En crisis climática, de combustibles, alimentaria, de recursos, de industrialización, o se decrece, se interviene, se centraliza con inteligencia y con cultura democrática, o de aquí no se sale
1- A Europa no le fue mal, sino muy bien, intercambiando carbón y acero. A Alemania le ha ido chungo, tirando a muy chungo, con sus intercambios para conseguir gas y petróleo. El intercambio del carbón y el acero, y el intercambio del gas y el petróleo son, por tanto, dos momentos históricos del comercio, que explican que el comercio ha cambiado de función, al punto que no lo conoce ni su madre, la señora Trueque, supongo. En el primer momento señalado, el comercio era algo que evitaba, por primera vez, la guerra recurrente entre nacionalismos. En el segundo, el comercio es, de por sí, guerra recurrente. Literalmente y poco más. El comercio, esa cosa que aplazaba guerras, hoy no puede evitar, ni una milésima, la guerra, por lo que la guerra debe de estar ahí dentro, en la mismísima definición de comercio. Desde el inicio de los tiempos, claro, el comercio nunca ha sido comercio, así a secas. Ha sido una actividad acompañada cada vez de más significados y situaciones, incluso de sentimientos. Pero hoy son tantas cosas, y tan alejadas del comercio, que pueden ser su contrario: la interrupción desastrosa, y con consecuencias yuyus, del comercio por una guerra. Hola. Martínez. Como ven, empezamos abstractos. Lo que sigue es un resumen de los últimos días, en los que, para acabarlo de liar, han pasado más abstracciones. La vida, en efecto, es un lío, si bien, en contrapartida, nadie nos dijo que viniéramos. Últimamente, por cierto, solo pasan abstracciones. Algo común en un cambio de época. La sensación es que todo es tan abstracto que se intenta invertirlo a grito pelado, cuando en verdad la abstracción se concreta con susurros. Este va a ser el caso de este artículo, de ideas susurradas y en la línea de la sorpresa. Como las greguerías. Greguería, exemplum: si el comercio –te doy una hojita a cambio de dos piedritas– no es lo que parece, imagina todo lo demás.
2- La prestigiosa firma BASF abandona Alemania. En el tercer trimestre del año ha ganado 909M€ en Europa. Poco para el no-comercio. Un 27,5% menos que hace un año. Por ello recibió fondos públicos, en octubre, por valor de 134M€, para que no concurra al mercado y no se deprima. Las grandes empresas, snif, tienen Renta Universal. Pero eso puede ser poco, pues a las grandes empresas, la antipoesía, les sucede como en el poema: no pueden volver atrás, porque la vida ya les empuja, como un aullido interminable –es el aullido del no-comercio–.
3- La razón de la pérdida de beneficios europeos de BASF es la cosa gas y energía, que le suponen, en los últimos 9 meses, un sobrecoste de 2.200M€, al punto que los grandes beneficios de BASF vienen solo de China y de USA. Europa, en todo caso, no le rinde a BASF, ni aunque Europa le regale el dinero, lo que explica Europa. Es la Gloria Swanson mayorcita, si bien aún bella, de El crepúsculo de los dioses, que da pasta a un joven atractivo, llamado BASF, para que se quede junto a ella y la ame, pero que se pira con la primera fresca china o americana que se le cruza. Anyway. Esta crisis que vivimos, anterior a la guerra, son muchas cosas, pero también la incapacidad europea para regular sus sectores económicos enloquecidos –como el gasístico y el energético; y ya puestos, el financiero–, que ya no practican el comercio, sino cualquier otra actividad chiflada y que, como la guerra, solo se retrotrae a sí misma. La energía en Europa es un sector loco, desregularizado y a su bola, si bien sometido a ceremonias que ritualizan y simulan algo que no sucede: el establecimiento transparente, lógico, racional y sencillo de precios. Sobre esa ritualización barroca, que impide ver la barra libre de los oligopolios –esa cosa ilegal y que no existe, como la ruleta en la peli Casablanca–, aquí van los beneficios, entre enero y septiembre de 2022 –año nefasto para los mortales; el año de la crisis, del inicio de la recesión–, de diversas empresas reguladas/ritualizadas/de no-comercio españolas: Repsol ha ganado un 66% más, Banc de Sabadell, un 92% –92%; 92%– más, Banco de Santander, un 25% más, BBVA, un 46% más, o Iberdrola un 29% más. Estos beneficios hablan de una guerra. No es la de Ucrania. Es una guerra de las empresas contra la ciudadanía. Si abren la ventana de su casa, la verán. Incluso la verán más si abren el buzón de su casa, y ven las facturas.
Estos beneficios hablan de una guerra. No es la de Ucrania. Es una guerra de las empresas contra la ciudadanía
4- Lo de BASF, la huida de una gran empresa química, ante la incapacidad –o peor, el olvido, la sensación de que ya no es posible, de que nunca lo fue– de intervenir en el precio de objetos y servicios, cuando adquieren la forma de oligopolio, es algo peor que lo enunciado. Supone un paso de gigante hacia la desindustrialización de Europa. BASF cierra su polo químico de Ludwigshafen, sencillamente porque no puede pagar gas licuado –el que nos chutamos nosotros mayormente, una vez despreciado el gas argelino; cambiamos gas por territorios; libres de inmigración–, que es un 60% más caro que el gas a granel. Además de su precio más alto –informa Fernando Rodríguez, consultor e ingeniero–, para que fuera una opción efectiva en Alemania –y en Europa; incluso en España– sería necesario realizar 4.000 fletes/viajes al año de barquitos al continente, con gas congelado, cuando solo hay, en todo el planeta, 600 barcos metaneros, y solo se pueden construir 50 más al año. Cada flete sale a 400.000€ por día –en junio iban a 70.000€; sic transit gloria mundi–. Esos datos explican el famoso Mid-Cat. Es no-comercio. Un acto de guerra contra las economías, que transporta gas al 60% más caro. Como el gaseoducto BCN-Marsella, o el BCN-Livorno. Que no son gaseoductos, son monumentos al no-comercio-que-algún-día-transportarán-hidrógeno-verde-esa-cosa-más-barata-de-fabricar-a-tu-vera-que-transportarla-en-gaseoductos.
5- Que BASF abandone a Gloria Swanson es importante. No por los 40.000 puestos de trabajo que desaparecerán, zas, lo que es algo ya importante, sino por el medio millón de puestos de trabajo que puede arrastrar, al desaparecer un gran eslabón, una parte de la cadena, vamos, de la industria química alemana. Eso es, en fin, la desindustrialización, como saben los nativos de Ferrol, Sagunto, Cádiz, Reinosa, Barcelona… Cierra la fábrica y, un año después, no abren ni las ostras. Pero es aún más grave si pensamos que hay muchas industrias europeas –alemanas y no alemanas– que están en la misma tesitura que BASF. Michelin, en la primera mitad de 2022, ha perdido el 8% en Europa, si bien ha ganado un 29% más en China. Mercedes, en el tercer trimestre de este año, ha colocado el 42% de sus ventas –mucho– en China, donde salva resultados. Este año, además, se confirma un dato importante: Alemania, cuarta economía del mundo tras USA, China y Japón, pasará, todo indica a ello, al quinto lugar, superada por un solo estado USA. California. Lo que resulta un símbolo. Alemania está estupefacta. Por eso no habla. O sí que habla. A tope.
6- Alemania no está silenciosa. Habla. Todo el rato. Y lo hace como en la crisis de 2008. A través de las instituciones europeas. Alemania, por tanto, habla a través de Von der Leyen. Es decir, está estupefacta y carente de planos y planes. Algo posiblemente normal, si pensabas que estabas construyendo un comercio sólido y una paz sólida con el Este desde Willy Brandt, que habías sellado todo eso con gas y petróleo desde hace décadas, y luego resulta que todo era no-comercio. En todo caso, Alemania no está haciendo lo que podría ser lo más lógico. Salvar su economía, en modo alemán, apostar por el intercambio de gas y petróleo, y presionar con ello para el fin de la guerra en Ucrania con resultado favorable a Putin. Que no lo haga, no obstante, no implica que esté haciendo algo nítido, o interpretable con claridad en este momento.
Alemania no está silenciosa. Habla. Todo el rato. Y lo hace como en la crisis de 2008. A través de las instituciones europeas
7- Esta semana, por ejemplo, Scholz ha viajado a China. En la agenda: colaboración industrial. Es decir, deslocalización, supongo. El precio del petróleo, del transporte marítimo de manufacturados, hizo animar la idea de que Europa volvería a fabricar. El precio del gas, el combustible con el que se fabrica, aleja esa idea. En la delegación alemana viajó el señor BASF, BMW, Siemens, ADIDAS y, supongo, hasta Caramelen Viuden von Solano. En la honorable ceremonia de apertura del encuentro, el corresponsal de La Vanguardia explica que la delegación china habló de los “problemas para el orden mundial basado en reglas”. Me temo, glups, que eso es lo que está en juego. En todo el mundo. Un mundo con reglas, o un mundo con las reglas de los Estados, que son las del no-comercio. Las reglas del juego son importantes, porque sin reglas del juego no hay juegos, sino solo trabajo.
8- En todo caso, el drama es el siguiente. UK, un Estado con plena soberanía –es decir, poca y solo sobre sus ciudadanos, como se vio con su crisis de deuda de hace unas semanas–, se parece a la UE, que no es un Estado sino algo más grande y con más recursos y más soberanía, en que carece de herramientas para intervenir en el precio del gas, por ejemplo. Lo que ilustra el error europeo. Se comporta como un Estado, pero no lo es. Si una importante región económica del planeta no puede intervenir en el precio absurdo de objetos y servicios, apaga y vámonos.
9- La intervención no solo va a ser la diferencia entre –algo parecido a– izquierda y derecha en el siglo XXI, sino entre la inteligencia y su ausencia. En crisis climática, de combustibles, alimentaria, de recursos, de industrialización –cada semana ganamos un palabro para incorporar al palabro crisis–, o se decrece, se interviene, se centraliza con inteligencia y con cultura democrática, o de aquí no se sale. No se pierdan, por cierto, El Capital en la era del Atropoceno, de Kohei Saito. Me lo estoy comiendo con patatas. Grande. Ya les diré.
La intervención no solo va a ser la diferencia entre –algo parecido a– izquierda y derecha en el siglo XXI, sino entre la inteligencia y su ausencia
10- BASF es una metáfora de la época. Y Maersk, de la inteligencia vertida. Maersk es una naviera danesa. Tiene barcos a gogó, que atraviesan el planeta llenándolo de productos de comercio y de no-comercio, así como de carbono. Para lo del no-comercio debería haber intervención, cambio de modelo. Para lo de la descarbonización, Maersk anuncia la construcción en España de un megaproyecto para fabricar hidrógeno y metanol, verdes, como todo. Es un proyecto tan sexi que el Gobierno estudia asociarse a él, algo que no sucedía desde el INI –eso se explica porque Moncloa es el INI que gestiona los fondos europeos; eso explica a su vez porque el PP quiere volver a Moncloa; por esa pasta, me temo; también eso explica por qué la gestión de los fondos no será brillante: requiere inteligencia INI, no de cuatro gatos–. Antonio Turiel, un lujo intelectual, explica, no obstante, que ese combustible es caro e ineficaz para su función prevista. Es más, puede no cumplir su función. O no de la forma tan gloriosa pretendida. La solución está en reducir el no-comercio marítimo. Intervenir, limitarlo, antes de que se limite por sí mismo, por razones no-comerciales, y substituirlo por comercio. No obstante, el asunto Maersk lo he colado aquí para hablar de la inteligencia. Si bien existe su contrario –está en la extrema derecha 2.0, una no lectura del mundo, pero sí de su furor, de su sed de soluciones–, aún no existe una inteligencia gubernamental planetaria, que sepa leer y actuar. Lo que empieza a ser dramático, pues existe fuera de los gobiernos.
11- Es improbable que esa inteligencia gubernamental exista, pues la inteligencia no está en los gobiernos. Por definición, está afuera, si pensamos que los gobiernos no piensan, sino que actúan. Un club de fútbol debe saber cuáles son los mejores delanteros del mundo, y fichar a todos los que pueda. Lo que requiere información. Un Gobierno debe hacer lo mismo. Con sus asesores. Me temo que el cambio de inteligencia gubernamental necesario no sucederá vía elecciones –donde sucederá antes lo contrario–, sino vía directores generales. Y no está sucediendo en el planeta, como explica el planeta.
11- Ejemplo de no-inteligencia aplicada. Ante el intento tímido, extraordinario, de imponer un impuesto a la banca española por parte de Sánchez, el BCE ha intervenido saboteando la propuesta. Puede ser indignante. Pero es, y aún más, común. Moncloa lo hizo con Trabajo para sabotear la reforma laboral. El BCE se ha marcado así un reforma-laboral de Boston, un esfuerzo del no-comercio, de la no-inteligencia, de lo no-sostenible, sobre lo contrario. Por lo mismo, todo ello dibuja el momento. El BCE está sosteniendo Europa, violando las reglas, impidiendo que el Sur sea comido por la especulación, mutualizando la deuda, en lo que es, ciertamente, inteligente. Pero también está luchando, a la vez, por el pack no-comercio, porque parte de su ser es ese. Y, así, un porrón de instituciones. Son del XX y del XXI. A la vez. Como Sánchez. Como hasta el gato.
12- Europa es lo único que tenemos. Es decir, no tenemos nada, salvo una posibilidad improbable. Pero lo contrario es la barbarie. Esta semana Feijóo ha roto las negociaciones para la resurrección, que ya no la renovación, del CGPJ. La función del Presi del PP es ser gallego. Ponerse de perfil entre el no-comercio, la no-sanidad, el no-urbanismo MAD y el resto del PP. Y, aun así, evitar que el PP-MAD se exceda, vuelva a creer que MAD es España y rompa el juguete. Y Feijóo no ha sido capaz de cumplir su función. Y, con ello, se ha matizado más un enfrentamiento latente entre esa extrema derecha 2.0 y Europa. Algún día, ese enfrentamiento culminará. Es el destino.
13- En todo caso, la Justicia española, su cúpula, ya es una excepción europea. Algo de lo que, de alguna manera, debe de ser consciente ya esa cúpula. El TS ha pasado varias fronteras. Ha desobedecido a instancias europeas en varias ocasiones, relacionadas con la cosa Catalunya. Es decir, ha optado por la vía polaca y húngara, soberanista, de intentar evitar el reconocimiento de una instancia superior. Y, con ello, se ha embrutecido intelectualmente. Sus miembros poseen una mácula terrible, de la que habrá apellidos que no se desprenderán en generaciones, como suele pasar con esas máculas en la Justicia. Esta semana se ha emitido la sentencia del TS para lo del caso Bankia/Rato. Inocentes. En tanto las autoridades reguladoras de la banca delinquieron por ellos, al autorizar la operación Bankia, inautorizable. Marchena, jurista creativo que dio lugar al concepto “violencia ambiental”, para condenar violencias que no se producían, ahora ha visto crecer su criatura hasta la “delincuencia ambiental”, figura que impide condenar a posibles delincuentes cuando hay otros por encima de ellos. La JEC –no es una institución judicial, pero se lo cree–, por otra parte, no ha reconocido esta semana algo que había reconocido la Justicia europea. Que Puigdemont y sus amiguitos son eurodiputados.
14- Feijóo, al ubicarse en la extrema-derecha 2.0 europea, utilizó, por cierto, a Puigdemont. Puigdemont es extrema-derecha 2.0, a su vez, lo que demuestra la riqueza, el éxito de ese sector. Esa derecha europea, americana, asiática, puede ser sumamente opuesta y contradictoria de una sociedad a otra. Como sucede en UK, cuya nueva ministra de Interior, de origen inmigrante, es abiertamente racista con la inmigración. Esa electricidad y contradicción pueden suplir la inteligencia en el mundo en esta crisis.
Guillem Martínez. Es autor de ‘CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española’ (Debolsillo), de ’57 días en Piolín’ de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de ‘Caja de brujas’, de la misma colección. Su último libro es ‘Los Domingos’, una selección de sus artículos dominicales (Anagrama).