El Senado de Brasil sigue adelante con el juicio político contra la presidente Dilma Rousseff, a pesar de una medida anterior impulsada por el presidente interino de la cámara de diputados destinada a frenar el proceso. El presidente anterior de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, había liderado el intento de destituir a Rousseff, hasta […]
El Senado de Brasil sigue adelante con el juicio político contra la presidente Dilma Rousseff, a pesar de una medida anterior impulsada por el presidente interino de la cámara de diputados destinada a frenar el proceso. El presidente anterior de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, había liderado el intento de destituir a Rousseff, hasta que él mismo fue suspendido por corrupción. El lunes, su sustituto, Waldir Maranhao, trató de anular la votación de la Cámara de Diputados a favor del juicio político, al citar irregularidades en el proceso. Pero aparentemente Maranhao dio marcha atrás en medio de la noche y emitió un comunicado en el que, sin dar explicaciones, se retracta de su decisión. El Senado parece preparado para votar el miércoles si inicia juicio a Rousseff. Si la mayoría vota en su contra, Rousseff sería suspendida. Hablamos con el periodista Glenn Greenwald, ganador del premio Pulitzer, que vive en Brasil. «La gente empieza a darse cuenta, a nivel internacional y también acá en Brasil, que aunque este proceso de juicio político fue vendido como un modo de castigar la corrupción, su verdadero objetivo, más allá de impulsar a los neoliberales, Goldman Sachs y los fondos de inversión extranjeros, el verdadero objetivo es proteger la corrupción», dice Greenwald.
TRANSCRIPCIÓN (Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios).
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now! democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman. Estamos de gira en Minneapolis, Minnesota, y nos dirigimos a Cambridge, Massachusetts, luego a Nueva Jersey, sin embargo, ahora vamos a hablar de Brasil, donde el Senado ha seguido adelante con el proceso de juicio político contra la presidenta, Dilma Rousseff, a pesar de una medida anterior impulsada por el presidente interino de la Cámara de Diputados destinada a frenar el proceso. El presidente anterior de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, había liderado el intento de destituir a Rousseff, hasta que él mismo fue suspendido por corrupción. El lunes, su sustituto, Waldir Maranhão, trató de anular la votación de la Cámara de Diputados a favor del juicio político, al citar irregularidades en el proceso. Pero el presidente del Senado, Renan Calheiros, insistió en que la votación en la cámara de diputados sobre el destino de Rousseff seguiría adelante.
RENAN CALHEIROS: Ninguna decisión monocrática puede superponerse a una decisión colectiva, especialmente cuando la decisión fue tomada de una forma colectiva en el Senado, con el plenario completo y, además, con un quórum verificado.
AMY GOODMAN: El presidente de la Cámara de Diputados brasileña revocó más tarde su decisión de anular la votación en contra de la presidenta, dando marcha atrás en medio de la noche. El Senado brasileño tiene previsto votar el miércoles si someterá o no a Rousseff a un juicio político por violar las leyes presupuestarias. Si la mayoría se pronuncia en su contra, Rousseff será suspendida inmediatamente por al menos seis meses, mientras se celebra el juicio. La semana pasada, el vicepresidente, Michel Temer, su potencial reemplazo, recibió una orden de pagar una multa por violar los límites financieros en la campaña. El viernes, Rousseff se comprometió a seguir luchando.
PRESIDENTA DILMA ROUSSEFF: «Me quedaré aquí, luchando, luchando porque soy la prueba de esta injusticia. Están condenando a una persona inocente, y no hay nada más grave que condenar a una persona inocente».
AMY GOODMAN: A pesar del gran escándalo de corrupción, la presidenta Rousseff no ha sido encontrada culpable de ninguna irregularidad financiera, y la Fiscalía General ha pedido que el juicio político contra Rousseff sea descartado, alegando que no hay base jurídica para el procedimiento. La semana pasada tuve la oportunidad de hablar con el periodista de The Intercept y ganador del premio Pulitzer, Glenn Greenwald, quien nos acompañó desde Río de Janeiro, Brasil, ciudad en la que reside. Comencé pidiéndole a Glenn que explicara lo que está ocurriendo allí, en Brasil.
GLENN GREENWALD: Es realmente increíble, Amy, porque siendo una persona que creció en Estados Unidos, en una democracia que tiene dos siglos de edad, una vez que vives en una democracia, donde los líderes son elegidos a través de las urnas, en lugar de ser simplemente impuestos por la fuerza, de alguna manera, asumes que siempre va a ser así. De alguna manera lo tomas por sentado. Y estar aquí en Brasil, donde la mayoría del país nació durante una dictadura militar, una que derrocó al gobierno elegido democráticamente en 1964, que luego procedió a imponer un régimen militar en el país durante los siguientes 21 años, un régimen militar extremadamente brutal y opresivo, estoy viviendo en un país donde la democracia en realidad es muy joven y, por ende, frágil, a pesar de que se ha convertido en esta especie de modelo inspirador para el mundo que realmente ha prosperado bajo su joven democracia. Tiene esta cultura política muy vibrante. Ha dado pasos muy impresionantes sacando a la gente de la pobreza y dándoles oportunidades y creando instituciones maduras y democráticas.
Y sentarse aquí y presenciar el desmantelamiento total de una democracia, que es exactamente lo que está sucediendo, por parte de las personas más ricas y poderosas de la sociedad, utilizando sus organismos mediáticos que se hacen pasar por medios periodísticos, pero que en realidad son canales de propaganda para un pequeño número de familias extremadamente ricas, donde casi todos apoyaron ese golpe de Estado y luego la dictadura militar, es algo realmente inquietante y aterrador. Y creo que la pregunta más importante ahora es… los brasileños han centrado su atención durante mucho tiempo en la presidenta Dilma Rousseff, quien, y esto es cierto, se ha vuelto extremadamente impopular, en gran parte debido a la escasez económica en el país, a la falta de carisma político y a la falta de habilidad política por su parte, entonces, hasta ahora, todo el mundo ha estado enfocado en Dilma y en su destitución.
Pero ahora están empezando a darse cuenta de que todo esto realmente trata de dos cosas: uno, instalar como presidente y como la facción en control en Brasilia a un grupo de personas que creen en una ideología muy proempresarial, neoliberal, que quieren desmantelar los programas sociales básicos que se han construido en los últimos 20 años, y que, por sí mismos, nunca serían aceptados por la mayoría de los votantes brasileños; y en segundo lugar, se trata sobre dar poder en Brasilia a las personas que son verdaderamente corruptas, que han robado enormes cantidades de dinero, lo han dilapidado en cuentas bancarias en el extranjero y lo han utilizado para comprar una segunda, tercera, cuarta casa a nombre de otras personas. El objetivo de lo que está ocurriendo es darle el poder a los verdaderos ladrones y corruptos de Brasilia, para que puedan protegerse a sí mismos y puedan frenar la investigación sobre la corrupción. Y una vez que la gente realmente empiece a centrarse en eso, al igual que ahora lo están haciendo… estamos empezando a ver actos de desobediencia civil, inestabilidad, más protestas violentas… la verdadera pregunta va a ser: ¿Cómo va a reaccionar la población de este país cuando se dé cuenta de que la democracia les ha sido arrebatada de sus manos?
AMY GOODMAN: ¿Logrará Dilma Rousseff mantenerse en el poder?
GLENN GREENWALD: Creo que lo único que puede salvarla en este momento es que las élites brasileñas se den cuenta de que van a tener que pagar un precio demasiado alto por destituirla y después dar el poder al vicepresidente Michel Temer, implicado en corrupción, un gran corrupto, un cero a la izquierda, un neoliberal, lo cual es su plan actual. Si caen en la cuenta que continuar con su plan causará muchas protestas públicas, malestar social, inestabilidad, especialmente ahora que los Juegos Olímpicos se acercan, de alguna manera esto podría estropear este plan para volver a atraer el capital extranjero a Brasil, creo que lo van a tener que pensar dos veces. Pero después de eso, creo que están empecinados en destituirla.
Creo que van a lograr los votos en el Senado para hacerlo, porque tenemos el factor ideológico, con un número suficiente de miembros de la derecha brasileña que odian al Partido de los Trabajadores, lo han odiado durante mucho tiempo, y lo quieren fuera del gobierno, combinado con el interés personal de los miembros corruptos del Senado y la cámara baja que creen que destituyendo a Dilma van a lograr poner fin al escándalo de corrupción, para darle al país esta idea catártica de que el problema se ha resuelto, para después poder frenar la investigación. Así que esta tóxica combinación de ideología e interés propio, sumada a algo que no puedo enfatizar lo suficiente, que es el papel central que han jugado los medios oligárquicos de Brasil en la incitación e inflamación de toda esta situación, al no permitir que sea escuchada una opinión plural, en este desfile incesante de propaganda pro oposición… creo que esa combinación ha hecho que su destitución sea inevitable, a menos que la sociedad deje claro que no lo van a tolerar.
AMY GOODMAN: ¿Y Eduardo Cunha, el tercero en la línea para ser presidente? Háblenos de él.
GLENN GREENWALD: Eduardo Cunha es el mayor responsable de que este juicio político este teniendo lugar. Él es quien tomó la decisión de permitir que esto sucediera. Y tras ello, en uno de los actos más desvergonzados nunca vistos en la política moderna, presidido el procedimiento del juicio político, a pesar de que Eduardo Cunha… a quien usted describió, subestimando no sólo el nivel de su corrupción, sino incluso la prueba mediante la cual fue acusado. Los investigadores encontraron cuentas bancarias en Suiza que él posee y controla, con millones de dólares. Él no tiene una fuente de riqueza más allá de la corrupción y el soborno. No tiene negocios. Ha estado en la vida pública desde hace mucho tiempo. Mintió el año pasado cuando testificó a los investigadores del Congreso y dijo que no tiene cuentas bancarias en el extranjero a su nombre, y cuentas que fueron descubiertas posteriormente. Hay informantes del gobierno que han declarado que la cantidad que ha recibido en sobornos y comisiones ilegales se cifra en muchos millones de dólares, decenas de millones de dólares, no sólo los 5 millones de dólares que fueron encontrados en su cuenta bancaria en Suiza.
Por lo tanto, él se ha convertido de la cara de la hipocresía, más aún, del engaño que está arraigado en el corazón mismo de este intento de destitución. En ese procedimiento del congreso, que ha sido seguido por una gran cantidad de personas en todo el mundo, los miembros del Congreso, una tras otro, que están acusados e implicados en la investigación por corrupción, se han puesto en pie ante Eduardo Cunha y han dicho: «Sr. Presidente, voto a favor del proceso de destitución de Dilma Rousseff, porque no podemos tolerar la corrupción», diciéndole eso a alguien con millones de dólares provenientes de sobornos en cuentas bancarias en Suiza. Por lo tanto, la gente ha comenzado a darse cuenta, no solo a nivel internacional, sino también aquí en Brasil, de que si bien este proceso de destitución se ha vendido, y ha sido presentado como una forma de castigar la corrupción, su verdadero objetivo, más allá de impulsar a los neoliberales, Goldman Sachs y los fondos de inversión extranjeros, el verdadero objetivo es proteger la corrupción.
AMY GOODMAN: Escuchábamos al periodista y ganador del premio Pulitzer Glenn Greenwald, de The Intercept, con quien hablamos la semana pasada en Río de Janeiro, Brasil. Con esto terminamos nuestro programa de hoy. Voy a hablar esta noche en la First Parish Church Meetinghouse en Cambridge, a las 6:30 pm, y tras eso, el miércoles por la noche en Montclair, Nueva Jersey, en la Congregation Shomrei Emunah, y el jueves por la noche, en la librería Barnes & Noble de Union Square en Nueva York. Y el viernes estaré en Washington, DC, en la Plymouth Congregational Church. Y tras eso, el fin de semana, el sábado, Portland y Bangor, Maine, y el domingo a Bar Harbor, Maine. Y Democracy Now! tiene varias ofertas de trabajo: dos fellowship en producción de video y nuestros programa de prácticas. Visiten democracynow.org. Un agradecimiento especial a Denis Moynihan y nuestro equipo. Soy Amy Goodman. Muchas gracias por estar con nosotros.
Traducido por Linda Artola. Editado por Democracy Now! en Español!.
Fuente original: http://www.democracynow.org/es/2016/5/10/glenn_greenwald_on_brazil_goal_of