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El movedizo pantanal europeo

Fuentes: Rebelión

Grecia se hunde cada vez más en un callejón sin salida porque las políticas privativas y neoliberales que le han impuesto la llamada troika, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE), profundizan sus problemas económicos y financieros sin que aparezca una leve luz en el camino. Y […]

Grecia se hunde cada vez más en un callejón sin salida porque las políticas privativas y neoliberales que le han impuesto la llamada troika, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Central Europeo (BCE), profundizan sus problemas económicos y financieros sin que aparezca una leve luz en el camino.

Y en este pantanal movedizo lo acompañan o le siguen los pasos, otros países de la Unión Europea que no logran pisar suelo firme en su andar, léase Irlanda, Portugal, Italia, España, Rumania, Hungría, República Checa, Inglaterra, Francia.

Grecia, con la soga al cuello, ha sido obligada a tomar nuevas medidas para ahorrar 2 000 millones de dólares adicionales (el tercer recorte en dos años) y tratar de frenar los rumores sobre una inminente bancarrota.

Cada día son más fuertes las preocupaciones de los inversionistas de que el país no pueda obtener los 8 000 millones de euros (11 010 millones de dólares) que aún le faltan por recibir del rescate de 110 000 millones de euros autorizados el año pasado.

La reciente reunión de los ministros de finanzas de la eurozona efectuada en Polonia puso el puñal en la garganta griega al demorar la autorización del pago hasta principios de octubre. Los analistas indican que no solo está en riesgo la entrega de ese préstamo correspondiente al paquete de rescate de 2010, sino también un segundo paquete por 109 000 millones de euros.

Los 8 000 millones de euros son imprescindibles para que Grecia pueda contar con liquidez para pagar nóminas públicas y pensiones , pues el Gobierno reconoció que solo dispone de recursos hasta octubre.

Los ministros de Finanzas reiteraron a Atenas que solo recibirá el próximo tramo del rescate si cumple totalmente con el programa de austeridad pactado.

Como un enviado del más allá, apareció en esa reunión el secretario del tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, con el objetivo de presionar a Alemania para que aportara mayores estímulos fiscales a la debilitada zona euro lo que fue rechazado por los anfitriones al decir que confían en la sostenibilidad de sus finanzas públicas.

Varios ministros expresaron que Estados Unidos no era el más indicado para ofrecer recetas a Europa cuando ese país padece grandes dificultades en controlar la deuda y el déficit.

El gobierno heleno anunció que la economía se contraerá este año un 5 % y no 3,8 % como había anticipado.

El tercer recorte, anunciado por el primer ministro George Papandreou prescribe aplicar un impuesto inmobiliario de cuatro euros por metro cuadrado. Para los hogares más pobres el tributo sería de 50 céntimos, llegaría a 10 euros a los más acomodados y se cobrará a través de la cuenta de la luz para hacerlo más rápido.

Cerrarán varias empresas cuyos funcionamientos dependen de subvenciones estatales y se reducirán aun más los sueldos de los funcionarios públicos, a quienes se les eliminará el salario de un mes. Además, subirán nuevamente los impuestos al alcohol y el tabaco.

La orden de austeridad indiscriminada fue dada por el representante permanente para Grecia del FMI, Bob Traa, cuando afirmó que la nación helénica «debe aplicar las medidas de ahorro, especialmente las privatizaciones y reducciones de empresas, y la disminución de personal y salarios en el sector público».

Grecia intenta disminuir por todos los medios el déficit que tuvo en 2010 y llevarlo al 3 % en 2014. Para 2011 la meta prevista es bajarlo a 7,5 %, o sea, 17 100 millones de euros y a 14 900 millones en 2012.

Lo que resulta inconcebible es que los rescates financieros vayan dirigidos hacia los bancos para que estos paguen las deudas que el Estado ha adquirido con otros bancos. Es decir, es una espiral ascendente de endeudamiento con los nuevos impuestos que se le adicionan.

Si el capital se destinara a la producción real, con la creación de más empleos, se aumentaría el consumo interno y la economía se potenciaría.

Pero en contraposición, los grandes banqueros continúan acumulando capitales. Un artículo aparecido en The New York Times, en diciembre de 2010, revela que «cada tercer miércoles del mes, nueve miembros de la elite de la sociedad de Wall Street se reúnen en Manhattan» para proteger los intereses de los grandes bancos en el vasto mercado de los derivados financieros, uno de los más redituables y controvertidos campos de las finanzas». Los nueve banqueros conforman «un poderoso comité que ayuda a vigilar las transacciones de los derivados, instrumentos que, como los seguros, son usados para cubrir los riesgos» en un gran negocio de «multibillones».

El artículo, reproducido recientemente por el diario mexicano La Jornada indica que el capital conjunto de esas instituciones rebasa el millar de billones, en una equivalencia de varias veces el PIB global y cuyo monto se desconoce debido a su «desregulación» (carece de vigilancia tanto gubernamental como ciudadana) y su «contabilidad invisible» (off balance sheet) en los «paraísos fiscales» (off shore).

Esas entidades son: JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Deutsche Bank (del que es asesor el ex presidente de la FED estadounidense, Alan Greenspan), UBS; la británica Barclays; Credit Suisse; Bank of America; y Citigroup (accionista de la «calificadora» Moody’s).

Pero la crisis en Europa no atañe solo a Grecia, pues España, Irlanda, Portugal, Italia, Inglaterra y Francia ya se han visto obligadas a tomar drásticas medidas neoliberales y de mayores privatizaciones para reducir sus déficit fiscales.

Junto a las restricciones, crece el malestar de los habitantes europeos que ven como el desempleo, los bajos salarios y las rebajas en los programas sociales le han cambiado en pocos meses su modo de vida, mientras la pobreza y la inseguridad vuela como ave de rapiña sobre sus cabezas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.