Los funcionarios del Banco Mundial critican la política de personal de su presidente
Tras anunciar una campaña para erradicar la corrupción dentro del Banco Mundial, el polémico presidente de la institución financiera internacional, Paul Wolfowitz ha sido acusado de «amiguismo y nepotismo» -según la palabras de un directivo del banco- en los últimos nombramientos para los puestos clave en la dirección de la entidad. Ya ha levantado ampollas en el banco el nombramiento de diversos ex colaboradores de Wolfowitz en la guerra de Iraq, como Robin Cleveland -ahora su principal asesor en el banco-, la activista republicana Suzanne Rich Folsom y Kevin Kellems, el ex portavoz del vicepresidente Richard Cheney, aliado de Wolfowitz en la planificación de la guerra y la elaboración de una nueva política exterior «neoconservadora» durante la primera presidencia de Bush.
The Washington Post calificó los nombramientos como el traslado de la «guardia del palacio» desde la Casa Blanca hasta la sede del banco en el centro de Washington. La última decisión polémica del presidente es un contrato de asesoramiento otorgado a la ex ministra de Exteriores española, Ana Palacio, una estrecha aliada de Estados Unidos antes y durante el inicio la guerra en Iraq. Palacio ha sido encargada -en calidad de consultora- de elaborar un informe sobre el «apoderamiento de los pobres», según sus asesores en Madrid. Pero dos directores consultados por La Vanguardia en Washington consideraban probable que Palacio sea nombrada consejera general del banco en sustitución del ex primer ministro peruano Roberto
Dañino, que dimitió en enero, junto con el vicepresidente Shengman Zhang, tras decir que habían sido arrinconados por la nueva cúpula traída a la institución de ayuda al desarrollo de Wolfowitz. Un alto directivo del banco, responsable de un departamento internacional, dijo que el nombramiento de Palacio, si se produce, «es una de las píldoras amargas que hemos tenido que tragar». Dañino «tiene experiencia de desarrollo y es de un país en desarrollo, pero Ana Palacio por ágil que sea en la política, no tiene experiencia». Un experto español dijo, sin embargo, que sí tiene experiencia en derecho internacional, la cualificación más importante para el puesto.
El nombramiento de los colaboradores ideológicos de Wolfowitz ha estorbado el proceso de toma de decisiones en el banco, dijo el mismo directivo del banco: «Para acceder al presidente tenemos que pasar por gente sin cualificaciones ni experiencia en cuestiones de desarrollo y en algún caso gente de trato muy difícil». Se refería concretamente a Cleveland, que en su calidad anterior de directora en la oficina de presupuesto de la Casa Blanca fue responsable de lo que se considera ya la desastrosa planificación de la posguerra en Iraq. Cleveland es especialmente vulnerable a las acusaciones de nepotismo porque estuvo involucrada en el escándalo de tráfico de influencias que provocó diversas dimisiones en el Pentágono y en la empresas de defensa Boeing en el 2003. Cleveland mandó el currículo de su hermano al secretario de las fuerzas aéreas pidiéndole un empleo.
Wolfowitz dijo el lunes que «la gente que he traído al banco -y es un número muy reducido- ha venido respetando todos los procedimientos (de recursos humanos)». Otro caso que ha crispado el ambiente en el banco es la decisión de conceder un periodo de servicio externo a la compañera sentimental de Wolfowitz, la saudí Shaha Ali Riza, que, poco después de ser elevada de grado profesional en el banco, fue trasladada al Departamento de Estado donde se incorporó a un equipo de política en Oriente Medio junto a la hija del vicepresidente Cheney, Lynn Cheney. Wolfowitz hizo grandes esfuerzos al inicio de su presidencia hace dos años para tender puentes a la enorme burocracia del banco -más de 10.000 empleados-. Pero en las últimas semanas ha enfurecido a amplios segmentos de la plantilla al declarar una campaña contra la corrupción en el banco.