Con la caída de Lehman Brothers se especuló con el fin del sistema capitalista, o al menos con una refundación del mismo. Un año después no hay rastro de ese discurso.
Centrándonos sólo en el aspecto bancario, los bancos no han actuado como podría esperarse de ellos en un entorno capitalista. La desregulación bancaria y una serie de incentivos en forma de bonus estratosféricos ligados a los resultados a corto plazo, hizo que muchos de los tradicionalmente prudentes banqueros se lanzasen a prestar dinero sin tener en cuenta el riesgo de impagos. Y en eso la administración Bush dejó caer a Lehmann Brothers, lo que vino a decir al mundo que los grandes bancos estadounidenses podían desaparecer, por lo que se paralizó el sistema interbancario, y se esfumó la confianza. Ésto ha sido reconocido a posteriori como un gran error. Es justo en los momentos posteriores a la quiebra de Lehman Brothers cuando más se habló de la necesidad de refundar el capitalismo.
¿QUÉ ES LA REFUNDACIÓN? Realmente se estaba hablando de regular (mejor) a los bancos, evitar que los directivos se puedan autoconceder sueldos claramente abusivos para lo que aportan, poner coto a los paraísos fiscales y de poner unos principios éticos al sistema.
¿QUÉ PASÓ CON TODO AQUELLO? En principio, no ha ocurrido casi nada de lo propuesto. En EE UU, Obama se está encontrando con serios problemas para poder aprobar sus planes de regulación bancaria. Los bancos de Wall Street están volviendo a pagar bonus injustificados a sus directivos. Sigue habiendo paraísos fiscales en todo el mundo, aunque en algunos casos se les ha obligado a facilitar datos de clientes de otros países (caso de Suiza) o a hacer algunas tímidas reformas en sus leyes.
¿POR QUÉ NO SE HA ACTUADO SI ESTÁ CLARO QUE ES NECESARIA UNA REGULACIÓN? Hasta los neoconservadores de EE UU se han dado cuenta de que hay entidades demasiado grandes para simplemente dejarlas caer, por lo que debería haber consenso a la hora de mejorar la regulación bancaria, y en el caso de los paraísos fiscales, algunos de sus más firmes opositores han sido líderes conservadores, como Nicolas Sarkozy o Angela Merkel.
¿CÓMO ES QUE NO SE HA AVANZANDO APENAS EN ESTE ASPECTO SI HAY CIERTO CONSENSO? Los meses posteriores a la quiebra de Lehman Brothers la banca estuvo contra las cuerdas y a la defensiva. Hubiese sido posible obligarla a cumplir con una regulación más seria, pero se dejó pasar esa oportunidad y ahora con los primeros síntomas de posible recuperación en algunos países, parece que vuelve a estar dispuesta a volver a dar la batalla ideológica en contra de cualquier intromisión. Después de esto, se puede llegar a la conclusión de que los gobiernos o parte de ellos están «secuestrados» por el sistema bancario y sus intereses, y no tienen la suficiente fuerza para imponer regulaciones. Hay que tener en cuenta que el sector bancario financia generosamente las campañas electorales, y eso son favores que después hay que pagar.
¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE LAS PRÓXIMAS CUMBRES? Viendo la posición de partida de cada país y lo poco que se avanzó desde la cumbre de Londres en circunstancias más favorables, el escepticismo que ha rodeado al encuentro de Pittsburgh es la postura más racional. En los próximos meses se hablará de reducir la emisión del CO2, pero las posturas contrarias a ello de EE UU y China llevarán a que no se llegue a ningún acuerdo importante, incluso es posible que Kioto se convierta en papel mojado. También se hablará de regular las remuneraciones de los banqueros y, en este aspecto, es posible que se llegue a algún tipo de acuerdo de mínimos, debido al impacto electoral que puede tener la medida. Asimismo se volverán a reiterar los ataques y amenazas a los paraísos fiscales, pero muy posiblemente las medidas que se tomen sean más cosméticas que reales.