Recomiendo:
0

A pesar de que las protestas han perdido intensidad, la calle se ha convertido en un espacio de competencia entre la izquierda social y el populismo conservador

El movimiento brasileño busca superar su maraña de confusión

Fuentes: Público.es

Caetano Veloso mostraba estos días su confianza en que «el movimiento enmarañado de las calles» que desde hace dos semanas agita Brasil, acabe encontrando la inspiración que tuvo Neymar para driblar adversarios y, con precisión absoluta, realizar el pase que permitió a Jô conseguir el segundo gol de la selección brasileña contra México. Para el […]

Caetano Veloso mostraba estos días su confianza en que «el movimiento enmarañado de las calles» que desde hace dos semanas agita Brasil, acabe encontrando la inspiración que tuvo Neymar para driblar adversarios y, con precisión absoluta, realizar el pase que permitió a Jô conseguir el segundo gol de la selección brasileña contra México. Para el cantante baiano, se trata de un reto ineludible si se quiere conseguir que la energía desatada en las calles permita a los brasileños llegar a «lo más bonito». La duda está en saber si esa anhelada meta se podrá lograr mediante la improvisación que caracterizó al fútbol brasileño, una espontaneidad que en el caso de las protestas sociales parece encarnarse en las redes sociales, o si será preciso detenerse y analizar con frialdad la próxima jugada.

Lo cierto es que estos días en que las protestas, aunque no han cesado, han sido de menos intensidad, los movimientos sociales brasileños están protagonizando un fuerte debate no solo sobre sus próximos objetivos tras haber conseguido la reversión del precio del transporte público que originó las primeras manifestaciones y la promesa de Rousseff de convocar un plebiscito, sino también sobre los perfiles de su propia identidad. Una preocupación acrecentada por el carácter ambiguo de una calle que ha terminado convirtiéndose en un espacio de competencia y confrontación entre una izquierda social determinante en los inicios de la protesta y un populismo conservador que se escuda en un beligerante «apoliticismo» respaldado por los grandes medios.

Durante el pasado fin de semana se han sucedido las reuniones en las principales ciudades del país. En São Paulo unas 76 organizaciones sociales se reunieron para analizar la coyuntura y preparar un calendario de trabajo. Entre los presentes se encontraban sindicatos como la Central Única de Trabajadores, la Marcha Mundial de las Mujeres, Vía Campesina, la Unión Nacional de Estudiantes, el opositor Partido Socialismo e Libertade e, incluso, el gobernante Partido dos Trabalhadores. Encuentros similares se celebraban en Rio de Janeiro, Belo Horizonte o Brasilia, donde unas trescientas personas se reunían en asamblea para debatir el futuro del movimiento.

Entroncar la actuales protestas con históricas demandas populares es una de las prioridades para estos sectores que buscan así superar las «ambigüedades» promovidas por unas clases medias que ampliamente se han sumado a las protestas. Para ello, en las últimas jornadas la iniciativa en la movilización se ha desplazado hacia las periferias de las grandes ciudades donde sus habitantes siguen reclamando mejoras en los sistemas de transporte público o reivindicando una solución al problema de la vivienda, como se ha visto en los reciente bloqueos de avenidas en São Paulo, liderados por el Movimiento de Trabajadores sin Techo o el Movimiento Periferia Activa. Protestas que reivindican la gratuidad del transporte público, el control de los precios de alquiler de vivienda o, incluso, la desmilitarización de la Policía Militar.

Junto a ello, el calendario de movilizaciones trata de reafirmar un claro perfil progresista como las movilizaciones convocadas para este miércoles en Brasilia, Porto Alegre o São Paulo contra el presidente de la Comisión parlamentaria de Derechos Humanos, el evangelista Marco Feliciano, conocido por sus planteamientos homófobos y racistas, que desde esa institución acaba de dar luz verde a la tramitación de una ley que concibe la homosexualidad como una enfermedad que tiene cura. Lo mismo ocurre con las críticas al Estatuto del Nasciturno considerado un retroceso para los derechos de la mujer.

De este modo, se quieren evitar las maniobras que, a juicio de estos sectores, están realizando los grandes medios de comunicación para imponer al movimiento su propia agenda. Ahí estarían los intentos de centrar las críticas en la «corrupción» o poner en primer plano reivindicaciones como el rechazo a la PEC 37, la enmienda que limitaría la capacidad de investigación de fiscalía. Pero no solo los medios de comunicación están implicados en esta controversia. Grupos de la derecha como Patria Mía, Día del Basta!, Orden en Progreso o Unidos por Un País Mejor pugnan por la izquierda por ocupar la representatividad de la calle e imponer la consigna de «Vem para rua/contra o goberno».

Si todo ello acrecienta la confusión sobre el movimiento, el anonimato de las redes sociales complica aún más las cosas con iniciativas como la del rapero Felipe Chamone que convocó por Facebook una huelga general que en pocos días obtenía cientos de miles de apoyos en la red social. Por no hablar de la acción de los hackers que en los últimos días han atacado y clonado las webs de algunos grupos progresistas para lanzar desde allí mensajes totalmente opuestos a los defendidos por estas organizaciones. Así, por ejemplo, la cuenta del Movimiento Passe Livre que impulsó las primeras manifestaciones, fue manipulada para crear una doble que entre sus peticiones incluía la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

Con este panorama, es extraña la desorientación con que muchos afrontan la nueva situación. En Brasilia, por ejemplo, grupos feministas se manifestaban el sábado en solitario con sus reivindicaciones para no ser confundidos con los planteamientos ambiguos de otros manifestantes entre los que no faltan quienes abogan por reducir la edad penal o los contrarios al aborto. A ello se suman críticos con la corrupción o la PEC 37 incómodos con la utilización que de estos temas realizan los medios conservadores contra el gobierno del PT. Un escenario «enmarañado», en suma, nada sencillo para desarrollar esa jugada maestra capaz de llevar a los brasileños, como sueña Caetano Veloso, hasta «lo más bonito».

Fuente original: http://www.publico.es/internacional/457772/el-movimiento-brasileno-busca-superar-su-marana-de-confusion