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El momento económico de Trump

Fuentes: Rebelión

El momento económico de Trump se caracterizará, especialmente, por la liberalización nuevamente, después de los controles financieros que puso Obama al Capital Financiero Internacional (CFI en adelante) después de la crisis de 2008. Esta política económica de Trump es posible porque como consecuencia de la crisis los salarios en todo el planeta disminuyeron, en la […]

El momento económico de Trump se caracterizará, especialmente, por la liberalización nuevamente, después de los controles financieros que puso Obama al Capital Financiero Internacional (CFI en adelante) después de la crisis de 2008. Esta política económica de Trump es posible porque como consecuencia de la crisis los salarios en todo el planeta disminuyeron, en la medida en que a la vez aumentaba la productividad, lo que suponía la producción de una mayor cantidad de plusvalía. Esta plusvalía en un primer momento se acumula en manos del capitalista industrial, en cuyo seno se ha producido, y por último termina acumulada como riqueza en forma de CFI o en forma de dinero (D´). Y hay que tener en cuenta que los capitalistas industriales, que por medio del capital-dinero prestado (el capital ficticio prestado es la forma que el CFI adopta en este proceso de reproducción del capital) o bien propio, consiguen entrar en un nuevo ciclo expansivo del valor. Éste nuevo ciclo es el que estamos viendo, tanto en crecimiento del volumen de la economía mundial, como en la vuelta a índices positivos en la variación de salarios.

Al mismo tiempo, y reflejado en las crisis bancarias y de la bolsas que hemos vivido, gran parte del valor del capital-ficticio (acciones, valores, obligaciones, deuda del estado, derivados, etc.) se ha repartido [i] de forma diferente en el sentido que expresa el aumento de la desigualdad. Pero no sólo de la desigualdad entre capitalistas y trabajadores, sino también entre las tres diferentes formas de capital, comercial, industrial y financiero. Y esto es debido a las diferentes tasas de ganancia que existen entre estas tres formas de capital, y como la del CFI es la dominante hoy en día, es ahí donde llega la mayor cuota de ganancia, que para eso están los paraísos fiscales y otras formas de atesoramiento de carácter opaco.

Pues bien, ahora estamos en una nueva fase de reproducción del ciclo de producción y acumulación de la plusvalía, con su respectiva nueva fase de productividad del trabajo, por parte del CFI. Pero dadas las bases materiales para iniciar ese nuevo proceso de producción de plusvalía, es necesario un nuevo momento político para producir las condiciones de dicho proceso

Este proceso se caracteriza por el adelgazamiento de la calidad democrática con un nuevo «emperador» que tiene por función la reestructuración del nuevo ciclo económico global y con la peculiaridad de que ha puesto la condición de que se haga con la coordinación y adaptación del nuevo ciclo a su cartera privada de valores. Y por tanto proceder a una nueva fase de liberalización de las condiciones en las que se mueve el CFI. Entre esas condiciones se necesita una política proteccionista del mercado del capital industrial norteamericano (de ahí la política de proteccionista que Trump propone) porque esa es la condición sine qua non para estimular, para que no se pare, el ciclo de movimiento de la deuda pública norteamericana, como muy bien explica Yanis Varoufakis en El Minotauro Global, y para que la clase media norteamericana deje de perder poder adquisitivo y aumente su diferencial respecto al resto de mercados laborales globales como premio a haberlo llevado al dorado sillón imperial oval. Esto último siempre entendido con base en las necesidades electorales de este nuevo «emperador» que esperemos no nombre senador a su caballo, aunque ya ha empezado a introducir a su familia en los resortes de poder del Estado norteamericano. ¿Todo el planeta al servicio de la familia Trump? Of course. Trump first.

Donde engaña Trump es cuando afirma que quiere iniciar un plan de obras públicas y doblando el presupuesto militar para acabar con el desempleo en Norteamérica, cuando con una tasa del 5 % está muy cerca del pleno empleo técnico. Realmente lo que pretende es aumentar la deuda pública y con ello crear más capital ficticio que permita alimentar al gran minotuaro global; es decir, a los mercados financieros globales; es decir, para aumentar la cantidad de dinero-préstamo que permite crear un nuevo equilibrio de CFI a nivel internacional para continuar/aumentar el Capitalismo Financiero Global con esas nuevas inyecciones de dinero. Es la gran medicina de siempre de los liberales: crecer y crecer para poder seguir creciendo en desigualdad como consecuencia del crecimiento para la acumulación de capital. Con la característica de que como diría Marx: «…la acumulación de estos derechos o títulos difiere como tal de la acumulación real, de la que nace, como de la futura acumulación (del nuevo proceso de producción), a la que sirven de vehículo los préstamos de dinero» (Marx, El Capital, Tomo III, pág. 477. FCE, Méjico 1985).

Es esta diferencia entre la acumulación real y la ficticia donde se sienta la base para que el ciclo comercial que es el CFI alcance niveles tales que pongan en cuestión la propia existencia del sistema real porque no haya relación entre el valor realmente producido y el valor irreal que circula en la esfera comercial. Es la sobreproducción de capital-ficticio el que produce actualmente las crisis en esta fase del capitalismo que unos definen como globalización y nosotros como capitalismo financiero internacional ya que ha superado en sus centros de acción el nivel de nacional. ¡Capitalistas de todos los países, uníos!

Dado que el capital industrial depende masivamente del CFI, (hay que tener en cuenta que éste es el que domina vía especulación bursátil internacionalmente los movimientos del capital-préstamo), ello implica necesariamente que aquel tiene determinadas y condicionadas sus actuaciones de todo tipo por el antedicho CFI. Ese es el proteccionismo real que sobre dicho capital va a efectuar Donald Trump en este momento. Es decir, obligar, jugando con la cuota de ganancia empresarial, al capital industrial a localizarse en EE.UU. No todo él, sino al que realiza las necesidades del CFI que es lo que domina, o mejor dicho, pretenden dominar Donald Trump y su equipo. En definitiva reubicar el capital industrial internacional según las necesidades del CFI y partiendo de la premisa de que, en la medida en que el centro imperial de la riqueza se va reduciendo (recuerden el empobrecimiento masivo de la clase media que es el soporte político de ese centro imperial de la riqueza), es necesario proteger ese «territorio» que se pretende sea el centro imperial de la riqueza.

Esta política de Trump/CFI viene condicionada por la nueva distribución internacional de la riqueza con la aparición de los BRICS, etc. Y es la que obliga a que el CFI opte democráticamente, mediante el voto de una minoría global seleccionada territorialmente, por un perfil político autoritario que es reflejo del autoritarismo internacional derivado de las mencionadas necesidades del CFI. Todo ello en un contexto de redefinición del imperio (entendido Imperio en el sentido que da Antonio Negri) y a su vez de debilidad, ya que en ciertos puntos muy localizados del planeta ha abierto ventanas de oportunidad bien a políticas sociales bien a los llamados relatos que permiten actualizar el pensamiento emancipatorio a las condiciones socioculturales del presente.

Todo el momento político que vivimos tiene su explicación en este nuevo ciclo económico que se abre con la crisis de 2008, la cual tiene su antecedente político en la reestructuración global que se produce como consecuencia de la desaparición del mundo bipolar, que tiene como expresión del fin de ese periodo de transición el atentado de las torres gemelas en 2001.

El reflejo de las nuevas necesidades del CFI cuando estalla la crisis de 2008, políticamente hablando, viene representado por las medidas de regulación de los mercados financieros en la etapa de Obama como forma coyuntural para impedir una implosión total del sistema. Ahora les toca combinar 1) la desregulación del CFI con 2) el control de los movimientos alternativos que han surgido. Para ello es necesario un poder fuerte y extremo, Trump acompañado por sus iguales en Euroasia y, sobre todo, crear un centro, protegido por muros (como el de Adriano) si es necesario, que sea refugio de los vencedores. En definitiva la gran utopía del Fin de la Historia y del último hombre de Fukuyama. En fin, como diría Woody Allen: «Sueños de un seductor». ¡Qué miedo dan los seductores!

Ah! Por cierto, no se equivoquen. Todo responde a políticas que son correctas. Evidentemente en la medida en que les está dando unos buenos resultados en sus respectivas carteras de valores que, por cierto, cada vez tienen menos valor real. Y ese es su drama.

 

[i] Hay que tener en cuenta que, aunque el valor se mida por medio de las unidades de moneda éstas no son el valor sino su magnitud, y como el reparto del valor se refiere a las proporciones y no a las cantidades de su reparto entre sus poseedores, puede darse que la masa de dinero aumente o disminuya y que esto afecte o no al reparto real del total del valor entre sus poseedores.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.