El principal dirigente del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST), Joao Pedro Stédile, dijo en entrevista cedida a la revista brasileña Época que «el proyecto de reforma agraria por el que el MST pasó 20 años luchando se agotó». La burguesía brasileña abandonó el proyecto de desarrollo nacional en beneficio de las […]
El principal dirigente del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST), Joao Pedro Stédile, dijo en entrevista cedida a la revista brasileña Época que «el proyecto de reforma agraria por el que el MST pasó 20 años luchando se agotó».
La burguesía brasileña abandonó el proyecto de desarrollo nacional en beneficio de las corporaciones transnacionales, explicó Stédile, y por eso, «para viabilizar una nueva reforma agraria será necesario antes derrotar el neoliberalismo».
El dirigente campesino habló además de la necesidad de que la política económica de Brasil atienda al mercado interno y, por tanto, beneficie al pueblo brasileño, llamó a cambiar los métodos de producción rural para alcanzar la sustentabilidad ambiental y rechazó el proyecto de asociación con Estados Unidos para producción de agrocombustibles.
Stédile explicó a la revista Época que la reforma agraria clásica fue realizada en la mayoría de los países europeos, en Estados Unidos y en Japón, después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Esas reformas estaban asociadas con proyectos de desarrollo de las industrias nacionales para fortalecer los mercados internos.
En Brasil esa lógica no encaja. «De la década del 90 para acá, nuestro país y las élites brasileñas abandonaron el proyecto nacional», señaló Stédile. «Lo que está en curso es un proyecto popularmente conocido como neoliberalismo, que subordina la economía brasileña al capital internacional y financiero. El proyecto por el cual el MST luchó 20 años se agotó porque las élites brasileñas dejaron de defender un programa de industrialización nacional», explicó.
Prácticamente no quedan fuerzas nacionalistas en la burguesía industrial brasileña, sentenció Stédile.
Para el dirigente campesino es muy claro: «para viabilizar una nueva reforma agraria será necesario antes derrotar el neoliberalismo». «El primer fundamento de ese nuevo tipo de reforma agraria es la democratización de la propiedad de la tierra, que no es una bandera socialista sino republicana. El segundo es la reorganización de la producción agrícola», empezó explicando Stédile.
El dirigente dijo que en la actualidad las corporaciones transnacionales agroalimentarias controlan en Brasil la producción, el comercio y los precios, lo cual está «errado». Para Stédile la producción agrícola debe ser reorganizada para atender primero al mercado interno y al pueblo brasileño.
El campesino siguió explicando la nueva reforma agraria: «El tercer aspecto es repensar nuevas técnicas agrícolas, porque las usadas por las transnacionales son insustentables desde el punto de vista medioambiental. El cuarto aspecto es llevar la educación formal y el conocimiento al campo para formar el ciudadano campesino. El quinto aspecto es llevar las pequeñas agroindustrias al interior para generar empleo allá».
Época preguntó a Stédile por qué la correlación de fuerzas políticas se tornó desfavorable para la realización de una reforma agraria en Brasil durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que había sido aliado del MST antes de ser presidente.
«La propia elección de Lula sólo fue posible porque él se unió a parte de la burguesía neoliberal», empezó explicando Stédile. No obstante, el dirigente reconoció que falta movilización social de algunos sectores, aunque no del MST, para hacer sentir al gobierno los reclamos. Stédile dijo que es cierto que los inversionistas extranjeros tratan de abrirse mercados todo el tiempo, pero reclamó que el gobierno defienda los intereses del pueblo.
Finalmente, el dirigente manifestó que la producción de etanol sólo le interesa al gran capital internacional. Brasil es hoy uno de los productores más importantes del mundo de etanol y usa principalmente como materia prima los cultivos de caña de azúcar.
«Si Estados Unidos tiene dificultades para abastecer sus automóviles es su problema. Tenemos que resolver los inconvenientes de Brasil: distribución de renta y empleo. Defendemos otra forma de producir el alcohol, de manera más equilibrada y sustentable para el medio ambiente», finalizó Stédile.
Foto: http://galizacig.org
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