La información más significativa de la portada del domingo de El País –«Venezuela, el gran ‘balneario’ de ETA»– sólo puede leerse casi al final del reportaje, y es presentada por boca de un delegado chavista en lugar de como un hecho verídico: «(…) Xabier Arruti, el delegado chavista en Chichiribiche, esgrime que los primeros etarras […]
La información más significativa de la portada del domingo de El País –«Venezuela, el gran ‘balneario’ de ETA»– sólo puede leerse casi al final del reportaje, y es presentada por boca de un delegado chavista en lugar de como un hecho verídico: «(…) Xabier Arruti, el delegado chavista en Chichiribiche, esgrime que los primeros etarras llegaron en los ochenta gracias a un acuerdo entre Felipe González y Carlos Andrés Pérez (…)». Lo que quiere decir, que si uno se queda en el titular, como ocurre a menudo, o si ni siquiera cuenta con la paciencia de tragarse la propaganda hasta la última frase, se estará perdiendo la cuestión de fondo, la razón por la cual hay etarras en suelo venezolano. Si además, consideramos que en ninguna línea del reportaje se alude a que Hugo Chávez ha condenado explícitamente los atentados de ETA en repetidas ocasiones; que Venezuela es definida como un «gran balneario» precisamente ahora pero no cuando gobernaba el ‘socialdemócrata’ venezolano Carlos Andrés Pérez; que «(…) la mayoría de los 60 miembros de ETA que residen en Venezuela están alejados de la organización terrorista (…)», según reconoce el propio diario en este texto, mientras que en Portugal o en Francia permanecen activos, cuentan con bases o roban armas sin que estos países hayan recibido nunca el calificativo de «balneario»; o que «si no se han extraditado o expulsado más presuntos miembros de ETA en la República Bolivariana de Venezuela es porque no lo ha solicitado la fiscalía española o no lo ha hecho en forma», podemos concluir que nos encontramos ante otro mamporrazo del ariete de Prisa contra el gobierno venezolano.
Abriendo un inciso, y porque nunca pretendo escribir para quien comprende las razones -el porqué nos saturan con infamias sobre Venezuela desde que gobierna el PSUV- sino para el que lee por primera vez otro punto de vista opuesto al ariete, he de recordar cuán molesto es este gobierno para el grupo Prisa y las multinacionales que se anuncian en sus páginas o comparten intereses comunes con éste u otros grupos de comunicación, tanto en España como en el exterior. La triste realidad que hemos heredado del último tercio del S. XX, impone que cualquier gobierno democrático que pretenda rechazar los dogmas neoliberales será sometido por la fuerza, mediante invasión, golpe de Estado -recordemos los casos recientes de Haití u Honduras, o la fallida intentona en Venezuela en 2002-, o a través del chantaje del FMI u otros organismos usureros -véase Argentina, de nuevo Haití y un muy largo etc. en el que encontramos a Grecia como víctima más reciente-.
Alternativas al sistema dominante no faltan, pero ninguna tan exitosa y amenazante para el establishment como el llamado Socialismo del S. XXI, aquel que se extiende por una Latinoamérica escarmentada de tratados de «libre comercio» y austeridad siempre para el gasto social y nunca para las finanzas. Esas experiencias deben silenciarse para acallar el ejemplo. Sus protagonistas han de someterse al escarnio público mientras los territorios donde se desarrollan se convierten en campo de pruebas de tiro de los medios corporativos.
La última prueba de tiro de El País consiste en la asociación de lo más repudiado en España, ETA, con el gobierno demonizado, el de Venezuela, al que se pretende contagiar. No está de más comparar -salvando sólo distancias físicas- lo que hace este periódico con prácticas similares del Partido Popular -y sus medios afines- quienes se empeñan en relacionar al PSOE con la organización terrorista afirmando alegremente que «comparten objetivos comunes».
Otras técnicas de manipulación empleadas en este reportaje, aparte de las «falsedades, medias verdades y evidentes contradicciones» que comentan también hoy Carlos Martínez y Pascual Serrano, se centran en las fotografías que aparecen ilustrando la «noticia»: una imagen de Hugo Chávez nada casual, seleccionada del archivo de la agencia Reuters (12 de Febrero de 2009) con el fin de consolidar la falacia del dictador. La pose y el gesto -mentón alto- son casi idénticos a la célebre foto de Mussolini, cuando no podrían relacionarse en nuestro subconsciente con cualquier otro fascista. Más arriba, la fotografía de Cubillas, el presunto coordinador de ETA. En portada, una pintada favorable a los «refugiados políticos vascos», que bien pudiera encontrarse en otros países donde muchos latinoamericanos siguen considerando a ETA como un grupo guerrillero, puesto que esa es su referencia más cercana.
Fuente: http://www.laboratoriodenoticias.es/spip.php?article69