El 23 de enero de 1958 el pueblo venezolano derrocó el gobierno de traición nacional de Pérez Jiménez, abriendo para nuestra Patria perspectiva de desarrollo democrático y de liberación nacional. . La victoria del 23 de enero fue conquistada por un amplio frente de clases, partidos políticos y grupos militares, que de hecho representaban a […]
El 23 de enero de 1958 el pueblo venezolano derrocó el gobierno de traición nacional de Pérez Jiménez, abriendo para nuestra Patria perspectiva de desarrollo democrático y de liberación nacional. .
La victoria del 23 de enero fue conquistada por un amplio frente de clases, partidos políticos y grupos militares, que de hecho representaban a la inmensa mayoría de la nación. En tal frente, es necesario destacar y comprender el papel desempeñado por las fuerzas populares, de una parte y, de la otra, por sectores de la gran burguesía.
Las fuerzas populares concibieron y pusieron en práctica una táctica de amplia unidad y lucha de masas contra la dictadura. Fueron ellas las que realizaron el movimiento insurreccional del 21 de enero, el cual, unido a la acción militar, provocó la caída de la dictadura.
Pero dichas fuerzas no tenían suficiente claridad acerca del tipo de gobierno que debía sustituir a la dictadura, ni acerca de los objetivos que en el fondo perseguían las diversas fuerzas que participaran en el frente anti-dictatorial, especialmente los sectores de la gran burguesía.
Los sectores de la gran burguesía participaron a última hora en el frente unitario coincidiendo con las otras fuerzas en el propósito de derrocar a la dictadura, pero toda su actuación estuvo guiada por el objetivo de mantener el poder político para sí, conservar intacta la estructura del estado, contener el movimiento democrático, frenar las transformaciones anti-feudales y de liberación nacional y enmarcar el proceso político venezolano en el estrecho campo de las lentas reformas que no resuelven los grandes problemas del país ni de las masas. Además, este objetivo de la gran burguesía fue facilitado por un conjunto de condiciones desfavorables para el movimiento popular, tales como:
a) La unidad popular no estaba respaldada por fuerte organizaciones de masas ni disponía de instrumentos de combate creados por ellas en el trascurso de la lucha.
b) El grado de combatividad de las masas no era uniforme en escala nacional, lo cual se evidenció en el desnivel de la lucha entre Caracas y el interior, entre la clase obrera y los campesinos, entre el estudiantado y la clase obrera, etc.
c) La clase obrera, sus organizaciones específicas y su Partido no se habían recuperado de los duros golpes sufridos en el trascurso de la lucha anti-dictatorial.
Por eso la gran burguesía pudo fácilmente imprimirle al gobierno provisional su orientación de clase y los órganos de poder no sufrieron mayor deterioro ni depuración, a pesar de la destacada participación de grupos militares descontento contra la dictadura.
La insuficiente claridad en la dirección de las fuerzas populares impidieron que fueran superadas las dificultades, lo que hubiera sido posible en buena parte apoyándose en las masas populares y utilizando audazmente las brechas, las contradicciones y la descomposición de la dictadura. Además, contribuyó a aminorar la resistencia a las soluciones que la gran burguesía daba a la crisis política.
Así la dictadura de los elementos más reaccionarios y terroristas de las clases dominantes es sustituida por gobiernos de los sectores conciliadores y vacilantes de la burguesía, en los cuales fue cobrando fuerte influencia la gran burguesía pro-norteamericana.
Por estas razones el 23 de Enero no logra cambios importantes en la estructura del país.
Sin embargo, el 23 de Enero se conquistó un clima de amplias libertades políticas y sindicales; se asestó un duro golpe a la política de los monopolios norteamericanos, los cuales se valían de la tiranía para saquear impunemente las riquezas nacionales y a los fomentadores de la guerra que consideran a Venezuela su arsenal y su plaza de armas en el Caribe. Se reestructuró unitariamente el movimiento popular y obrero; surgieron las organizaciones sindicales unitarias; se organizó el campesinado en escala antes desconocida; se formaron potentes organizaciones de masas; las movilizaciones del pueblo, en numerosas acciones de calles, aumentaron la conciencia de sus propias fuerzas. Cobró impulso el desarrollo de la conciencia nacional, democrática y patriótica. El Partido Comunista rodeado del cariño del pueblo, cobró características de gran partido nacional, revolucionario y de masas.
Se abrió un periodo de luchas en el curso del cual las clase populares de haber estado previstas de una concepción más justa de la realidad, hubiesen podido, mediante el heroísmo y el ímpetu revolucionario y la forja de poderosas organizaciones de combate, crear condiciones favorables para iniciar transformaciones profundas en la sociedad venezolana.
Tal es el caso de las grandes jornadas anti-golpistas de 1958, de las grandiosas manifestaciones anti-imperialistas contra Nixon y de las batallas libradas durante el proceso electoral, que plantaban la posibilidad real de modificaciones gubernamentales favorables para las fuerzas progresistas y democráticas.
Debido a que no se logró quebrantar el poderío de los monopolios extranjeros y las clases dominantes es que confrontamos hoy una ofensiva reaccionaria contra las libertades democráticas y un sometimiento creciente de nuestro país a los intereses anti-nacionales.
Las enseñanzas principales del proceso del 23 de Enero para las fuerzas populares y revolucionarias -incluyendo a nuestro partido- son:
1º. Que ellas deben actuar con energía y decisión en todo momento, especialmente en los periodos de crisis revolucionaria.
2º. Que en la lucha política, las clases, tanto las enemigas como las amigas de la clase obrera, tienen definidos objetivos de Poder. Por tanto, la clase obrera, su partido y las otras clases revolucionarias han de tomar en cuenta siempre las perspectivas de Poder, la necesidad de que este pase a sus manos.
3º. Que no basta la existencia de una vanguardia, por aguerrida que ésta sea, para que las fuerzas revolucionarias tomen el poder, sino que es necesario que existan además determinadas condiciones favorables, fuerzas organizadas capaces de aplicar las más variadas formas de luchas por el poder hasta conquistarlo y luego mantenerlo y derrotar la contra-ofensiva de los enemigos de la revolución. Esta enseñanza eleva la responsabilidad del Partido en las tareas por la organización y dirección de las masas.
Fuente: Revista Principios del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, Año III, Nº 11, Caracas, Octubre de 1961.
http://www.pcv-venezuela.org/index.php?option=com_content&task=view&id=6300&Itemid=1″