Guatemala y Latinoamérica dependen de las remesas que envían los migrantes, pero la economía estadounidense depende mucho más del trabajo de ellos.
«Si la luna suave se desliza, por cualquier cornisa sin permiso alguno, por qué el mojado precisa comprobar con visas que no es de Neptuno…», canta el guatemalteco Ricardo Arjona a dúo con el grupo mexicano Intocable, los dos países de la región que más dependen de los migrantes en EE.UU.
El melancólico corrido del Mojado ingresó ya a la lista de las canciones más escuchadas en la Unión Americana (Billboards Regional Mexican) en un momento en que el Senado se prepara para conocer en febrero la Ley para la Protección de la Frontera, el Terrorismo y el Control de la Inmigración Ilegal (la mayoría republicana en la Cámara de Representantes la aprobó en diciembre pasado), la cual persigue destinar US$7 mil 500 millones para construir un muro en la
frontera con México para frenar el paso de los migrantes ilegales.
El presidente George W. Bush, dijo ayer que era el momento de propiciar el debate de la ley y abogó por ordenar el flujo de migrantes a EE.UU., ofreciendo permisos temporales de trabajo por períodos de 3 años, renovables, y descartó cualquier tipo de amnistía. Sobre el muro, Bush dijo: «este es un país de leyes y todos tenemos la obligación de proteger nuestras fronteras… y terminar con el tráfico de todo lo que sea ilegal». Sin embargo, esto tendría más repercusiones para EE.UU. que para Latinoamérica.
Dependencia
«El mojado, el indocumentado, carga el bulto que legal no cargaría, ni obligado», canta Arjona, confirmando que los migrantes ilegales mueven la economía más grande del mundo, que ahora pretende rechazar su derecho de estar allí, pero acepta su trabajo barato.
Bob Justich, director-gerente de Bear Sterns, afirma que EE.UU. esta engolosinado con la mano de obra barata de los migrantes ilegales. El gobierno estima que hay 8.5 millones; Justich opina que la cifra asciende a unos 20 millones (incluido un millón de guatemaltecos), debido a que los ilegales no se preocupan por responder a los cuestionarios de la Oficina del Censo. «Si todos fuesen deportados mañana, equivaldría a vaciar el Estado de Nueva York», dice.
Los migrantes ilegales ocupan de 12 a 15 millones de empleos en EE.UU., un 8 por ciento de la fuerza laboral, asegura Justich. Más de uno de cada cuatro yeseros y jardineros son ilegales, calcula el Pew Hispanic Center. Lo mismo ocurre con uno de cada cinco trabajadores en el empaque de carnes y aves, y uno de cada seis en la industria de la hotelería y restaurantes, lo mismo que en la construcción, agrega.
Los migrantes latinoamericanos recolectan la cosecha agrícola en California y Florida, ganando mucho menos que el resto de la población. Su ingreso familiar promedio, de US$27 mil 400 anuales, está más del 40 por ciento abajo del ingreso de los inmigrantes legales o los nativos, que es de unos US$47 mil 700, señala el Pew Hispanic Center.
Lo anterior se debe a que los indocumentados cobran poco y no se quejan; y los que se quejan son reemplazados fácilmente: nadie se preocupa porque reciban su paga cabal, y los empleadores se aprovechan de ello. Además de bajar sus costos laborales, las empresas que emplean ilegales se quedan con una buena parte de los US$35 mil millones anuales en impuestos que el gobierno deja de percibir, agrega Justich.
«La economía no puede expandirse a menos que tengamos los trabajadores que puedan llenar los empleos que están disponibles (no importando si son migrantes ilegales)», reconoce Randy Johnson, vicepresidente de la Cámara de Comercio de EE.UU.
Pero el impacto no queda allí, en 2005 los migrantes enviaron más de US$50 mil millones a sus familiares en Latinoamérica. México es el país que más remesas captó (US$20 mil millones) seguido por Colombia (US$4 mil millones) y Guatemala (casi US$3 mil millones, que sostienen a la tercera parte de la población).
Esa cifra récord representaría un 10 por ciento de lo que los migrantes ganan en EE.UU., que se estima supera los US$500 mil millones, e implica que aportan unos US$480 mil millones a la economía estadounidense. In-cluyendo las ganancias que le generan a los bancos y remesadoras estadoundienses que cobran onerosas comisiones por estos envíos.
«Yo no lo vería como muy negativo para México, lo vería como muy negativo para Estados Unidos, el trabajo de los migrantes ha permitido a esta nación desarrollarse y obtener la importancia que hoy tiene», afirma al respecto Luis Ernesto Derbez, canciller mexicano.
Para el presidente del Banco de Guatemala, Lizardo Sosa, la aprobación de la ley antiinmigrante en EE.UU. no afectará el envío de remesas al país, por lo que esperan US$3 mil 400 millones en 2006.
Al respecto, explicó que «la mayoría de los ilegales no cruza la frontera a pie, sino por avión y con papeles falsos.» Víctor Lozano, especialista de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), afirma que las redes sociales y de «coyotes» que ayudan a los migrantes ilegales a llegar a EE.UU. se mantendrán, aunque ahora tengan que cruzar el océano Pacífico para evitar el muro.
Tibio rechazo
Los cancilleres de Centroamérica, México, Colombia y República Dominicana se reunieron hace un mes en la capital mexicana para analizar las medidas migratorias que impulsa EE.UU. Se trata de «unir esfuerzos para hacer una propuesta (migratoria) en conjunto, muy respetuosa, al Gobierno estadounidense», afirmó el canciller, Jorge Briz.
Sin embargo, la que fue conocida como la «cumbre contra el muro», terminó con una tibia declaración sin una mención directa a la barrera de más de 2 mil kilómetros de largo que pretende construir Estados Unidos en su frontera con México.
El Gobierno guatemalteco fracaso en su política de apoyo a los migrantes, no pudo obtener de su contraparte estadounidense un Status de Protección Temporal justificando la catástrofe social y los problemas de hambruna que traerá la tormenta Stan; y hace dos semanas, renunció Marta Altolaguirre, viceministra de Relaciones Exteriores, a cargo del tema, por diferencias con el canciller Briz.
Cuando se ha perdido la batalla diplomática, bien podría pedirse ayuda a la música. Intocable está nominado para cuatro Premios Lo Nuestro, que organiza Univisión, la mayor cadena de televisión hispana en EE.UU. La velada será transmitida el 23 de febrero, y los 9 millones de televidentes en todo el continente podrían escuchar que: «Si la visa universal se extiende el día en que nacemos y caduca en la muerte, por qué (Bush) te persiguen mojado, si el cónsul de los ciels, ya te dio permiso.»