La decisión venezolana de poner bajo el control del estado los recursos naturales, principalmente el petróleo y gas, alarma tanto a los poderosos que están empeñados en hacer fracasar esta iniciativa, bautizada por el Pentágono como ‘nacionalismo petrolero’. Tan grave es la situación que el caso fue discutido recientemente en la reunión secreta del Grupo […]
La decisión venezolana de poner bajo el control del estado los recursos naturales, principalmente el petróleo y gas, alarma tanto a los poderosos que están empeñados en hacer fracasar esta iniciativa, bautizada por el Pentágono como ‘nacionalismo petrolero’. Tan grave es la situación que el caso fue discutido recientemente en la reunión secreta del Grupo Bilderbrg por 130 hombres más poderosos del mundo en Ottawa (Canadá) los días 8 – 11 de junio.
En especial Venezuela es una terrible espina para los Estados Unidos porque le impide el avance de su proyecto de la Unión Americana iniciada con el Tratado de Libre Comercio. De allí la propagación distorsionada de Hugo Chávez al que se le presenta como un imperialista bolivariano que no escatima dinero para contagiar el nacionalismo a todo el continente.
El informe del Comando Sur advierte al gobierno norteamericano sobre el peligro del nacionalismo de recursos naturales para la seguridad de Estados Unidos primero, debido al posible corte del suministro del oro negro a Norteamérica y segundo, sobre la incapacidad de un estado en la época globalizada de asegurar la producción y el cumplimiento de contratos de abastecimiento de petróleo. Estados Unidos recibe de América Latina, principalmente de Venezuela, México y Ecuador, el 30 por ciento del petróleo que importa. Solamente Venezuela envía al país del norte un millón 700 mil barriles diarios de los 3 millones 300 mil que produce, lo que constituye el 14 por ciento de toda la importación norteamericana. La posibilidad de perder un 30 por ciento del petróleo que importa está aterrando al gobierno norteamericano. Significaría la subida del precio de un barril de petróleo a unos doscientos dólares y una severa crisis que haría chillar la economía norteamericana.
México está incluido en este informe debido al casi seguro triunfo del nacional-progresista Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales y renueve la agenda nacionalista de Lázaro Cárdenas. Para que esto no pase ya los medios de comunicación al servicio del gobierno desataron una campaña de desinformación sobre ‘los peligros del comunismo si AMLO triunfa’ y sobre la ‘siniestra mano de Chávez metida en la política interna mexicana’.
La mención en el informe sobre Ecuador se debe a la decisión de su gobierno de confiscar a la OXI varios yacimientos de petróleo que operaba como si fuesen los suyos y también por firmar varios tratados con Venezuela durante la visita de Hugo Chávez. Resulta que Hugo Chávez tiene tanto dinero de acuerdo al Pentágono y el Departamento de Estado que está comprando también al Ecuador y de paso a Nicaragua y prácticamente todo el continente. Y ni que decir de Bolivia. Los medios de comunicación al servicio de neoconservadores se esmeran en presentar a Evo Morales como un títere de Fidel Castro y Hugo Chávez.
A la vez los servicios de inteligencia norteamericana y de los países de la OTAN han acelerado el programa de infiltración y desinformación en América Latina. Recientemente el gobierno de Bolivia denunció la llegada de unos 23 supuestos estudiantes norteamericanos para aprender el quechua, y para participar en un congreso de etnografía. Resultó que la mayoría de los participantes en el supuesto congreso, organizado por un grupo religioso, eran militares de las fuerzas especiales norteamericanas.
Además de los espías y colaboradores ‘voluntarios’ locales, Estados Unidos tiene a su disposición en América Latina a los presidentes como Alan García del Perú que son capaces de hacer el trabajo negro para el Gran Patrón. Alan García comenzó su primer gobierno atacando a Fidel Castro por su iniciativa de no pagar la deuda externa. Ahora sin asumir todavía su segunda etapa del poder ya arremetió contra Hugo Chávez siguiendo el guión del Departamento de Estado norteamericano y coincidiendo ‘misteriosamente’ con el análisis de los militares estadounidenses sobre los peligros del ‘nacionalismo de recursos naturales’.
Lo curioso de este informe es que los especialistas del Pentágono presentan de facto el hecho de que ningún estado es capaz de asegurar la inversión, la producción y el suministro de petróleo adecuadamente. Dicen que Venezuela está disminuyendo su producción sin tomar en cuenta que el país invirtió este año más de 3 mil millones de dólares en la infraestructura petrolera y que el próximo año invertirá más de 9 mil millones. Los ‘analistas’ simplemente se apoyan en la premisa de los globalizadores que solamente los inversionistas extranjeros y las grandes corporaciones energéticas son capaces de asegurar el fluido del oro negro de acuerdo a las necesidades del mercado. Ya sabemos la ‘efectividad’ de las grandes compañías energéticas que han hecho subir el precio de petróleo a su antojo a 70 dólares un barril .
A Venezuela no le queda otra alternativa en este contexto que prepararse para una no tan lejana guerra asimétrica, que es imposible de ganar aunque tenga el armamento más sofisticado si es que no tiene la voluntad del pueblo convencido en lo certero del camino que eligieron sus dirigentes. China, Corea del Norte, Vietnam, Algeria, Cuba lo lograron sin armamento moderno pero con el pueblo convencido en la necesidad del sacrificio de la lucha.
Hay que acordarse también de la URSS. Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética tenía 3 veces más y mejores tanques, 8 veces más cañones y cuatro veces más aviones que el ejército alemán que en tres semanas destruyó 70 divisiones soviéticas y ya estuvo a 10 kilómetros de Moscú. En total la URSS tuvo más armamento que Alemania, Francia y Gran Bretaña juntos. Sin embargo el servicio de inteligencia alemán hizo un excelente trabajo de infiltración y de desinformación en los 7 años antes de la guerra. Se aprovechó de la paranoia de Stalin y lo indujo a fusilar, encarcelar o despedir bajo la sospecha de espionaje a los mejores estrategas y cuadros militares. Las fuerzas armadas fueron desmembrada