pueblo vigilado es, en este sentido, no sólo un pueblo abandonado, excluído, sino también, y principalmente, un pueblo criminalizado por la policía del estado de excepción soberano, presentado por esta (policía) como inferior, improductivo, corruptible, ignorante.

9. En un mundo acertadamente definido por Guy Debord, en el libro La sociedad del espectáculo (1967), como la sociedad del espectáculo integrado, el soberano, siendo el vínculo entre el derecho y la violencia, el guardián de este vínculo, es también, principalmente, un guardián de un sistema de apariencia planetario.

10. La función de la policía en este sistema de apariencia planetario del estado de excepción, es la de editar mundialmente (o geopolíticamente) el reparto de los rostros contemporáneos, razón por la cual dice Agamben: «La verdad, el rostro y la exposición son hoy objeto de una guerra civil planetaria, cuyo campo de batalla es toda la vida social, cuyas tropas de asalto son los media, cuyas víctimas son todos los pueblos de la tierra». (1915: p. 90).

11. En términos generales, los autores de este ensayo estamos plenamente de acuerdo con Agamben.

12. No compartimos, sin embargo, la conclusión a la que llega. Para Agamben, el soberano, como guardián del nexo entre derecho y violencia, es simultáneamente el Estado y la Historia.

13. Para superar el estado de excepción y, por lo tanto, para romper el vínculo entre el derecho y la violencia sería necesario, según Agamben, extinguir el Estado y eliminar la Historia y, por orden de lista, abandonar cualquier idea de fin.

14. No será casual, por esto mismo, que Agamben afirme que el imperialismo sea una vieja figura de la soberanía de los Estados-nación del siglo XIX, así como el nacionalismo, razón por la cual, concluye Agamben, ambos, nacionalismo e imperialismo, son categorías que no dan cuenta de la complejidad de la época contemporánea, marcada por un contexto planetario de disputa de la apariencia pueblo, editándolo policialmente.

15. Nos gusta mucho leer a Agamben. Lo tenemos como referencia teórica importante, sin contar la seducción (aunque tengamos en cuenta que la seducción no tiene que ver con la verdad) que emana de su estilo, literalmente ambiguo, insinuante, aporético (relativo a la dificultad lógica insuperable de un razonamiento o de su conclusión), pero pensamos que sus conclusiones, incluyendo primero que todo la que dice respecto al imperialismo, es equivocada y lo es porque él dialoga críticamente con el imperialismo europeo, pero deja de lado al estadounidense.

16. Agamben hace una lectura singular del mundo contemporáneo, al presentarlo como marcado por una guerra civil planetaria en la que las tropas de asalto, la función de policía soberana, es llevada a cabo por los media, en un contexto en el que las víctimas son los pueblos de la Tierra.

17. También es insuperable cuando dice que el hombre alcanzó en la actualidad su fin de la historia porque el totalitarismo contemporáneo, siendo planetario, «asume como tarea la pura y simple existencia fáctica de los pueblos». (1915: p. 126).

18. Tanto la guerra civil planetaria como el sistema de apariencia policial que edita al pueblo a su bello-placer (descritos singularmente por Agamben en el libro Medios sin fin: notas sobre la política), son rasgos del modelo de realización del imperialismo yanqui: el verdadero guardián actual de la relación entre el derecho y la violencia.

19. Al hablar sobre el fin del imperialismo, por lo tanto, es necesario entender que Agamben, consciente o no, se refiere al imperialismo europeo, que estaba centrado en la disputa territorial del planeta teniendo como figura soberana a los Estados-nación europeos.

20. El fin de la historia y el fin del imperialismo, con la existencia fáctica de un pueblo planetariamente abandonado, tiene que ver, en este sentido, con la definición que Lenin, en Imperialismo, etapa final del capitalismo (1916), realizó del imperialismo (europeo), definiéndolo como marcado por países armados hasta los dientes que disputa(ba)n la partición bélica del planeta.

21. Si partimos de la hipótesis de que el romanticismo, como estilo de una época, surgió teniendo como tema no sólo los Estados-nación sino también las fuerzas de la Tierra, es posible definir al imperialismo europeo como romántico, porque, con Lenin y con Agamben a la vez, fue protagonizado por un proceso de soberanía en el que los Estados-nación europeos, en el movimiento bélico de sus guerras de saqueo, fueron los guardianes del nexo entre el derecho y la violencia, a escala planetaria.

22. Un ejemplo literario de una ficción romántica que puede ejemplificar al imperialismo europeo es Frankenstein (1818), obra de la escritora britânica Mary Shelley, a través de la cual es posible leer la formación de un investigador, el médico Frankenstein, un académico especializado de las ciencias naturales y de la alquimia medieval.

23. En el contexto del siglo XIX europeo, por sí solas las ciencias naturales, como su propio nombre lo indica, son las ciencias de la fuerza de la tierra, a saber: ciencia de la fauna y de las fuerzas animales; ciencia de la flora y de las fuerzas vegetales; ciencia de los mares y de las fuerzas marítimas; ciencia climática y de las fuerzas atmosféricas; ciencia de la vida y, por lo tanto, de las fuerzas y de las potencialidades biológicas de los seres, no siendo casual el surgimiento en el siglo XIX del libro El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida (1859), del naturalista inglés Charles Darwin (1).  

24. La amalgama de las ciencias de la naturaleza con alquimia medieval, campo de estudio del doctor Frankenstein, protagonista de la novela de Mary Shelley, es por sí mismo el romanticismo de la combinación científica y estética de las fuerzas de la bio (entendida como vida humana) y de las fuerzas de la zoo (entendida como vida animal).

25. En este sentido, el romanticismo puede ser entendido como la estética de las combinaciones de las fuerzas de la Tierra.

26. En el caso de la novela de Mary Shelley, su trama es, primero que todo, sobre la combinación de las fuerzas humanas con las fuerzas animales (o, por extensión, con las fuerzas de la naturaleza), teniendo en cuenta una alquimia de fuerzas híbridas, cuyo objetivo era la creación de una segunda vida, ni humana ni animal y al mismo tiempo humana y animal.

27. Esta segunda vida es el monstruo que el doctor Frankenstein creó. Un monstruo como segunda naturaleza que quedó sin lugar en el mundo porque estaba fuera de la naturaleza de los animales y también fuera de la naturaleza humana, razones suficientes para que la criatura fuera a rebelarse contra el creador.

28. El imperialismo europeo (y sobre todo inglés) es del estilo del doctor Frankenstein (2), una mezcla alquímica de las fuerzas de la Tierra cuyo objetivo consciente e inconsciente era el de controlar, colonizar, someter al siguiente supuesto monstruo: los pueblos de la Tierra, esa mezcla alquímica, bajo la mirada del soberano imperialismo europeo, de zoo (animal) con bio (vida humana), de muerte, naturaleza en disección, pronto eliminada, y su resurrección por la ideologia técnico-científica del doctor Frankenstein.

29. Porque somos terrícolas, obviamente son siempre las fuerzas de la Tierra las que están en juego, independiente del imperialismo. Lo que distingue al imperialismo gringo del europeo, sin embargo, es el punto de vista (o la tecnociencia) a partir del cual él realiza su mezcla alquímica de las fuerzas de la Tierra: es un punto de vista cosmológico, el del imperialismo yanqui, a partir del cual las fuerzas de la Tierra son escaneadas, mapeadas, combinadas de modo satelital, entendiendo este modo como mediación o mezcla alquímica de las fuerzas de la Tierra con las fuerzas del cosmos.  

30. En diálogo con Deleuze y Guattari (1980), llamamos al dominio bélico planetario de las tecnologías de las fuerzas de la Tierra como imperialismo romántico europeo, al estilo del doctor Frankenstein; y, a su vez, designamos como imperialismo moderno estadounidense de las tecnologias de captura de las fuerzas cosmológicas, a partir del cual realiza sin cesar una alquímica combinación soberana de las fuerzas de la Tierra con las fuerzas del cosmos.

31. El imperialismo moderno gringo es él mismo el soberano que guarda, en su estado de excepción planetario, el nexo del derecho con la violencia y lo hace teniendo en cuenta un poder de vigilancia igualmente planetario que tiene como epicentro los media, la sociedad del espectáculo integrado, que así es, integrado, porque igualmente edita y reedita la Tierra desde fuera de ella, razón por la cual, en ella y a través de ella, todo el planeta se vuelve una alquímica vida desnuda engendrada por la combinación entre las fuerzas de la Tierra y las fuerzas del cosmos; alquimia que produce una realidad fáctica del fin de la historia porque su pasado, el pasado de la Tierra, también se ha convertido en una mera fuerza arbitraria a ser ilimitada o esotéricamente mezclada, soberanamente.

32. Los dos imperialismos, el europeo y el gringo, como doctores Frankenstein, tuvieron y tienen el siguiente objetivo: decretar el estado de excepción sobre los pueblos del mundo, transformándolos en criaturas a las cuales Agamben da el nombre de vidas desnudas, describiéndolas así: «El sujeto último que se trata de exceptuar y, al mismo tiempo, de incluir en la ciudad, es siempre la vida desnuda». (1915: p. 15).

33. En este sentido, la diferencia del imperialismo europeo con el americano tiene relación con las formas como excluyen e incluyen la vida desnuda planetaria.

34. El imperialismo europeo romántico excluyó e incluyó las vidas desnudas estableciendo una diferencia jerárquica entre: 1) el norte y el sur (una diferencia geopolítica), en el contexto de la cual el norte era incluido y el sur del planeta era excluido. Esta relación entre la inclusión del norte, en relación al sur del planeta volvió imperativo que este, el sur del planeta, para ser incluido realizase un movimiento de sumisión e incorporación de las instituciones producidas por el norte; 2) burgueses y obreros, tal que éstos debían refrendarse en la ideología de aquéllos como el único medio de inclusión posible, desde que aceptasen la condición de no propietarios de los medios de producción; 3) blancos europeos y pieles no blancas; 4) patriarcado y otredades de género como mujeres, gays, travestis; 5) otras.

35. Fundamentalmente, en lo que dice respecto al imperialismo romántico europeo, la relación dicotómica entre los pares citados debería ser jerárquica, positivando el primer término y volviendo al segundo rehén de él para que pudiese ser incluido, aunque inferiorizado, en el estado de excepción de la civilización burguesa de su periodo.

36. A su vez, el imperialismo gringo moderno, porque edita las fuerzas de la Tierra, la vida desnuda, desde fuera de la Tierra, combinando sus imágenes con un acto mágico de photoshop, decidió el estado de excepción planetario sustituyendo la realidad por la imagen espectacular, de tal manera que, pudiendo ser ilimitadamente recombinada, la policía se convierte en acto de relación entre derecho y violencia, a partir de la siguiente referencia: la vida desnuda sólo es incluida si fuera capturada por la industria cultural, por la cultura de masas, por los media, razón por la cual debe volverse ignorante en relación con su realidad concreta, en la mayoría de los casos más agonizante, bajo el punto de vista jerárquico, que la situación aterrizada por el imperialismo europeo.

37. Los media, por lo tanto, son la policía del imperialismo yanqui y lo son planetariamente.

38. Aunque de alguna forma Agamben admita el argumento precedente, tanto que dialogamos con su libro Medios sin fin: Notas sobre la política, para hacer tal afirmación, la de que los media, como epicentro del sistema de vigilancia hoy excluyen sin historia concreta la vida desnuda y la incluyen imagéticamente, como historia virtual, produciendo así una realidad fáctica concreta para su exclusión efectiva, nuestra discrepancia con Agamben, como dijimos, deriva del hecho de que él ignora completamente al imperialismo gringo, razón por la cual no sólo lo elimina como categoría digna de análisis sino que también deja de lado la siguiente referencia a nuestro juicio (aunque sin juicio), indispensable: el sistema de apariencia de los media se constituye como la policía del estado de excepción de la actualidad y tiene como referencia de soberanía al imperialismo gringo.

39. Como lo que existe, bajo el signo de los media como policía del estado de excepción del imperialismo moderno estadounidense es pura imagen sin lastre en la vida real, es posible inferir que la Plaza pública también en su contexto no sea nada más que un rostro puro en exposición irreal, así como el propio campo de batalla teatralizado por la plaza pública virtual tenga como horizonte una vida social igualmente virtual: edición de ediciones espectacularizadas. ¡Nada más!

40. Sin asumir, por lo tanto, que la realidad de los media, como policía planetaria, sea la irrealidad del estado de excepción del imperialismo yanqui, Agamben la generaliza, como si la batalla por la producción de las apariencias de la vida social, por los media, fuese llevada a cabo por diferentes actores del mundo contemporáneo, en posiciones de combate, digamos, más o menos semejantes.

41. Partimos del argumento de que el monopólio de los media es inmanente a la soberanía del imperialismo moderno gringo, así como, en el estado de excepción como regla general, la policía se constituye como la cara de la corona del soberano: una misma moneda, por lo tanto.

42. Es por esto mismo que nada ofende más al imperialismo moderno gringo que una real democratización de los media, por la clara razón de que estos se constituyen como su policía planetaria de hecho: la que realiza el estado de excepción como regla general, sustituyendo la realidad por la virtualidad mediática, como exclusivos medios técnicos puros de incorporación editable de la vida desnuda.

43. Es en este sentido que nos atreveríamos a decir que Agamben es aún, pese a su fascinación y la exactitud de sus análisis, un teórico del imperialismo estadounidense, argumento que justificamos teniendo en cuenta lo que está en la base de su pensamiento: el nihilismo y los efectos de la crisis, de la teleología, dos rasgos omnipresentes en la cultura, en el pensamiento y en la política mundial hoy; rasgos, a nuestro juicio, producidos conscientemente por el imperialismo moderno gringo.

44. Casi todo por todas partes es rendición al nihilismo como voluntad de nada y en consecuencia casi todo por todas partes vomita sin cesar la letanía de que la finalidad, cualquiera que sea, es autoritaria, es cosa del Estado, de la Historia, de dictadores, de populistas y que, por lo tanto, el nihilismo de un fin sin fin es todo lo que nos queda como (im)posibilidad.

45. La eficiencia del nihilismo y de los efectos de la crisis, gestada por el imperialismo yanqui, tiene un objetivo muy simple: evitar una praxis poscapitalista y antiimperialista y principalmente una praxis que tenga claridad sobre los retos de nuestra época: eliminar a la policía de los media incluyendo la vida desnuda colectiva como protagonista del presente y del futuro teniendo en cuenta principalmente la caída del imperialismo gringo, colocando en su lugar, ahí sí, el fin sin fin de la inmanencia pueblo para construir el Estado global de una sociedad sin Estado, sin opresores ni oprimidos, sin clases sociales.

46. Bajo este punto de vista, el documental La revolución no será televisada (2003), de Kim Bartley y Donnacha Ó Briain (u O’Briain), sobre el golpe de estado ocurrido en Venezuela en 2002, contra el ex presidente Hugo Chávez, constituye un ejemplo paradigmático de la omnipresente policía mediática en la actualidad y brazo armado del estado de excepción de la soberanía del imperialismo gringo, que funciona incluyendo la vida desnuda televisándola, mediatizándola, recreándola virtualmente, como un Frankenstein satelital de la falsificación de todo, luego convertido en fetiche de nada, con el efecto de nihilismo que la virtualización, no basada en lo real, produce, sin cesar (3).

47. Y porque las revoluciones de vidas desnudas destronando a sus oligarquías vinculadas a la soberanía del imperialismo gringo no serán televisadas o sólo serán si fueran incluidas en el momento de lo falso, como virtualidad capturada, aquí se llega al caso de las manifestaciones de junio-julio de 2013 y a las del 15 de marzo de 2015, en Brasil. Ambas, es preciso decir con toda la tranquilidad posible, fueron largamente televisadas con el objetivo claro de poner en el lugar de nuestro drama histórico de vida desnuda, el sistema de apariencia policial de las revoluciones de colores, planeadas, financiadas y ejecutadas por el imperialismo yanqui.

48. No obstante todas las contradicciones del PT y principalmente considerando la lastimable evidencia de que haya abandonado la agenda socialista, su vocación social que lo hace proponer una ley de reparto para la explotación de los mayores yacimientos de petróleo, los de pre-sal (área de reserva de petróleo que queda debajo de una profunda camada de sal, formando una de las varias camadas rocosas del subsuelo marino: así llamada en razón de la escala de tiempo geológica, o sea, el tiempo de formación del petróleo), encontrados muy recientemente, así como a su insistencia en no abandonar la ley del contenido nacional, que exige un requisito mínimo de contenido local para todos los proveedores de Petrobrás, es más que suficiente para dejar al imperialismo gringo de pelo en pie, sin contar la relación propositiva y afirmativa del Brasil con y en el BRICS; y su, aunque vacilante, apoyo a los Gobiernos de Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador, en América Latina.

49. No compartimos, en este sentido, aun con el consenso entre la izquierda brasileña y mundial fundamentado en la premisa de que lo que pasó en Brasil en jun-jul de 2013 fue espontáneamente revolucionario y, por lo tanto, distinto de las manifestaciones del domingo 15 de marzo de 2015, fundamentalmente planeadas por sectores reaccionarios de la sociedad brasileña, sin contar el hecho de que los tres movimientos principales que las planearan y convocaran, «Ven a la calle», «Movimiento Brasil Libre», «Movimientos Rebelados Online», en la línea de un «no hay alternativas», lema (o palabra de orden) del neoliberalismo belicista de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, son la encarnación incluida del tiempo de la falsedad del sistema de apariencia de los media: sus jóvenes soldados de la vanguardia del estado de excepción decretado contra la vida desnuda brasileña realmente existente, recordaron además del todo y de inmediato los movimientos creados por el Frankenstein gringo en países como Libia, Siria, Irak, Venezuela.

50. En ambas manifestaciones, las de 2013 y las del 15 de marzo de 2015, prevaleció la concepción de palabra de orden elaborada por Deleuze y Guattari (1980), cuyos rasgos principales son: 1. La palabra de orden, diferente de lo que acostumbramos a pensar, nunca es simple, clara, monotemática; 2. La palabra de orden surge en el movimiento sin fin de la variación de situaciones igualmente variadas de y en el lenguaje en acción; 3. La palabra de orden es el parásito del lenguaje; 4. La función del lenguaje no es comunicar, pero transmitir palabra de orden parasitándola es la excusa de tal o cual asunto, de tal o cual tema, de tal o cual demanda.

51. El soberano imperialismo gringo planetario decreta su estado de excepción planetario en la indefinida variación de palabras de orden y lo hace a través de los media, esta tecnología satelital que es en sí misma, como medios de medios puros, la técnica de las técnicas de la producción ilimitada de palabras de orden, como parásito del lenguaje, teniendo en cuenta variaciones indefinidas de situaciones de lenguaje, como programas periodísticos, telenovelas, publicidad, reportajes, programas de deportes, de entrevistas, filmes, shows musicales, redes sociales, portales de Internet y un sinfín de otros.

52. Es en su supuesta diversidad, en su técnica pura de producir diferentes géneros de contenidos y artefactos y soportes de comunicación, que la policía de los media se convirtió en el brazo armado o en el ejecutor público de la vida desnuda mundial, porque, no obstante la diversidad de sus medios y de sus técnicas, la palabra de orden (el lema) que tiende a circular en la mayoría de ellos, si se considera a los media corporativos, es: servilismo frente al imperialismo gringo.

53. Tanto en las manifestaciones de jun-jul de 2013 como en las recientes del 15 de marzo de 2015, en Brasil, el pretexto de la diversidad de agendas, banderas, demandas, el lema que las parasitó fue: derribar al Gobierno de Dilma Rousseff o hacerlo sangrar hasta la última gota para derrotar a ella y a la izquierda, dejando el camino abierto para la explotación gringa de nuestro petróleo, de nuestros recursos naturales, debilitando por golpe en la mesa los Gobiernos de izquierda de América Latina y los BRICS.

54. La palabra de orden (el lema), por lo tanto, en un caso u otro, fue y es: golpe de estado, mediático-jurídico-congresal o, en último caso, igual militar.

55. Es claro que las manifestaciones de junio y Julio de 2013 fueron, digamos, más híbridas, porque, además del mismo perfil de clase presente en las del 15 de marzo de 2015, había también en ellas militantes de izquierda.

56. Sin embargo, esta supuesta diferencia de pruebas es ella misma la variación más emocionante, porque es más falsamente universal, parasitada por el imperialismo gringo, a través de su policía mediática planetaria: por esta razón las manifestaciones de 2013 fueron vistas por los media nacionales e internacionales, incluyendo los de izquierda, como el momento revolucionario de nuestra Primavera Árabe.

57. El motivo por el cual las manifestaciones de 2013 fueron positivadas por casi todos los actores sociales, independiente de sus rasgos ideológicos, tiene relación con la diferencia fundamental entre el imperialismo europeo y el estadounidense.

58. Así como Agamben, aunque produzca un pensamiento emocionante, aunque hable en nombre de la felicidad colectiva, se rinde al nihilismo del imperialismo gringo, porque no discute con su modelo efectivo de realización moderno-cosmológico; la izquierda, en general, también comete el mismo error.

59. Tanto Agamben como las izquierdas (siempre com excepciones) son aún fundamentalmente románticos. Creen en las fuerzas de la Tierra, por ellas mismas. Piensan que ellas irán a tomar (o podrán tomar) romántica o espontáneamente, da lo mismo, el Palacio de Invierno: el soberano.

60. Pero, ocurre que el verdadero lugar del Palacio de Invierno en la actualidad es el soberano imperialismo estadounidense, este Leviatán que guarda el estado de excepción planetario desde el punto de vista cosmológico, razón por la cual nos edita policialmente, por los media, como piezas de un juego de ajedrez planetario a partir de la cual la realidad de la vida desnuda, de los pueblos del mundo, es sustituida por el cine: en fin, por el espectáculo de un pueblo editable ilimitadamente.

61. Mientras seamos sólo románticos, esto es, mientras estemos aprisionados por los muros de nuestras propias fuerzas terrícolas, el Palacio de Invierno (o de Verano) efectivamente tomado será siempre la sede de los Gobiernos que van en contra de la soberanía del moderno imperialismo gringo.

62. Para producir un mundo sin soberanía y sin vida desnuda, más que nunca la urgencia urgentísima debe tener como horizonte político fundamental la siguiente tarea insustituible: despoliciar los media, ocupándolos con nuestras vidas desnudas fuera de todo y de cualquier sistema de apariencia soberanamente constituido.

63. Cuando eso ocurra, los medios sin fines, en la utopía del ahora, serán la felicidad colectiva.

Notas:

(1) Charles Darwin, a propósito, como le contó en persona a uno de los autores de este ensayo el profesor brasileño y filósofo de la ciencia Maurício Abdalla, desplazó a Jean-Baptiste Lamarck en su tiempo por influencia política y mediática de Thomas Huxley, el abuelo del escritor utópico Aldous, dadas sus relaciones con el poder imperial inglés. En el diario de su viaje, titulado originalmente Diario y observaciones y publicado en 1839, que el profesor Abdalla le mostró a LCMS, y escrito a bordo del bergantín, cherokee, HMS Beagle, en su segunda expedición, jamás Darwin emplea el concepto evolución. Quizás, por eso, no en vano, en el artículo El viaje del Beagle, Wikipedia, dice: «Este diario representa las primeras anotaciones que sugieren las ideas que más tarde le llevarían a escribir su teoria de la evolución por la selección natural». Mientras tanto, mucho antes, Lamarck había formulado la teoria de la evolución biológica, acuñó en el lejano 1802 el término biología para designar a la ciencia de los seres vivos (la primera parte de una trilogia sobre la física de la Tierra, conformada además por Hidrogeología y Meteorología) y fue el fundador de la paleontología de los invertebrados. Al observar la naturaleza, Lamarck se planteó la siguiente disyuntiva: o los organismos fueron creados con todas las adaptaciones a todos los ambientes de la Tierra y ellos, como se aceptaba entonces, no habían cambiado desde sus orígenes; o los organismos se adaptaban a estos ambientes y por consiguiente, como él proponía, iban modificando su estructura conforme iba cambiando el ambiente. Se trataba de un lío interimperialista: Lamarck era francés y no tenía amigos poderosos dentro del Estado, como sí Darwin. Éste escuchó la teoria de la evolución mucho después, hacia 1827, en una exposición del investigador Robert Edmund Grant, pero por haber leído entonces ideas similares en los escritos de su abuelo Erasmus asumió una postura indiferente por conveniente.

(2) Y el segundo imperialismo, el gringo, es del estilo del Dr. Jeckyl y Mr. Hyde: democrático al interior de los EE.UU e imperialista, invasor, hacia los demás países, como ya lo sostuviera en los años 80 del siglo XX el escritor Carlos Fuentes. No es gratuito que él mismo tuviera que soportar la persecución y el acoso de organismos gringos, llevándolo poco a poco, y no por debilidad en sus convicciones sino a causa de los golpes que recibió, a asumir una actitud moderada cuando no conciliatoria frente a sus verdugos políticos. Persecución y acoso que han sufrido personajes tan disímiles e importantes como los rockeros brasileños Cazuza y Renato Russo, ambos disidentes, bisexuales, con sida: al primero se le retiró la visa no sólo para que no pudiera volver a su tratamiento contra el VIH en el Boston Medical Center, sino, sobre todo, por escribir y cantar canciones como Ideología, Burguesía, Brasil; al segundo se le acorraló no precisamente por ser profesor de inglés sino por escribir y cantar temas como ¿Qué país es este?, Clarisse, Geração Coca-Cola, Faroeste caboclo y, sobre todo, Perfeição, este el nuevo himno nacional brasileño. Esto sin hablar aún del caso de los hermanos Herbert Betinho de Souza, sociólogo, el caricaturista y humorista Henfil y el compositor Francisco Chico Mário, los tres hemofílicos, todos víctimas de la Dictadura Brasileña (1964-85) teniendo siempre detrás a los gringos: a los tres se les inoculó, en los cambios de sangre hechos por los militares, el virus del VIH, empezando por Betinho, de quien más rápido intentaron deshacerse y quien no obstante más resistió: once años. Como no murió de sida, en la siguiente transfusión lo contaminaron con hepatitis C. Sus dos hermanos murieron a comienzos de 1988. Betinho sobrevivió hasta los 61 años, en 1997. El 18 de agosto de 2010, la Comisión de Amnistía concedió a su familia una indemnización mensual, fuera de un pago retroactivo, en razón de la persecución política sufrida por él durante la dictadura militar, comprobada por documentos encontrados en los archivos del antiguo Departamento de Orden Político y Social (DOPS), en realidad centros arbitrarios de detención y tortura. Su viuda, Maria Nakano, también recibió el derecho a una pensión vitalicia. Esto sin hablar aún de los casos de acoso y asesinato de Patrice Lumumba, Malcolm X, Che, Martin Luther King, Salvador Allende, Jaime Roldós, Hugo Chávez. En síntesis, el imperialismo estadounidense es el fruto del experimento de un doctor, Jeckyl (CIA, Dpto. de Estado y Gobierno), con la gente, el pueblo, un pueblo-Tierra maltratado, sometido, despreciado. Y, ahora, en rebelión.

(3) En efecto, tal como lo muestra el documental La revolución no será televisada (2003), de los irlandeses Kim Bartley y Donnacha O’Briain, entre el 11 y el 14 de abril de 2002, los EE.UU, los media en general y CNN en particular, dieron como hecho el derrocamiento de Hugo Chávez por un golpe de estado al mando del empresario Pedro Carmona, quien a la postre se convertiría en presidente, virtual, por supuesto. Se trataba de impedir liberar a Venezuela de las políticas de libre mercado impuestas por Washington. Chávez se defendia, ante la presión de cuatro grandes medios privados, con el único medio a su alcance: el Canal 8 estatal. «No se puede responder al terror con más terror», decía refiriéndose, claro, a la manipulación mediática gringa. Se iniciaba así una inefable campaña de difamación orquestada por George Tenet de la CIA, Carl Ford del Dpto. de Estado y por el «Diablo» Bush, como lo llamó Chávez ante la ONU. Con ellos fueron a hablar a Washington, precisamente, Pedro Carmona y Carlos Ortega, representantes de la ultraderecha, pues para el general Néstor González, Chávez «era agente de Fidel Castro y de las guerrillas colombianas». A las 5:30 de la tarde del 12 de abril, Carmona se presentaba como el nuevo Pte. de Venezuela, prometiendo «restaurar la justicia, la igualdad, la solidaridad y la responsabilidad social». Daba risa ver a este ventrílocuo del Tío Sam, a este títere sin pelo movido por los hilos de la Providencia, es decir, por nadie: pero, se sabe que ese dios invisible/visible para todos no es otro que EE.UU. El sábado 13, la Guardia Presidencial retorna al Palacio de Miraflores. La cámara enfoca la caja fuerte, al lado de la cual tiempo antes estuvieron comiendo Carmona y sus secuaces: ahora, la caja fuerte está vacía. Ellos, acaban de huir. Una vez más se comprueba que los piratas del saqueo ponen pies en polvorosa, que los criminales huyen sin que nadie los persiga. Un consejo de ministros se reúne. Aún no aparece Chávez. Es necesario que el Canal 8 vuelva a emitir. William Lara, Pte. de la Asamblea Nacional y luego Pte. provisional, desmiente a Carmona, quien asegura que hay normalidad total en el país. Se cree que Chávez está secuestrado en una isla del Caribe. Finalmente, el 14 de abril, a las 2:50 a. m., reaparece Chávez: «Estaba incomunicado, no tenía ninguna información y tenía una angustia muy grande». «No permitan que los envenenen con tantas cosas y tantas mentiras», dice, como si se refiriera a EE.UU, lo que ha quedado manifiesto a través del documental. Este tiene una elocuente nota final: «LOS GENERALES DISIDENTES: Expulsados del Ejército, la mayoría huyó a los EUA. Los que se quedaron en Venezuela, trabajan con la oposición. LOS EUA CONTINÚAN NEGANDO SU PARTICIPACIÓN EN EL GOLPE». Colin Powell, de la U. S. Administration, afirma: «Nosotros apoyamos la democracia, la comunidad democrática que existe aquí en nuestro hemisferio». Y agrega: «Claro que tenemos desacuerdos con el Pte. Chávez en el pasado y probablemente continuaremos teniéndolos en el futuro». Como quien da crédito a Powell, en agosto de 2005, el reverendo gringo Pat Robertson dirá: «Si cree que queremos asesinarlo pues creo que tendríamos que poner manos a la obra y hacerlo. Es mucho más barato que desencadenar una guerra… y no creo que el suministro de petróleo se interrumpiera». Y así se hizo.

https://www.youtube.com/watch?v=Cko8R2ZSEzE

http://www.voltairenet.org/article143578.html  

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